Las andanzas de un lobo estepario extremeño.

Aquí mis batallitas sobre cicloturismo, senderismo, montaña, viajes, naturaleza, música, teatro, ...

"Viajar en bici es hacer más grande el Mundo. Es aprender lo esencial de la vida. Es vivir el presente sobre todas las cosas. El placer del cicloturismo está mucho más en el camino que en el destino, son los medios los que justifican el fin. Durante días, semanas o meses, no necesitas más que lo que llevas a cuestas
" (del artículo: "Con la casa a cuestas", revista: Bike Rutas, Nº 4, 1999)

15 nov 2019

Senderismo Extremadura: Ruta de Carlos V.

Tocaba el reencuentro con la ruta de Carlos V, ocho años hacía ya de la última vez que la realicé... ¡cómo pasa el tiempo!,  y al igual que en mi caso, el resto de compañeros también la conocían, excepto Isabel y JuanMi (el “chicharrón del norte”).

El nombre de esta ruta viene dado por ser el último tramo que hizo el emperador Carlos V, el 12 de noviembre de 1556, en su viaje de retiro "espiritual" al monasterio de Yuste, y más concretamente hace referencia al tramo entre Tornavacas y Jarandilla, donde residiría en el Castillo de los Condes de Oropesa (actual Parador de Turismo), hasta que el 3 de febrero de 1557 se trasladó a su destino definitivo, el monasterio de Yuste. Un largo viaje de retiro que inició en Bruselas, entrando en España por la localidad de Laredo (Cantabria) y recorriéndola hasta llegar a su destino final en la comarca de la Vera, en Cáceres.

Nos alojamos en una casa rural en Jarandilla, así que el sábado para desplazarnos a Tornavacas, el amigo Ángel, encargado de la logística, ya había contratado una furgoneta que nos esperaría junto al parador y nos llevaría hasta el inicio de la ruta, donde llegaríamos pasadas las 9 de la mañana, ya que la ruta la haríamos por nuestra cuenta, fuera del gentío y masificación de la “ruta oficial”.

Mañana de cielo despejado, de azul intenso, y de frío, pero bastante menos del que esperábamos, así que el día en lo que a climatología se refiere, estuvo genial para caminar, y más en este mes de noviembre donde pudimos disfrutar plenamente del colorido de los bosque vestido con su típico manto otoñal, una maravilla visual, puro espectáculo.

 En Tornavacas...
Salimos de Tornavacas en dirección a la Ermita del Cristo del Humilladero, cercana e este entorno.

Salimos de Tornavacas en dirección a la  Ermita del Cristo del Humilladero, para cruzar después el río Jerte y girar a la derecha, continuando paralelo a éste, por su margen izquierda, primero por sendero y después por camino, en un primer tramo rodeado de huertos, bancales y pequeñas parcelas donde nos encontramos con el árbol por antonomasia del Valle del Jerte, el cerezo.

Cruzamos el río Jerte...

Al poco de cruzar el río Jeerte y girar a la derecha, nos adentramos en un tramo de sendero.

En este primer tramo caminamos en completa umbría, con un enorme contraste entre las sombras que inundan el valle a esta hora de la mañana, en puro silencio y sosiego roto tan solo por nuestras voces, y la parte alta del valle, en el lado opuesto al nuestro, acariciada por los primeros rayos de sol, cubriéndola de tonos dorados y  más hacia el norte, las cimas salzonadas de nieve reflejan la luz con su blanco intenso.. ¡muy buenas sensaciones para comenzar esta larga jornada que teníamos por delante!... el día prometía y solo puedo decir que disfruté y saboreé cada tramo de camino, de senda, de bosque, de gargantas, de ríos, de arroyos y fuentes, nada que ver con mi última visita donde a un día de cielo plúmbeo en el tramo hasta el “puente nuevo” le siguió la lluvia, la niebla y el frío, así que nada de vistas, ni de panorámicas, ni de contrastes, ni de colorido otoñal, y por si fuera poco, desde el inicio de la subida en mi cuerpo estalló una cruenta lucha con un desenlace poco deseado, una gastroenteritis que me llevó a mal traer durante más de 15 km y que hizo que llegara casi deshidratado a Jarandilla y eso que bebí todo lo que pude al paso por las fuentes... así que no guardaba muy buen recuerdo de la última vez que hice esta ruta, pero es esta ocasión ha sido todo lo contrario...

"...caminamos en completa umbría, con un enorme contraste entre las sombras que inundan el valle a esta hora de la mañana, y la parte alta del valle, en el lado opuesto al nuestro, acariciada por los primeros rayos de sol, cubriéndola de tonos dorados y  más hacia el norte, las cimas salzonadas de nieve reflejan la luz con su blanco intenso.."
Después de caminar entre bancales con cultivo de cerezos y con el curso del río Jerte como acompañante, llegamos a una bifurcación del camino, junto a una casa de campo que queda a la izquierda, donde dejamos atrás los cerezos y huertos y nos adentramos poco a poco en un bosque de robles y castaños, al tiempo que nos separamos más del curso del río.


Bonito y espectacular este tramo de bosque que va de menos a más, con zonas donde el sol al ir desperezándose, elevándose con forme avanza la mañana, va taladrando el bosque con su rayos de sol, filtrándose estos entre las ramas y hojas que aún no se han desprendido de los árboles, produciendo un juego de contrastes y colores con distintas tonalidades, tiñendo de dorado el manto arbóreo que a su vez muestra todo el crisol de tonos otoñales, cual si fuera la paleta de un experimentado pintor, ofreciéndonos el bosque sus mejores galas antes de despojarse definitivamente de ellas a medida que se acerque el invierno. Colores, contrastes, sensaciones, paz, remanso de tranquilidad, se respira aire puro y frío, nieve en el horizonte sobre las cimas de blanco inmaculado reflejando el sol como el mejor de los espejos, mientras, en el lado del valle por que el transitamos, si bien es cierto que aún estamos inmersos en la umbría, en el reino de las sombras, la batalla entre oscuridad y luz ha comenzado, y el valle poco a poco se va embriagando de sol conforme avanza la mañana.

Caminando por la alfombra de hojarasca inmersos en el bosque de robles y casaños.
El valle poco a poco se va embriagando de sol conforme avanza la mañana.

Tramo de subida suave, por cómodo camino sembrado de hojarasca con sus característicos tonos ocres, dispuesta a modo de alfombra; camino  en el que la última parte, antes de llegar al “Collado de las Losas”, se transforma en senda, en una delgada línea a modo de cicatriz sobre la tierra que serpentea entre bosque de robles, castaños y zonas frondosas, con gran abundancia de helechos que bien pareciera que tienen un interés especial por ocultar la senda y hacer este bosque quizás más virgen, oculto... tramo en el que se gana altura rápidamente a costa de un mayor esfuerzo, al cabo del cual, el bosque se abre de repente y aparece un claro, una ancha pista, en el “Collado de las Losas”, cubierto totalmente de sol y con vistas a las partes altas del valle salpicadas aquí y allá de nieve, caída en los días previos y posiblemente durante la última noche...

Tramo de senda envuelta entre helechos...

Vistas desde el Collado de las Losas..

Una breve parada en este lugar para reagruparnos, porque como siempre, las subidas cada uno las hace a su ritmo, y continuamos camino, ahora en descenso, de nuevo introduciéndonos en un tramo de bosque de robles,  más aclarado y también más corto, con un último tramo de senda-camino empedrado, enlosado, que nos conduce a los pies del icónico 'Puente Nuevo' o 'Puente de Carlos V', en la “Garganta de la Serrá”, cuyas aguas  algo más abajo, se unen a las que provienen por la parte izquierda de la “Garganta del Collado de las Yeguas”, en la “Garganta de los Infiernos” donde se encuentra otro hito celebérrimo y turístico como es el de “Los Pilones”.

Continuamos por amplio camino desde el "Collado de las Losas", ahora en descenso, de nuevo introduciéndonos en un tramo de bosque de robles, algo más aclarado.

Puente Nuevo

En el mismo puente hacemos una pequeña parada antes de afrontar el tramo más duro de la ruta, aprovechando para las típicas fotos y para un pequeño piscolabis: plátanos, chocolate y frutos secos, disfrutando de un día esplendido, con una temperatura agradable ahora que el sol comienza a alcanza su cenit.


Nos ponemos en marcha de nuevo para enfilar el largo tramo de subida de unos seis kilómetros, hasta el Puerto de las Yeguas, aunque con algunas zonas de falso llano.

Inicio de la subida al pasar Puente Nuevo.

Comenzamos por camino empedrado, en tramos de zig-zag, primero por zonas más abiertas, más de matorral que de arboleda, pero poco a poco, a medida que se va ganando altura, con cada giro del zig-zag, entre zonas pedregosas y recubiertas de musgos, nos adentramos de nuevo en zona de arboleda, de bosque, sombrías, dejando a nuestra izquierda la fuente de Roblehermoso, ahora seca, un indicativo de que aunque veamos bosques y zonas frondosas, también aquí se nota la falta de precipitaciones, al menos hasta estos primeros días de este mes de noviembre.




Al poco de dejar atrás la fuente, giramos a la izquierda en una bifurcación para continuar caminando de nuevo en cortos tramos de zig-zag por una senda que ocasiones parece perderse entre una frondosa vegetación en medio de bosque, siendo los hitos desperdigados cual miguitas de pan en el camino, los que nos van orientando para alcanzar una pequeña cima después de este corto pero empinado tramo desde que dejamos atrás la fuente, en un bonito entorno de robledales y exuberante vegetación, así que no es de extrañar que a este paraje se le llame “Robledo Hermoso”.

A partir de aquí abandonamos el manto protector del bosque, caminamos por la ladera de la sierra que tenemos a la izquierda, en un tramo suave, de falso llano, de senda, paralelos a la Garganta del Collado de las Yeguas, que es la que tenemos a nuestra derecha, y es que la ruta en sí atraviesa una orografía surcada por una sucesión de gargantas, sierras, valles, bosques y cursos de arroyos que no dejan indiferente a nadie.

El  puntito rojo que aparece sobre el cortado es el amigo Luis, con la Garganta del Collado de las Yeguas a la izquierda en la foto.

A la altura de otra fuente, ésta a la derecha de la senda, hacemos una parada para reagruparnos de nuevo, ya que en  la última parte de la subida de “Robledo Hermoso” algunos compañeros se han descolgado, subiendo a su ritmo.

Esperando al resto de compañeros junto a la fuente.

Todos juntos de nuevo, continuamos por senda flanqueada de espesa vegetación que dificulta en ocasiones la marcha, y más aún cuando de nuevo en un pequeño tramo de zig-zag, ésta se vuelve más selvática, haciendo que en cada giro se pierda de referencia al compañero que va delante aunque sólo sea unos metros. Así llegamos tras otro corto tramo de subida, a un pequeño claro, una explanada, con rocas a modo de balcón-mirador y lugar ideal donde hacer la parada de rigor para comer, es la zona de “Los Escalerones”, pero el tiempo se echaba encima, las tardes en estas fechas son cortas y preferimos seguir hacia delante, para terminar con este tramo de subida, y después, al comenzar la bajada, en función del tiempo que dispongamos, hacer una parada más o menos larga.

El camino continua en subida, ahora un poco más pronunciada, y de nuevo con algún que otro zig-zag; mientras avanzamos y vamos ganando altura, la arboleda va despareciendo y en el camino comenzamos a ver algo de nieve  y pronto llegamos a un altiplano. Frente a nosotros un vasto espacio abierto, sin árboles, más propio de alta montaña, en donde el camino empedrado que traíamos en este último tramo de subida se convierte en senda que nos conduce  hasta una pequeña pasarela, cubierta de nieve, que nos ayuda a cruzar este arroyo cuyas aguas desembocan en la Garganta del Collado de las Yeguas; más adelante y tras una pequeña bajada, llegamos a una segunda pasarela por la que cruzamos, ahora sí, la Garganta del Collado de las Yeguas. Una vez cruzada, mirando hacia atrás tenemos una bonita estampa.

En el último tramo de subida desde "Los Escalerones", justo al llegar al altiplano, comenzamos a ver algo de nieve sobre las piedras...

...un vasto espacio abierto, sin árboles, más propio de alta montaña, en donde el camino empedrado que traíamos en este último tramo de subida se convierte en senda...

Primera pasarela a cruzar, de madera, cubierta de nieve.

...tras una pequeña bajada, llegamos a una segunda pasarela por la que cruzamos, ahora sí, la Garganta del Collado de las Yeguas...
A partir de aquí unos 15 minutos en subida por camino en umbría, lo que ayuda a mantener la nieve que lo cubre casi por completo, nieve blanda, supongo de la noche anterior, que se conserva bastante bien, en parte debido a que en esta zona, a más altura y desprovista del manto protector del bosque, el viento gélido ayuda a conservarla, pero como digo, por suerte era nieve que podía pisarse bien, otra cosa hubiera sido que estuviera convertida en hielo.

Llegamos por fin al punto más alto de la ruta, al Puerto de las Yeguas, límite de la Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos y de valles; atrás dejamos el Jerte y frente a nosotros unas vastas vistas hacia la zona de la Vera.

A partir de aquí todo es bajada, así que iniciamos un pequeño tramo, esquivando a un grupo numeroso de vacas que se encuentran a sus anchas, en mitad del camino/senda, y acostumbradas a ver tanto senderista no se sorprenden, es más, ni siquiera se inmutan, permanecen impertérritas, así que para no molestarlas y que sigan paciendo tranquilamente, las vamos sorteando, rodeando.

Esta es una de las varias ocasiones, al iniciar el descenso desde el Puerto de las Yeguas, en las que tenemos que sortear a las vacas que permanecen en mitad del camino/senda.

Dejamos a la derecha el “Camino de los Arrieros” y continuamos hacia bajo perdiendo altura rápidamente, con vistas al valle verato, pero antes de proseguir, toca la parada reglamentaria para comer en condiciones, pasadas las dos y media, así que nos damos tiempo hasta la tres de la tarde, para dar buena cuenta de toda la bebida isotónica y de toda comida energética de última generación que llevamos, a base de barritas tipo: lonchas de panceta, queso, chorizo, salchichón, magro de cerdo, mejillones... y por supuesto la imprescindible bota de vino rulando de mano en mano...

Nos quedaba cerca de hora y media de bajada y la verdad es que se acaba haciendo muy larga, y el cansancio acumulado, el fuerte desnivel de algunos tramos y la irregularidad de la senda ponen a prueba las maltrechas “bisagras” (rodillas).

Por suerte me encuentro bastante bien, y las rodillas van respondiendo, así que sin prisa pero sin pausa, junto al compañero Luis vamos poniendo tierra de por medio con el resto de compañeros, en un tramo de fuerte descenso en zig-zag que nos conduce hasta el bonito paraje por el que se cruza la Garganta del Yedrón. Miramos hacia atrás pero ni rastro de los compañeros que vienen a su ritmo, y en lugar de esperar, preferimos seguir bajando para no quedarnos fríos y que las rodillas puedan sufrir más.

Tras un tramo de monte bajo, y después de tener claramente a la vista pueblos veratos como Aldeanueva, y más tarde Jarandilla y Guijo de Santa Bárbara, nos adentramos de nuevo en un tupido bosque de robles y castaños que hacen la delicia del senderista, aderezado con vetustas paredes de piedra recubierta en algunas zonas de musgo y líquenes, junto a la hojarasca que la alfombra la senda en pronunciada bajada, en un recorrido idílico, aunque a estas alturas, el cansancio ya hace acto de presencia y en este punto muchos de los que hacen la ruta oficial ya están deseando de acabar.

Vetustas paredes de piedra recubiertas de musgo...

Llegamos a la carretera de Jarandilla a Guijo de Santa Bárbara, la seguimos durante unos metros para después abandonarla girando a la derecha por camino hormigonado y en fuerte descenso, hasta llegar al Puente de Palo, que cruza las aguas de la Garganta Jaranda. Desde aquí, un pequeño tramo de camino y senda nos conduce hasta las puertas de Jarandilla, adentrándonos hacia el interior del pueblo para llegar hasta la zona de parador, donde tenemos los coches aparcados, y donde esperaríamos al resto de compañeros, aunque esto ya dentro de un bar y con una cerveza en la mano... para reponer líquidos...

Buen día, buena ruta y mejor compañía... y aún quedaba lo mejor, la cena de grupo en la casa rural y la tertulia consiguiente al calor del fuego y es que tener a este grupo como compañeros es toda una gozada.

Podéis ver algunas de las fotos de esta ruta, tanto las que aparecen en este blog como otras, a mayor resolución y calidad en ESTE ENLACE.

0 comentarios:

Publicar un comentario