Las andanzas de un lobo estepario extremeño.

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"Viajar en bici es hacer más grande el Mundo. Es aprender lo esencial de la vida. Es vivir el presente sobre todas las cosas. El placer del cicloturismo está mucho más en el camino que en el destino, son los medios los que justifican el fin. Durante días, semanas o meses, no necesitas más que lo que llevas a cuestas
" (del artículo: "Con la casa a cuestas", revista: Bike Rutas, Nº 4, 1999)

24 abr 2023

Senderismo Extremadura: Ruta de las Cascadas de Nogaledas (Navaconcejo, Valle del Jerte).

Para nuestro tercer y último día en tierras del Ambroz y del Jerte, nuestra idea era hacer algo corto, sin complicaciones, para emprender la vuelta a casa tras la comida, así que como en los días anteriores habíamos estado  pateando por los Montes Traslasierras, con alguna incursión hacia el Jerte, pero principalmente por Tierras de Granadillas y del Ambroz (por donde además habíamos estado también por las tardes haciendo  turismo, a pesar de que eran sitios que ya conocía, si bien hacia años que no visitaba: Cáparra, Granadilla, iglesia de Abadía, Castaños del Temblar y Segura de Toro, etc..) pensamos para este último día hacer algo por el Jerte.

Conocíamos algunas de las Cascadas de las Nogaledas, en Navaconcejo, pero la idea ahora era realizar el recorrido circular de unos 6-7 km, con el fin de recorrerlas todas durante la subida por la garganta, para después bajar por otra zona diferente, algo más alejada de ella, con zonas de bancales repletos de cerezos que estaban en su época de floración.


Pequeño vídeo con la sucesición de cascadas en la Garganta de las Nogaledas.
 
Nos alojábamos en Aldeanueva del Camino, así que a la hora de ir hacia el vecino valle del Jerte, en lugar de ir por Plasencia nos fuimos por la carretera que une Cabezabellosa con El Torno, una carretera estrecha y de curvas, de montaña, pero muy paisajística, para disfrutarla, para ir sin prisas… sobre todo si no vas conduciendo… En este tramo entre estos dos pueblos, pasamos de nuevo a la vera del Roble de Romanejos, a la izquierda de la carretera y al que ya tuvimos la ocasión de contemplar dos días antes en nuestra primera ruta por esta zona.

Una vez llegados a El Torno, paramos en el mirador de la Memoria (frente a él hay una zona de escalada con diferentes niveles), como no podía ser de otra manera, ya que pasábamos junto a él en la bajada de El Torno a la carretera principal que atraviesa el Valle del Jerte.




 
"A raíz de la promulgación de la Ley de Memoria Histórica, la Asociación Comarcal de Jóvenes del valle del Jerte, que durante varios años habían estado organizando jornadas sobre la Memoria Histórica, compró al escultor Francisco Cedenilla Carrasco el conjunto que consta de cuatro esculturas a tamaño natural de 3 hombres y 1 mujer, todos desnudos. Tras una búsqueda para dar con un lugar apropiado para colocarlas, fueron situadas finalmente en el Mirador del Silencio [ver Fuente]", dentro del término de El Torno, donde las melancólicas y reflexivas esculturas en memoria de los olivados de la Guerra Civil y la dictadura, comparten protagonismo con unas excelentes vistas que desde allí se tiene del Valle del Jerte y de la Sierra de Tormantos.

Como curiosidad cabe destacar que a los pocos días de ser inaugurado el mirador, el 24 de enero de 2009, éste fue tiroteado, pero el autor de este conjunto escultórico declaró que los impactos de proyectil sobre su obra lo único que consiguió fue  completarla y que por tanto no necesitaba reparación, así al verlas hoy podemos apreciar es ellas (en las figuras de los tres hombres) los desperfectos/orificios causados por las balas este acto vandálico.

"En este  lugar se celebran diversos actos en memoria de las víctimas y represaliados de la guerra civil y el franquismo. Uno de ellos, el día del guerrillero, se celebra cada primer domingo de octubre en recuerdo de los guerrilleros que defendieron las montañas del Valle del Jerte" [Ver Fuente].
 
A pesar de que era una hora relativamente temprana, al menos para el “turismeo”, ya había colocados en el área del mirador puestos de venta con productos típicos de la zona, bastantes coches y justo cuando nosotros nos íbamos camino de Navaconcejo, llegaba un bus que iba realizando un tour por el Jerte,  ¡una locura, y eso que es miércoles de Semana Santa, un día laborable, aunque muchos estén/estemos de vacaciones, así que a partir de mañana deben salir gente hasta de debajo de las piedras!…

Nosotros seguimos rumbo a Navaconcejo y como sabemos donde está el punto de inicio y la zona, vamos a tiro hecho, cruzamos el pueblo y al final de éste, giramos a la izquierda, cruzando el río sobre el puente y aparcamos cerca del inicio de la ruta.

Mientras atravesábamos el pueblo en coche comentábamos lo ambientado que estaba éste…. Coches por todos lados, calles engalanadas y mucha gente y eso que para muchos todavía era hora del desayuno, sobre todo para los que están de vacaciones… se juntaba la Semana Santa con las celebraciones de las fiestas del cerezo en flor y todo esto unido a la relativa cercanía de Madrid, hacen que el Jerte esté a tope y más a partir del día siguiente, que es cuando comienzan los días festivos, así que normal que unos días antes de esta escapada no encontrara alojamiento por el Jerte y lo poco que había más caro de lo habitual.

Desde donde dejamos el coche hasta llegar a la garganta, en el inicio de la ruta, pasamos por la calle que va paralela al río por un lado y por otro, paralela a muchos bares-terrazas-chiringuitos situados junto al río, cerrados o abriendo a esa hora de la mañana.

Comenzamos la ruta, circular, de unos 6-7 km, la primera parte, unos 3 km, paralela y pegada a la garganta, con fuerte desnivel que se salva a base de escalones y pequeños senderos, pero como vamos a ir haciendo numerosas paradas en este pequeño tramo, ya se para ver las cascadas o algunos miradores hacia el valle, la subida se acaba haciendo muy llevadera.




Lavandera cascadeña (Motacilla cinerea).

Son dos partes muy diferentes, la primera coincide con todo el tramo de subida y como he comentado va paralelo a la Garganta de las Nogaledas (o de las "Nogaleas"), pegado a ella, en una zona encajonada, de exuberante y frondosa vegetación, donde podemos encontrarnos por una parte el tipo bosque de ribera con fresnos, alisos, chopos… pero también con los castaños y robles melojos (estos dos últimos nuestros inseparables compañeros durante los recorridos de los dos días anteriores), en donde uno tiene la impresión de estar en una zona selvática, aderezada además con el rugir del agua en su entrechocar con la roca o al precipitarse bruscamente en los diferentes tramos de cascadas, unos más altos que otros y al caer en las pozas.



La verdad es que un recorrido totalmente aconsejable y si bien es cierto que quizás la época más recomendable es invierno o primavera por aquello de que es cuando hay más precipitaciones o se produce el deshielo o porque podemos disfrutar del cerezo en flor,  no tenía muchas esperanzas de ver mucha agua ni cascadas rebosantes, no solo por las pocas precipitaciones en la zona durante lo que va de año sino por las altas temperaturas durante el mes de marzo, muy por encima de la media, así que no esperábamos encontrarnos el espectáculo tan gratificante con el que al final nos acabamos encontrando.



Agua abundante y cascadas que hacen las delicias de todo aquel que se asoma a verlas y con las que unos se queda absorto, hipnotizado, mirándolas y “escuchándolas”… ¡será por aquello de que somos de secano!... y todo ello envuelto en un manto de vegetación y gran arboleda que hacen que prácticamente todo este tramo de subida sea en umbría y aporte una sensación de frescor, a pesar de que las temperaturas iban in crescendo con forme avanzaba la mañana.

Además de lo comentado, podemos disfrutar en el recorrido con la flora, como los lirios, el Iris germanica, o con numerosas mariposas como: la saltacercas, la musgosa o aurora. algunas Pieris o la arlequń (ésta en las zonas más soleadas de los bancales de cerezos), por no hablar de que podemos deleitarnos con el movimientos entre las rocas de la lavandera cascadeña (Motacilla cinerea), en la orillas de algunas de las pozas en las que se precipitan las cascadas, a la busca de insectos.

Majuelo o Espino albar (Crataegus monogyna).

Iris germanica

Al llegar a una carretera pudiéramos pensar que el final de la subida ya ha acabado, pero no es así, todavía queda otro pequeño tramo de fuerte subida y un par de cascadas más, la última quizás la más grande y  punto donde se cruza la garganta para seguir por la otra vertiente y para cruzarla, han colocado una pasarela desde la que poder contemplar de cerca este bonito salto, el más elevado de los que se pueden visitar y una gozada, donde incluso se puede ver hasta un pequeño arcoiris que se forma en la parte baja…. Un bonito espectáculo.
 

Junto a la pasarela que ayuda a cruzar la Garganta para seguir el recorrido por la otra vertiente y permitiendo tener unas inmejorables vistas de la última cascada que pudimos ver durante este corto recorrido.


Es estas dos últimas fotos, se intuye el pequeño arcoiris que se forma en la parte inferior de  la última cascada.

Ninguno de nosotros habíamos hecho el recorrido circular completo, así que o bien conocíamos las cascadas de la parte superior o bien las de la parte inferior, como era mi caso, en función del sentido en el que cada uno  iniciara en su día el recorrido, pero ahora teníamos una idea completa del conjunto de estas 6-7 cascadas, todas diferentes, tanto en la altura del salto como en su forma.

Tras pasar la pasarela solo queda un corto trayecto de subida por senda que acaba desembocando en un camino algo más amplio, saliendo del bosque protector y teniendo una vistas más amplias, abiertas, del valle.

Vista parcial del valle del Jerte, con Navaconcejo en el centro de la foto.

El siguiente tramo, el de bajada, como he dicho, es totalmente diferente, nos separamos de la garganta, nos alejamos del bosque de ribera, de los castaños y robles, para adentrarnos en un recorrido por terrazas, bancales repletos de cerezos en flor, donde lo que menos me gustó es el camino en sí, ya que mucho tramo es de hormigón y es que cada vez es más frecuente ver en el Jerte el tema de echar hormigón en todos los caminos próximos a las localidades para facilitar el acceso a los diferentes bancales que se extienden por toda la sierra; sin duda mucho más cómodo para los lugareños que son los que al fin y al cabo están todos los días por aquí, pero que deslucen mucho para la práctica del senderismo.

La mariposa Arlequín​ (Zerynthia rumina), en la zona de bancales o terrazas de cerezos en flor.

Los cerezos situados a más altura son lo que se encuentran en plena floración, mientras que los situados en la parte baja del valle, con unas temperaturas más suaves, florecen antes y su punto álgido en la floración ya ha pasado.



En una de las curvas del recorrido en zig-zag de bajada, tenemos un panorámica desde lejos de la garganta que antes habíamos remontado, así como  de uno de sus saltos de agua.


Finalizamos el recorrido justo en el mismo punto donde lo comenzamos, junto a uno de los paneles informativos de la ruta y al lado de un pequeño puente.

Al volver a pasar, de regreso, por la calle donde estaban los bares-terrazas-chiringuitos, junto al río, vemos que están a tope, a rebosar, en algunos sitios hasta guardando cola para una mesa… por suerte nosotros pasamos por uno donde vimos una mesa libre y aprovechamos para comer allí mismo y no perder más tiempo, para después emprender el viaje de regreso a casa y finalizar estas minivacaciones, aunque para aprovechar aún más la jornada, la parada para el café, ya de vuelta, en lugar de hacerlo en uno de los típicas áreas de servicio de la autovía la hicimos en Romangordo, dando una vueltecita por sus típicas calles para volver a ver sus famosos trampantojos, así como  sus puertas pintadas con los antiguos oficios de sus dueños o de quienes las habitaron en su día.

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