Las andanzas de un lobo estepario extremeño.

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"Viajar en bici es hacer más grande el Mundo. Es aprender lo esencial de la vida. Es vivir el presente sobre todas las cosas. El placer del cicloturismo está mucho más en el camino que en el destino, son los medios los que justifican el fin. Durante días, semanas o meses, no necesitas más que lo que llevas a cuestas
" (del artículo: "Con la casa a cuestas", revista: Bike Rutas, Nº 4, 1999)

7 nov 2015

Travesía por la Sierra de Béjar y Candelario: Plataforma-Calvitero-Ceja-Torreón-Pinajarro-Hervás


La tarde del viernes la empleamos en desplazarnos a Béjar, dejando previamente un coche en Hervás, con lo que nos quedaríamos con dos coches. Tras el reencuentro con el resto de la tropa en Béjar, nos fuimos rápido hacia el albergue de Béjar, por una carretera ascendente, inmersa en un magnífico castañar. 
 
Una vez en el albergue de “Llano Alto”, tomamos posesión de nuestros aposentos después del papeleo previo, aunque días antes ya Ángel había reservado las plazas. Tras dejar las cosas, de nuevo cogemos los coches para bajar hasta el lugar que nos habían recomendado para cenar, y después de una una cena larga, distendida, y en buena compañía, regada con algunos vinitos y en donde entre otras cosas tuvimos la suerte de probar unos deliciosos boletus de temporada, tocaba regresar al albergue, donde al final nos iríamos a la cama sobre las 12:30, aunque con el cachondeíto que había, al final tardamos algo más en conciliar el sueño... 
 
A la mañana siguiente no había excesiva prisa por salir, no porque no quisiéramos, porque la verdad es que nos hubiera venido bien salir mucho antes, ya que teníamos una larga travesía por delante, pero como el desayuno estaba incluido en el precio que pagamos, pues decidimos desayunar allí mismo, así además evitábamos cargar con más provisiones, pero la contrapartida es que el comedor lo abrían algo tarde para nuestro gusto, y entro eso, y que después teníamos que desplazarnos desde el albergue a Candelario y desde aquí subir hasta la segunda plataforma, la del Travieso, pues al final empezamos la marcha sobre las 10:15 de la mañana, bastante tarde, sobre todo teniendo en cuenta que los días en esta época tienen menos horas de luz.

Prácticamente fue bajar de los dos coches, coger las pequeñas mochilas con el avituallamiento para la jornada, hacer la foto de rigor, y ponernos a caminar, a subir, no había tiempo para entretenernos, que ya partíamos tarde.

Panorámica desde la plataforma del Travieso.

Cogemos una senda que parte más o menos a mitad de lo que es la plataforma, aunque por aquí parece que está todo regado de sendas e hitos, pero al final todos los caminos llegan a Roma...

Esta primera parte de la travesía, la parte más exigente físicamente, la subida más larga y pronunciada, es la que va desde la plataforma (1.900m) hasta la zona del Calvitero (2.397m), y la verdad es que una subida algo insulsa y monótona, por una senda que se abre, cual cicatriz en la piel, entre un verde mar de piornos, con hitos que sobresalen entre dichos piornos para guiarnos, y unas vistas al frente que en la primera parte no son muy prometedores, aunque todo cambia al volver la vista atrás, en algún pequeño descanso para tomar aire y admirar las panorámicas que tenemos, bosque de castaños y robles de tonalidades marrones y ocres, con Béjar al fondo, allá abajo, su pantano más hacia la izquierda, valles cubiertos de niebla y un tapiz salpicado por muchos pueblos, más o menos pequeños, y al fondo, más hacia el oeste, la Sierra de Francia...

Tramos inicial de la subida, progresando por una senda entre piornos de entro los que sobresalen los hitos de piedra...

Después de unos 50 minutos de ascensión, salimos del mar de piornos y sobre unos peñascos que tenemos a la derecha, hacemos una pequeña parada para reagruparnos, porque cada uno sube a su ritmo. Aprovechamos para hacer unas fotos y disfrutar de las vistas que se tienen desde allí y que quedaban a nuestras espaldas mientras subíamos.

Una parada después de los primeros 45-50 minutos de subida, para el reagrupamiento de todos los compañeros. Buenas vistas...

Una vez todos juntos, apenas resta un cuarto de hora para llegar a la zona del Calvitero, que nos cogerá a la derecha, porque en este tramo caminamos sobre un ancho pasillo donde los piornos han desaparecido, todo está pelado, aunque las manchas blancas de las primeras nevada le dan un puntito especial a esta zona calva, a merced de los vientos que la barren sin contemplaciones, a merced del sol canicular estival, y de la nieve en los duros inviernos, así que no es de extrañar que aquí no crezca nada, en este amplio pasillo con el Calvitero (2.397m) a nuestra derecha y la Garganta con las lagunas del Trampal hacia la izquierda, pero aún teníamos que andar otro pequeño tramo, en dirección a la cuerda del Canchal de la Ceja, para tener y gozar de unas pletóricas vistas, a nuestra izquierda como he dicho, con La Ceja (2.428m), semi-cubierta por una leve capa de nieve, techo de Salamanca, y las lagunas del Trampal (lo de lo nombre o topónimo de “trampal” se refiere al terreno blando y cespitoso, embebido de agua, que rodea a las lagunas y los arroyos de montaña), inmersas en una profunda y vertiginosa garganta, con el fondo de las cimas nevadas de Gredos Central, las cimas que rodean al Circo de Gredos

El grupo, a la derecha, subiendo por la cuerda del Calvitero, dirección a la Ceja (a la izquierda). 
 Las lagunas del Trampal, bajo la protección de la Ceja (no se ve en la foto), con las cimas de Gredos central con las primeras nieves de la temporada.
 
Tras la obligada parada para saborear el momento y hacer las fotos oportunas, seguimos recorrido, dejando el Canchal de la Ceja a la izquierda, siguiendo la senda, con el objetivo de llegar al Torreón por la cuerda de la Ceja, y una vez arriba de ésta, tenemos un buen espectáculo, con vistas a las dos vertientes; por un lado, hacia la izquierda, o sea, hacia el este, el valle glaciar del Malillo, el arroyo que llega a trancos hacia la bonita y gran laguna del Duque, o de la Solana, una laguna represada, al igual que la grade del Trampal, encajonada entre la cuerda por donde vamos y la Cuerda de los Asperones, por donde mirando al fondo, por encima de la “V” que forma la portilla de Talamanca, 2.265 m. (con el Turmal, 2.340 m., a la izquierda de la portilla y la cima Talamanca, 2.380 m., a la derecha) se pueden ver las cimas nevadas de la Covacha y alrededores, en la Sierra del Barco, y más hacia el este, de nuevo las cimas nevadas de los alrededores del Circo de Gredos; por contra, en la vertiente oeste, hacia nuestra derecha, justo a la altura de la Portilla de las Agujas (2.342m.), tenemos también otra bonita panorámica, con el Valle Glaciar de Hoya Moros al fondo, abajo, por donde apenas discurre un hilo de agua serpenteante, se trata del incipiente río Cuerpo de Hombre, que nace en estos lares, en las lagunas de Venerofrío, a los pies de las cimas de Los Hermanitos (2.329m). Este punto es sin lugar a dudas uno de los más emblemáticos del recorrido, quizás el más bonito e instructivo en todos los aspectos, las lagunas, las gargantas, los valles glaciares, las vistas de los picos de Gredos, tanto de la parte central como de la occidental... puro espectáculo...
 De camino hacia la portilla de las Agujas, tenemos estas vistas del valle glaciar de Hoya Moros, por donde transita el incipiente río Cuerpo de Hombre que nace en estos lares, bajo la presencia de las cimas de Los Hermanitos. al fondo, a la izquierda, está la plataforma cúbica donde se encuentra el vértice geodésico del Torreón.
Excelentes vistas desde la portilla de las Agujas, con Hoya Moros abajo, junto al manto protector de Los Hermanitos (izquierda).

 Si desde la portilla de las Agujas, por una vertiente tenemos el valle glaciar de Hoya Moros (foto anterior), en la otra vertiente tenemos la famosa Laguna del Duque, represada, al igual que la del Trampal, encajonada entre la cuerda por donde transitábamos y la de los asperones, con el fondo de las primeras nieves sobre las cimas de los alrededores del Circo de Gredos.

En la cuerda de los Asperones se encuentra la Portilla Talamanca, y levantando la vista por encima de ella, nos encontramos con la Covacha y alrededores, en la Sierra del Barco, con sus cimas también aderezadas con las primeras nieves...

Avanzamos un poco más, y tras pasar una laguna congelada, a pesar de las temperaturas altas que se estaban registrando estos días, hacemos un pequeño descanso para un tentempié, antes de seguir ascendiendo de forma suave a través de un canchal, para al poco disfrutar de nuevo de otras dos vistas espléndidas, tanto de Hoya Moros como de la laguna del Duque.

 Laguna congelada tras pasar la portilla de las Agujas.
 Parte del grupo progresand por el canchal...
 Otra bonita vista de Hoya Moros, Los Hermanitos, y el "caminito" de agua del naciente río Cuerpo de Hombre en el fondo del valle.

Desde este punto, ya queda poco para afrontar el paso más complicado, nada del otro mundo, pero hay tener precauciones. Se trata del “Paso del Diablo”, una especie de canal entre rocas por la que hay que perder altura, para lo que haremos uso de la cadena situada en la pared. Tras superar este último obstáculo, ya sólo queda apenas un suspiro para llegar al Torreón (2.400m.), un vértice geodésico a caballo entre tres provincias, Cáceres, Salamanca y Ávila, constituyendo el techo de Extremadura Algunos llaman también a este punto el otro Calvitero, o el “vértice geodésico del Calvitero”, para distinguirlo del otro, según en leído en algunas guías, pero parece ya aceptado llamarle Torreón. Desde la parte alta de la plataforma cúbica de piedra, donde se encuentra el vértice geodésico, se tienen vistas al valle del Jerte por un lado, y por otro a las cimas de Los Hermanitos, además de a las tierras del valle del Ambroz y Alagón, y al fondo, hacia el este, las cimas de Gredos tocadas por las primeras nieves de la temporada; como decía Unamuno en “Andanzas y visiones de España”: “Allá arriba, tras la enorme parva del Calvitero (Torreón), asoman los dientes de la Sierra de Gredos, cual mordiendo el cielo”...



 Diferentes fotos del grupo cruzando el "Paso del diablo" (la segunda y tercera fotos son de mi compañero Manolo Rodriguez)...

Parte del grupo en el Torreón (2.400 m.), techo de Extremadura.

No nos entretenemos mucho, unas fotos y a seguir la travesía, con siguiente objetivo, llegar al Pinajarro (2.099m), donde teníamos previsto realizar la parada para comer. 
 
Este tramo entre el Torreón (2.400m.) el Pinajarro (2.099m), es en ligero descenso, pero tardamos bastante en realizarlo, ya que no hay una senda marcada. Al principio bajamos por el cauce de un arroyo y más adelante, por una senda desdibujada que se adentra en el territorio de los piornos, donde en las ocasiones en las que el grupo pierde la delgada línea de la senda que acaba 'ahogándose' entre tanto piorno, se progresa penosamente, nadando a la deriva, a merced del verde mar de piornos que nos llegan hasta la cintura. Hay tramos que resultan agotadores, por el esfuerzo que requiere progresar entre ellos. 


Nadando entre piornos (fotos de mi compañero Manolo Rodriguez)
 
Cuando llegamos a divisar al Pinajarro, y la pared de piedra que llega a él desde un llano, podemos avanzar entre los piornos siguiendo una senda poco visible pero por la que podemos avanzar con menos esfuerzo.

El Pinajarro al fondo, con la pared de piedra que le precede, y el camino a seguir entre piornos para llegar a ella.

Al llegar por fin a la pared, y dejar atrás los piornos, cruzamos ésta y seguimos paralelos a ella, por la izquierda, hasta llegar a las rocas donde se encuentra la cima del Pinajarro (2.020 metros). Al fondo, ya se ve claramente Hervás. Todo bajada desde aquí, una bajada muy laaaaargaaaaaa... así que aprovechamos para comer, que ya iba siendo hora, pasadas las tres de la tarde aunque no nos podíamos entretener mucho...

En el Pinajarro (2.020 m).
La comida y el vino parece que siempre sientan mejor en la sierra, pero aún quedaba mucho trecho y no podíamos extendernos con la sobremesa, así que sobre las cuatro empezamos a bajar. 
 
En principio la bajada se puede hacer por la derecha o por la izquierda del Pinajarro, pero como Javier y Fernando ya subieron en otra ocasión, hace tiempo, desde Hervás, aunque con bastantes problemas por motivos que no vienen ahora a cuento, pues se decidió bajar por la izquierda, porque supuestamente era terreno conocido y no estábamos para perder tiempo, pero como he dicho, lo de conocer la bajada era “supuestamente”...

Después de descender el tramo de más desnivel, sin senda aparente, entre pedregales y piornos, algo que nos llevó cierto tiempo, llegamos a un pequeño prado, con vacas incluidas, y una vereda, y aquí empezaron los problemas, porque primero tiramos hacia la derecha, después vuelta atrás, hacia la izquierda, para volver otra vez por el mismo sitio... en definitiva, que apenas nos quedaban un par de horas de luz, y Hervás se veía al fondo muy lejos aún, o sea, que la noche estaba claro que nos iba a coger.

Al final, como el tiempo se echaba encima hubo que tomar una decisión, bajar campo a través, entre piornos, pedregales, y pequeños desniveles, con zonas intransitables, que ralentizaba mucho la marcha, y eso en el mejor caso, porque lo peor era llegar a un punto y tener que darse la vuelta porque no se pudiera bajar por allí. Al final estábamos bajando justo por mitad de las dos rutas establecidas, habíamos dada un rodeo tonto al Pinajarro, por abajo, perdiendo bastante tiempo...

Nos sentíamos impotentes en esa bajada, entre esa telaraña de piornos y maleza que hacían que el descenso fuera extenuante, dificultando la marcha, moviéndonos en ocasiones lateralmente para buscar un mejor paso, pero con el tiempo pasando más rápido de la cuenta. 
 
Cuando vemos abajo una especie de piscina, utilizadas para la recogida de agua en la lucha contra incendios, Javier y Fernando caen en la cuenta que cuando subieron ellos, hacía tiempo, desde Hervás, pasaron por allí, y como además estábamos viendo algunos coches en los alrededores, decidimos mandar una avanzadilla para ver si podían bajar a algunos compañeros para después subir JuanMi con la furgoneta y recogernos al resto.

Luis es el que mejor se estaba desenvolviendo en este terrero, así que fue el que se lanzó hacia bajo para llegar cuanto antes a la altura de los coches. Cuando llegó, avisó por móvil que los de los coches, gente de Hervás, nos esperarían, y menos mal, porque cuando al final acabamos llegando a la pista, o sea, donde nos estaban esperando, junto a un merendero, ya apenas había luz. 
 
Desde aquí, dar las gracias a esta buena gente de Hervás, que tan amablemente se portaron con nosotros. Al final, bajaron en los dos coches el mayor número posible de compañeros, con el fin de que cupiésemos el resto en la furgoneta de JuanMi, cuando subiera.

Para no estar parados allí arriba, y ganar algo de tiempo, cuando los compañeros se fueron en los coches, nosotros seguimos bajando por la pista, ya completamente de noche, con las luces de Hervás al fondo, allá abajo, cuando en alguna que otra curva o giro, teníamos alguna visión del pueblo.

Finalmente creo que podríamos haber recortado unos cuatro o cinco kilómetros cuando apareció JuanMi con la furgoneta, acompañado de otro de los coches con los que había bajado y que no esperábamos.

Así que los últimos kilómetros de pista fueron en coche, y cuando acabamos llegando a los apartamentos rurales de la Platea, que es donde nos íbamos a quedar a dormir, ya eran las ocho de la noche, así que tras despedirnos de esta buena gente de Hervás, que nos había echado un buen cable, unos nos fuimos para los apartamentos y otros, los conductores, aún tenían un rato más por delante, porque desde Hervás tenían que ir a Béjar, y después a Candelario y a la segunda plataforma, donde habíamos dejados los otros dos coches esta mañana, y donde estaban casi todos los macutos, así que como el tema de la ducha, para los que ya estábamos en los apartamentos, se retrasaría hasta que llegaran los macutos, para no perder tiempo fuimos preparando “el piso franco” y la cena, y por supuesto, reponiendo líquidos, o sea, cervecita para el cuerpo que nos la habíamos merecido.
Cuando llegaron el resto de compañeros, y después de subir los bolsos a los respectivos apartamentos nos dispusimos a cenar. Una cena agradable, como siempre, distendida, con buena compañía, que es lo mejor, donde no faltó ni la comida ni la bebida (las provisiones que habíamos llevado y dejado en el frigorífico la noche del viernes), disfrutando del momento y de la compañía, después de un largo día donde afortunadamente todo ha salido bien, a pesar de ese par de horas infernales y de incertidumbre en la bajada del Pinajarro a la pista, campo a través, en lugar de haber seguido por la cuerda, pero en fin, había que tomar una decisión y se tomó, para lo bueno o para lo malo, el tiempo se echaba encima y no podíamos jugar a deshojar la margarita... unas veces sale bien y otras mal, y en esta ocasión, salió regular.

A las 12 de la noche o poco más, comenzamos con los turnos de ducha, y después a la camita, a descansar. Para el día siguiente, domingo, no íbamos a complicarnos la vida, y aunque teníamos pensado hacer la ruta de los Bosques de Ambroz, desde Garganta a Gargantilla o a Segura de Toro, el personal de Hervás que nos bajó en coche nos comentaron que para el día siguiente había una ruta organizada que salia desde el propio Hervás, una ruta circular, por los castañares de los alrededores, así que nos venía bastante bien, porque hoy habíamos terminado muy tarde y si hacíamos la ruta de los Bosques de Ambroz, habría que madrugar para llevar primero un coche al punto de destino, y después subir hasta Garganta, y al terminar, vuelta otra vez para coger los coches que se dejaran en el punto de inicio de la ruta, ya que no era circular... en resumidas cuentas, que íbamos a perder mucho tiempo en este tema logístico, así que nos decidimos por la ruta circular por Hervás, con lo que no tendríamos que madrugar tanto, empezaba a als 9:30, cerquita de donde estábamos alojados, terminaríamos pronto, y podríamos comer temprano en alguno de los sitios que nos recomendaron, para que la vuelta a casa no se nos hiciera demasiado tarde... 

 El Pinajarro, al amanecer, visto desde Hervás, desde la venta del "apartamento rural de La Platea", donde nos alojamos.

* PODÉIS VER ÉSTAS Y MÁS FOTOS, EN MÁS RESOLUCIÓN EN ESTE ENLACE.

* EL TRACK Y PERFIL DE LA RUTA LO TENÉIS EN ESTE OTRO ENLACE


* Os dejo un pequeño vídeo de 4 minutos de algunos momentos de la travesía...


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