Las andanzas de un lobo estepario extremeño.

Aquí mis batallitas sobre cicloturismo, senderismo, montaña, viajes, naturaleza, música, teatro, ...

"Viajar en bici es hacer más grande el Mundo. Es aprender lo esencial de la vida. Es vivir el presente sobre todas las cosas. El placer del cicloturismo está mucho más en el camino que en el destino, son los medios los que justifican el fin. Durante días, semanas o meses, no necesitas más que lo que llevas a cuestas
" (del artículo: "Con la casa a cuestas", revista: Bike Rutas, Nº 4, 1999)

23 feb 2023

Senderismo Extremadura: Circular Peñalsordo-Capilla con subida al Peñón del Pez.

La idea de esta ruta, además de realizar un recorrido circular entre las localidades de Peñalsordo y Capilla (sureste de Badajoz), es la de subir al vértice geodésico del Peñón del Pez, para aderezarla con un puntito más de exigencia física que si se hiciera solo la ruta habitual del PR del Peñon del Pez, a la vez que se pueda disfrutar algo más desde el punto de vista paisajístico, histórico y natural de todo lo que engloba este Peñón del Pez, cargado de tanto magnetismo visual cuando se ve desde la carretera o desde la localidad de Peñalsordo, utilizando también más tramos de sendas con trazados y firmes irregulares en lugar de caminos amplios y cómodos… y es que esto lo que tienen las cabras como yo… que “siempre tiran pal’monte”.

Esta ruta es altamente recomendable, tanto desde el punto de vista senderista, como paisajístico (por las amplias vistas que se pueden divisar), como de entorno natural o desde el punto de vista histórico, por los diferentes enclaves por los que se pasa. En cuanto a la época recomendable, cualquier época es recomendable aunque descartaría los meses estivales, por el tema del calor, porque todo estaría mucho más seco  y porque sólo podríamos aprovisionarnos de agua en Capilla.

Junto a la parada de bus de Peñalsordo hay un panel informativo sobre el sendero del Peñón del Pez (que no es la ruta que propongo aquí, aunque coincide en algún tramo) y se podría comenzar allí mismo,  pero yo sigo con el coche hasta el final de una de las calles del pueblo, por la que se llega a la piscina municipal, dejando el coche en una amplia zona para aparcar pasando ésta, donde hay situada una báscula (de las de pesar camiones, remolques, etc).

Desde esta misma zona de parking, sale el camino en dirección a un antiguo abrevadero, junto al arroyo Cachafre y desde el primer momento en que nos ponemos en marcha tendremos siempre o bien frente a nosotros. o bien a nuestra izquierda, el icónico Peñón del Pez, del que dicen toma su nombre por tener cierto parecido a la "aleta de un pez o de un tiburón" (parecido bastante verosímil observándolo desde algunos puntos concretos).

Al dejar atrás el abrevadero o pilón, sigo de frente al peñón, durante unos metros en los que a la derecha me acompaña una pared de piedra en la que apoyándose en ella se encuentra una antigua construcción vernácula, una especie de chozo pequeño de piedra que serviría de zahúrda, supongo).


Al poco el camino gira a la izquierda y ya siempre en clara subida, durante un par de kilómetros, que si se llevan con calma resulta llevadera, más aún porque entre las distintas curvas que sigue el camino para ir ganando altura van apareciendo ante nosotros nuevas panorámicas de la Sierra de Las Poyatas y de Peñalsordo a los pies del Peñón de la Tía Luisa,  con sus casas bañadas por los tenues rayos de sol de primera hora de esta fría mañana del mes de enero, mientras yo me voy adentrando en una zona de umbría al caminar entre dos farallones rocosos, teniendo a mi izquierda el Peñon de Pez, observándolo desde otro ángulo y más de cerca de lo acostumbrado, aunque desde aquí no tiene esa forma de “aleta de pez”, de este punto es más una pared cuarcítica que se expande a lo ancho, y la Sierra del Palenque a la derecha.

Continuo hacia delante flanqueado por estos farallones, con los árboles y arbustos junto al camino del que salen los trinos de algunos pájaros que desafían al frío matutino… apenas tres grados a primera hora de la mañana, si bien quedan contrarrestados por la caminata por esta cuestecita de un par de kilómetros.

Caminando entretenido por este recorrido en total silencio y tranquilidad, respirando el aire frío del inicio del día, con las vistas en cada curva del camino del pueblo de Peñalsordo que cada vez va quedando más abajo y la de los peñones rocosos que me flanquean, llego casi sin darme cuenta al Collado del Palenque (621 m),, donde hay una pequeña explanada y es que hasta aquí es viable llegar con algún tipo de vehículo todoterreno.

A partir de aquí, si continuamos hacia delante, emprenderíamos el descenso hacia Capilla, con las vistas puesta en el embalse y en la Sierra de la Moraleja, pero mi idea como he comentando, era subir al vértice geodésico del Peñón del Pez, adentrarme en él por sus vericuetos y empinadas sendas, empaparme de cultura, de paisaje y naturaleza, realizando un recorrido semicircular que acabará de nuevo en el collado del Palenque, después de recorrer unos tres kilómetros aproximadamente.

Los nombres del Arroyo de  Cachafre y Collado del Palenque, tienen también su aquel, su puntito histórico que se remonta a la época de la Reconquista. Cuenta la leyenda, que en ésa época, en la lucha por la toma  del castillo de Capilla, el general Cachafre y su lugarteniente Palenque, idearon un rocambolesco ardid para arrebatar este castillo de las manos moriscas,  encomendándose al santísimo Sacramento y ofreciendo fundar una cofradía si conseguían el triunfo. La estrategia que pertrecharon fue la de reunir a todos los carneros de la zona, ordenando colocar bengalas en sus cornamentas, de tal forma que ataviado de esta guisa el ganado, el general y sus soldados se encaminaron hacia el castillo en una noche cerrada y a medida que el cortejo se acercaba a la fortaleza la estampa producía pavor y los habitantes huyeron del castillo despavoridos, entregándolo así a los que serían sus nuevos dueños; dicen que al entrar en el castillo tan sólo encontraron un abuelo, una abuela y a un niño llamado Rafaelito. Tras el triunfo, el general Cachafre cumplió su promesa y fundó la cofradía, que ha perdurado a lo largo del tiempo y son los encargados de mantener la tradición y el recuerdo de este hecho en la localidad de Peñalsordo.

Un hito de piedras marca el sendero por el que se sube a la cima del peñón y al contrario que en otras fechas en la que después de un período de lluvias la vegetación explota y se adueña de todo, ahora el sendero, aunque estrecho, pedregoso en algunas zonas y con vueltas y revueltas, está bien marcado y es fácil seguirlo sin ningún problema.

En la foto de arriba se pueden ver a lo lejos diferentes lienzos de murallas, adaptadas al relieve de terreno y  elaborados con bloques de piedra, tal y como se puede ver en más detalle en la foto de abajo.

A penas 200 metros recorridos y ya tengo el primer contacto con lo que fue un asentamiento prerromano, un antiguo castro celta, la Mirobriga Turdulorum, observando diferentes lienzos de murallas que se adaptan completamente a las irregularidades del terreno e integrando a su vez, como parte de ellas, a los diferentes afloramientos rocosos que sobresalen, formando un todo y mimetizándose completamente. Murallas formadas por gruesos bloques de piedra (cuarcita principalmente), ciclópeos, bien aparejados, que aparecen ya a esta hora de la mañana inundados por el sol; también se ven restos de algunas edificaciones, aunque quizás las que mejor se conservan son algunas con estructura circular que supongo serían utilizadas como hornos, de lo demás, por desgracia poco queda y es que esta zona, al ser además de fácil acceso. puesto que se puede llegar al Collado del Palenque en vehículos, está muy pero que muy expoliada… pero uno se viene arriba pensando que está pisando un terrero que estuvo habitado hace ya tanto tiempo, imaginando cómo sería el día a día en este asentamiento, sabiendo además que mucho antes aún, allá por el calcolítico, los abrigos ubicados a lo largo del peón sirvieron también de refugio, como así lo atestiguan las pinturas rupestres encontradas en esta zona, por no hablar de las que se encuentran en la Sierra de La Moraleja, claramente visible y cercana al punto en el que me encuentro, situada hacia el sureste, separada por el embalse de La Serena y en donde se encuentra la mayor concentración de arte rupestre esquemático de Extramadura, allí se encuentra la célebre “Posada de los Buitres”, así llamado a unos de los diez abrigos que sacara a la luz el abate Henri Breuil (1877-1961), el considerado para muchos como el «Padre de la Prehistoria» durante toda la primera mitad del siglo XX y es en estos abrigos donde se encuentran también la célebres pinturas de “los carros”.


Posiblemente este asentamiento fue fundado por los celtas seis siglos antes del nacimiento de Jesucristo y ocupado posteriormente por turdetanos y romanos, como atestiguan los restos cerámicos que se encuentran por doquier desperdigados por todo el asentamiento”.



Estructuras de piedra circulares, posblemente antiguos hornos.

Inmerso en estos pensamientos al pisar estos sitios cargados de tanta historia que parece ya desdibujada por el paso del tiempo, sigo hacia delante, hasta llegar a unos de los antiguos lienzos de muralla defensiva. Aquí el sendero se bifurca, yo sigo por la izquierda para subir al vértice geodésico y después bajaré hasta este mismo punto por el otro lado.

Sigo avanzando, al tiempo que el sendero se empina mucho más, pero “piano, piano, si arriva lontano” que dirían los italianos… sigo encontrándome con restos de lo que creo serían antiguos hornos, construcciones circulares y un poco más adelante, a la izquierda de la senda, aparece un abrigo, una cueva en la roca en la que se puede entrar por un sitio y salir por otro, a buen seguro que sería un buen refugio para aquellos moradores de esta sierra hace tantos siglos….




Abrigo con entrada y salida diferentes

Por supuesto, no puedo evitar apartarme de la senda, husmear por la pre-entrada del abrigo y en su interior, en busca posibles pinturas rupestres de las que no veo ni rastro, así que salgo por el otro lado de la cueva con buenas panorámicas, con la Sierra de las Poyatas en frente. Vuelvo a la cueva y salgo por donde entré, para regresar a la senda y terminar de subir los pocos metros que me quedaban ya para llegar al vértice geodésico del Peñón del Pez (734 m.) y donde uno puede echar un buen rato, allá en las alturas, con el majestuoso vuelo de los buitres volando por debajo, escudriñando el terreno en busca de carroña y con unas espectaculares vistas en 360 grados, la lástima es que el día esta turbio, como si fuera calima, y el fondo aparece muy difuminado, una pena por que un día nítido es claramente visible el cerro masatrigo, el castillo de Puebla de Alcocer, Esparagosa de Lares, además de otros pueblos  de la bonita y quizás poco conocida comarca de La Siberia, al otro lado del embalse, o de lo que queda de él en este tramo, porque está muy seco.

 

Algunas vistas desde el vértice geodésico del Peñón del Pez. Arriba, el embalse y algunos pueblos de la Siberia; abajo, Peñalsordo

 
Uno de los muchos buitres leonados (Gyps fulvus) que se pueden ver volando desde la parte alta del Peñón del Pez.
 
Vistas maravillosas del castillo de Capilla que se eleva sobre el promontorio rocoso, elegante en su estructura, bonito... y girando sobre mí mismo, en el sentido de las manecillas de reloj, me encuentro sucesivamente con la Sierra de la Moraleja, la Sierra del Palenque y  la Sierra de las Poyatas a la que le sigue Peñalsordo, a los pies del Peñón de la Tía Luisa y de nuevo el embalse de la Serena convertido ahora en zona esteparia. Bajo mis pies, se encuentra “la buitrera”, así que es normal ver tanto buitre por aquí, hasta más de 30 llego a contar volando hacia el este, mientras que por debajo de mi llego a contar otros 12 ejemplares.



Me siento allí tranquilamente mientras tomo un pequeño piscolabis, disfrutando de la tranquilidad, de la brisa que sopla por allá arriba y de las vastas y estupendas vistas que se tienen, sin duda merece mucho la pena subir hasta aquí arriba, un sitio que visto desde la carretera parece casi imposible, pero al que es relativamente fácil llegar.

 Mariposa 'Saltacercas' (Lasiommata megera)... asoleándose junto al vértice geodésico.

Terminado el relax bajo unos metros por la misma senda que he subido, pero al poco, en lugar de seguir bajando por el mismo sitio, giro a la izquierda, en dirección a “la brecha”, y nunca mejor dicho, porque se trata de una brecha en el peñón, un tajo de unos 10 metros de ancho, que permite atravesar el peñón e ir de la zona sur a la parte norte, a la umbría del Peñón del Pez.

La "brecha".

Cruzada la brecha, giro primero a la izquierda, para seguir apenas unos 150 metros más por la senda de la buitrera, con la pared rocosa a la izquierda y un barranco/cortado con buena caída a la derecha, con una senda que si bien no presenta mucho peligro hay que ir con cierta precaución, porque está tapizada en su primer tramo de ortigas que impide ver donde se pisa y cualquier traspiés puede provocar algún accidente… afortunadamente, un poco más adelante la senda está más limpia, a la vez que se aprecian las cagadas de los buitres y muchas plumas. Las vistas desde esta zona de la umbría, en plena buitrera, siguen siendo espectaculares y uno acaba sintiéndose privilegiado de poder estar aquí.


En la "senda de la buitrera". En la foto de abajo, la estrecha senda a la derecha y al fondo, el castillo de Capilla.

Vuelvo sobre mis pasos hasta llegar de nuevo a “la brecha”, dejándola ahora a mi derecha, para continuar recto por una senda que ahora no conlleva ningún tipo de riesgo, durante unos 400 metros, encontrándome con numerosos Narcissus cantabricus que afloran entre la hierba en esta parte del peñón, en completa umbría, con mayor humedad. Es en este tramo donde se encuentran los dos aljibes que proporcionaban agua al asentamiento situado en la parte sur.


Narcissus cantabricus

Los aljibes son peculiares, labrados en parte en la roca y situados en la parte alta del Peñón, aprovechando en ambos casos  grandes paredes de roca lisa y cavando bajo ellas grandes agujeros, colocando la tierra que sacaban en los laterales formando taludes, lo que permitía formar una gran balsa que recogería una  importante cantidad de agua.

Cuando llego al primer albergue, en completa umbría y después de las temperaturas gélidas nocturnas de los últimos días, me encuentro que está lleno pero con el agua completamente congelada, hasta el punto de que al tirar un piedra de medio kilo aproximadamente, ésta rebotó en el hielo… desde este primer aljibe se puede contemplar de fondo, el castillo de Capilla.


Primer aljibe.

El segundo aljibe, a pocos metros del primero, es algo más grande. Deambulo un rato por allá arriba y emprendo el regreso, cruzando de nuevo “la brecha” y bajando por otro sendero paralelo al que había utilizado en la subida, aunque hago un pequeño desvío a la izquierda para visitar lo que los lugareños llaman “la Horca”, una caprichosa formación rocosa que acaba formado una especie de arco y que según dicen/cuentan, "se utilizaba para ahorcar a los rebeldes en tiempos de la dominación musulmana".

Segundo aljibe.

Un poco por debajo de “La Horca”, a la caída hacia el pantano, es donde se encuentran algunos abrigos con pinturas rupestres, según me comentó el amigo Juanjo, pero la verdad es que me había entretenido mucho y se me echaba el tiempo encima, así que decidí volver a la senda, ahora en bajada, no sin antes curiosear por algunas oquedades en la roca, a modo de minicuevas, porque me parecía haber visto algo raro en su interior... se trataba de unas estructuras blancas colgando del techo, como si fueran estalactitas de escamas blancas, pero por lo que me comentaron días después al preguntar sobre las fotos que había tomado de estas estructuras, se trataban de paneles elaborados por abejas, más concretamente por la Abeja europea (Apis melifera) y el que no hubiera ni rastro de las abejas por allí pudiera deberse a que o bien estos paneles son de la primavera pasada o bien las abejas han muerto por la varroa o bien se quedaron sin comida... ¡cosas que aprende uno!… no había visto paneles de abejas con esa formación alargada y blanca.

La "horca".
 

Paneles de abeja Abeja europea (Apis melifera), en el interior de una pequeña cueva.

Llego de nuevo al collado del Palenque sin realizar más paradas y me adentro ahora en la otra vertiente del collado, en el descenso con las vistas puestas siempre en la zona del embalse y en la Sierra de la Moraleja. El descenso es por una senda estrecha, con firme muy irregular, mucha piedra suelta pero con la senda bien marcada, fácil de seguir, a pesar de mucha vegetación en los alrededores que de momento no se ha adueñado de la senda.

Es un  recorrido que me gusta, por senda estrecha, en claro descenso, con vueltas y revueltas, perdiendo desnivel a base de un recorrido en zetas que me resulta muy entretenido.

La senda desemboca en el camino que forma parte del recorrido circular de la "Senda del Peñón del Pez", el PR homologado y bien señalizado, aunque es un recorrido más llano y sin el aliciente de la subida al Peñón y todo lo que ello conlleva.

Último tramo de subida por camino-sendero empedrado que conduce a Capilla.
 
Antiguo lavadero en Capilla.
 
Fuente situada unos metros antes de llegar a las primeras casas de Capilla.

Sin embargo, este camino en perfecto estado que se adentra en Capilla por la zona donde están los antiguos lavaderos, solo hay que seguirlo durante unos metros, porque pronto se abandona para coger un desvío a la izquierda, por una senda/camino empedrado que en suave subida conduce hasta Capilla, dejando una fuente a la izquierda, tras la cual se tienen unas vistas inmejorables del pueblo con sus casas desparramadas en la ladera del peñón donde se asienta su castillo, sobresaliendo de entre los tejados de las casas la espadaña de la iglesia mudéjar de Santiago Apóstol.

El pueblo de Capilla permanece como un balcón-mirador al embalse de la Serena, actualmente de capa caída debido a la sequía, que queda más abajo y al otro lado del embalse, la comarca de La Siberia.

Entro en el pueblo y enseguida llego a la coqueta y bonita iglesia parroquial, que curiosamente, a esa hora, las dos de la tarde, está abierta  y es que están realizando unas labores de mantenimiento sobre las vidrieras de las ventanas de la cabecera, así que hay algunos andamios colocados que no me impiden poder disfrutar de su visita, algo que no me esperaba porque a esta hora no es normal que estuviera abierta, pero fue un golpe de suerte para poder ver por fin sus pinturas murales del s.XV que atesora en su interior y que fueron descubiertas durante unas obras de restauración de  la iglesia,  siendo estas pinturas restauradas entre 1996 y 1997.


La Iglesia tiene su origen en el siglo XV, con reformas posteriores datables en los siglos XVI y XVII, si bien algunos autores la adscriben a una fase medieval que se podría fechar entre los siglos XIII y XIV y al estilo mudéjar.



En ella destaca la presencia de algunos elementos arquitectónicos de su interior que pueden ser de carácter hispano-musulmán, por haberse construido supuestamente el templo parroquial sobre la primitiva mezquita de la localidad, o pueden ser cristianos, de estilo mudéjar. Interiormente, el templo es de planta basilical y posee tres naves, siendo la central de mayor altura y anchura que las laterales, y las naves están separadas por arcos formeros sobre pilares, en la que destaca su artesonado y las pinturas murales (diez paneles repartidos entre el presbiterio, arquerías, y muros, que representan escenas variadas y están acompañadas de diferentes textos de letra gótica), ambos datables en el siglo XV”.


Todo esto, además de otros valores histórico-culturales que posee esta joyita, han justificado su declaración como Bien de Interés Cultural (podéis consultar este documento en ESTE ENLACE).

Después de la visita a la iglesia, tanto interna como externamente, me dirijo al castillo, por un camino empedrado y en clara subida que sale a pocos metros de este templo, pasando por el antiguo cementerio de Capilla.

Antes de llegar al castillo, a sus pies, se encuentran las excavaciones del barrio almohade, al igual que otras excavaciones un poco más abajo, en el otro lado del cerro, camino al edificio construido como centro de interpretación.



Los restos arqueológico que se pueden observar corresponden a un barrio de la antigua Kabbal, un enclave fortificado (o hisn) citado por los geógrafos árabes en el s.XII. Esta fortificación se levantó sobre un promontorio, posiblemente a partir del s.X, y fue durante el s.XII, bajo dominio almohade, cuando se amuralló con un potente sistema defensivo, constituido por hasta tres líneas de murallas con torres de mampuesto y tapial. En la parte más elevada se localizaba el alcázar (o castillo), y todo el conjunto formaría un espacio amurallado denominado alcazaba que, dadas las condiciones de lugar y el acertado sistema defensivo adoptado, debió ser inexpugnable. En el lado sur del cerro y fuera de esa alcazaba, pero adosada a ella buscando la fácil defensa, se levantó la población de Kabbal.

Lo que puede verse es parte de un barrio de esa población, un conjunto de viviendas articuladas a ambos lados de una calle que serpentea cerro arriba: un entramado de casas adaptadas a la fuerte pendiente del terreno. Las viviendas responden a tipos sencillos y funcionales, concebidas y construidas desde un planteamiento tripartito, con un espacio central con dos puertas enfrentadas que dan a acceso a otros dos espacios situados en cada extremo: uno de ellos podría interpretarse como cocina y zona vividera a la vez, algo habitual en el mundo andalusí, mientras en el otro extremo, en alguna de las viviendas excavadas pudo habilitarse una cuadra o zona de estabulación; otras veces el desnivel del terreno es tan acusado que pueden existir sótanos. En resumen, se trata de un esquema muy básico, con apenas dos localizaciones de desagües, muy posiblemente con vertido directo a la calle; una escasa horizontalidad de los espacios interiores y exteriores; una continua reconstrucción de los espacios de vivienda y una reducida superficie interior de los mismos. Todo ello permite una adaptación arquitectónica necesaria dada la fluctuación de la frontera almohade y la inminente presencia cristiana en el tránsito del primer al segundo cuarto del s.XIII.

La ocupación de Kabbal pudo arrancar en el s.XI (si no antes), pero es entre los s.XII y principios del XIII cuando el esapcio debió cobrar su máxima entidad, tanto por el programa constructivo de la alcazaba como por el abigarramiento que prsenta la zona de hábitat, relacionado esto último con esa cada vez más cercana frontera cristian, al tener que acoger cada vez a mayor población de buscaba la protección del recinto amurallado de la alcazaba”. [Texto que aparece en el panel informativo situado junto a la zona excavada de este barrio almohade].

Por encima de este barrio se encuentra el restaurado, bello y elegante castillo de Capilla:

El actual castillo de Capilla se levanta sobre un promontorio desde el que se domina buena parte del valle del Zújar. Se trata de una magnífica fortaleza a caballo entre forticicación militar y residencia señorial, típica de la Bada Edad Media. Este castillo se asienta sobre los restos del antiguo alcázar de la Kabbak andalusí, la fortaleza musulmna que se rindió a las tropas de Fernando III "El Santo", tras el asedio cristiano de 1226, y es evidente que muchos de los restos de la fortaleza andalusí que quedaron en pie se reaprovecharon bajo dominación cristiana, primero por los templarios,a los que se donó Capilla en 1236 pro parte del rey. Todo apunta a que la antigua muralla de la alcazaba almohade se utilizó como antemural, y que el nuevo castillo se reedificó en buena medida sobre cimentaciones de época andalusí.

Una de esas antiguas construcciones islámicas que los cristianos reaprovechan integrándola a la nueva fortaleza en el s.XV es una antigua torre, que por su tipología y características constructivas, a base de tapial y tongadas de argamasa, alojando en su base pero dentro de ella un aljibe tratado a la "almagra", podemos situar en época almohade, más concretamente en el s.XII.

No obstante, es en el s.XV cuando podemos obtener una visión más "integradora" del edificio, pues es a principios de esta centuria cuando el Duque de Béjar construye este castillo para defender sus territorios y el vado del río Zújar que da paso a los pastos de este lado de La Serena, completando todo el conjunto con la construcción hacia 1420 de un puente bajo su señorío en dicho vado, por lo que el castillo adquiere toda su razón de ser al ser la defensa del llamado Estado de Capilla.

En todo caso, la fotaleza tiene gran protagonismo a lo largo del s.XV como elemento de control del territorio, y todo apunta a que inicios del último cuarto de esta centuria el castillo se ve inmerso en la Guerra de Sucesión castellana (1475-1479), y parece ser que tras el conflicto se produjo el abandono progresivo de la fortaleza, abandono que ha perduarado hata nuestros días.

Por tanto, el edificio actual debe entenderse como una fortaleza que evoluciona en el tiempo, al menos desde el s.XII, integrando elementos arquitectónicos de distintas épocas, pero será en el s.XV cuando el castillo experimente su definitiva transformación, dotándose de las torres en cubo, el muro divisorio, la mayor parte de las murallas y su entramado interior.

Los trabajos arqueológicos han puesto al descubierto toda una serie de estancias y espacios abiertos, perfectamente adaptados a las irregularidades del terreno y organizados en dos ámbitos, la zona inferior y a la que se accede directamente desde las dos únicas entradas, y la zona superior y separada de la primera por un muro "diafragma", elemento defensio característico del s.XV”. [Texto que aparece en el panel informativo situado junto al castillo].

Terminada mi visita al barrio almohade y al exterior de castillo (el interior no pude visitarlo, aún estaba cerrado debido a las intervenciones arqueológicas que se siguen llevando a cabo tanto en el interior como en el exterior de castillo, si bien creo haber leído que la reapertura al público va a ser inminente) emprendo de nuevo la marcha, pero en lugar de bajar al pueblo de  nuevo y bordearlo, decido bajar por el otro lado del cerro, por donde se asienta el centro de interpretación, porque unos metros más adelante el camino enlaza con el que va a Peñalsordo bordeando el Peñón del Pez, en un recorrido que es claramente visible desde la zona del castillo y que me permitiría ahorrar tiempo.

Vistas desde el camino de Capilla a Peñalsordo al mirar atrás.... El castillo de Capilla y a sus pies... lo que queda del embalse de la Serena tras la larga sequía; al fondo, la Siberia.

Una vez que enlazo con el viejo camino que unía y sigue uniendo Peñalsordo con Capilla, solo es cuestión de dejarse llevar, en una tarde soleada de temperatura suave, con un recorrido prácticamente llano, en un camino en perfecto estado, con el embalse, o lo que queda de él, a la derecha y la buitrera del Peñón del Pez a la izquierda y de frente, las vistas de Peñalsordo bajo el Peñón de Tía Luisa.

 La 'buitrera" del Peñón del Pez vista desde abajo, desde el camino Capilla-Peñalsordo.

Todas las fotos que aparecen en esta entrada y alguna más, se pueden ver en mayor tamaño y resolución EN ESTE ENLACE.

El track de referencia para esta ruta lo tenéis AQUÍ.

Dejo acontinaución un pequeño vídeo sobre este recorrido: 


0 comentarios:

Publicar un comentario