De nuevo llegan estas
fechas navideñas, y de nuevo toca la reunión anual con dos
amiguetes con los que suelo despedir o empezar el año haciendo algún
tipo de actividad física e intentando disfrutar al mismo tiempo del
entorno natural, y aunque el tema del cicloturismo con alforjas, con
el que empezamos ya hace muchos años estas escapadas de tres o
cuatro días y casi siempre por tierras extremeñas, portuguesas, del
norte de Huelva o sur de Salmanca, ha quedado ya un poco en el
olvido, bien sea por la climatología que habíamos tenido en las
últimas ocasiones por estas fechas, o bien por la comodidad de estos
dos 'personajes' con los que me reúno, a los que con los años
les cuesta más salir del confort hogareño, lo que si es cierto es
que durante estos últimos años siempre hemos intentado quedar para
no perder esta sana costumbre, y desconectar un poco de la rutina del
día a día, aunque con los años las circunstancias familiares y
personales han ido cambiado mucho por diferentes motivos para cada
uno de nosotros, pero en la medida que podamos, intentaremos seguir
perpetuando esta sana tradición, aunque sólo sea uno o dos días,
porque algunos de nosotros sólo nos vemos de año en año.
El primer día habíamos
pensado en hacer una rutita cicloturista circular con inicio y fin en
Plasencia, y recorriendo parte del P.N. de Monfragüe,
porque saldríamos algo más tarde, ya que yo tenía que desplazarme
a Plasencia, donde me esperarían Edu y Alex, ya pertrechados
de ciclistas y con sus “flacas” preparadas, y tras los
saludos iniciales, desayuno pertinente, cambio de indumentaria y
montaje de la bici, por fin nos ponemos en ruta, muy tarde, pero por
un lado no había prisas, incluso nos habíamos planteado comer en un
momento dado en el camping de Monfragüe si fuéramos mal de
tiempo, y por otro lado, las rachas de viento que notaba con forme me
aproximaba con el coche a Plasencia y el frío intenso de las
primeras horas de la mañana parece que se habían calmado, así que
salimos con un sol radiante y una temperatura agradable sobre todo
para como había sido la noche, y lo mejor de todo, sin apenas
viento, además de las muchas, muchas ganas de montar en bici y
ponernos al día entre nosotros...
Salimos de Plasencia
por la Ronda y pronto toca subir la primera cuesta en
dirección a Monfragüe, aunque en el desvío giraríamos a la
izquierda, hacia Malpartida de Plasencia, utilizando la
carretera nacional que ahora está prácticamente en desuso debido a
la nueva autovía construida entre Navalmoral y Plasencia,
con lo que esta carretera es una buena alternativa para montar
tranquilamente en bici y con recorrido favorable en la dirección en
la que vamos, aunque me resulta un poco monótona, hasta que por fin
cogemos el desvío a la derecha, después de dejar Malpartida de
Plasencia a nuestra izquierda, para adentrarnos en las
estribaciones del P.N. de Monfragüe, y poco a poco, meternos
de lleno en este enclave único de Extremadura, por una
carretera estrecha, con algunos sube y baja y rodeados de mucha
vegetación y tranquilidad, sin apenas vehículos, disfrutando de
este entorno natural y pasando por toda la zona de miradores que hay
al lado de la carretea y junto al río Tiétar, y emprendiendo el último
tramo de subida al dejar a nuestra izquierda, pasada la pequeña
presa, el Mirador de la Tajadilla, un buen sitio para
poder divisar al alimoche cuando llega su temporada, al igual que en
otro de los miradores que dejamos atrás se podía contemplar un nido
de Águila Imperial, aunque durante nuestro recorrido en bici, y
sobre la marcha, lo que más pudimos observar, además de los
buitres, santo y seña de esta zona, fueron bastantes milanos y un
pareja de águilas.
Casi al finalizar el tramo ascendente que se inicia al dejar atrás el “Mirador de la Tajadilla”, y después de dejar a nuestra izquierda el meandro que hace el río Tiétar y que es perfectamente visible desde la carretera, desde la altura, es cuando noto un chasquido en la rueda trasera al ponerme de pie sobre la bici, y me imaginé lo que podía ser, puesto que unos días antes había llevado la rueda trasera para centrarla y me habían avisado que tenía una pequeña grieta y que igual podía aguantar un tiempo, igual podía irse al carajo a las primeras de cambio, y más bien fue esto último, porque esta era la segunda salida que hacía con la bici después que me la centraran y suponía que el chasquido provenía de algún radio que se hubiera partido, aunque no paré en el momento, porque llegaba un pequeño descenso hasta el cruce de Villareal de San Carlos, donde teníamos pensado acercarnos para tomar un cerveza, pero en este cruce les digo a los compañeros que se esperen que tengo problemas mecánicos.
Al bajar de la bici,
comprobamos que la grieta que había junto al radio se ha abierto
medio centímetro más por cada lado y el radio se había salido
completamente de la llanta al no hacer agarre, así que lo quito de
la rueda para que no se trabe con la cadena ni con nada, destensamos
el freno trasero para evitar que la rueda vaya frenándose y
descartamos el desvío a Villareal, para seguir ya rectos a
Plasencia, esperando que aguantara la rueda los más de 20 km
que quedaban hasta llegar a casa de Alex.
Al principio mucha
intranquilidad, inseguridad, porque la rueda está totalmente
descentrada, incluso aunque no rozaba mucho en las zapatas del freno,
sí lo hacía en el parte baja del cuadro, y tengo que bajarme de
nuevo para intentar ponerla de forma que aunque vaya dando bandazos
no roce mucho con el cuadro, y en el peor de los casos, me tendría
que parar y esperar a que los dos compañeros llegasen a casa y
vinieran a por mí en coche, pero por suerte, pudo aguantar hasta el
final, y con el paso de los kilómetros me fui olvidando del
problema, e incluso nos permitimos el lujo de parar en el camping de
Monfragüe, a unos 10 km de Plasencia, para tomar unas
cervezas y reponer fuerzas, y como vimos que podíamos llegar a una
hora aceptable a casa para comer en lugar de hacerlo en el propio
camping, volvimos a montar en nuestras “flacas”, aunque la
mía, “Exclaibur”, bastante renqueante, para hacer la
última tirada, y la bajada final hasta llegar a la primera rotonda
de la 'Ronda sur', haciéndola con cuidado pues
solo tenía el freno delantero.
A casa llegamos por
otro lado, distinto al que utilizamos para salir, pasando por la zona
del Acueducto de Plasencia, donde nos hicimos la foto
de rigor.
En esta foto con el amigo Alex y el acueducto de Plasencia detrás.
El dúo dinámico: Alex y Edu.
Al final acabamos
realizando 80 km después de prácticamente tres horas sobre la bici,
además del tiempo que estuvimos parados por el tema de la avería y
en el camping.
Calorías para reponer el 'combustible' gastado
0 comentarios:
Publicar un comentario