Conocíamos algunas de las Cascadas de las Nogaledas, en Navaconcejo, pero la idea ahora era realizar el recorrido circular de unos 6-7 km, con el fin de recorrerlas todas durante la subida por la garganta, para después bajar por otra zona diferente, algo más alejada de ella, con zonas de bancales repletos de cerezos que estaban en su época de floración.
Una vez llegados a El Torno, paramos en el mirador de la Memoria (frente a él hay una zona de escalada con diferentes niveles), como no podía ser de otra manera, ya que pasábamos junto a él en la bajada de El Torno a la carretera principal que atraviesa el Valle del Jerte.
Como curiosidad cabe destacar que a los pocos días de ser inaugurado el mirador, el 24 de enero de 2009, éste fue tiroteado, pero el autor de este conjunto escultórico declaró que los impactos de proyectil sobre su obra lo único que consiguió fue completarla y que por tanto no necesitaba reparación, así al verlas hoy podemos apreciar es ellas (en las figuras de los tres hombres) los desperfectos/orificios causados por las balas este acto vandálico.
"En este lugar se celebran diversos actos en memoria de las víctimas y represaliados de la guerra civil y el franquismo. Uno de ellos, el día del guerrillero, se celebra cada primer domingo de octubre en recuerdo de los guerrilleros que defendieron las montañas del Valle del Jerte" [Ver Fuente].
Nosotros seguimos rumbo a Navaconcejo y como sabemos donde está el punto de inicio y la zona, vamos a tiro hecho, cruzamos el pueblo y al final de éste, giramos a la izquierda, cruzando el río sobre el puente y aparcamos cerca del inicio de la ruta.
Mientras atravesábamos el pueblo en coche comentábamos lo ambientado que estaba éste…. Coches por todos lados, calles engalanadas y mucha gente y eso que para muchos todavía era hora del desayuno, sobre todo para los que están de vacaciones… se juntaba la Semana Santa con las celebraciones de las fiestas del cerezo en flor y todo esto unido a la relativa cercanía de Madrid, hacen que el Jerte esté a tope y más a partir del día siguiente, que es cuando comienzan los días festivos, así que normal que unos días antes de esta escapada no encontrara alojamiento por el Jerte y lo poco que había más caro de lo habitual.
Desde donde dejamos el coche hasta llegar a la garganta, en el inicio de la ruta, pasamos por la calle que va paralela al río por un lado y por otro, paralela a muchos bares-terrazas-chiringuitos situados junto al río, cerrados o abriendo a esa hora de la mañana.
Comenzamos la ruta, circular, de unos 6-7 km, la primera parte, unos 3 km, paralela y pegada a la garganta, con fuerte desnivel que se salva a base de escalones y pequeños senderos, pero como vamos a ir haciendo numerosas paradas en este pequeño tramo, ya se para ver las cascadas o algunos miradores hacia el valle, la subida se acaba haciendo muy llevadera.
Además de lo comentado, podemos disfrutar en el recorrido con la flora, como los lirios, el Iris germanica, o con numerosas mariposas como: la saltacercas, la musgosa o aurora. algunas Pieris o la arlequń (ésta en las zonas más soleadas de los bancales de cerezos), por no hablar de que podemos deleitarnos con el movimientos entre las rocas de la lavandera cascadeña (Motacilla cinerea), en la orillas de algunas de las pozas en las que se precipitan las cascadas, a la busca de insectos.
Ninguno de nosotros habíamos hecho el recorrido circular completo, así que o bien conocíamos las cascadas de la parte superior o bien las de la parte inferior, como era mi caso, en función del sentido en el que cada uno iniciara en su día el recorrido, pero ahora teníamos una idea completa del conjunto de estas 6-7 cascadas, todas diferentes, tanto en la altura del salto como en su forma.
Tras pasar la pasarela solo queda un corto trayecto de subida por senda que acaba desembocando en un camino algo más amplio, saliendo del bosque protector y teniendo una vistas más amplias, abiertas, del valle.
Los cerezos situados a más altura son lo que se encuentran en plena floración, mientras que los situados en la parte baja del valle, con unas temperaturas más suaves, florecen antes y su punto álgido en la floración ya ha pasado.
En una de las curvas del recorrido en zig-zag de bajada, tenemos un panorámica desde lejos de la garganta que antes habíamos remontado, así como de uno de sus saltos de agua.
Finalizamos el recorrido justo en el mismo punto donde lo comenzamos, junto a uno de los paneles informativos de la ruta y al lado de un pequeño puente.
Al volver a pasar, de regreso, por la calle donde estaban los bares-terrazas-chiringuitos, junto al río, vemos que están a tope, a rebosar, en algunos sitios hasta guardando cola para una mesa… por suerte nosotros pasamos por uno donde vimos una mesa libre y aprovechamos para comer allí mismo y no perder más tiempo, para después emprender el viaje de regreso a casa y finalizar estas minivacaciones, aunque para aprovechar aún más la jornada, la parada para el café, ya de vuelta, en lugar de hacerlo en uno de los típicas áreas de servicio de la autovía la hicimos en Romangordo, dando una vueltecita por sus típicas calles para volver a ver sus famosos trampantojos, así como sus puertas pintadas con los antiguos oficios de sus dueños o de quienes las habitaron en su día.
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