Las andanzas de un lobo estepario extremeño.

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"Viajar en bici es hacer más grande el Mundo. Es aprender lo esencial de la vida. Es vivir el presente sobre todas las cosas. El placer del cicloturismo está mucho más en el camino que en el destino, son los medios los que justifican el fin. Durante días, semanas o meses, no necesitas más que lo que llevas a cuestas
" (del artículo: "Con la casa a cuestas", revista: Bike Rutas, Nº 4, 1999)

21 ago 2019

Senderismo por el Parque Nacional de la Suiza Checa o Suiza Bohemia (República Checa).

Chequia... algo más que Praga....  digo esto porque de toda que la gente que conozco que  ha ido a este país, a penas dos o tres  son las que han visitado en algún tour otras ciudades o entornos naturales que no sean Praga, porque el resto sólo han visitado la joya de la corona pero nada del resto de perlas, que son muchas las que aglutina este pequeño país (tanto por lo poco que he visto como por lo mucho que he leído); y es que son muchos los que han ido de fin de semana, o de puente, o en el clásico tour por las ciudades: Viena-Praga-Budapest y la verdad es que me extraña tanto que sea “tan desconocido” con todo lo que tiene por ver tanto a nivel de  ciudades como de entornos naturales.

Esta entrada va dedicada al Parque Nacional de la Suiza Checa o de la Suiza Bohemia (en checo: P.N. České Švýcarsko), bueno, más bien a un recorrido senderista circular por este parque que muestra la esencia de él, aunque son muchos más los recorridos que se pueden hacer y los sitios que se pueden visitar, pero quizás éste sea uno de los más característicos y también el más transitado, porque tiene uno poco de todo y todo muy atractivo.

El Parque Nacional de la Suiza Checa, se encuentra en el noroeste de la República Checa, en Bohemia del Norte (de ahí que también se le llame P.N de la Suiza Bohemia) y fue creado el 1 de enero del año 2000, siendo el más reciente de los cuatro parques nacionales con los que cuenta este país. El parque es una continuación de su vecino Parque Nacional de la Suiza Sajona (Sächsische Schweiz), es Alemania, declarado como tal diez años antes, en 1990, por lo que es obvio pensar que el nombre de Suiza Checa deriva de su predecesor Suiza Sajona, y estos curiosos nombres son gracias a “dos pintores suizos del siglo XVIII que, cuando vieron este caos de las Montañas de roca arenisca del Elba esculpido caprichosamente por el viento y el agua, se sintieron en su tierra natal; Adrian Zingg y Anton Graff reprodujeron la singularidad de sus paisajes y captaron su luz, una luz siempre presente en aquellas obras románticas repletas de escarpes, callejones y torres de rocas entre mesetas volcánicas rodeadas de bosques de pinos y hayas”.

El recorrido tiene inicio y fin en Hřensko (en el distrito de Děčín dentro de la región de Ústí nad Labem), un pequeño y coqueto pueblo fronterizo con Alemania, de apenas 300 almas, aunque durante el día tiene bastante animación debido a su situación fronteriza y a los numerosos y variados puestos que surgen como setas en su calle principal, en plan mercadillo... Es el punto más bajo de Chequia, y por él discurren las cristalinas aguas del río Kamenice antes de desembocar en el Elba, justo al finalizar las últimas casas del pueblo, y es precisamente el propio río Elba el que sirve de frontera entre Chequia y Alemania.


Hřensko es un pueblo que se estira como una goma paralelo al Kamenice, con casas a ambos lados del río, encañonado entre altas paredes de piedra verticales entre las cuales da la impresión de que se encuentran enclavadas algunas de sus casas... y a pesar de ser tan pequeño cuenta con varios hoteles, restaurantes, cafeterías... y es que es un sitio que además de ser de paso, por su situación de frontera, también tiene mucha atracción turística por estar enclavado en este parque natural y partir desde él varios recorridos interesantes, como éste que realicé.

El recorrido fue:  Hřensko - “Pravčická brána (Puerta Pravčická, el mayor arco de piedra de Europa y buque insignia del parque) – Sendero Gabriel – Aldea de Metzi Louka – Desfiladeros o Gargantas del río Kamenice -  Hřensko. En total estaban previstos unos 19 km, incluidos los dos pequeños tramos en barca, pero al final acabamos realizando algunos más. El track podéis verlo en este ENLACE, que se ajusta casi en su totalidad al recorrido realizado y una selección de las fotos de este recorrido, a mayor resolución que las que aparecen en esta entrada del blog, podéis verla haciendo clic AQUÍ.

El recorrido a realizar según uno de los folletos que se pueden encontrar en la oficina de información y turismo o en cualquier hotel tanto de Hřensko como de cualquiera de los pueblos de la zona.

Salimos del 'Hotel Praga' en torno a las 9 de la mañana, con temperatura más bien fresca, dejando pronto al río Kamenice a nuestra espalda, además de una antigua rueda de molino, perteneciente al restaurante que está junto a ella, y que en su día sería movida por las aguas que bajan por un pequeño canal o acequia. Paralelos a esta acequia y a la carretera, por una estrecha senda con mucha arboleda a nuestra izquierda, fuimos caminando dejando atrás el pueblo de Hřensko.

 Hotel Praga
Hřensko y el Kamenice, desde el balcón de la habitación del Hotel Praga,

A unos dos kilómetros llegamos al desvío, lugar donde paran también los buses para dejar o recoger en este punto a la gente que hace la ruta. Desde aquí, giramos a la izquierda dejando la carretera a nuestra espalda y continuando por una ancha pista que pronto dejamos para girar a la derecha y subir por unas escaleras que definitivamente nos adentra en un frondoso y tupido bosque de pinos y hayas, árboles enormes entre los que por sus ramas a penas se cuela algún que otro rayo de sol, así que caminamos en completa umbría y tranquilidad, porque en este punto y a esta hora de la mañana no es mucha la gente con la con nos encontramos, aunque conforme iba avanzando el día iríamos viendo cada vez a más gente.

Es aquí donde se puede decir que comienza de verdad la ruta, por este tramo  de unos 2,5 km desde que se deja la carretera y hasta llegar a la “Puerta Pravčická”, atravesando un bosque espeso, frondoso, de árboles gigantes en los que en ocasiones sus raíces afloran de la superficie y se deslizan por la ladera buscando el camino, la  senda, como si quisieran atrapar a los despistados senderistas, mientras uno no deja de preguntarse qué fuerzas ocultas son las que actúan para que esos árboles permanezcan en pie sin derrumbarse, haciendo algunos de ellos verdaderos ejercicios de funambulismo, con la mayor parte de sus raíces al aire, sin apenas hacer agarre en tierra, y todo envuelto en una mezcla de humedad, musgo, helechos, raíces, troncos retorcidos... formando un entorno o bosque que bien parece estar recién salido de un cuento mágico.


Entretenidos con el recorrido, haciéndonos fotos aquí y allá, entre las gruesas raíces de los árboles que sobresalen, simulando que intentan atraparnos, vamos avanzando tranquilamente, sin prisas, en ligero y cómodo ascenso.

Dibujo extraído de la web oficial de turismo de Chequia, que refleja a la perfección los senderos de este parque natural...

Foto cedida por Fernando, compañero de viaje.
Atrapados entre las raíces de los árboles (foto cedida por los compañeros de viaje).

Llegamos a un desvío, a la derecha, a unos 300 metros hay una cueva, según las señalizaciones, aunque nuestro recorrido sigue hacia  delante, pero como tenemos todo el día, realizamos el desvío para visitar la cueva, que más que cueva es un gran abrigo que podría estar habitado miles de años atrás, aunque ni rastro de pinturas rupestres, aunque sí una gran piedra de forma circular, en el centro, que quizás pudiera haber servido tiempo después para algún tipo de ritual o ceremonias... pero esto ya es de mi cosecha, porque del cartel informativo no sacamos nada en claro con eso de estar escrito en checo.


Volvemos sobre nuestros pasos hasta llegar de nuevo al desvío y continuar hacia delante. En este punto es cuando la pendiente se acentúa un poco más, aunque sin ser nada del otro mundo para personas que estén acostumbradas a andar de forma regular.

Un poco más adelante llegamos a una zona donde se encuentran unos asientos realizados con troncos de madera y un grabado en plancha de madera avisando en varios idiomas de la cercanía de la “puerta o puente de piedra”. Desde este enclave es donde sale hacia la derecha, el “Sendero Grabriel”, por el que tendremos que seguir más tarde, o dicho de otra forma, una vez que realicemos la visita a  “Pravčická brána” y a sus alrededores, tendremos que retroceder de nuevo hasta este punto para continuar la ruta.



Continuamos hacia delante, en subida, pero no tardamos mucho en ver arriba, ligeramente hacia nuestra derecha, la celebérrima puerta de piedra, el arco natural que traza la roca, y junto a él, como enclavado en la roca, un bonito edificio, el “Nido del Halcón”,  desde donde se tienen que tener unas vistas privilegiadas, y más si uno se encuentra sentando en el restaurante que hay en ella, en su planta superior, tomando un café y contemplando las magníficas vistas que se tienen desde este lugar privilegiado.

A la derecha “Pravčická brána”, la puerta de piedra y a la izquierda el "Nido del Halcón".

El sendero sigue ascendiendo, y entre curvas y pasarelas habilitadas para facilitar el paso vamos acercándonos cada vez más a este monumento natural, siguiendo envueltos en el bosque y en este entramado de paredes rocosas, parando de vez en cuando, intentando retener en la mente esa bonita postal, quizá deslucida en ocasiones al tener el sol de frente y provocar lo que en fotografía se llama un “a contra luz”.

 Puentes y pasarelas para facilitar el acceso a Pravčická brána" (foto cedida por los compañeros de viaje).

A pesar de su grandeza en cuanto a dimensiones, y a estar situado en las alturas sobre un crestón, permanece oculto en el interior del parque este monumento natural, protegido por el bosque y las paredes rocosas, y hasta que no estás debajo de él no te das cuenta de su existencia... algo más de cuatro kilómetros recorridos desde la salida de Hřensko para conseguir el premio, para comenzar a ver, disfrutar y admirar esta joyita que la naturaleza mantiene escondida y sólo visible para los que ansían verla, para los que llegan a los pies de esta caprichosa formación pétrea, tallada minuciosa y pacientemente por las erosiones en la roca arenisca a lo largo del tiempo.

Pasamos junto al arco de piedra, dejándolo a nuestra derecha y aún algo por encima de nosotros, mientras seguimos el sendero que nos conduce a la bonita construcción que veíamos también desde abajo y que junto al monumento natural parecen formar un tándem indivisible, inseparable, armonioso, la construcción humana y la natural compenetradas al unísono sin desentonar... es el Castillo del Halcón o “Nido del Halcón”, construido en 1881 y que hoy en día alberga un museo o sala de exposición y un restaurante.

"Nido del Halcón".
Recorremos la fachada de este edificio por el interior de una galería formada por cinco arcos en piedra, uno de los cuales sirve de entrada a la propia galería. Al darle la vuelta al edificio vemos que detrás de él es donde se encuentra una pequeña tienda de souvenirs y las taquillas para los que quieran acceder a los miradores que hay más arriba, aunque a la “Puerta  Pravčická” y a la sala de exposición del edificio se puede acceder de forma gratuita.

Para el que quiera subir a los miradores el precio es de tres euros, y por las fotos que  había visto y los comentarios que había leído, merecía muy y mucho la pena, y después de haberlos visitados, no puedo estar más de acuerdo.

Con el “Nido del Halcón” a nuestra espalda, avanzamos por un estrechamiento entre dos paredes rocosas y verticales, hasta que a la izquierda cogemos unas estrechas escaleras, con escalones tallados en piedra, que a través de varios tramos nos conducen a la parte alta de una especie de meseta, mientras vamos teniendo un pequeño aperitivo de las panorámicas que disfrutaremos allá arriba, en las alturas, en la cima de formación de roca arenisca, desde donde hay un bonito y corto recorrido que nos lleva a visitar los diferentes miradores/balcones, tanto los orientados hacia la “Puerta  Pravčická” que ahora queda más abajo y que son los que más triunfan para hacerse la típica foto con el monumento natural de fondo, como otros que nos ofrecen unas vistas espectaculares a bosques inmensos, a espesos y frondosos valles entre los que sobresalen las paredes rocosas verticales o a las diferentes formaciones y pináculos que se elevan al aire, aunque es  en otras zonas de este parque donde podremos encontrarnos con auténticas ciudades de piedra y laberintos de roca arenisca, siendo lo que tenemos frente a nosotros una muestra de ello, no en vano de este parque natural dicen que es el  “imperio de las rocas,  el hogar de animales poco corrientes y plantas maravillosas”, aunque sinceramente, animales o aves vimos pocas, aunque también es normal con la cantidad de gente que hay en estas fechas.


 ...“el imperio de las rocas, el hogar de animales poco corrientes y plantas maravillosas”...

Las Montañas de roca arenisca del Elba se originaron aproximadamente hace 100 millones de años en el período cretácico de la era mesozóica. Este territorio estaba en gran parte inundado por un mar poco profundo, del continente se desprendían bancales de barro y arena que se depositaban en el fondo y después se solidificaron, así se formó una placa de hasta un kilómetro de espesor. A finales del cretácico el fondo del mar se elevó y el agua retrocedió. La actividad volcánica posterior quebró la gruesa placa de arenisca en un sistema de fallas. Durante los siguiente millones de años el paisaje fue modelado por diversas fuerzas erosivas hasta llegar al estado en el que se encuentra hoy en día”.



...vistas espectaculares a bosques inmensos, a espesos y frondosos valles entre los que sobresalen las paredes rocosas verticales o a las diferentes formaciones y pináculos que se elevan al aire... [la última foto es de Fernando, compañero de ruta].

Desde arriba las panorámicas del arco de piedra resultan espectaculares, a uno se le pasa el tiempo recreándose en las vistas, porque aunque la haya visto previamente en multitud de fotos, impacta, no sólo el monumento natural en sí, sino todo el entorno. Estamos ante el arco  natural de roca más grande de Europa con unas dimensiones de 16 metros de alto y 26,5 metros de largo, escenario de películas como se puede ver en  “Las Crónicas de Narnia”.


Pravčická brána, vista desde los balcones-miradores...

Como digo, sin duda la atracción principal es el arco o puerta de piedra, símbolo por antonomasia de este parque natural, así que no es de extrañar que aparezca en todo tipo de fotos, postales y cualquier tipo de souvernir, y hacía él regresamos tras bajar de nuevo las escaleras que conducen a los miradores, pasando antes por la planta superior del “Nido de Halcón”, donde se encuentra una exposición de fotografías de gran tamaño relacionadas con este parque natural, la mayoría de ellas son del arco de piedra y su entorno o de los desfiladeros o gargantas del río Kamenice, fotos espectaculares que muestran este entorno en todas las estaciones del año y que te dejan con la boca abierta, haciendo que nuestra expectación por lo que aún nos queda por recorrer vaya en aumento.

El único “pero” es que quizás el interior del edifico me defraudó un poco, al menos la planta y acceso a donde está la sala de exposiciones, la última planta, porque lo vi con un aspecto de “dejadez”, poco cuidado, algo que no se intuye para nada viéndolo desde fuera, aunque otra cosa es como sería la parte del restaurante, que está justo debajo, donde no entré, porque tras ver la galería de fotos me dirigí en busca de mis compañeros, pasando justo bajo esa maravilla natural del arco de piedra, donde hay una especie de terraza-balcón con vistas estupendas a un extenso bosque por el que tendremos que adentrarnos dentro de un rato,  con paredes verticales de roca que se elevan más a la izquierda y de las que este monumento natural junto al que estamos constituye una de sus estribaciones, junto a las cuales es por donde transita el “Sendero Gabriel”.

Imagen tomada justo debajo del arco de piedra... al fondo, diminuto uno de los balcones-miradores.

En aquella terraza-mirador, en una de sus mesas, hicimos una pequeña  parada para tomar unos un café y otros ya una cerveza, acompañados de unos frutos secos. La verdad es que se estaba muy bien allí, a pesar del tráfico de gente que van de aquí para allá y del enjambre de abejas...

Nos ponemos de nuevo en marcha, aunque antes curioseamos un poco por los senderos que casi rodean el extremo del arco de piedra que queda al aire, para seguidamente bajar por el mismo camino por el que habíamos venido, hasta llegar al desvío, apenas 400 metros. Desde aquí caben dos posibilidades, o seguir bajando por donde hemos venido y regresar al pueblo en un recorrido de ida y vuelta por el mismo sitio para los que no disponen de mucho tiempo, o seguir con el recorrido, continuando ahora a la izquierda, para adentrarnos por el “Sendero Gabriel”, un recorrido de 6,5 km , por sendero estrecho, en ligero descenso que sólo en su tramo final se convierte en camino, justo cuando la bajada se hace más acuciante, después de dejar atrás unos escalones tallados en la piedra, llegando a la aldea de  Mezní Louka.
Tramo de sendero que bordea Pravčická brána, con espectaculares vistas a bosques inmensos.


Vista desde los alrededores de Pravčická brána de uno de los balcones-miradores situados en la parte superior de una de las montañas de roca arenisa que la rodean, así como de su entorno.

Este sendero también es una gozada recorrerlo, y además, en el sentido en que nosotros vamos no supone ningún tipo de esfuerzo físico. Discurre al igual que por el que subimos al arco de piedra, por un bosque que principalmente nos queda más a nuestra derecha, mientras que a  nuestra izquierda la mayor parte del tiempo se levantan las paredes rocosas de areniscas talladas por la erosión, jugando con ellas para crear figuras diferentes, oquedades o pequeños abrigos, y supongo que arriba, en las alturas, estará el hogar de diferentes rapaces o aves rupícolas, aunque ver, lo que se dice ver, vimos bien poco porque con tanto ajetreo de gente no creo que se encuentren muy a gusto...

En el "Sendero Gabriel"...
En el Sendero Gabriel (foto cedida por los compañeros de viaje).

El sendero resulta muy atractivo para el caminante, casi siempre entre sombras, en donde además del bosque que queda a nuestra derecha, están el resto de árboles pegados a las paredes rocosas, a nuestra izquierda, aferrándose a éstas o surgiendo de entre las grietas, retorciendo en ocasones su tronco cual contorsionista para poder ver la luz, afanándose en abrise paso en la vida...

La naturaleza de esta roca arenisca es evidente, solo hay que observar algunas zonas del sendero, cubiertas de una arena muy fina,  consecuencia de la erosión-descomposición de este tipo de rocas.

El único aspecto negativo es que quizás hay mucha gente, y hay que ir esquivándola con asiduidad, sobre todo por la estrechez del sendero que obliga a ir en fila india. En general nos cruzamos con más senderistas que hacían el recorrido en sentido contrario que con los que coincidíamos que iban en la misma dirección que nosotros, y es que  éste es otro tramo que se puede hacer  en ambos sentidos y de forma independiente, es decir, hay personas que comienzan en la aldea de  Mezní Louka para realizar el “Sendero Gabriel” y llegar a  “Pravčická brána”, y vuelta por el mismo sitio o bien continuando hacia Hřensko, donde se puede coger el bus para regresar al punto de partida.

Al llegar a la pequeña aldea de  Mezní Louka, nos encontramos una pequeña oficina de turismo, tienda de recuerdos y algunas terrazas de restaurantes abarrotadas,  aunque tuvimos suerte y pudimos conseguir una mesa para todos, y aprovechando que era la hora de comer, degustar  relajadamente un plato típico de la zona acompañado de una jarra de cerveza, algo habitual en este país cervecero.


La verdad es que nos estábamos tomando con calma el recorrido, disfrutándolo,  teníamos todo el día y no había prisas.

De  Mezní Louka sale una carretea que va hacia Hřensko, por lo que el quiera puede abandonar aquí y coger el bus, o bien, como nosotros, continuar hacia delante.

Hasta ahora, el recorrido que habíamos estado haciendo además de estar señalizado con algunos paneles informativos (dentro de la ruta didáctica) y señales en las desviaciones, estaban marcados con línea roja, pero al salir de la aldea, tendríamos que seguir  el recorrido marcado en azul, continuando en ligera bajada por camino cómodo, aunque en esta ocasión el paisaje cambia, porque aunque el camino pasa por zona arbolada, la zona se encontraba totalmente desnuda, sin alma, debido a la tala masiva de árboles para madera, dando un aspecto triste y algo desolador, dejando un espacio muy abierto que nada tenía que ver con el recorrido que habíamos traído hasta ahora, lástima pasar por aquí justo cuando se ha producido esta tala masiva.

Después de unos veinte minutos caminando, llegamos a un cruce, y giramos a la derecha, dejando el recorrido marcado en azul (este recorrido marcado en azul creo que corresponde al sendero de la rocas de Jetřichovice,  otro sendero didáctico salpicado de paneles informativos), para continuar por otro marcado en amarillo (el de las gargantas del río Kamenice), y por suerte, el camino se va adentrando en una zona más frondosa, más arbolada, hasta llegar al  curso del río, donde el entorno tiene un aspecto más selvático, predominando el verde y la frondosidad, al tiempo que ya aventuramos a ver las escarpadas y altas paredes del desfiladero por donde se adentra el rio, algunas de 150 metros de altura, y es aquí, al pasar un pequeño puente, donde comienza sin duda el recorrido más bonito, idílico, romántico, atractivo, relajante y vistoso desde todos los puntos de vista... Una maravilla, una mezcla, por poner un ejemplo, de lo que en España sería el tramo de pasarelas de la Cerrada de Elias en la ruta del nacimiento del río Borosa en Carzorla, y el de la zona de túneles y galerías abiertos en la roca de la ruta del Cares, aunque sin el desnivel que tiene ésta, pero a su favor, con una vegetación más exuberante y un desfiladero más estrecho en su conjunto, de altas paredes verticales.

Adentrándonos en las gargantas del Kamenice...

Una gozada realizar este recorrido y a esta hora de la tarde, en un día más o menos soleado, pero con unas temperaturas suaves, que entibian pero no calientan, con el ronroneo del agua siguiendo su curso, envuelto en un bonito entorno natural, caminando tranquilamente sin ruidos externos. Resulta raro, al menos en este corto tramo hasta el primer embarcadero, encontrarnos con poca gente, todo lo contrario de lo que vimos en  en el “Sendero Gabriel” o en “Pravčická brána”.


Caminamos teniendo siempre de fondo el estrecho desfiladero, con vistas en ocasiones interrumpidas por las curvas que ha ido realizando el curso del río a lo largo del tiempo, serpenteando entre las altas paredes rocosas a las cuales hubo que darle un “mordisco” para crear una galería, un semitúnel abierto siembre hacia el lado del río, para que el sendero pudiera abrirse paso.

Tramo de pasarelas junto al Kamenice.

El tramo completo de las gargantas o desfiladeros del río Kamenice, desde su inicio hasta la localidad de Hřensko podemos dividirlo en cinco pequeños tramos, tres de ellos son de caminata y otros dos no queda más remedio que realizarlos en pequeñas barcas, porque son tramos más escarpados, agrestes, con paredes más verticales donde el sendero se corta y no hay otra forma de poder continuar hacia delante a no ser que sea en barca.

En el primero de estos cinco tramos es donde se inicia lo que llaman el “Desfiladero Salvaje o Desfiladero Agreste” ('Divoká soutěska', en checo, o 'Wilde Klamm' en alemán). Este primer tramo es de una corta y agradable caminata, de unos 20 minutos aproximadamente, inmersos en este enclave natural, tomándolo con absoluta tranquilidad, andando pausadamente y haciendo las paradas oportunas para tomar alguna foto o simplemente para ver, sentir y dejarnos llevar por esta naturaleza viva. Transitamos por el margen derecho del río, por algún que otro tramo de pasarelas y sendas o caminos estrechos de tierra, atravesando alguna que otra galería creada en la propia roca para que el sendero pudiera continuar. 

Tramo de pasarelas junto al Kamenice.

El final de este primer tramo termina cuando el sendero no puede seguir por el margen del río por el que vamos y tiene que pasar al otro lado, cruzando el río por un pequeño puente. Unos metros más adelante encontramos el primer embarcadero y una pequeña casita de madera donde hay que sacar el billete para montar en barca y hacer el siguiente tramo.
Primer embarcadero en el tramo del Divoká soutěska (Desfiladero salvaje o agreste).

El segundo tramo no queda más remedio que hacerlo en una pequeña barca, donde a lo sumo caben 24 personas, ya que es un tramo donde el desfiladero se estrecha más y las paredes rocosas son más escarpadas y verticales, haciendo imposible que pueda transcurrir por ellas ningún sendero, no hay más opciones... En este punto nos encontramos con más gente de la que nos habíamos encontrado en el primer tramo, esperando coger la barca, aunque apenas tuvimos que esperar un cuarto de hora en la cola hasta que nos llegó el turno a nosotros.

 Primer tramo de barca para salvar este tramo de estrecho desfiladero.

Las pequeñas barcas son turísticas, sin motor ni vela, tan solo una pértiga, un largo palo con el que el barquero hace palanca en el fondo del río, entrándolo y sacándolo para impulsar silenciosa y lentamente la barca, con el mimo justo como para que podamos empaparnos del entorno, disfrutarlo y enamorarnos de este enclave natural, mientras él permanece en pie en un extremo de la barca, haciendo además las funciones de guía turístico, eso sí, en checo, aunque algunos creo que también hablan alemán, al margen de poder soltar alguna que otra palabra en inglés o en español.



Durante este corto, agradable y bonito paseo, e incluso podría decir que hasta íntimo o familiar, porque aunque en esta época las barcas siempre van llenas, vamos codo con codo 12 personas sentadas a un lado y otras 12 al otro (se permite llevar animales, aunque también tienen que sacar su billete, eso sí, algo más barato), el barquero va contando algo de historia sobre estos desfiladeros o gargantas, además de irnos señalando en las escarpadas paredes, los nombres que han puesto a algunas formaciones rocosas en función de la forma o parecido que adopten con algunos animales o cosas, y la verdad es que en algunas el parecido es bastante claro, pero en otras... en otras hay que echarle mucha imaginación... pero de entre todas ellas, en la que quizás hace más hincapié, aunque sea la más insignificante y menos curiosa, es una que aparece en la pared rocosa de la izquierda, y que según dice, representa sólo la cola de la serpiente más grande del mundo, porque la cola está aquí, y la cabeza de dicha serpiente la veríamos en el tercer tramo de este recorrido, que también hay que hacerlo en barca, o sea, que la supuesta serpiente mediría cerca de 3 km... ¡ahí es ná!, ¡imaginación al poder!...


Lástima que cuando estamos saboreando el paseo en barca por este estrecho desfiladero en completa umbría, tan solo con parte de las paredes del cañón tocadas por unas rayos de sol  mortecinos ya a esta hora de la tarde, en un silencio armónico roto tan sólo por los chascarrillos del barquero, llegue el fin de este breve paseo náutico junto a otro embarcadero/apeadero que se encuentra en  la margen izquierda, por  donde de nuevo reemprendemos la marcha a pie. En total son unos 15 minutos de bonito e intenso recorrido en barca para salvar unos 600 metros de angosto cañón fluvial.

Estos inquilinos del desfiladero permanecen ajenos al tránsito de barcas y turistas...

En el tercer tramo de nuevo toca un recorrido a pie, continuando por la margen izquierda, en un paseo que sigue resultando absolutamente recomendable, cómodo y sin ninguna exigencia física, donde quizás el enclave natural en el que estamos inmersos cobra más fuerza, más carácter, se hace más salvaje, con zonas más encañonadas, enormes bloques de piedra dispuestos en el curso del río de forma anárquica, recubiertos de musgo, zonas más selváticas y senda que cada vez tiene que atravesar más obstáculos para seguir el recorrido trazado, siendo más frecuente pasar por túneles y galerías excavadas en roca.

...enormes bloques de piedra dispuestos en el curso del río de forma anárquica, recubiertos de musgo...



La senda y el tramo de pasarelas se ven obligados a salvar cada vez más obstáculos para seguir el recorrido trazado, siendo más frecuente pasar por túneles, arcos y galerías excavadas en roca.

Antes de llegar a la mitad del recorrido de este tramo encontramos un puente que conduce a la otra orilla y un camino que sigue recto, aunque nosotros haríamos caso omiso del puente y seguiríamos por la misma margen. Creo que este puente es el único punto para poder abandonar y salir de esta zona de desfiladeros, llegando a la pequeña aldea de Mezná, que junto con la de Mezní Louka (donde paramos a comer), son los dos únicos pequeños núcleos habitados en este área de las gargantas del río Kamenice.

Este tramo es un poquito más largo que el primero que hicimos caminando, una media hora  aproximadamente de entretenida y agradable caminata en la que intentamos sumergirnos en ente paisaje y absorber todo lo que la vista y el resto de sentidos captan  para intentar recordarlo con posterioridad, con el paso del tiempo, cual si fuéramos aquellos pintores románticos suizos del siglo XVIII que dieron nombre al parque y que intentaban captar con sus pinceles todo el colorido, armonía y luz de este entorno.


La última parte de este tramo no puede tener mejor final, porque caminaremos por una larga galería creada a base de horadar, de 'morder' la roca, dejando abierto el lado junto al río y separada de éste por barandas de madera,  teniendo al fondo un enorme peñón cuyas entrañas son atravesadas por un pequeño y oscuro túnel, encontrándonos a la salida de éste con un pequeño aclarado en donde se encuentra una nueva edificación de madera, ésta más grade, que sirve de restaurante; no hacemos parada en él y continuamos un poco más, para llegar a otra coqueta casa de madera donde se sacan los billetes para coger la barca en el siguiente tramo; el embarcadero está unos metros más allá, pero en esta ocasión, a diferencia de lo que pasó en el primer embarcadero, había mucha más gente y tuvimos que esperar en la cola una media hora aproximadamente o quizás algo más, y eso que hay bastantes barcas yendo y viniendo, aunque apenas dos de ellas caben a la vez en el cañón cuando se cruzan...



La última parte de este tramo no puede tener mejor final, porque caminaremos por una larga galería creada a base de horadar, de 'morder' la roca, dejando abierto el lado junto al río y separada de éste por barandas de madera,  teniendo al fondo un enorme peñón cuyas entrañas son atravesadas por un pequeño y oscuro túnel.

En la espera podemos recrearnos con el ir y venir de barcas, con el juego de colores provocado al filtrase los valientes rayos de sol que se atreven a atravesar este cañón de paredes altas y estrechas, consiguiendo llegar a duras penas al fondo de él, tiñendo de tonos dorados las aguas del Kamenice, donde también se reflejan cual si fuera un espejo, el verde de las barcas acompañada de la silueta de sus inseparables barqueros, con sus característicos y llamativos polos azules.

Las aguas del Kamenice teñidas con tonos dorados y relejando la siluta de la tarca y su barquero con pértiga en mano...


Foto tomada desde el segundo embarcadero... la casita que se ve es la que le precede y donde se sacan los billetes para el paseo en barca (foto cedida por los compañeros de viaje).

Aquí comienza el cuarto tramo de este recorrido por el Kamenice, y no sé si es aquí, o cuando termina este paseo en barca, donde comienza el que llaman el “Desfiladero o Garganta de Edmund” ('Edmundova soutěska', en checo, o 'Edmundsklamm', en alemán), llamado así en honor al príncipe Edmund Clary-Aldrigen. En este nuevo tramo toca otro paseo en barca que dura un poquito más que el anterior, unos 20 minutos o poco más, para salvar una distancia de unos 960 metros, y al igual que en el otro tramo de barca, resulta además de bonito muy, pero que muy entretenido, donde el tiempo se va en un visto y no visto, además, el barquero que nos tocó erá más dicharachero que el primero, y se notaba que disfrutaba con su trabajo, por su forma de hablar, por su expresividad y por cómo transmitía a pesar de no tener nosotros ni idea de checo, aunque para eso teníamos a nuestra intérprete particular.., y eso después de contar y repetir las mismas anécdotas, chistes y curiosidades en innumerables ocasiones al cabo del día y en cada uno de sus días de trabajo...

Segundo tramo de barca por Edmundova soutěska (Desfiladero de Edmund).

Durante el recorrido, este barquero y guía turístico, de nuevo va contando curiosidades sobre estas gargantas, además de hacer paradas o de ralentizar la ya de por si lenta marcha de la barca, para que nos fijemos en las rocas que señala, unas rocas de arenisca en las que la erosión ha tallado curiosas formas a las que la imaginación se encarga después de poner nombre, como ocurría en el primer trayecto en barca; podemos ver rocas con forma de ballena, delfín, dinosaurio, elefante... además una formación a la que llaman “la familia” en lo alto de unas de las paredes rocosas, con varios pináculos que representan: a la suegra, la madre, el hijo... o sea, la familia pétrea, y por supuesto, la cabeza de la 'serpiente' cuya cola ya vimos en el primer tramo de barca, pero además, en este tramo también existen en la pared de la izquierda, repartidas a lo largo de este tramo, algunas esculturas de madera que representan dragones, vírgenes, duendes, otra a la que llaman “el guardián”, etc... figuras que tienen su propia leyenda dentro de este entorno, sin olvidar a la única escultura que se encuentra en mitad del curso del río (ésta no es de madera, creo que es de bronce), junto a una pequeña roca que sobresale de las aguas, en donde aparece una figura humana tumbada sobre la roca intentando salvar de las aguas a otra figura humana semi hundida en las aguas del Kamenice y de entre las que solo sobresale el tronco y la cabeza, creo recordar que a esta figura la llaman el “titanic” o la relacionaban con lo sucedido con él, y es en ese momento cuando el barquero comienza a hacer vaivenes que provocan el zarandeo de la barca, moviéndose ésta mucho y pareciendo inestable, creando la sensación de que puede volcar, mientras hace un chiste en relación al hundimiento del 'Titanic' y el 'Costa concordia'... los mismos chistes y el mismo zarandeo del barco que repetirá una y otra vez al cabo del día,  y que no me cogían de sorpresa puesto que había leído algo sobre ello...

Entre las estrechas paredes del cañón, apenas caben dos barcas, que sólo coinciden al cruzarse...

Algunas de las esculturas que aparecen en segundo tramo en barca por el Kamenice.

Aún había tiempo para algo más en este entretenido recorrido que no tiene desperdicio, y es que a mitad de recorrido, más o menos, el barquero se dirige hacia la pared izquierda del cañón, pega la barca a ella y acciona un mecanismo que está en la misma pared, a su altura... básicamente lo que hace es tirar de una cuerda que cruza por arriba el cañón y en la pared opuesta abre una trampilla que deja pasar durante unos instantes un gran chorro de agua produciendo un cascada fugaz, un salto de agua artificial que sólo dura un breve instante, cogiendo por sorpresa al grupo; es aquí cuando de nuevo el barquero aprovecha para un nuevo comentario-chiste: "mecanismo checo, precisión suiza y agua alemana"...

Foto de uno de los folletos que se pueden encontrar en la oficina de información y turismo o en cualquier hotel tanto de Hřensko como de cualquiera de los pueblos de la zona. Desdiladero de Edmund con el salto artifial de agua... "mecanismo checo, precisión suiza y agua alemana"...


Fugaz salto artifial de agua... (foto cedida por los compañeros de viaje)

De nuevo, el trayecto en barca finaliza en otro embarcadero/apeadero situado en el margen izquierdo, antes de emprender el recorrido caminando por el último tramo de los desfiladeros de Kamenice.

En este punto comienza el quinto y último tramo y no tardamos en coger un puente y cruzar hacia la otra margen del río, para seguir por la derecha de éste en una zona de pequeñas represas, donde también encontramos una nueva construcción, un bar-restaurante, junto a un pequeño espacio de ocio con mesas-merendero y vistas al río y a estas represas.

Al poco de dejar el último tramo de barca, nos encontramos con esta zona de recreo con  vistas al río y a las pequeñas  represa.

El recorrido de aproximadamente kilómetro y medio, sigue siendo igual de especial, bonito y entretenido, con túneles y tramos de galerías en la roca, abiertas ahora  a la izquierda, hacia el río, con barandas de madera por protección. Recorrido atractivo del que no nos cansamos...

Ultimo tramo de 1,5 km antes de llegar a Hřensko, con túneles y galerías en la roca, abiertas ahora  a la izquierda, hacia el río.

Pasamos por algún que otro mirador con techo, adentrándose hacia el río y con vistas a él,  a los que se accede después de subir algunos peldaños.

Llegamos a la altura de otro puente que tendremos que cruzar para continuar por el margen izquierdo del río. Poco tiempo después llegamos a Hřensko, más o menos a la misma zona por donde salimos esta mañana.

Este recorrido por las gargantas del Kamenice, entre Hřensko y la aldea de Mezní Louka, puede hacerse en cualquiera de las dos direcciones y en los dos extremos se puede coger un bus para volver al sitio de origen o bien seguir con el recorrido circular completo. En cualquier caso, a la hora de hacer este recorrido lo único que hay que tener en cuenta es el horario en el que sale la última barca, que creo en verano puede estar sobre las 17:30 y que no todos los meses del año circulan las barcas, porque al menos durante los meses de invierno, y no sé si alguno más, no hay el servicio de barcas, con lo que resulta inviable realizar el tramo de los desfiladeros del Kamenice.

Por si no hubiéramos tenido bastante, en lugar de irnos directamente al hotel, seguimos acompañando al Kamanice a su paso por Hřensko, cruzando de nuevo otro puente para seguir por la margen izquierda hasta llegar a la desembocadura de éste con el río Elba (Labe, en checho) siendo este río el que hace de frontera entre Chequia y Alemania, o dicho de otra forma, nosotros estábamos en la margen checha, mientras que la margen opuesta es ya territorio alemán, y al no haber ningún puente, para ir de una orilla a otra hay que coger un pequeño barco.

En el lado alemán se ve el 'eurovelo', el recorrido cicloturista que une Praga con  Copenhague.

La vuelta al hotel la hicimos por el otro margen del río, cruzando el pueblo propiamente dicho por su calle principal y alargada, llena de tiendas y pequeños puestos de ropa fundamentalmente, abiertos aún a esta hora de la tarde, sobre las 18:30, además de restaurantes donde el personal ya esta cenando y de varios hoteles.

Así termina este recorrido por el P.N. de la Suiza Checa o de la Suiza Bohemia, en un día muy completo y con un recorrido que ha tenido un poco de todo, resultando entretenido, bonito y atractivo de principio a fin, en todos y cada uno de sus tramos, y el único PERO que le puedo poner es que en estos meses de julio y agosto resulta muy turístico y hay mucha gente, pero debe ser un placer estar en este entorno para realizar esta ruta o cualquier otra, en época otoñal o en incluso en invierno si las circunstancias climatológicas lo permitieran.


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