Las andanzas de un lobo estepario extremeño.

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"Viajar en bici es hacer más grande el Mundo. Es aprender lo esencial de la vida. Es vivir el presente sobre todas las cosas. El placer del cicloturismo está mucho más en el camino que en el destino, son los medios los que justifican el fin. Durante días, semanas o meses, no necesitas más que lo que llevas a cuestas
" (del artículo: "Con la casa a cuestas", revista: Bike Rutas, Nº 4, 1999)

15 feb 2023

Senderismo en Portugal: Circular por los alrededores de Monsaraz (en el alentejo portugués).

En Monsaraz y sus alrededores he estado en varias ocasiones, tanto de cicloturismo como de senderismo y en esta ocasión he vuelto de nuevo aprovechando una “juntiña” entre asociaciones senderistas luso-española, la de Monsaraz en Portugal, y la nuestra, o sea, ASTOLL.


Vaya por delante que no soy mucho de rutas masificadas, prefiero más  ir “en petit comité", pero en esta ocasión y ya que hacía tiempo que por unas causas o por otras no hacía nada,  aproveché el caramelito de “Portugal” y que posiblemente la ruta a realizar fuera la “Ruta de los Meniheres del entorno de Monsaraz”, para imre con ASTOLL, esperando volver a reencontrarme, varios años después de una de mis rutas cicloturistas, con estos enclaves megalíticos  diseminados por todo su entorno. 

Al final, entre las dos asociaciones, nos juntamos unos 120 personas, una multitud para andar por el campo o para poder visitar cualquier sitio, o para hacer alguna fotografía tranquilamente… pero se trataba de una jornada de convivencia, de senderismo y como resultó finalmente de “muy buen rollo” entre todos.

El recorrido fue planificado por la asociación de Monsaraz, como es lógico, pero no fue el que yo esperaba realizar, aunque si coincidió en un par de tramos.

El bus no nos dejó en el parking de Monsaraz, que a su vez es un gran balcón para contemplar desde las alturas  el embalse de Alqueva, porque la “quedada” estaba prevista un poquito más adelante, en la aldea de Telheiro, donde nos esperaban los compañeros portugueses.

La foto de grupo nos la hicimos junto a la magnífica construcción que aloja la famosa “Fonte do Telheiro”, situada en una plaza al borde de la carretea que atraviesa esta aldea. Fue el Duque de Bragança quien ordenó construirla en 1422 para abastecer la estratégica población de Monsaraz, aunque la arquitectura de la construcción que acoge este manantial data del s.XVIII (de 1723), pintada de blanco y azul añil propios de la decoración de las construcciones alentejanas. En 1930 se llevaron a cabo obras para renovar/restaurar esta sencilla pero bonita fuente.

Tras la foto inicial, nos ponemos en marcha y en apenas doscientos metros ya estamos saliendo de Telheiro, por un vetusto camino empedrado y no excesivamente transitado a juzgar por las hierbas y maleza que se van apoderando de él, sobre todos en algunos tramos, hasta el punto de convertirlo en ciertas zonas en senda más que camino.

Es un camino empedrado de los que gustan recorrer, en completa umbría en esas primeras horas de la mañana, en constante subida, lo cual no viene mal para desentumecer las piernas y "bisagras" después del viaje en bus y de paso, entrar en calor, siempre con la vista puesta en las murallas de Monsaraz, arriba, sobre el cerro en el que se asienta, nuestro primer objetivo en el día de hoy y al que no tardaríamos mucho en llegar, a penas un par de kilómetros o poco más, son los que hay hasta llegar a arriba. 

Una vez que alcanzamos las murallas, en lugar de acceder al interior por una de sus puertas de entradas, continuamos bordeándolas por el exterior, en un bonito trazado empedrado que desde las alturas nos hacen disfrutar de unas magníficas vistas hacia oeste y hacia el norte, del territorio alentejano, muy llano, salpicado de pequeñas aldeas blancas, viñas, olivos y dehesas.





 
Entramos en Monsaraz accediendo por el patio de armas de su castillo, que además de su valor histórico es utilizado también como plaza de toros o para espectáculos culturales como conciertos, por ejemplo. 

Este castillo, clasificado como Monumento Nacional, fue construido a finales del siglo XIII a petición del rey D. Dinis y forma parte de la cadena de fortificaciones que bordeaban con España. Su torre del homenaje está dividida en tres pisos, el inferior que fue utilizado como una prisión, el intermedio como salón noble y el último como ático del palacio.



Tras merodear por las murallas del castillo desde donde se tienen vistas tanto de la localidad como del enorme embalse de Alqueva o de la llanura alentejana y tras la respectivas fotos, salimos de él por otra puerta que nos conduce al interior de la localidad, disfrutando del breve paseo por sus calles empedradas, con sus casas casas de fachadas blancas y arcos de cantería en sus puertas, bonitas, coquetas y bien conservadas, por no hablar se sus iglesias, porque destaca Monsaraz además de por su castillo, murallas y bien conservadas calles y casas, por el elevado número de construcciones religiosas para un núcleo tan pequeño, hasta siete llegó a tener, entre iglesias y ermitas. En nuestro paseo cruzando Monsaraz pasamos junto a su iglesia matriz de Santa María de la Laguna y junto a otra más pequeña convertida hoy en museo.

Iglesia matriz de Santa María de la Laguna junto a una "picota" del s.XVI.



 
Obra de la Baja Edad Media, esta cisterna o aljibe del pueblo era el principal depósito de agua dentro de las murallas de Monsaraz y el principal abastecedor de la población. La obra se empareja por el lado este con el lienzo amurallado dionisiaco, al este de la puerta de Buraco y delimitada al oeste sobre la vía pública del mismo nombre por un arco gótico de piedra, que daba paso al colector general de aguas. Cuenta la leyenda que este aljibe fue precedido por una mezquita musulmana, probablemente construida entre los siglos XI y XII.

Lo suyo es recorrer esta pequeña localidad tranquilamente, sin prisas, recorriendo todos sus rincones/miradores y a ser posible en días de diario fuera de fines de semanas o días festivos, para evitar el turismo, aunque la verdad es que para ser domingo a penas nos encontramos gente, igual es porque aún es temprano, de todas formas, como he comentado al principio, ya somos bastantes nosotros mismos, con más de 100 personas, que impiden que podamos pararnos todo el tiempo que queramos y visitar todos los rincones porque sino no saldríamos de Monsaraz hasta la hora de comer.



Abandonamos Monsaraz cruzando la muralla supongo que por su puerta más transitada, la más próxima a la zona de aparcamientos, desde donde se tienen unas bonitas vistas del embalse de Alqueva y de algunas de sus ermitas extramuros, como la ermita de San Benito, construida a finales del siglo XVI gracias a la contribución de los habitantes de la periferia de la villa; "en la actualidad se encuentra algo deteriorada, porque fue dañada en el terremoto de 1755, compuesta por una única nave, una Capilla mayor y una sacristía adyacente y en su interior se muestran buenos ejemplos de estilo barroco".

Ermita de San Benito, extramuros. 


Pasado el parking cogemos una senda a la derecha de la carretera que en ligero descenso nos conduce hasta las ruinas de la ermita de San Lázaro, fundada en el siglo XIV, situada hacia el este de Monsaraz, de estilo gótigo, con formato sencillo y rectangular, dicen que sirvió de apoyo espiritual a una leprosería adyacente; poco se conserva de ella, tan solo las paredes exteriores en albañilería de pizarra y el arco gótico de la puerta de entrada.


Junto a estas ruinas, con Monsaraz de fondo, allá en las alturas, hacemos una breve parada de reagrupamiento, mientras  uno de los compañeros lusos nos da unas pequeñas explicaciones de esta ermita de la que como he comentado, hoy en día apenas aguantan en pie sus cuatro paredes y la puerta de acceso.

Nos ponemos en marcha de nuevo, continuando por vetustos caminos, de firme irregular, en bajada y no tardamos mucho en llegar a un giro a la derecha que hace el camino, donde la mayoría del personal, guiados por nuestros amigos portugueses, continúan hacia delante, evitando hacer una nueva parada en la ermita de Santa Catarina que se encuentra apenas a 50 metros del camino, supongo para no perder más tiempo puesto que ya íbamos con algo de retraso, más que nada porque teníamos concertada la comida en un restaurante a una hora y como siguiéramos con tantas paradas no íbamos a llegar a teimpo… y es que éste es el problema que tiene manejar grupos tan grandes, de más de 100 personas.

Pero como la “cabra tira al monte” y ya que estaba allí, no me resistí a acercarme a esta ermita junto a un puñado  de amigos, aunque es una auténtica pena ver que además de encontrase cerrada, en un domingo que es cuando más turismo hay, se encuentra algo “dejada”, lo dicho, una lástima ver una joyita o una curiosidad como ésta, declarada Monumento Nacional, sin aparentemente ningún tipo de intervención. 


"Fue construida en el siglo XIII y su edificación acastillada,  junto a los símbolos encontrados, indican que sería levantada por los caballeros de la Orden del Templo, con la función de servir de amparo a los viajeros que por allí pasaban.

El templo es constituido por dos cuerpos distintos, la nave de formato rectangular y el ábside de configuración hexagonal. El ábside es rematado por un conjunto de merlones que forma una torre, edificada en el siglo XVI.

La fachada, de modelo sencillo, es abierta en la parte inferior por una portada de marco recto, sobre el cual se encuentra una luneta. En su interior, la nave presenta un espacio vasto con arco románico que abre paso al ábside. Está cubierta por una cúpula ojival, bajo la cual fue rasgado un conjunto de arcos rematados por friso denticulado.

En la actualidad está clasificada como Monumento Nacional y se encuentra situada fuera de las murallas de Monsaraz
".

Tras la breve visita por encontrarse cerrada, volvemos al camino y aligeramos el paso con el fin de enlazar con el resto del numeroso grupo que hoy nos  hemos juntado.

Paisaje abierto, pequeños cerretes que provocan una ondulación del terrero con poca arboleda, tan solo salpicado por algunas encinas anegadas en un mar de jaras, pequeños tramos de umbría y un recorrido ameno para caminar pero sin más.

Tras un duro repecho, que pone a cada uno en su sitio, llegamos a una pequeña explanada donde realizamos una parada para un pequeño avituallamiento, en una zona donde a la derecha, sobre un pequeño promontorio rocoso, a modo de mirador,  se tienen una buenas  vistas del embalse de Alqueva, del centro naútico y de la playa fluvial de Monsaraz; a la izquierda, en una zona más elevada, una especie de torreón sobre el que se asienta un vértice geodésico,  un lugar desde donde se tienen vistas en 360º, hacia el este el embalse, mientras que al oeste, allá a lo lejos y en lo alto, la coqueta Monsaraz rodeada por sus murallas.

Avituallamiento

Mirando hacia el este, el embalse de Alqueva y en el cnetro de la foto, la playa fluvial y el centro naútico.



Hacia el oeste, desde el torreón con el vértice geodésico, Monsaraz en lo alto.

Volvemos sobre el camino  para continuar hacia la playa fluvial con el fin de visitarla, aunque como es normal en esta época, su aspecto supongo no tendrá nada que ver con el que tendrá en época veraniega, con el ajetreo y algarabía de personas que buscan refrescarse con el baño.



Narcissus bulbocodium, en prado-pastizal cerca de las orillas del Alqueva.

Tras la visita a la playa fluvial y al centro naútico, continuamos camino, aligerando un poco el paso, en un tramo a nivel visual algo menos entretenido, más abierto y sin apenas vegetación.

Después de unos kilómetros andando, en buena compañía y en animosa charla, acelero el paso para adelantarme y  llegar al “Cromlech de Xerez” lo antes posible, con el fin de tener algo de tiempo para estar allí, contemplarlo tranquilamente y hacer algunas fotos antes de que llegue la "marabunta".


Aunque atractivo visualmente e hipnótico, al menos para mí, así de raro que es uno, no era éste el lugar donde se asentaba, ya que fue trasladado desde su ubicación original para evitar que quedara anegado por las aguas del embalse que se iba a construir, realizándose una intervención arqueológica y siendo posteriormente almacenadas "estas piedras", durante dos años, hasta decidir cuál podría ser su emplazamiento definitivo... finalmente se decidió que fuera en el lugar en el que se encuentra actualmente, junto al convento de Orada, en una zona donde también se concentra una gran riqueza de monumentos megalíticos situados a poca distancia unos de otros (menhir de Outeiro, menhir de Bulhoa, los dólmenes de Olival da Pêga, la roca de los enamorados, etc...), siendo el único monumento que se salvó de desaparecer bajo las aguas del embalse (para el que esté más interesado en este cromlech puede leer más información en este mismo blog, concretamente haciendo clic en ESTA ENTRADA).

Continuamos con la caminata, pasando junto al convento de Orada, que nos queda a nuestra izquierda, al tiempo que el camino se  va  convirtiendo en senda, paralela a la carretera.

El convento de la Orada se encuentra cerca de la aldea del Telheiro (donde nos dejó el bus esta mañana), en el corazón de la llanura alentejana, "su construcción se inició en 1700, quedando inacabada, hasta que finalmente fue inaugurado en 1741. Albergó hasta los principios del s.XIX, a la Orden de los Agustinos Descalzos. Según la tradición local, este Convento está ligado a Nuno Alvares Pereira, ya que se cree que él oró aquí antes de las batallas contra Castilla.

Actualmente restaurado, está hoy adaptado a un Hotel Rural y cuenta con un Museo Arqueológico y varias salas para exposición o eventos
".

Antes de llegar a las primeras casas de Outeiro, pasamos por el último hito del recorrido de hoy, por un pequeño y empedrado puente romano situado a escasos metros de la carretera, en paralelo a ella.  Pequeño  puente de piedra, cuya sencillez lo hace bonito, sin necesidad de elementos añadidos.





Ya en Outeiro toca callejear un poco por sus calles de casas bajas  y enjalbelgadas para llegar a la hora convenida, casi con puntualidad suiza, al restaurante donde teníamos concertada la comida de convivencia entre las dos asociaciones.



En definitiva, un recorrido entretenido pero sin más, donde el hecho de juntarnos un grupo tan numeroso hace que uno no pueda pararse a ver o entretenerse con aquello que le interesa y donde no hemos podido disfrutar mucho de la bonita y coqueta Monsaraz, si bien es cierto que muchos de nosotros ya la conocíamos y en mi caso, ya es la quinta vez que la visito por diferentes motivos… lo peor, sin duda, el viaje de regreso que se hizo largo y más pensando que al día siguiente hay que trabajar y hay poco tiempo de descanso.
 
!!NOTA¡¡: Podéis ver todas las fotos que aparecen aquí y algunas más, en más resolución y tamaño en ESTE ENLACE.

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