Las andanzas de un lobo estepario extremeño.

Aquí mis batallitas sobre cicloturismo, senderismo, montaña, viajes, naturaleza, música, teatro, ...

"Viajar en bici es hacer más grande el Mundo. Es aprender lo esencial de la vida. Es vivir el presente sobre todas las cosas. El placer del cicloturismo está mucho más en el camino que en el destino, son los medios los que justifican el fin. Durante días, semanas o meses, no necesitas más que lo que llevas a cuestas
" (del artículo: "Con la casa a cuestas", revista: Bike Rutas, Nº 4, 1999)

9 jul 2019

Encuentro con una familia de lechuzas.

A veces las tardes empiezan regular, van a mal y continuan a peor... pero al final suceden cosas que te alegran el dia...

Hace unos días quedé por la tarde para continuar con la última fase de la "Campaña de salvamento del Aguilucho cenizo (Circus pygargus)", básicamente consiste en ir recogiendo los cercados (una vez que estos ya han volado o que el nido ha sido predado) que se colocan en los nidos para intentar evitar la predación de los pollos.

Por causas que no vienen a cuento, ya empezó la tarde mal, porque acabé retrasándome más de un cuarto de hora, para seguir con que no habíamos avisado a otro compañero/voluntario de la zona donde íbamos, Cabeza del Buey, aunque al final pudimos contactar con él "in extremis" y pudo acompañarnos... pero es que como al "perro flaco tó'se le vuelven pulgas", fuimos acumulando más retraso, y ya en el primer cercado que nos disponemos a retirar, éste tenía una parte tan anclada al terrero que parece que se había fundido/soldado completamente a él, y no había manera de sacarlo... tres personas tirando y no había manera.... llamamos a otro viejo amigo, un tal Arquímedes, que vino inmediatamente materializado en forma de martillo, con cuyo mango fabricamos una palanca (por aquello de "Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo") y no sólo no conseguimos moverlo un ápice sino que además partimos la palanca.... ¡lo que faltaba!.... para colmo era el tipo de cercado más pesado, de los hexagonales y en el que todos sus lados estaban unidos (excepto uno, por el que se abre o cierra)... al final tuvimos que desmantelar el cercado, quedarnos sólo con el lado anclado al suelo, intentar hacer un hoyo de unos 5 cm alrededor de la pica, y a base de mover y remover el lateral del cercado, pudimos sacarlo con la pica doblada.. ¡si que empezábamos bien!... 40 minutos o más para quitar algo que en circunstancias normales en 10 minutos está listo de papeles... ¡ea! ¡acumulando más retraso! ¡la tarde no presagiaba ser muy productiva!...

Con los otros dos cercados que con posterioridad retiramos no tuvimos problemas, aunque también eran de los hexagonales, de los más pesados, y de los más complicados de maniobrar/transportar... y justo cuando bajamos del coche para ir a por el cuarto... el compañero Juanjo escucha un silbido.... ¿está la rueda pinchada?... pues sí hombre, sí... se escuchaba claramente que perdía aire... ¡ea! ¡lo que faltaba pa'rematá la faena (ahora que está tan de moda la verborrea taurina con la semana de los encierros de San Fermín)!... a montarse en el coche y ¡cagando leches! para Cabeza del Buey antes de que se desinflara por completo, con la idea de encontrar un taller antes que cerraran y poder regresar a Castuera sin sobresaltos... pero ya puestos... resulta que al final no era un mero pinchazo a arreglar, sino que la rueda estaba inservible porque una piedra se había 'insertado" entre el dibujo, taladrando a mala leche el neumático, y por lo menos algo de suerte tuvimos, porque se quedó metida en el neumático y no se soltó, porque de lo contrario no hubiéramos llegado y se hubiera desinflado en un pis-pás...



Pero como digo, entre tanta cosa que iba saliendo mal, surge algo que te alegra el día... y es que justo cuando retiramos el último cercado y antes de darnos cuenta que habíamos pinchado, nos acercamos a un cortijo abandonado y tuvimos la enorme suerte de poder contemplar a una familia de lechuzas (Lechuza común- Tyto alba), ¡puro espectáculo!, un ave bellísima y que por desgracia cada vez cuesta más poder verlas... intenté coger rápidamente la cámara del coche para hacer algunas fotos, pero en algunas de ellas las cañas y palos de los techos derruidos se interponían entre la lechuza y mi cámara.... ver volar de cerca cinco ejemplares, o posadas a la luz del atardecer, fue espectacular, un bonito recuerdo, una bonita estampa que se queda gradaba en la retina después de una aciaga e improductiva tarde del mes de julio... como dice el dicho: "Dios escribe derecho sobre renglones torcidos"...



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