Como
suele ser habitual para iniciar la temporada senderista, desde ASTOLL
se suele proponer una ruta por el P.N. de la Sierra Norte de
Sevilla, y en esta ocasión le ha tocado el turno a una ruta en
los alrededores de Cazalla de la Sierra, una ruta que en su
día fue bautizada por la asociación como “La Ruta
del Aguardiente”, y es que a su paso por Cazalla,
ya sea al inicio de la ruta o a mitad de ella, como en esta ocasión,
toca una parada para desayunar y tomar un típico aguardiente de
Cazalla o un anís “Miura”... “más
que ná pa'engrá las bisagras” o “pa'entrá en caló”...
Al
margen de nombres, se trata de una ruta circular, en la que no sé
por qué se acabó cambiando el punto de inicio, ya que las primeras
veces que se hizo la iniciábamos en la propia localidad de Cazalla,
para después cambiar y comenzarla en la estación de tren de esta
localidad. El recorrido es exactamente el mismo, lo que cambia es el
punto de inicio; hacerlo desde la estación supone un desplazamiento
extra de casi siete kilómetros de carretera estrecha y de mucho
curveo y otros tantos de regreso, así que es normal que la mayoría
de socios nuevos no entendieran después de hacer el recorrido por
qué no se iniciaba en la propia Cazalla y se evitaba ese
desplazamiento extra. La única ventaja que tiene hacerlo así es que
se evita que el final de la ruta sea en ascenso... algo que desde mi
punto de vista no compensa ese desplazamiento extra que se hace por
carretera peligrosa.
La
ruta en sí es muy entretenida y bonita, ideal para iniciar la
temporada. Comenzamos como he dicho antes desde la propia estación
de tren, cruzando la vía y continuando por el “camino viejo de
la estación”, que sale a la derecha, paralelo a la Rivera
del Huesna durante poco más de un kilómetro, para
después girar a la derecha, alejándonos de la Rivera, cruzando un
puente para salvar el Arroyo Castillejo, y continuando por un
ameno camino, envueltos al principio entre encinas, alcornoques y
otros árboles de menor tamaño, mientras poco a poco nos vamos
acercando al viaducto, por zonas más abiertas, de más matorral y
menos arboleda. Después de pasar bajo el viaducto, giramos a la
izquierda en clara subida, con fuertes repechos, en lo que es el
tramo más exigente de esta ruta, por zonas más abiertas, para
llegar a las primeras casas de Cazalla, dejando atrás zonas
de olivares y algunas huertas. A la entrada de esta localidad hacemos
una parada para el reagrupamiento del grupo, porque las cuestas cada
uno la sube a su ritmo...
Fotos del compañero Juan Caro. Arriba por el "camino viejo de la estación"; abajo pasando bajo el viaducto, antes de afrontar la subida hacia Cazalla.
Una
vez todos juntos, callejeamos por las calles de Cazalla hasta
llegar al centro, donde desayunamos, entonamos el cuerpo con un
“miura” y seguimos callejeando, para salir detrás de su
iglesia, por un camino dentro de un entorno muy abierto, entre campos
de cultivo y olivares, en el que salen diferentes caminos a ambos
lados y que no son otra cosa que accesos a las diferentes fincas de
los alrededores, por lo que seguimos el camino que llevamos. Al cabo
de kilómetro y medio aproximadamente, el camino se estrecha hasta
llegar a convertirse en una senda que obliga a ir en fila de a uno;
es el Camino o Senda de las Laderas.
Foto del compañero Juan Caro... caminando por la Senda de las Ladereas.
Justo
cuando el camino se estrecha, se dejan atrás los espacios abiertos
para adentrarnos en un bosque de encinas y alcornoques propio de esta
zona, en un recorrido con firme más irregular y en claro descenso,
muy bonito y entretenido, paralelo a un arroyo a nuestra derecha y
cruzando alguno que otro más a nuestro paso, y que provienen de
nuestro lado izquierdo, aunque por desgracia en estos primeros días
del mes de octubre, y después de los meses de verano, van secos, así
que cruzarlos no supone ningún problema.
A
unos cuatro kilómetros desde que salimos de Cazalla, cruzamos
por una paso a nivel la vía del tren, giramos a la izquierda y en
menos de un kilómetro ya estamos en el Puente de los Tres
Ojos, inmersos ahora en un bosque de galería, en completa
umbría, y de nuevo junto a la Rivera del Huesna.
Foto del compañero Juan Caro... llegando al Puente de los Tres Ojos.
Parte del grupo en el Puente de los Tres Ojos.
A
partir de llegar al paso nivel, el descenso es mucho más suave y
después de cruzar el Puente de los Tres Ojos el recorrido es
totalmente llano, caminando junto a la Rivera del Huesna que
queda a nuestra izquierda, en una zona muy frondosa, con la
vegetación típica de ribera y con el discurrir manso de las aguas
de la Rivera.
Camino frondoso, con vegetación de ribera, bosque ripícola, junto a la Rivera del Huesna.
Continuamos
caminando cómodamente, disfrutando de este bonito e idílico tramo
llano de recorrido, hasta llegar al área recreativa de Isla
Margarita, a la que accedemos cruzando un pequeño puente o pasarela de madera.
Unos compañeros de ruta en el puente de madera por el que accedemos al área recreativa de Isla Margarita.
Salimos
de esta isla cruzando de nuevo la vía del tren, y girando a la
izquierda, para a partir de ese momento seguir paralelos a la vía
durante un pequeño tramo de unos 700 metros, algo insulso, hasta
llegar a nuestro punto de inicio, el parking donde dejamos los
coches, justo detrás del apeadero de la estación de Cazalla.
Sin
duda, es ésta una bonita y entretenida ruta, con la guinda final de
la Senda de las Laderas y el recorrido junto a la Rivera
del Huesna, que para mi es el tramo más gratificante. Aunque es
una ruta que es posible hacerla en cualquier época del año, quizás
después de un período de lluvias sea mucho más interesante, con
todos los arroyos corriendo y la Rivera con más caudal, además de
una mayor frondosidad en las zonas más alejas de los cauces de agua.
El track de la ruta lo tenéis en ESTE ENLACE.
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