Las andanzas de un lobo estepario extremeño.

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"Viajar en bici es hacer más grande el Mundo. Es aprender lo esencial de la vida. Es vivir el presente sobre todas las cosas. El placer del cicloturismo está mucho más en el camino que en el destino, son los medios los que justifican el fin. Durante días, semanas o meses, no necesitas más que lo que llevas a cuestas
" (del artículo: "Con la casa a cuestas", revista: Bike Rutas, Nº 4, 1999)

23 nov 2022

Senderismo: Circular por los castañares de Constantina y Monumento Natural del Cerro del Hierro (P.N. Sierra Norte de Sevilla)

En una de las pocas mañanas de sábado que tuve libre decidí acercarme de nuevo al P.N. de la Sierra Norte de Sevilla y digo de nuevo porque ya a primeros de octubre estuve por allí, en esa ocasión para hacer la clásica de San Nicolás del Puerto, visitando el monumento natural de “las cascadas del Huéznar”, que como era de esperar estaban totalmente secas, al igual que el nacimiento del río en el inicio de la ruta, nada comparado como lo recordaba la última ocasión que estuve por aquí, porque aunque en los alrededores del río había mucha frondosidad por los árboles de ribera, la verdad es que estaba todo bastante seco en comparación con otras ocasiones, pero siempre es agradable realizar esta ruta.

En esta ocasión mi idea era acercarme a Constantina, a realizar una circular que sale desde la misma localidad, transitando por zonas de alcornocales y castañares, aunque para hacer la ruta un poco más larga pretendía hacer un tramo extra que pasaba por las ruinas de la antigua ermita de la Yedra y por el jardín botánico de “el Robledo”.

Llegé a Constantina a buena hora, así que me dispuse a buscar un bar en la Alameda para desayunar antes de empezar la ruta. Temperatura fresca a primera hora, durante el camino hubo tramos donde el termómetro del coche  llegó a marcar 5 grados, aunque durante el día la temperatura subiría hasta los 22 grados.

La ruta se inicia junto a la plaza de toros, subiendo por la calle que lleva hasta al Monasterio de Nuestra Señora de los Ángeles. Justo en la puerta del convento se inicia el sendero del rebollar, aunque como he dicho, mi idea era meter unos kilómetros más de recorrido, así que decido seguir hacia delante, dejando el convento a la derecha y llegando a la bifurcación donde a la izquierda, junto a una fuente, esta el desvío para subir por asfalto al castillo, a la derecha el camino que se adentra en el castañar, por el que tendría que venir de regreso para completar la ruta circular  y de frente, el camino que va hacia la ermita de la Yedra y la Cueva de la Sima, así que continuo por éste último, bordeando el cerro del castillo que queda a la izquierda, para llegar al otro extremo del pueblo, al antiguo barrio de la morería, pero en lugar de adentrarme en él, continuo por el desvío señalizado a la derecha, sendero que lleva hasta las ruinas de la ermita, pasando previamente por la Fuente del Chorillo

El recorrido coincide inicialmente  con el “Sendero de Campovid”, de unos 9,5 km de recorrido, aunque la idea no es hacerlo completo, sino que lo abandonaría antes de finalizarlo, para así poder realizar la ruta circular que tenía previsto.

Toda la ruta está señalizada y además podemos encontrar varios paneles informativos sobre diferentes temáticas: sobre el castillo, sobre el barrio de la morería, sobre el entorno geológico en el que se encuentra Constantina, sobre el castañar, etc...

El barrio de la morería, por el que transitaría al final de la ruta, mantiene su reminiscencia árabe con su trazado adaptado a la pendiente del cerro donde se levanta el castillo. “Fue el núcleo más antiguo de la población, un arrabal formado en la ladera sur del cerro del castillo tras la conquista cristiana (a fines del siglo XIII y principios del XIV), y la morería más importante del reino de Sevilla en el medievo”… según reza en el panel informativo.

Desde el barrio de la morería el camino hacia las ruinas de la ermita es en bajada, aunque antes de llegar a ella y como he comentado antes, se pasa junto a la Fuente del Chorillo, por un camino sombreado, frondoso y con muchas higueras.


Esta tradicional fuente-abrevadero del “Chorrillo” fue construida en 1668 abasteciéndose del cercano manantial de la Jurdana y está construida en el entorno rural del camino de herradura llamado también del "Chorillo", ramal secundario de una vía pecuaria que pasa entre las cercas de las distintas propiedades agrícolas junto a los muros de la ermita de la Yedra.

Además de para satisfacer la sed de las caballerías, sus  aguas sobrantes se derivaban por dos rebosaderos a las acequias que las conducían hasta las albercas de los hortelanos situadas en cotas más bajas que el camino, para permitir la irrigación de sus huertas.

A unos 200 metros más abajo de la fuente, se encuentran las ruinas de la ermita de la Yedra, que por sus dimensiones y porte debió tener gran importancia. Debe ser que está en zona privada, la puerta/verja que accede a su interior está cerrada.

En cuanto a la fundación de esta ermita y por lo que he leído,  comentar que no se tienen noticias concretas sobre ella y aunque en la fachada principal aparece la inscripción "AÑO 1570", esto se debe posiblemente a que  tras la desamortización del convento de San Francisco y su destrucción por un incendio, se acabara trasladando a esta ermita una de sus portadas, fechada en ese año.

Se desconocen más noticias de la misma, así como las repercusiones que tuvo el saqueo de la misma en el año 1936, ya que solamente se especifica en algún documento que fue saqueada junto con otras capillas existentes en la población.

Lo que se ve desde la verja, por algunos de los huecos de la malla que la recubre, es un recinto diáfano, una parcela rodeada por un recinto amurallado, excepto por el lado opuesto a la facha principal, donde no se aprecian restos de lienzos de muralla (solo unas pequeñas construcciones actuales); en uno de los lados se encuentra el muro con los restos de una espadaña y en el lado opuesto se localizan restos de una posible torre y en el interior del recinto es apreciable el ábside de la iglesia con una estructura en forma de cubo, cuadrado, abierta al exterior en dos de sus laterales, por dos arcos apuntados, quedando los otros dos lados cerrados; el cuerpo o nave principal de la iglesia estaría en lo que que hoy en día es un patio/parcela sin ningún elemento constructivo.


Fue declarada en 1983 Bien de Interés Cultural con tipología jurídica de Monumento. [Ver AQUÍ la Fuente Consultada]

Merodeo por sus alrededores y hago algunas fotos. Sus muros y lo que queda de ellas aún permanecen altivos, aunque su estado de abandono y ruina le da un aire fanstasmagórico…

Sigo el camino que acaba convirtiéndose  en senda, un tramo corto pero muy bonito, envuelto en parte en túneles de vegetación, muy frondoso, un recorrido delicioso para transitar con calma, con el ronroneo de las aguas del río o arroyo de la Villa que bajan raudas a mi izquierda, mientras a la derecha un muro de arbustos y arboleda sirven para que algunas mariposas como la Pieris rapae (Blanquita de la col) se posen sobre sus hojas para asolearse mientras yo continuo por esta bonita, agradable y deliciosa senda… si todo la ruta fuera así sería espectacular… pero lo bueno dura poco.


Tras este breve tramo de apenas 600 metros que me lo tomo con mucha tranquilidad, llego a la carretera, girando hacia la derecha para continuar por ésta unos 400 metros, hasta llegar al siguiente hito, el Jardín Botánico de “El Robledo”. Dudo si entrar a visitarlo o no, pero al final decido seguir adelante y me lo anoto para otra ocasión, pensando que si hago una visita pausada podría emplear hora y media o dos horas y prefería quitarme el tramo insulso que tocaba a continuación a primera hora, con temperatura más agradable y es que son algo más de 4 km de recorrido por pista anchísima, con espacios muy abiertos y sin ningún tipo de sombras, con el paisaje al fondo típico de Sierra Morena, con lomas redondeadas tupidas de encinas y alcornoques, pero que en general es un tramo de andar por andar, de quitárselo cuanto antes y a ser posible a primera hora en días soleados porque no hay ni una puñetera sombra.

Durante este trayecto veo las dos opciones, señalizadas, donde desembocaría el recorrido si no hubiera elegido hacer la alternativa de la ermita del Yedra y el Jardín Botánico; una desemboca en la bifurcación que comenté al principio y que lleva al castillo y otra que conduce a las cercanías de la Fuente del Chorillo.

El primer tramo de  pista de unos 3 km, el más insulso, tuve la suerte de ir acompañado de muchas mariposas que me hicieron más ameno este tramo, a cambio de perder mucho tiempo parándome cada dos por tres a fotografiarlas, sobre todo a las “Carderas”  (Vanessa cardui) enormes y con vuelo portentoso, revoloteando tanto a la derecha como a la izquierda de la pista o cruzándola o asoleándose en mitad de ella; pero también me encontré con la “Morena común” (Aricia cramera) en un grupo de 6-7 ejemplares en un tramo de apenas 5 metros lineales a la derecha de la pista, compartiendo hábitat con alguna que otra “Cardera” y con un par de mariposas “Manto bicolor” (Lycaena phlaeas), pero fue sobre todo en un tramo de apenas dos metros, sobre arbustos de florecillas amarillas, cuando contemplé un espectáculo maravilloso, con cerca de 20 enormes “Carderas” revoloteando unas, posadas al sol otras y algunas libando sobre las florecillas, pero es que además pude estar a 50 cm de ellas sin que se incomodaran ante mi presencia, así que pude contemplarlas muy bien de cerca, compartiendo espacio de nuevo con la “Morena” (Aricia cramera) y con la “Manto bicolor” (Lycaena phlaeas), y al estar cerca unas de otras es cuando se aprecia realmente la diferencia de tamaño entre ellas… fue un subidón, puro espectáculo que hizo atenuar el sin sabor de estos tres primeros kilómetros de pista insulsa, porque  en el último kilómetro o poco más, lo que considero la segunda parte de este tramo de pista, ésta comienza a verse envuelta entre alcornoques y encinas que dan tramos de sombra al camino y que hacen que uno se vea más arropado por la madre naturaleza.


La "Cardera" (Vanessa cardui).
 
La "Cardera" (Vanessa cardui) junta a la "Morena común" (Aricia cramera).
 
La "Cardera" (Vanessa cardui) junto a la "Manto bicolor" (Lycaena phlaeas).
 

La "Manto bicolor" (Lycaena phlaeas).
 
La "Morena común" (Aricia cramera).

La ruta está perfectamente señalizada y como dije antes, este tramo de pista se corresponde con el sendero de Campovid, llamado así porque lleva hasta el cortijo del mismo nombre.

Además de las señalizaciones, en diferente puntos de las ruta encontremos diferentes paneles informativos como he comentado al principio. Algunos de estos paneles se corresponden con “geo-sitios” y en ellos se habla de las características geológicas de esta zona, que en ese punto concreto es fácil observar, pero que de otro modo pasaría completamente desapercibido para cualquier persona que pase por allí y que no esté instruida en esta materia y es que, esta ruta que estoy realizando coincide en parte con la “Georuta de los Castañares-Campovid”.

Durante este trayecto de 4 km de pista, me encuentro en esta mañana de sábado con diferentes grupos senderistas, todos en sentido contrario al mío y que han debido empezar bien temprano puesto que ya están en el último tramo de la ruta.

A mitad del recorrido aproximadamente, dejo por fin la ancha pista del “camino de Campovid”, cogiendo la senda-camino de la derecha, que apenas unos metros más adelante se sumerge en un tupido bosque de alcornoques, el cual a su vez, dará paso a un denso bosque de castaños, en un cómodo y agradable recorrido, siendo sin duda esta segunda parte de la ruta la más bonita y entretenida para la práctica del senderismo, al margen del pequeño y entretenido tramo de senda en las proximidades de la ermita de la Yedra.


Hay tramos en los que el camino se convierte en un pasillo flanqueado por pequeños desniveles del terrero entre los que sobresalen durillos, lentiscos, madroños o escobas y por encima, los castaños que recubren la senda-camino de erizos de castañas junto a algunos frutos rojos de madroños… y por las pocas castañas que se ven en el suelo éstas son muy pequeñas esta temporada y es que la falta de agua durante estos últimos años están produciendo que el fruto se vea cada vez más mermado en su tamaño.

Hay zonas donde los castaños crecen muy tupidos, con troncos esbeltos y delgados que se yerguen hacia arriba en busca del sol cual inhiestas lanzas, inundando de sombra el camino que se ve envuelto por esta masa boscosa, por la naturaleza de la que uno acaba sintiéndose parte de ella… y ahí sigo, caminando pausadamente, sin prisas, sumergido en mis pensamientos y disfrutando del entorno, aunque no es precisamente un lugar solitario ya que me encuentro con bastantes grupos de amigos o familias que van dando un paseo, algo normal, porque hay que disfrutar de este lujazo que es el disponer de estos bosques de castaños y alcornoques junto al pueblo, que hacen que salir a caminar y más en una mañana soleada de sábado en esta época otoñal sea un deleite.

Según uno de los paneles informativos, el castaño bravio (Castanea sativa) "es un árbol de gran porte que puede llegar hasta los 30 metros de altura. Es autóctono de la Península ibérica, aunque en tiempo de los romanos se introdujeron especies orientales mejoradas. Los castañares de esta zona son el resultado de la intervención del hombre, sobre todo en la época de la Reconquista. Es una especie muy exigente en humedad y altitud, requiriendo unas condiciones del suelo similares a las del robledal, o sea, suelos profundos y húmedos. Además de la recolección de su fruto, su madera es utilizada para hacer: varas para varear los olivos, vigas para techos, tutores para guiar árboles, duelas para tonelería, etc".

El castañar es una de las señas de identidad de Constantina, dotándola de una paisaje con un colorido cambiante según la época del año, desde le verde intenso de primavera, al ocre del otoño o al gris de su desnudez en invierno… sin embargo, algo está cambiando a nivel global, porque ya bien avanzado el otoño sigue manteniendo ese porte verde, a penas hay rastro de las típicas tonalidades otoñales y es que el frío aún no ha hecho acto de presencia.

Llego a un desvío en donde si continuo en línea recta acabaré en poco tiempo llegando al lugar de inicio de la ruta, junto a la plaza de toros, pero como mi idea es visitar el castillo y continuar un poco más por el castañar, giro a la derecha en dirección al bar-restauranete el “Mirador de los Castañares”, aunque no llegaré a él, puesto que en el siguiente desvío, junto a un panel informativo con la temática del castañar, giraré a la izquierda para en la última parte del recorrido bajar más pronunciadamente, con algún tramo de senda irregular que acaba desembocado en un tramo hormigonado que lleva a la bifurcación inicial de la ruta, donde está el desvío para subir por asfalto, junto a una fuente, hacia el castillo, o lo que queda de él,  con restos de época almorávide y que con posterioridad, en 1810, fue utilizado como punto fortificado durante la invasión francesa, un período de triste recuerdo para la localidad, ya que fueron muchos los que murieron en esta contienda, como pude leer en una placa situada en la alameda, que sirve como recuerdo y homenaje  a todos ellos.

Hay mucha gente subiendo o bajando del castillo a esa hora y por supuesto, yo también me uno a ellos para subir directo hacia él, no tanto por el castillo en sí, con sus torres insignias muy reconstruidas, sino por los espectaculares miradores que se disponen desde allá arriba, con fantásticas vistas de Constantina enclavada en el valle de la Osa y rodeado de sierras; buenas vistas también del  Monasterio de la Nuestra Señora de los Ángeles.

En el interior del valle, el blanco inmaculado de las casas del pueblo que se extiende de forma longitudinal a lo largo de él, contrasta con el verde de la masa forestal que lo envuelve, formando un todo dentro de este Parque Natural de la Sierra Norte de Sevilla.

Magníficas vistas también desde el mirador del monumento del Sagrado Corazón de Jesús, una gran escultura de 21 metros de altura, creada en 1954 por orden del párroco de la localidad en aquella época.

Pueblo blanco, de arquitectura popular muy bien conservada y mucho más en el barrio de la morería a los pies del castillo, por donde me decido a bajar por sus estrechas, tortuosas, limpias y bien conservadas calles para llegar hasta la  Iglesia Parroquial de Santa María de la Encarnación, prácticamente en en clentro del pueblo.

Es el templo religioso más importante de Constantina, con una impresionante torre de 50 metros de altura que puede verse prácticamente desde cualquier sitio. La igleia fue construida a finales del s.XIV o principios del XV, de estilo múdejar, aunque la impresionante torre es posterior, del XVI. Durante la Guerra Civil, en el siglo XX, la iglesia fue saqueada e incendiada y se queda en un estado de ruina total para ser después totalmente restaurada.


Ya en el centro del pueblo paro a tomar una cerveza antes de seguir por la alameda en busca de la zona donde había dejado aparcado el coche esta mañana, con todas las terrazas de los bares repletas de gente: tapeando,  de cañas o comiendo y es que la hora, las 14:30 y la buena temperatura invitaban a ello.

En resumen, buena ruta a excepción del tramo insulso de pista que se inicia junto al Jardín Botánico de “El Robledo”  (que también hace las veces de centro de visitantes del parque), pero siempre se puede acortar la ruta para evitar los dos o tres kilómetros más insulsos del recorrido, quedando una ruta muy entretenida y bonita para hacer, si bien es cierto que quedaría algo corta para un desplazamiento largo, PERO siempre tenemos la posibilidad de hacer varias variantes y de completar el día si a la vuelta nos paramos en Monumento Natural del “Cerro del Hierro”, para dar una vueltecita por sus laberintos, cuevas, túneles y senderos, disfrutar de las formas de las rocas, del colorido y de este emblemático lugar.

Esto último fue lo que acabé haciendo, así que de vuelta a casa tocaba parada obligada en el "Cerro del Hierro" que me cogía de paso, a penas un desvío de un par de kilómetros y aprovecharía para comerme allí el bocata aunque no era el único que pensó lo mismo y así pude ver como el parking y el merendero estaban prácticamente llenos y es que se nota que es fin de semana y que la climatología es demasiado benigna para ésta época del año, lo que hace que todo esté más seco que de lo habitual, nada que ver con mi última visita en plenas vacaciones navideñas, en un día gris, muy húmedo, con algo de niebla y un sirimiri que acaba empapándote.

Tras el bocata, tocó la vueltecita de rigor por el entorno, con bastantes grupitos de amigos y familia que estaban haciendo lo mismo. También me encontré a otros que estaban practicando la escalada a través de las vías abiertas de más o menos dificultad.

El modelado Kárstico del Cerro del Hierro: "La estructura geomorfológica que se observa en esta zona se inició hace 600 millones de años a partir de la sedimentación de detritos marinos que formaron las barras litorales. Éstas, constituyeron el depósito original de roca caliza de unos 500 metros de espesor. El plegamiento orogénico ocurrido hace 300 millones de años, elevó el relieve con la actual inclinación noreste que se observa en la estructura interna de las calizas.

La meteorización de las aguas de escorrentía forma el modelado de torecillas, callejones, oquedades y lapiaces, típico del paisaje Kársito. Tambien la explotación minera del Cerro, para la extracción de minerales de hierro, ha contribuido, con las excavaciones de túneles, cortas y escombreras, a modelar el paisaje.

Tras el abandono de la actividad minera, la vegetación del monte mediterráneo ha colonizado las arcillas y suelos fértiles depositados entre la roca
".


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