Las andanzas de un lobo estepario extremeño.

Aquí mis batallitas sobre cicloturismo, senderismo, montaña, viajes, naturaleza, música, teatro, ...

"Viajar en bici es hacer más grande el Mundo. Es aprender lo esencial de la vida. Es vivir el presente sobre todas las cosas. El placer del cicloturismo está mucho más en el camino que en el destino, son los medios los que justifican el fin. Durante días, semanas o meses, no necesitas más que lo que llevas a cuestas
" (del artículo: "Con la casa a cuestas", revista: Bike Rutas, Nº 4, 1999)

3 sept 2019

Karlovy Vary (República Checha).

En el trayecto entre Hřensko, en el Parque Nacional de la Suiza-Checa (noroeste de Chequia) donde pasamos un par de noches y Praga, hicimos parada en la ciudad Karlovy Vary, donde nos quedaríamos un día, para así poder disfrutar de un recorrido por esta ciudad de forma tranquila, sin los agobios de los tours que vienen desde Praga para estar unas horas, o una mañana y después regresar de nuevo a la capital.

Karlovy Vary es una ciudad en la que al menos lo que es su parte turística, su centro histórico, puede recorrerse perfectamente dando un paseo, siguiendo el curso del río Teplá que nos servirá de hilo-conductor, ya que en sus alrededores, ya sea en una u otra orilla, es dondese encuentran los puntos más importantes de esta pequeña, coqueta y turística localidad.

Esta ciudad balneario es la capital de la región del mismo nombre, dentro de la región histórica de Bohemia (Bohemia occidental), y forma parte del triángulo de las ciudades con aguas curativas, junto a  Mariánské Lázně y Františkovy Lázně, siendo las tres, bonitas localidades envueltas por grades y frondosos bosques, de las que Karlovy Vary es la mayor de ellas.

El nombre de esta ciudad proviene según la leyenda popular, de cuando allá por el año 1358, encontrándose  Carlos IV, emperador del sacro imperio romano-germánico, de caza por esta zona persiguiendo a un ciervo, dio la casualidad que su perro de caza encontrara un manantial de aguas calientes en el lugar donde ahora se asienta la ciudad.

Karlovy Vary bien merece una visita, no solo por sus bellos edificios históricos que se encuentran por todo su centro histórico y turístico, la mayoría de ellos del s.XIX, cuando tuvo su mayor auge, pasando por ella grandes personalidades buscando sus aguas curativas, convirtiéndose así en un lugar de encuentro de pensadores, compositores, artistas... procedentes de Alemana, Rusia y en general de países centroeuropeos, porque si por algo es famosa esta ciudad es por sus balnearios y fuentes termales, basta decir que cuenta con más de 80 manantiales de agua caliente, en las que el agua emana entre 30⁰ y 73⁰, y de entre todos estos manantiales, sólo 12 se utilizan con finalidades curativas, aunque también se suele decir en plan humorístico, o quizás no tanto, que hay otra fuente o manantial curativo más, la que sería la número 13 y que no es otra que la planta donde se produce el Becherovca, el célebre licor de hierbas de Chequia ("realizado con raíces, especias y aproximadamente veinte tipos de hierbas obteniendo como resultado un sabor ligeramente amargo, fabricándose en esta ciudad desde 1807 bajo estrictas recetas aún secretas").

Sobre las once de la mañana la furgoneta con la que nos desplazamos nos deja en el parking del Hotel Ambassador, muy bonito tanto desde fuera, en cuanto a arquitectura y decorado, como por dentro, y es que se trata de una joya arquitectónica de 1901, aunque en mayo  de 2015 se terminó de remodelar; está catalogado como monumento cultural nacional y cuenta con una rica historia, con espacios ricamente decorados, frescos alegres en el exterior etc.




Vista parcial del Hotel Ambassador y de algunos de los frescos que se encuentran decorando su fachada.

Tras recoger las llaves en recepción de las respectivas habitaciones y dejar el equipaje, bajamos rápidamente para dar una vuelta, primero por los alrededores, donde las calles son semi-peatonales o peatonales, con muchos bares-restaurantes, con pequeñas terrazas al exterior.

Muy cerca del hotel, en una zona en la que por estatua lo que hay es una enorme botella de Becherovca, se encuentra el edificio donde se produce o producía este licor de hierbas, una bebida de sobra conocida en toda Chequia como ya tuvimos la ocasión de ver y probar en días anteriores. En este mismo edifico, bajando unas escaleras, como si fuera el sótano, se encuentra un enorme restaurante con varias salas, el restaurante-cervecería Karel IV (Carlos IV)... ¡cómo no!... y es que este rey fue también el fundador de Karlovy vary... Nos recomendaron este restaurante, supongo que conociendo nuestras costumbres más mediterráneas, porque cerraba algo más tarde, y en caso de no querer cenar tan temprano o querer simplemente beber algo podíamos venir aquí porque los demás sitios cerraban más temprano...

El grupo posando junto a la botella de Becherovka... ¡qué imagen!...¡sin comentarios!...

Karlovy Vary (en alemán se la conoce como Karlsbad) se podría traducir por las “Termas de Carlos”, y es que si por algo es famosa esta ciudad es por sus balnearios y sus aguas termales, como he comentado antes,  que le han dado fama internacional, pero a esto habría que añadir también su Festival de Cine Internacional.

Antes de llegar a enlazar con nuestro hilo-conductor en el recorrido por la parte turística de esta ciudad, o sea, el río Teplá, algunos compañeros entran en una tienda donde venden las famosas obleas, para hacer acopio de ellas y probar sus diferentes sabores: vainilla, chocolate, avellana...

Pasamos por el jardín de las flores que nos queda a la izquierda, con su florida rotonda-montículo donde aparece hecha cada día, con flores, la fecha actual, al fondo se ve la fachada de un hotel,  después cruzamos el río por un puente y llegamos a una gran explanada donde hay bastantes puestos pequeños de souvenirs o comida. Una enorme explanada, presidida por el Spa Hotel Thermal, un enorme mazacote de cemento construido entre 1967-1976, absolutamente feo y penoso desde del punto de vista estético, visto desde el exterior, aunque sea un hotel de lujo, cumpla sus funciones y sirva de referente para la celebración de congresos y también para el festival internacional de cine de esa ciudad. Este edificio reminiscencia de la etapa comunista de la extinta Checolovaquia, rompe con toda la estética de los edificios clásicos, románticos, que envuelven en su recorrido al río Teplá, que nos queda a la derecha, mientras que la mole gris de cemento que constituye este hotel-spa queda a la izquierda.

Florida rotonda-montículo donde aparece hecha cada día, con flores, la fecha actual.. al fondo lo que se ve es un hotel.

Seguimos nuestro paseo junto al río, disfrutando de la belleza de los edificios que nos rodean, y pronto, tras cruzar de nuevo el Teplá, llegamos al Parque de Dvorak (en honor al compositor checo Antonín Dvořák), donde se encuentran, además de la estatua en honor a dicho compositor,  algunas esculturas diseminadas por él pero formando parte de un mismo grupo escultórico: son figuras humanas y de animales. Junto a este parque nos topamos con lo que primera columnata que vemos de esta ciudad, se trata de la Columnata del Parque.

 Escultura en el Parque de Dvorak (foto de Fernando, compañero de viaje).


Columnata del Parque

Una columnata es un edificio o pabellón, abierto o cerrado, que alberga manantiales o fuentes de aguas termales. En las fuentes termales que se en encuentran bajo estas columnatas, no  sólo se puede beber de ellas sino que también se puede coger agua en recipientes o en jarras, así que no es de extrañar ver pasear gente por las calles con botellas o con jarras de porcelanas, unas jarras que se han convertido también en objeto de souvenir y que las puedes encontrar en muchos “chiringuitos” con distintas formas y decoraciones, pero en lo que sí hay que tener mucho cuidado es que  el agua que sale de las fuentes está muy caliente, incluso en algunas de ellas llega a los 40 e incluso superar los 70 grados, una temperatura que viene indicada en la propia fuente; el agua además de estar caliente o demasiado caliente, "está gasificada y con gran cantidad de minerales, con un sabor fuerte y metalizado".

Las columnatas tienen su origen a finales del siglo XIX y arquitectónicamente son diferentes entre sí, tanto en la utilización de materiales como en el diseño, pero lo cierto es que todas ellas son muy bonitas desde el punto de vista estético.

La Columnata del Parque, de estilo neobarroco, diseñada por los arquitectos Ferdinand Fellner y Hermann Helmer (los mismos que hicieron el hotel donde nos alojamos) en 1880 y reconstruida en la década de los 60 del pasado siglo, alberga en la actualidad tres fuentes bajo una encantadora estructura de hierro fundido, con  un largo pasillo o corredor en cuyos extremos se hayan dos cúpulas bajo las que se encuentran las fuentes.

Seguimos nuestro recorrido, ahora por zona peatonal, con el río a nuestra izquierda, y no tardamos mucho en ver otra columnata, ésta más pequeña y coqueta,  a nuestra derecha, en una pequeña placita, se trata de la Columnata o Pabellón de la Fuente de la Libertad, creo que hay un dicho popular que dice que las parejas que beben de esta fuente acaban separándose... ¡no sé si por eso lo del nombre de Fuente de la Libertad!.

Columnata o Pabellón de la Fuente de la Libertad

Siguiendo nuestro recorrido, más adelante nos encontraremos con otra gran explanada peatonal, donde a la izquierda seguimos teniendo el río, y a la derecha la enorme Columnata del Molino, también de finales del XIX, se terminó de construir en 1881, según el proyecto del arquitecto Josef Zítek (quien también construyó otros dos célebres edificios en Praga: el Teatro Nacional y el Rudolfinum) en el estilo neorenacentista. Su diseño es bastante ostentoso y totalmente diferente a las anteriores columnatas que habíamos visto. "Se trata de una galería o corredor de 132 metros de largo, abierto sólo hacia el lado del río, dotado de 124 gruesas columnas de estilo corintio y en las balaustradas de la terraza del techo se encuentran doce estatuas, personajes alegóricos que representan los doce meses del año. Dentro de la columnata se organizan diversos conciertos y otros espectáculos culturales".

 Galería de la Columnata del Molino flanqueada por colmnas a ambos lados [foto de Fernando, compañero de viaje].

La explanada donde a la derecha tenemos la Columnata del Molino, y a la irquierda el río Teplá acompañado de un conjunto de bonitos edificios.
Al terminar la construcción de esta columnata, ésta fue objeto de dudas, controversias, y gozó de poca fama y respecto, porque se decía que rompía con la línea arquitectónica de esta ciudad balneario, pero con el paso del tiempo se fue convirtiendo en un símbolo y referente para la ciudad. Bajo ella se encuentran cinco fuentes termales, de las que brota agua a una temperatura  entre los 53 y 65 grados. 

 El río Teplá, y los bonitos edificios entre los que se encuentra flanqueado. Nosotros cruzaríamos este pequeño puente y seguiríamos por el lado izquierdo del río en nuestro paseo por esta ciudad.

Entre la columnata y el río, a cielo abierto, también se encuentra otra fuente, en mitad de esta explanada rodeada de edificios de bella factura, tanto estética como arquitectónicamente hablando.

 La amiga Natalia junto a la fuente que se encuentra en la explanada que existe entre la Columnata del Molino y el río Teplá.

Al finalizar la columnata, hay una bifurcación, podemos seguir junto al río, a la izquierda, o  hacia la derecha, separándonos de él, por una calle en cuyo inicio se encuentra una enorme escultura de un caballo plateado. Nosotros seguiriámos junto al río, cruzándolo de nuevo por un pequeño puente para seguir por su otra orilla, donde nos encontramos con varias terrazas de restaurantes.


Llegamos a la Columnata o Pabellón de la Fuente Termal donde se encuentra el manantial principal y también el más caliente de toda la ciudad, el Vrídlo, un géiser que alcanza los 72 °C y llega a alcanzar los 12 metros de altura, llegando a producir de promedio por minuto de unos 2.000 litros de agua, o lo que es lo mismo, casi tres millones de litros diarios, destinados a los balnearios y a su uso como tratamientos terapéuticos consistentes en la ingesta de este agua. Esta columnata o pabellón, es un edificio más contemporáneo (de 1975) y acristalado, en el que se encuentra la más famosa de todas las fuentes y a diferencia del resto que hemos visto no es una galería o corredor abierto, sino que es un edificio en sí mismo, y si se quiere visitar hay que tener en cuenta que tiene horario de apertura y cierre. En su interior hay cinco fuentes y tiendas de souvenir donde venden además de las típicas jarras de porcelanas, objetos petrificados, como la afamada “rosa petrificada” de Karlovy Vary, y es que los sedimentos minerales de estas aguas, al irse depositando sobre cualquier objeto que se exponga a los mismos por espacio de varios días, los convierten en piedra, o sea, lo "petrifican".

Una de las fuentes del Pabellón de la Fuente Termal, en donde se encuentra el manantial principal y también el más caliente de toda la ciudad, el Vrídlo, y como se puede ver en la foto, en el caso de esta fuente alcanza la temperatura de 72 grados.

El grupo de fondo del géiser que se encuentra a las afueras del Pabellón de la Fuente Termal... el agua brota calentita, calentita... (Foto cedida por los compañeros).

Los sedimentos minerales de estas las aguas temales dejan en el fondo del río encauzado esta gama cromática...
Es posible hacer un tour guiado por el subsuelo de la Columnata de la Fuente Termal, pudiéndose el turita adentrarse en "un infernal laberinto subterráneo", tal y como se puede leer en este artículo.

Junto al Pabellón de la Fuente Termal, se levanta la iglesia barroca de Santa María Magdalena, que fue afectada por el el incendio de la ciudad en 1759, quedando sus dos torres destruidas. Está iglesia del s.XVI está considerada como uno de los mejores ejemplos de estilo barroco de toda Bohemia. Al caer la tarde acudiríamos a esta iglesia para asistir a un concierto de órgano en su interior.


Iglesia barroca de Santa María Magdalena.

Lo siguiente en visitar fue la Columnata del Mercado, con su estructura blanca de madera, también en forma de corredor o galería, edificio construido  en 1883 por los mismos arquitectos de la Columnata del Parque, e inspirado en la arquitectura suiza, con dos o tres fuentes en su interior, no recuerdo bien ahora. Se asienta sobre el lugar que ocupaba el antiguo ayuntamiento, demolido en el año 1879. "Detrás de este edificio  se encuentra la Columnata del Castillo y por encima de esta última está la Torre del Castillo, que es el único vestigio del castillo gótico original de la época del emperador Carlos IV".



Columnata del Mercado.

A la izquierda de la la Columnata del Mercado,  en el centro de un plaza, se alza la Columna de la Peste, una  escultura barroca dedicada a la Santísima Trinidad, construida a principios del siglo XVIII en agradecimiento de la ciudad por haberse salvado de la peste en 1716; junto a ella una fuente con el fondo de la bonita fachada de uno de los innumerables hoteles con los que cuenta esta ciudad.

Columna de la Peste. Escultura barroca dedicada a la Santísima Trinidad, construida a principios del siglo XVIII en agradecimiento de la ciudad por haberse salvado de la peste.


Fuente y fachada del hotel que se encuentra detrás de esta fuente, situada en la misma plaza que la Columna de la Peste (ésta quedaría a la izquierda de la foto) y junto a la Columnata del Mercado (que quedaría a la derecha de la foto).

El siguiente hito en nuestro recorrido fue el celebérrimo hotel Grandhotel Pupp, que organiza anualmente en el mes de julio  el Festival Internacional de Cine de Karlovy Vary. Delante del hotel se pueden ver baldosas con nombres de actores, actrices y personalidades que han pasado por el hotel, e incluso el hotel en sí sirvió de escenario en una de las películas del no menos célebre James Bond, concretamente en la de “Casino Royale” del 2006, con Daniel Craig en el papel de 007, aunque en la película este hotel se convierte en el  “Hotel Splendide” en Montenegro.

Panorámica de la calle vista desde la Columna de la Peste.

Se trata de un hotel de lujo, con 228 habitaciones y compuesto por dos edificios neobarrocos cuyos orígenes se remontan al  s.XVIII. Fue entre 1896 y 1907, cuando los arquitectos vieneses Ferdinand Fellner y Hermann Helmer (los mismos que diseñaron la Columnata del Parque, la del Mercado, yel hotel donde nos alojamos y seguro que muchas más cosas) reconstruyeron los diversos edificios de la familia Pop (Pupp en alemán)  en el Grandhotel Pupp neobarroco que conocemos hoy en día. Hasta la II Guerra Mundial, la familia Pop continuó adquiriendo propiedades vecinas e incorporándolas al complejo hotelero, pero después de la guerra, el gobierno comunista de Checoslovaquia nacionalizó el hotel y pasó a llamarse Grandhotel Moskva en 1950; los propietarios del hotel, junto a una gran parte de los vecinos de Karlovy Vary fueron expulsados (esta región formó parte del nuevo país, Checoslovaquia, cuando éste fue creado a partir de la Primera Guerra Mundial, por lo que la mayoría de la población hasta entonces era de origen alemán, y más tarde, en 1938, la región de los Sudetes —incluyendo Karlovy Vary— fue anexionada de nuevo a Alemania, pero después de la II Guerra Mundial en 1945, volvió a incorporarse a Checoslovaquia, y la mayoría de la población que era alemana fue expulsada). El nombre original del hotel fue restaurado en 1989 y desde entonces fue privatizado.

Cerca del Grandhotel Pupp, casi en sus traseras, sale un callejón empinado donde se coge el  funicular o tren cremallera que en apenas unos minutos salva el desnivel existente entre Karlovy Vary y la colina donde se encuentra la Torre Diana, uno de los mejores miradores de la ciudad, y son varios con los  que cuenta. Se trata de una torre construida en piedra en 1914 que se yergue altiva con sus 35 metros de altura entre la espesa arboleda para tener unas de las mejores vistas de la ciudad.

Torre Diana, en el Parque de la Colina (foto cedida por los compañeros).

Pero en esta colina no está sólo el mirador, sino que se ha convertido en una especie de parque donde podremos disfrutar de restaurantes con amplias terrazas al aire libre, mariposarios, red de senderos para pasear, miradores, etc..

Como ya iba siendo la hora de comer, lo primero que hicimos fue buscar una mesa corrida para estar todos juntos y proceder con la degustación de algún que otro plato típico de la zona, y después del café, proceder a subir a la parte alta de la Torre Diana, donde se puede subir bien en ascensor o bien por las escaleras... nosotros subimos y bajamos por las escaleras... para rebajar la copiosa comida...


Probando la gastronomía local... en una de las terrazas junto a la Torre Diana.

Desde arriba uno puede desplazarse por los lados de la torre para tener una panorámica en 360 grados, comprobando cómo la ciudad situada junto al río se encuentra rodeada por un espeso bosque, un auténtico pulmón verde que la envuelve con mucho mimo.


 Vistas parciales de Karlvy Vary, rodeada de frondosos bosques, desde la Torre Diana.

Vista de las doradas y relucientes cúpulsas de la Iglesia Ortodoxa de Pedro y Pablo desde la Torre Diana.

Tocaba la hora de bajar de nuevo a la ciudad, aunque ahora no utilizamos el funicular, sino que bajamos dando un paseo por la red de senderos que discurren por este enorme bosque. Al llegar abajo y topar de nuevo con el asfalto, nos encontramos con la  estatua de Karl Marx, inaugurada en 1988 para conmemorar las tres visitas que hizo a esta ciudad en busca de las aguas medicinales de sus balnearios, al igual que otros personajes ilustres como Mozart, Beethoven, Chopin, Tolstoy, Dvorak, Franz Liszt, Goethe, Freud...

Siguiendo con nuestro recorrido, llegamos a la Iglesia Ortodoxa de Pedro y Pablo, que data de finales del s.XIX, cuando la aristócratas rusos que visitaban los balnearios,  financiaron la construcción de este templo, que con sus colores azules y sus cinco cúpulas doradas embelleciendo su exterior, no dejan indiferente  a nadie, la lástima es que es complicado tener una panorámica completa de la iglesia  al estar rodeadas de árboles y de otros edificios.


Iglesia Ortodoxa de Pedro y Pablo, que data de finales del s.XIX

Hay mucha presencia rusa en esta ciudad, con vínculos que nacieron durante la Rusia zarista, con las visitas del zar Pedro I, crecieron con la URSS gracias a las estancias pagadas a sus funcionarios, que pasaban varias semanas de descanso en sus sanatorios y baños termales, y maduran en la actualidad con la Rusia capitalista (incluso el pequeño aeródromo de Karlovy Vary recibe vuelos directos de Moscú), y hasta existe una villa de descanso a las afueras donde sólo residen vecinos rusos, además de la  Iglesia Ortodoxa de Pedro y Pablo”.

Regresamos al hotel, con el tiempo suficiente para una ducha y poco más, porque parte del grupo habíamos quedado para ir a un concierto en el interior de la barroca (sobre todo por su interior) iglesia de Santa María Magdalena.

Concierto en el interior de la iglesia de Santa María Magdalena.

Cuando salimos del concierto ya es prácticamente de noche, y a diferencia de por la mañana, las calles están muy tranquilas, como de un pueblo cualquiera, fuera del ajetreo de los tours que vienen de Praga para hacer una visita de ida y vuelta, inundando por las mañanas sus calles y plazas de turistas.

Un recorrido nocturno que nos ofrece otra cara de Karlovy Vary, quizás más romántica, tranquila y sosegada.

Como ya iba siendo algo tarde, para lo que es el horario checo, y algunas terrazas de restaurantes ya estaban recogiendo o apenas había gente, nos fuimos directos al restaurante-cervecería Carlos IV que nos habían aconsejado, cercano al hotel, y tras bajar unas escaleras accedemos  hasta enorme local con diversas salas y mucha madera en su decoración. Apenas había un par de mesas ocupadas y aunque podíamos estar hasta más tarde tomando algo, la cocina sin embargo, cerraban a las 10, así que había que pedir rápido, si bien a mi esa noche me importaba poco cenar, es más, ni siquiera cené, porque la comida del mediodía había sido bastante copiosa y me sentía lleno, aunque eso sí, la jarra de cerveza no la perdoné...



En el interior del restaurante Carlos IV (fotos cedidas por los compañeros).

Otro breve paseo nocturno a la salida del restaurante y sobre las 11:30 directos a la habitación del hotel... que al día siguiente tocaba el desplazamiento hasta Praga, aunque de camino pararíamos en un par de sitios más...

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