Camino Lebaniego (Cantabria). Día 1: Comillas - Serdio, 20 km. [21-8-2018]

Como no había planeado-planificado nada para las vacaciones, entre otras cosas porque no tenía muchas esperanzas de escaparme unos días fuera de casa, al final lo que me planteé fue continuar el Camino del Norte desde donde lo había dejado el año pasado, o sea, empezar en Santander y continuar hasta Gijón, aunque por la experiencia del año anterior, desde Bilbao, o incluso antes, y durante todo el tramo cántabro que recorrí hasta Santander, fue mucho, pero que mucho asfalto el que me encontré, algo que para mi gusto hacía las etapas poco o nada atractivas, con días en los que el recorrido era 90-100% de asfalto, tan sólo unos pequeños tramos se escapaban al asfalto y a cierta monotonía, como el último tramo previo a Santander caminando por un camino por encima de los acantilados con muy buenas, agradables y entretenidas vistas (acantilados, pequeñas playas, el mar infinito y zonas de buen rollo y ambiente surfero)... y por lo que había leído, en el recorrido a lo largo de toda Cantabría se repite la misma tónica, así que en esta ocasión iba con un plan-B, el cual consistía en realizar las tres primeras etapas siguiendo el Camino del Norte, para poder así visitar algunas de las “perlas” de Cantabria como: Santilla del Mar, Comillas y San Viente de la Barquera, y si el recorrido no me convencía o seguía con etapas de 100% asfalto, dejaría el Camino del Norte en San Vicente y desde aquí empalmaría con el Camino Lebaniego, que a priori parecía mucho más entretenido, y una vez finalizado éste, volvería al Camino del Norte, pero entrando directamente en Asturias, aunque la verdad es que tampoco me arroba mucho de asfalto, tan sólo la última etapa por Cantabría, o incluso menos.

Aunque el Camino Lebaniego o “Camino de la montaña” viene señalizado junto al Camino del Norte desde Santander, casi todo el mundo suele iniciarlo en San Vicente de la Barquera, terminándolo en Santo Toribio de Liébana, realizando de tres (lo normal) a cinco etapas (para los que hacen menos kilómetros), y si bien es cierto que cada uno al final hace las etapas a su gusto, en este camino no hay mucha flexibilidad, debido a que los albergues son muy limitados, es un recorrido más espartano, de montaña, donde los núcleos urbanos por los que se pasa son pequeñas aldeas o barrios de menos de 100 habitantes que se integran en un Municipio, así que nada de supermercados donde poder comprar comida, nada de cajeros automáticos, nada de restaurantes o de bares donde sirvan comidas, y menos en un año que no sea jubilar y no haya un boom de peregrinos, todo lo más algún bar donde poder comer algún bocata, y eso con suerte... de ahí que en albergues como en el de Cades o en el de Lafuente, y creo que también en el de Cabañes y Cicera, den la opción de poder comer, cenar y desayunar, comentándolo al hospitalero por anticipado; es una especie de menú del peregrino por un módico precio, algo que es de agradecer y que aporta un plus a estos albergues debido a las características e idiosincrasia de este Camino.

En mi caso particular no empecé directamente en San Vicente, sino que venía desde más atrás, desde Comillas, donde me quedé a dormir el día anterior, aunque a San Vicente llegué muy temprano, con tiempo más que suficiente para desayunar, pasear tranquilamente por sus playas, regodearme con las vistas de la 'puebla vieja' y sus casas desdibujadas sobre las aguas tranquilas de la marisma, cruzar el Puente de las Mazas para encaminarme al centro histórico, pasear por sus calles empedradas, con arcos y casonas medievales, con su castillo e iglesia situada en lo alto, cuya imponente y majestuosa torre sobresale sobre las casas y es visible a muchas distancia, y por si fuera poco, teniendo como telón de fondo los majestuosos Picos de Europa, en lo que constituye una de las postales más bonitas de Cantabria, según dicen, y a mi entender, por lo que conozco y por algunas fotos que he visto por internet, estoy totalmente de acuerdo...

Diferenes vistas de San Vicente de la Barquera.

Calle y torre del castillo de la Puebla vieja de San Vicente.

Me detengo pausadamente en el mirador situado junto a la iglesia, con vistas a las montañas de los Picos de Europa, intento buscar entre las desdibujadas cimas de las montañas, difuminadas por la climatalogía en una mañana de calor, al celebérrimo Naranjo de Bulnes o Picu Urriellu... espectaculares las vistas, lástima de no tener una cámara buena y que la mañana no fuera más nítida. A los pies del mirador, las zonas encharcadas del brazo mayor de la ría...

 

Desde el mirador junto a la iglesia de San Vicente de la Barquera, con los Picos de Europa de fondo, y el Naranjo de Bulnes en el centro. En la parte baja de la foto, la zona encharcada del brazo mayor de la ría en San Vicente.

Tras disfrutar de estas vistas, me adentro en la iglesia, previo pago correspondiente, y nada más entrar, me encuentro con la sorpresa que un grupo de peregrinos están con cánticos gregorianos, disfrutando de una magnífica acústica del templo, así que me siento atrás y a disfrutar de este 'concierto en petit comité'. “La iglesia fue construida a lo largo de un gran período de tiempo, del XIII al XVI, por lo que hay alternancia de estilos, pero con muchas características del denominado 'gótico montañes', formando un conjunto armonioso y fuerte, estando construida sobre un promontorio rocoso que la hace visible a mucha distancia; de su exterior destaca una gran torre y sus dos puertas románicas, mientras que el interior cuenta con tres naves de altas bóvedas ojivales”.

Interior de la iglesia de Ntra. Sra. de los Ángeles, de San Vicente de la Barquera, con un pequeño grupo realizando sus cánticos poniendo a prueba la acústica del interior de este templo.

Al terminar mi pausada visita a la Puebla Vieja de San Vicente, continuo camino hacia Serdio, donde me quedaría a dormir en su albergue, pasando antes por la torre fortaleza de Estrada, que bien merece una parada, aunque la torre se encuentra rodeada de andamios.

 Cartel con señalización del Camino Lebaniego.

Torre de Estrada.

En el albergue, ducha, colada y directo al único bar que había, donde ofrecen menús diarios, y menos mal, porque aquí no hay supermercados. Por la tarde, paseo tranquilo junto a otros compañeros que he conocido en los días anteriores en los albergues, para matar la tarde y no aburrirnos mucho. Subimos a una zona de miradores que nos había recomendado la mujer que llevaba el albergue, y aunque San Vicente de la Barquera era claramente visible, no así las montañas de los Picos de Europa, que desde media altura hacia arriba quedaban cubiertas por las nubes que se agarraban a las cimas de estas montañas, así que ¡nos quedamos a medias!.

Detalles.... el pozo es una casa rural junto a Torre de Estrada y la bici tuneada en la hospedería de Serdio.

Por la tarde, seguín llegando peregrinos a pie y en bici al albergue, con un mural en uno de sus laterales de un retrato de Clara Campoamor. El albergue creo que tiene una parte 'privada', abajo, con reservas, con unas 8 plazas y otra zona pública de unas 20 plazas arriba, que se van ocupando en orden de llegada. Arriba también una pequeña cocina y las duchas. Cuando se llena el albergue, habilitan las antiguas escuelas, como pasó ese día, aunque allí no hay camas, es dormir en el suelo, sobre esterillas, y las duchas en el albergue principal.

 Albergue de Serdio.

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1. Para ver una selección de fotos del Camino Lebaniego, realizadas con el móvil, podéis hacer clic en ESTE ENLACE.

2. Podéis ver un vídeo de 10 minutos, realizado con el móvil en ESTE ENLACE.