Las andanzas de un lobo estepario extremeño.

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"Viajar en bici es hacer más grande el Mundo. Es aprender lo esencial de la vida. Es vivir el presente sobre todas las cosas. El placer del cicloturismo está mucho más en el camino que en el destino, son los medios los que justifican el fin. Durante días, semanas o meses, no necesitas más que lo que llevas a cuestas
" (del artículo: "Con la casa a cuestas", revista: Bike Rutas, Nº 4, 1999)

10 sept 2025

Tour del Mont Blanc (TMB) - ETAPA 3ª: La Fouly (SU) – Refugio de La Peule - Col de Ferret - Refugio Elena - Arnouva (IT).

Tras desayunar comenzamos el día con un nuevo traslado en bus, dividido en dos tramos, uno entre Champex Lac y Orsiéres, donde tuvimos que esperar un rato al siguiente enlace, tiempo que aprovechamos para tomar un café, coincidiendo de nuevo con el grupo de chicas que nos encontramos el día anterior en el Col de Bovine; y otro entre Orsiéres y La Fouly, donde comenzamos la tercera etapa.

Nada más bajarnos del bus en La Fouly nos encontramos con unas muy buenas vistas del Mont Dolent y de los glaciares que lo rodean, los cuales parecen estar tan cerca que bien pareciera que están a tiro de piedra. Un buen rato admirando esta postal con la que nos encontramos antes de iniciar la marcha, aprovechando también para hacer alguna que otra foto.


Comenzamos caminando por carril asfaltado durante unos metros para después continuar por camino en ligera bajada adentrándonos en un valle, hasta que giramos a la derecha para cruzar el río Dranse de Ferret por un pequeño puente, punto a partir del cual comienza la subida, cómoda al principio, por carril con buena huella, envueltos en zona boscosa, donde en algunos de los claros del bosque tenemos improvisados miradores, de nuevo al Mont Dolent y los glaciares que lo rodean, pero desde otra perspectiva, así que tocó foto de grupo.

Con forme vamos llegando al refugio-granja de La Peule, la arboleda desaparece, transitamos por espacios abiertos con un amplio y verde valle a nuestra izquierda, muy bucólico, vistoso para las fotos.

En el refugio de La Peule, hacemos una breve parada para disfrutar desde sus terrazas y hamacas allí dispuestas, del magnífico valle que tenemos frente a nosotros y que hemos tenido a nuestra izquierda durante el último tramo hasta llegar al refugio.

Desde este refugio es cuando la subida se va haciendo más pronunciada, yendo de menos a más, por senda muy cómoda en un terrero donde no hay arboleda, solo la típica vegetación baja de alta montaña, lo que permite contemplar unas vastas panorámicas, y así, con forme vamos subiendo, remontando el Val Ferret desde la parte suiza, van asomando al fondo, frente a nosotros, algunas cumbre míticas del alpinismo, sobresaliendo por encima del Col de Ferret, como son las Grandes Jorasses (consideras por dificultad unas de las clásicas caras norte de los Alpes, junto a la del Cervino o la del Eiger) o el Diente de Gigante; si por contra hacemos una parada para echar la vista atrás, podemos ver el recorrido que estamos realizando remontando el valle y al fondo, muy al fondo, sobresaliendo entre las montañas y  en la lejanía, con aspecto piramidal y con la nieve en su cima reflejando los rayos de sol, iluminando el horizonte cual de si un faro se tratara, el Grand Combin, de 4.314 m.



A partir de este tramo de senda de subida por el Val Ferret y hasta el final del TMB, es cuando uno realmente tiene la sensación de “masificación”, mucha gente realizando el recorrido en ambos sentidos, o descansando sentados o tumbados en el suelo a uno u otro lado de la senda.

Es en este tramo de subida, antes de llegar al Col de Ferret, volvemos a encontrarnos con el grupo de chicas que vimos ayer en el Col de Bovine o esta mañana tomando café en el mismo sitio que nosotros.

Por fin, tras la larga subida, llegamos al Col de Ferret, cada uno a su ritmo, pero aquí tocaba reagrupamiento y parada posterior para comer, al socuello, resguardándonos del viento frío que soplaba en la desnuda cumbre, con una sensación térmica de 8 o 9 grados, con lo que tocaba abrigarse bien para no enfriarnos después del último tramo de subida realizado en la que junto a uno de mis compañeros, la habíamos hecho a ritmo, del tirón, sin paradas, salvo para hacer alguna que otra foto.

El esfuerzo de la subida al llegar al Col de Ferret, frontera entre Suiza e Italia, tiene su recompensa... y nunca mejor dicho, porque las vistas son espectaculares: frente a nosotros el largo valle glaciar de Val Ferret en su lado italiano por el que tendríamos que descender más adelante; a nuestra espalda, el Val Ferret en su lado suizo por donde hemos realizado la subida y siempre de fondo, el pico piramidal nevado del Grand Combin con sus 4.314 m. sobresaliendo entre el resto de montañas; y a nuestra derecha, las maravillosas vistas, sobre todo por tenerlas tan cercanas, de algunas de las míticas cimas de los Alpes y algunos de sus glaciares, disfrutándolas a tope, absortos, con la vista puestas en ellas, admirando el entorno alpino y más en un día despejado como el que teníamos: las Grandes Jorasses, el Diente de Gigante, Mont Dolent, Aiguille de Triolet, Aiguille rouge de Triolet, Glaciar de Pré de Bar, Glaciar de Triolet… 


En el collado había bastante gente, ente los que vienen, los que van, los que permanecen haciendo fotos, los que se quedan por los alrededores para descansar y comer, como haríamos nosotros… y mientras esperábamos a que llegara todo el grupo tocaba ir de un lado para otro, como un niño chico intentando buscar perspectivas diferentes de esta sucesión de montañas y del valle o simplemente para hacer alguna que otra foto.


Una vez todos juntos, decidimos bajar unos metros por la vertiente suiza para protegernos del viento que soplaba en el collado y aprovechar para comer mientras disfrutábamos con las vistas.

Tras el descanso tocaba ponerse en marcha de nuevo, ahora en bajada que al igual que en la subida, continua por una senda muy cómoda, muy transitada, con algunos tramos con desnivel más acusado. En uno de estos tramos con más desnivel llegamos a un improvisado balcón-mirador natural, un pequeño montículo con un cortado que desciende al fondo del valle y de frente y tan cercano, el glaciar Pré de Bar, al otro lado del valle, así que no es de extrañar que mucha gente parara aquí esperando a que le tocara el turno para hacerse la foto de rigor, bien teniendo de fondo a este glaciar o bien con el fondo del Val Ferret en este lado italiano por el que estábamos bajando.


Glaciar Pré de Bar

Continuamos descenso, en la misma tónica, senda cómoda y tramos cortos con desniveles más fuertes, pero en general una bajada que a pesar del desnivel se hace muy llevadera.


Llegamos a nuestro siguiente hito, el refugio Elena, con una terraza-balcón alargada, situada delante de él, y donde el personal, al igual que nosotros, busca rápidamente una silla o hamaca para relajarse, observando de frente un primer plano del glaciar Pré de Bar, a tiro de piedra, mientras se toma una fría cerveza ahora que la temperatura, con forme bajamos por el valle y perdemos altura,  ha subido y nos hemos ido deshaciendo de la ropa de abrigo.


Una de las camareras del refugio es española, así que cuando le dicen que hay un grupo de españoles fuera, en la terraza, sale a buscarnos para saludarnos y estuvimos conversando con ella un rato.

Los deberes para hoy estaban ya prácticamente hechos, desde el refugio restaban unos tres kilómetros para nuestro fin de etapa previsto, en un recorrido que aunque continua en descenso, éste es mucho más  llevadero, suave y los últimos 500 metros hasta llegar a una especie de rotonda en la zona de Arnouva son llanos y por carril-pista, con el cauce del río que surca el valle a nuestra derecha, en cuyas frías aguas producto del deshielo metimos los pies en remojo al llegar, ya que tuvimos que esperar unos 40 minutos a que llegara otro bus, porque en el primero fue imposible montarnos por la cantidad de gente que ya había allí esperando.


Al poco de comenzar la bajada desde el refugio Elena, volvemos a tener también otras vistas más claras del glaciar de Triolet.

El recorrido continua por el valle, ya en descenso muy suave, pero al no haber podido encontrar alojamiento en ningún sitio de este valle tuvimos que continuar en bus hasta Courmayer, pasando por la zona donde se coge el túnel que cruza todo el macizo del Mont Blanc, y que conecta Courmayer, en el Valle de Aosta (Italia), con Chamonix, en la Alta Saboya (Francia).

Este túnel comenzó a construirse en 1957 y terminado en 1965, con una longitud de 11,6 km de largo y es una de las principales rutas de transporte transalpinas, particularmente para Italia, que la utiliza para transportar hasta un tercio de sus mercancías hacia el norte de Europa.

Se podría decir que Courmayer en Italia, es el Chamonix de Francia, en cuanto al mundo del alpinismo, los deportes de invierno, el trekking y el senderismo por todo el Valle de Aosta, con los cercanos Val Ferret y Val Veny. Desde esta zona es donde parten también algunos recorridos para la ascensión al Mont Blanc, si bien la ruta clásica más utilizada está en el lado francés.

El alojamiento en hotel en Courmayer, como no podía ser de otra forma, no tenía nada que ver los más o menos espartanos alojamientos de los refugios y ya puestos, aprovechamos para cenar en un restaurante, un homenaje que no sienta nada mal… aunque continuamos con la rutina de los horarios para la cena, en torno a las 19:30 horas.

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Datos de la etapa: Distancia: 13,33 km - Desnivel positivo: 870 m. - Desnivel negativo: 816 m.

Track: Haciendo clic AQUÍ

Nota: Las fotos que aparecen en esta entrada del blog son de los compañeros de ruta (GRACIAS), exceptuando alguna que otra foto propias. 

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