El
Camino Lebaniego ya estaba prácticamente completado, así que
hoy más que caminar dedicaría el día al tema 'turístico' y
a la transición entre este Camino y el Camino del Norte,
para al día siguiente reemprender éste ya en Asturias.
La
idea era visitar Potes a primera hora, más libre sus calles y
terrazas del ajetreo del turismo, para después ir al Monasterio
de Santo Toribio, regresar de nuevo a Potes, comer e
intentar buscar un bus por la tarde que me llevara a Unquera,
prácticamente en la frontera entre Cantabria y
Asturias, donde enlazaría de nuevo con el Camino del Norte
para seguir por él unos días más...
Potes
queda a un par de kilométros de Ojedo, donde había pasado la
noche, así que a eso de las ocho de la mañana deshago parte del
camino andado ayer tarde, cruzo de nuevo el puente y continuo por el
camino que llevaba ayer, por la otra margen del río, llegando en
poco tiempo a mi primer objetivo en el día de hoy.
Potes
está ubicada en el centro de la comarca de Liébana, donde se
unen los ríos Deva y Quiviesa, rodeada de un
espectacular paisaje
y situada en la confluencia de los cuatro valles de la
comarca, algo que unido a que su centro histórico, aunque
reconstruido tras su devastación en la guerra civil, está lleno de
callejuelas y caserones que le dan un aire medieval, con puentes y
torres que dan fe de su pasado histórico (como las torres del
Infantado, actualmente sede de exposiciones, y la de Orejón
de la Lama, ambas del siglo XV), hacen que sea una villa muy
turística a nivel cultural, gastronómico, de naturaleza o de
actividades como senderismo o montañismo.
A
primera hora el turismo brilla por su ausencia, así que aprovecho
para pasear por su plaza, sus tranquilas calles, callejuelas, visitar
algún que otro rincón, cruzar sus puentes, y desayunar sin prisas
ni agobios antes de continuar andando hasta el Monasterio de Santo
Toribio, final de este camino (aunque algunos continúan a partir
de aquí, dirección sur, hasta empalmar con el Camino Francés,
por el que se conoce como Camino Vadiniense).
Son
poco menos de tres kilómetros, en ligera subida, la mitad de ellos o
algo más son por un carril de tierra, peatonal, paralelo a la
carretera. El carril termina al cruzar la carreta y continuar por
camino por las inmediaciones de un camping, hasta enlazar de nuevo
con la carretea por la que continúo por el arcén-carril bici, con
algo mas de pendiente, hasta llegar al entorno donde se encuentra
situado el Monasterio de Santo Toribio.
Llego
al “centro de recepción”, me firman la credencial y me
dan la “Lebaniega” (similar a la “Compostelana”).
Finalizado el trámite “burocrático”, me limito a pasear
por los alrededores, visitar el claustro, la iglesia y la capilla
barroca donde se encuentra el “Lignum Crucis”
(supuestamente el trozo de la cruz donde murió Jesucristo más
grande que se conserva).
"Lebaniega"
Puerta del Perdón, sólo se abre en los años jubilares (aquellos en los que el 16 de abrirl, frestibidad de Santo Toribio, cae en domingo).
Nave central de la Iglesia del Monasterio de Santo Toribio. De estilo gótico aunque ha sido remodelada en varias ocasiones desde entonces; su construcción coenzó en 1256.
Hago
algo de tiempo hasta las doce, para asistir a la misa de los
peregrinos, y como en otras ocasiones que he estado en Santiago,
me llevo una decepción, supongo que por la hora que era, ya que esa
hora de la mañana es donde se mueve mucho turismo, donde
'desembarcan' autobuses que van haciendo los típicos “tours”,
y la iglesia, en plena celebración de la misa, se convierte en una
romería, con gente entrando y saliendo a destiempo, teléfonos
móviles sonando, o gente que simplemente se dedica a visitar la
iglesia en mitad de la misa, a pesar de los carteles que hay en la
entrada rogando que no se haga esto... pero da igual... no es
cuestión de ser más o menos creyente, católico o cristiano...
simplemente se trata de “RESPETO”... tampoco sé si esto es
habitual, o si simplemente me encontré en una mañana con bastante
afluencia de público para visitar este entorno.
Antes
de regresar, visito el mirador
de la ermita de San Miguel, con buenas vistas, como las de
Potes en el fondo del valle, rodeado de montañas.
Ermita de San Miguel, a unos 500 metros del Monasterio de Santo Toribio
La espadaña de la ermita de San Miguel resurgiendo ente las copas de los árboles y las nubes.
Potes en el fondo de valle, visto desde el mirador de la ermita de San Miguel.
Deshago
el camino andando para volver de nuevo a Potes, así que en
total hoy unos ocho kilómetros y de forma escalonada. Llego en torno
a las dos de la tarde, la hora justa para dar buena cuenta de un
“cocido lebaniego”, en una tarde que estaba nublándose
por momentos y donde empezaba a correr un poco de aire,más bien
fresco, sobre todo sentado en una terraza, en torno a los 20 grados.
El
bus hacia Unquera no salía hasta las cinco, así que me daba
tiempo a dar otra vuelta por esta villa, por su calles céntricas,
repletas de tiendas, restaurantes y ahora, con mucha, mucha gente,
antes de sentarme en una terraza y tomar un café.
El
bus que me llevaría de Potes a Unquera, circula por la
famosa carretera del Desfiladero de la Hermida, así que el
recorrido de una hora, o poco más, con paradas incluidas, se hace
muy entretenido, vistoso, aunque de camino comienzan a caer algunas
gotas de agua, y más adelante, más cerca de la costa, pude ver como
había llovido con más intensidad a juzgar por los charcos y
carretera mojada... después me enteraría que había estado
lloviendo durante casi todo el día por esta zona.
Bajo
del bus en Unquera, y como aquí el tema de albergue está
crudo, decido continuar andando unos tres kilómetros hasta
Colombres, ya en Asturias, para probar suerte en el
albergue que hay allí, aunque antes compro algo de fruta en un super
para la cena, porque tras el cocido del mediodía, y la poca
actividad de hoy, no tenía mucha hambre precisamente, así que
tocaría una cena ligera...
Los
dos kilómetros que hay tras pasar el puente y dejar las últimas
casas de Unquera a la espalda, son por un paseo peatonal,
enlosado, en subida, con algún mirador a la izquierda, en una tarde
de cielo plúmbeo, después de haber estado lloviendo todo el día y
con una temperatura bastante fresca para estar en manga corta.
En
el albergue tengo suerte, apenas quedan camas libres, pero consigo
una en una habitación de ocho personas, todos franceses menos un
español que iba en bici. El albergue tiene otra sección dedicada a
temas de campamentos de verano, por eso también hay rondando por
allí muchos adolescentes...
Ducha,
algo de ropa de abrigo, y a dar una vuelta por esta villa declarada
bien de interés cultural en la categoría de conjunto histórico en
agosto del 2013, en gran parte debido a la numerosas casas con
arquitectura indiana
con la que cuenta.
Tras
el corto paseo, me siento en una terraza para escribir unas notas en
el diario mientras me tomo un par de cervezas y de vuelta al
albergue, ya de noche y con las luces encendidas, solo hay tiempo
para una cena rápida antes de irme a la cama a descansar, con la
idea de reemprender Camino del Norte mañana, ya en tierras
asturianas, donde espero encontrarme con más caminos y menos
asfalto, que de eso ya hay bastante en Cantabria, por
desgracia, porque en esta comunidad autónoma más que “Camino
del Norte” se debería llamar la “Carretera del
Norte”.
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1.
Para ver una selección de fotos del Camino Lebaniego, realizadas con el móvil, podéis hacer clic en ESTE ENLACE.
2.
Podéis ver un vídeo de 10 minutos, realizado con el móvil en ESTE ENLACE.
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