Las andanzas de un lobo estepario extremeño.

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"Viajar en bici es hacer más grande el Mundo. Es aprender lo esencial de la vida. Es vivir el presente sobre todas las cosas. El placer del cicloturismo está mucho más en el camino que en el destino, son los medios los que justifican el fin. Durante días, semanas o meses, no necesitas más que lo que llevas a cuestas
" (del artículo: "Con la casa a cuestas", revista: Bike Rutas, Nº 4, 1999)

7 ene 2020

Senderismo Extremadura: Circular por Puebla de Alcocer (Siberia Extremeña).

Aprovechando el reciente nombramiento como Reserva de la Biosfera por parte de la UNESCO de la Siberia Extremeña, aproveché la mañana libre que tenía y junto a otros dos compañeros nos fuimos a realizar estar interesante ruta circular por Puebla de Alcocer, partiendo desde ésta en dirección  a Galizuela, para después subir a la Sierra de Lares y visitar las ruinas de la fortaleza del mismo nombre, para continuar en dirección a Esparragosa de Lares, y desde aquí subir a la ermita de la Virgen de la Cueva y al castillo de la Puebla de Alcocer, para cerrar el círculo.

Dejamos el coche en el mismo parking que hay junto al castillo, ahora rehabilitándose así que está cerrado, al igual que el restaurante que hay al lado.


Arriba, de un lado Puebla de Alcocer a los pies de su castillo, y más al fondo Talarrubias; del otro lado, una vasta panorámica del embalse de la Serena, donde se notan los años con déficit hidrográfico, rodeado de suaves ondulaciones ahora verdes después de las tan ansiadas lluvias de la semana anterior, con Esparragosa de Lares que quedaría algo más a la derecha, y la Sierra de Lares a la izquierda, ocultando el cerro Masatrigo, y al inicio de ésta, Galizuela, pedanía de Esparragosa de Lares.

Puebla de Alcocer en primer plano, y al fondo Talarrubias.

Iniciamos la ruta justo donde comienza la pequeña rampa que da acceso a la puerta de entrada al castillo, porque desde allí, sale  a la izquierda una senda en  pronunciada bajada, en completa umbría y algo resbaladiza a primera hora de la mañana, que en línea recta conduce hacia el pueblo que queda más abajo, aunque a medio camino entre el pueblo y su fortaleza, giramos hacia la derecha, para continuar por un camino que a media ladera, va bordeando el cerro sobre el que se levanta airoso el castillo, dejando a nuestra espalda las casas del pueblo resplandecientes en un día que amanece soleado, con una temperatura fresca a primera hora, pero que a lo largo del recorrido fue ideal para una jornada de senderismo.

Con el castillo por encima de nosotros y a nuestra derecha, no tardamos mucho en ver la carretera que va a hacia Esparragosa de Lares, con la Sierra de Lares frente a nosotros, y es aquí cuando cogemos un desvío que por otro  antiguo camino nos lleva en descenso hasta esa carretera, casi siempre rodeados de olivares.

Cruzamos la carretea, bordeamos unas naves que dejamos a la izquierda y nos adentramos en un gran pinar, por sendas y caminos, en un recorrido muy cómodo, tranquilo, relajante y en ligero descenso, hasta llegar a un arroyo, en el arranque de la Sierra de Lares.

Cruzamos el arroyo, con poca agua, y por una senda en fuerte repecho, vamos ganando altura, dejando el pinar a nuestra espalda y continuando paralelos a vetustas paredes de piedra que delimitan pequeñas parcelas hoy en claro abandono.

Al llegar a la altura de Galizuela, un rebaño de ovejas aparece diseminado por una pradera alfombrada de hierba de un tono verde oscuro con el contrastaban las ovejas.

Entramos en la pedanía de Galizuela, la cruzamos en dirección a la casa del Comendador, parece que ya restaurada totalmente, porque en Semana Santa que fue la última vez que estuve aquí estaba en obras y a juzgar por el estado en que se encontraban parecía que aún le faltaba bastante para que terminaran.

Una vez que llegamos a la mencionada casa, simplemente cruzamos la carretera y se inicia lo que es la subida en sí a la Sierra de Lares, de nuevo por caminos antiguos rodeados que paredes de piedra y de nuevo con olivares en su tramo inicial. Son unos 500-700 metros iniciales bastantes exigentes, después se suaviza, justo al dejar a nuestra izquierda la senda por la que tendremos que bajar, junto a un roquedal y es que lo que íbamos a hacer es un recorrido circular por esta sierra, para llegar al extremo opuesto, y desde un improvisado mirador natural contemplar las magníficas y amplias vistas del embalse del la Serena y sobre todo del icónico e hipnotizador cerro Masatrigo, la 'Montaña Mágica', para continuar cresteando por la sierra y ver los restos de la antigua Fortaleza de Lares, y finalmente regresar de nuevo a Galizuela, para continuar con nuestro recorrido.

El cerro Masatrigo, icónico e hipnotizador, en un enclave único... visto desde la Sierra de Lares.

Galizuela (nombre que parece provenir de las personas procedentes de Galicia para poblar estas tierras en época medieval, tras la reconquista) se encuentra situada a los pies de la Sierra de Lares, la cual se encuentra en la confluencia de los ríos Guadalemar y Zújar al desembocar sus aguas en el embalse de La Serena y parece que hay dos versiones para el nombre de la sierra, porque para unos la "Sierra de Lares" debe su nombre a los "Lares", dioses romanos protectores de la familia y el hogar, mientras que para otros, su nombre deriva de “Ares”, dios griego de la guerra, raíz presente en otras toponimias templarias (porque no hay que olvidar que tras la reconquista, la fortaleza se convirtió en un asentamiento templario, quienes quizás pudieron remodelarla o ampliarla en parte).

Galizuela, a los pies de la Sierra de Lares, sobre el manto verde del pinar.

Iglesia de San Sebastián y casas de Galizuela, pedanía de Esparragosa de Lares.

Una vez que la subida se suaviza, el camino es más cómodo y se encuentra totalmente desbrozado, y en este punto hago caso omiso el track que llevaba, y decido seguir con mis compañeros por donde había subido en Semana Santa, o sea, continuando por la ladera de la sierra casi hasta el otro extremo para después subir  intuitivamente entre varias sendas que aparecen y entre bloques de piedra,  llegando hasta la cresta de la sierra, en una especie de improvisado mirador natural con vistas inmejorables del cerro Masatrigo, rodeado de agua, excepto por el tramo de tierra por donde transita la carretera que conduce hasta Puebla de Alcocer, por que su otra salida, hacia Cabeza del Buey es por un largo puente, y más adelante otro largo puente, para salvar las aguas del pantano, que como he comentado antes, ahora se encuentra muy bajo.




 El Cerro Masatrigo visto desde la Sierra de Lares (haz clic para ampliar la foto).

Después de un tiempo absortos contemplando estas vistas que no me canso de admirar, y en el último año ya es la tercera vez que vengo, nos ponemos en marcha de nuevo, cresteando por la sierra por una estrecha senda y salvando algún que otro bloque de piedra, para salir a la explanada donde se encuentra un lienzo ruinoso de lo que era la muralla de esta Fortaleza de Lares que debió ser espectacular, tanto por su enclave, muy escarpado (sobre todo del lado norte, el que da a la carretera de Puebla de Alcocer-Cabeza del Buey), como por su extensión a lo largo de casi toda parte alta de esta sierra.

Sobre una elevada cota de 643 metros, desde donde se divisa un extenso, peculiar y bello paisaje, se levantaron los muros de esta ruinosa y prácticamente desaparecida fortaleza árabe que, junto con el castillo de Puebla, defendían los accesos a la rica comarca de La Serena, porque entre ambas fortalezas transcurríia la ruta ganadera de la Mesta.

 Vistas hacia el oeste, con el Cerro Masatrigo en el centro, rodeado de las aguas del embalse de la Serena (haz clic para ampliar la foto).

 Vistas hacia el sur, más agua... el embalse de la Serena (haz clic para ampliar la foto).

 Vistas hacia el oeste, con Esparragosa de Lares y el castillo de Puebla de Alcocer (haz clic para ampliar la foto).
 Castillo de Puebla de Alcocer visto desde la Sierra de Lares, con el zoom de la cámara.

"El geógrafo e historiador andalusí, Al-Bakri Abu Abdullahque, que vivió en el siglo XI, fue el primer autor conocido en citar esta fortaleza, a la que llamó hisn al-Ars, y la incluyó en la kura (provincia) de Mérida. En el siglo VIII se creó una población en la Sierra de Lares, que con el paso de los siglos fue evolucionando hasta convertirse en uno de los principales núcleos andalusíes de la región, hecho que vino favorecido por su inmejorable ubicación estratégica, pero también por su posición en uno de los caminos que unían Mérida con Córdoba" [2].

"De planta oblonga e irregular, su estructura se adaptaba a las sinuosidades del terreno, aprovechando éstas para formar el cuerpo de sus defensas, constituidas por recios muros y anchas torres apoyadas a trechos en las enormes rocas naturales que en su parte norte se descuelgan formando un verdadero abismo. Es precisamente en esta zona donde se descubren algunas cimentaciones ciclópeas, lo que nos da a entender que parte de su recinto ya fue utilizado como defensa por algunos pobladores primitivos, teniendo el resto de los muros, o mejor dicho lo poco que ya queda de su antigua fábrica, edificados con mortero árabe que se alterna con la mampostería y sillares del medievo, utilizado en posteriores reformas y restauraciones del período cristiano" [1].


Vistas de la zona norte de la fortaleza, donde se puede ver el 'abismo', desnivel, en la foto de abajo, o las paredes verticales de roca así como el castillo de Puebla de Alcocer al fondo, en la foto de arriba (haz cliz para ampliar las fotos).

La fortaleza ocupa gran parte de la Sierra de Lares, en una extensión de aproximadamente 900x400 metros, prácticamente inaccesible por sus partes este y oeste, teniendo su entrada defendida por dos torreones amurallados, y al norte, como se ha comentado, enormes paredes naturales de roca con un gran desnivel hacia abajo.

De esta casi desaparecida fortaleza, completamente ruinosa y abandonada, lo único que aún pervive resistiendo al paso de los siglos, como si quisiera dar testimonio de su existencia, es la planta de alguna de sus torres, los restos del aljibe en el que pueden apreciarse los arranques de la bóveda de cañón que lo cubría, y los descarnados muros que parece ser pertenecieron a una ermita o iglesia de épocas posteriores, "una iglesia construida por la Orden del Temple con ábside semicircular orientado al Este" [2].


En estas dos fotos, diferentes vistas del aljibe.

El mayor lienzo de muralla ruinosa que podemos encontrarnos.


Diferentes panorámicas de las ruinas de la iglesia templaria de la Fortaleza de Lares (haz clic para ampliar las fotos).

Panorámica donde a la izquierda están los restos de la iglesia templaria de la Fortaleza de Lares, y más a la izquiera se pueden ver retos de los muros y estancias de esta fortaleza. Al fondo, a la izquierda, el "Cerro Masatrigo", y en el centro de la foto, el embalse de la Serena (haz clic para ampliar la foto).

"El asentamiento se la Sierra de Lares se divide en dos partes perfectamente diferenciadas. Un foso excavado en roca separa el recinto militar, situado en la mitad este, de la población propiamente dicha, ubicada a poniente. Hay zonas en las que bastaría una simple limpieza para determinar el trazado urbano y las numerosísimas construcciones existentes" [2].

"Quizás el estado actual, de casi desaparición, de lo que en su día debió ser una soberbia fortaleza, se deba a que sus pobladores cristianos, pasada la primera época de peligro musulmán, optaron por trasladar su residencia a un lugar más cómodo, como es el de la falda de la Sierra de Lares, donde estuvo ubicada una encomienda de la Orden de Alcántara, y en donde se edificó un confortable palacio para la residencia de sus comendadores, con lo que el castillo quedaría solo como refugio de emergencia en caso de conflicto bélico, lo que explicaría el pronto deterioro de sus defensas así como su posterior olvido" [1].

Vídeo de la Sierra de Lares y de los restos de su fortaleza a vista de dron:


Los templarios fueron los primeros que reconquistaron a primeros del siglo XIII una extensa zona que comprendía La Puebla, Esparragosa de Lares, Galizuela, Tamurejo, Capilla y Almorchón. A la disolución de la Orden, en 1309, varios de estos pueblos pasaron a la Orden de Alcántara y posteriormente al Vizcondado de Puebla de Alcocer. Debe ser por esto por lo que muchos atisban a ver cierta mística templaria, como la montaña mágica o montaña cónica del cerro Masatrigo, la alineación este-oeste claramente visible desde el punto más alto de la sierra: Masatrigo-Fortaleza de Lares-Castillo de Puebla, con el sol saliendo por detrás de Masatrigo, y en su recorrido diurno bañando con sus rayos toda la Sierra de Lares, hasta morir por su parte oeste en el ocaso del día; la "piedra flotante", situada en su lado oeste, enorme, con apenas puntos de sustentación, etc... por no hablar de las leyendas urbanas que hablan de un tesoro oculto en este castillo, de un anciano que antes de morir transmitió el mensaje: “frente al moro está el tesoro”, y fue su hijo quien encontró en una de las habitaciones del castillo el busto de un moro, después de cavar infructuosamente frente a la estatua, la ira le llevó a golpear el busto y romperlo en pedazos, de la frente del moro comenzaron entonces a brotar monedas de oro... de aquí vendrá el cantar: “Lara, Lara vale más los tesoros que escondes que toda España”, y supongo que en el afán de encontrar estos tesoros ocultos se han dado cita en este lugar muchos expoliadores, que con sus detectores de metal tratan de expoliar al máximo lo poco o mucho que pueda quedar enterrado, a juzgar por los pequeños socavones/agujeros que se ven en el terrero, cual si fueran pequeñas catas... otro mal, este de los expoliadores, que no hacen más que empobrecer  este hermoso y místico enclave y deteriorar aún más esta maltrecha y casi desaparecida fortaleza.

Tras las fotos de rigor de mis compañeros, seguimos nuestro recorrido por una senda señalizada en algunos tramos, que recorre a lo largo, de oeste a este,  el espacio en el que en otros tiempos se encontraría esta fortaleza, siempre disfrutando de las vistas y el entorno, y es que este pequeño tramo circular por la Sierra de Lares es de lo mejorcito de la ruta, que en general resulta muy interesante.

Siguiendo las indicaciones, bordeando un peñón rocoso por una senda que parece perderse entre arboleda y matorral, logramos salir de nuevo al camino con el que iniciamos la subida, salvo que ahora lo seguimos a la inversa, en descenso, hasta llegar de nuevo a Galizuela, para atravesarla por la calle donde se encuentra la iglesia de San Sebastián y el albergue de ADENEX, saliendo a una calle de antiguos corralones de paredes de piedra y adobe, y aquí, en lugar de seguir el camino recto y amplio, como parece lo más obvio, giramos a la derecha y de nuevo por senda,  junto a paredes de piedra y en claro descenso, adentrarnos de nuevo en el pinar por el que habíamos venido hacía un rato, cruzando de nuevo el arroyo y continuando junto a éste, entre pinares, aunque en ocasiones  dejamos su curso algo más a nuestra izquierda, para subir y bajar por amplio camino un par de suaves cerros; viejos caminos carreteros y zona de vía pecuaria, aunque para algunos esto no signifique nada y sigan alambrando fincas como si tal cosa, así que no es de extrañar que casi al culminar la subida de unos de estos cerros, el “Cerro Carretas”, tengamos que cruzar una alambrada, y a unos 30 metros, coronando el cerro y en el interior de la zona alambrada, el típico hito de granito que marcan las vías pecuarias (VP).

Recorrido que nos quedaba por hacer visto desde la Sierra de Lares 
 (haz clic para ampliar la foto).

Pasado este hito, toca bajar de nuevo hacia el arroyo que se convierte en nuestro hilo conductor hasta llegar prácticamente a Esparragosa de Lares, casi siempre por sendas que serpentean siguiendo el curso del arroyo, por una paisaje ondulado, verde en estas fechas, de suaves cerros redondeados, tal y como se veía al inicio de la ruta desde la atalaya donde se levanta altanero el castillo de Puebla de Alcocer, en un terreno con algunas explotaciones de ganado ovino.

Poco antes de llegar a Esparragosa, a poco menos de 500 metros, surgen las dudas, porque el track sigue la senda junto al arroyo, pero habría que saltar dos alambradas, así que no nos complicamos la vida y subimos unos metros hacia arriba buscando la carretera, y seguimos por ésta unos 200 metros para entrar en el pueblo.

En el primer bar que vimos paramos para repostar.  Tomamos un par de cervezas que nos sientan de lujo, además de picotear algo... ¡había que coger fuerza para el último tramo!, la subida al castillo, saliendo del pueblo por una calle que termina en un camino empedrado y en fuerte subida, dejando a la izquierda la ermita del Cristo del Consuelo y continuando en subida constante por el camino empedrado con muy buenas vistas a nuestra derecha, mientra arriba vemos la ermita de la Virgen de la Cueva. Antes de llegar a Esparragosa, desde que coronamos el “Cerro Carretas” y durante todo el recorrido hasta el pueblo, ya divisábamos desde la lejanía esta ermita, a la izquierda del castillo y unos metros por debajo de él, incrustada en la roca, vestida de un radiante blanco inmaculado, totalmente encalada,  en un contraste claro y notorio con el gris del roquedal en el que se encuentra situada. Esta ermita tiene como curiosidad que la espadaña no forma parte del edificio en si, si no que está separada, situada en la parte superior del roquedo, a unos metros por encima de la ermita.

 Ermita del Cristo del Consuelo.

Vistas desde la subida por el camino empedrado hacia la ermita de la Virgen de la Cueva.

Subimos hasta la misma puerta de entrada a la ermita, pero está cerrada, así que retrocedemos unos metros y curioseamos por  los alrededores de una bonita casa de piedra que ha sido restaurada, se trata de la casa donde vivía la persona encargada de cuidar el santuario, además de servir de lugar de descanso para los peregrinos que acudían a este lugar; a un lado tiene una terraza donde han colocado unas mesas merenderos, situada en un enclave único, cual balcón de la Siberia, con unas panorámicas extraordinarias que van desde la Sierra de Lares y Galizuela a la izquierda, hasta Esparragosa que queda más abajo, a la derecha, y entre ellas, el recorrido que hemos estado realizando, con el fondo de embalse de La Serena.

 La ermita de la Virgen de la Cueva, a la izquierda, y por encima de ella, en lo alto de roquedo, su espadaña. A la derecha, el castillo de Puebla de Alcocer. En la parte de abajo, se puede ver el camino empedrado, en subida, y en perfecto esado.

 Vistas desde la ermita de la Virgen de la Cueva. Abajo, a la izquierda la casa de piedra restaurada, la "casa del santero o ermitaño" que cuidaba del santuario, mientras que  a su derecha se ve el camino que llega a ella. Al fondo, a la izquierda, la Sierra de Lares y a su derecha el embalse de La Serena. En el centro de la foto, el lienzo verde con suaves cerros redondeados, en los que en función del sol estos van generando sombras que producen distintos volúmenes.

 Desde la terraza con mesas merenderos de la "la casa del santero o ermitaño", se aprecia en lo alto, la blanca y radiante ermita de la Virgen de la Cueva incrustada en la roca.

Vistas de Esparragosa de Lares y alredeores desde el "balcón-mirador de la Siberia", desde la terraza de la "casa del santero o ermitaño". 

Desde las trasera de esta casa, restan unos 70 metros hasta llegar al parking del castillo, donde dejamos el coche esta mañana, ¡pero qué 70 metros!... por una senda desdibujada y con fortísimo desnivel que obligan a caminar con bastante inclinación e incluso a hacer uso de las manos en alguna ocasión, para llegar arriba, justo en la zona entre el restaurante y el castillo, actualmente cerrado los dos.

Una vez arriba, de nuevo nos volvemos hacia atrás para contemplar las vistas y el bonito y entretenido recorrido que hemos realizado, que sin duda, merece muy y mucho la pena.

Panorámica. De izquierda a derecha:  Sierra de Lares a la izquiera, pasando por el embalse de La Serena y Esparragosa de Lares (haz clic para ampliar).

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Notas sobre algunos de los extractos de textos que aparecen en esta entrada:
[1] - Descripción de la fortaleza por el profesor: Moreno Aragoneses.
[2] - Al-Laris, una ciudad dormida en La Siberia.

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Podéis ver éstas y más fotos, a más tamaño y resolución en ESTE ENLACE.

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