BREVE INTRODUCCIÓN:
Dentro de nuestra semana de rutas de montaña durante la primera semana de agosto por el P.N. de Aigüestortes y Lago San Mauricio, así como por el Valle de Arán (Pirineo leridano), también hubo hueco para el apartado cultural, dedicando un día a visitar el románico de la Vall de Boi. al que ya le tenía ganas.
[Texto extraído del documento/guía publicado por el Centro del Románico de la Vall de Boí]
El conjunto románico de la Vall de Boí está formado por las iglesias de Sant Climent y Santa Maria de Taüll, Sant Joan de Boí, Santa Eulàlia de Erill la Vall, Sant Feliu de Barruera, la Nativitat de Durro, Santa Maria de Cardet, la Assumpció de Cóll y la ermita de Sant Quirc de Durro.
Una de sus características principales es la unidad de estilo arquitectónico. Son construcciones llevadas a cabo durante los siglos XI y XII siguiendo los modelos provenientes del norte de Italia, el románico lombardo, que se caracteriza por la funcionalidad de sus construcciones, el esmerado trabajo de la piedra, los esbeltos campanarios de torre, y la decoración exterior de arcuaciones ciegas y bandas lombardas (lesenas).
Las iglesias románicas de la Vall de Boí son el reflejo artístico de una sociedad estructurada en torno a las jerarquías eclesiásticas y señoriales, personificadas en este caso en los señores de Erill y el obispado de Roda de Isábena, promotores de los templos del valle.
En esta sociedad medieval, la iglesia no solo cumplía una función religiosa, sino que también desempeñaba un importante papel social, como lugar de reunión y refugio del pueblo. En el caso de la Vall de Boí, esta función social de los templos se pone de manifiesto en la utilización de sus esbeltos campanarios de torre como elementos de comunicación y vigilancia.
Cabe destacar los conjuntos de pintura mural que albergaban las iglesias de Sant Climent y Santa Maria de Taüll y Sant Joan de Boí, actualmente conservados en el Museu Nacional d ́Art de Catalunya (MNAC), así como todas las tallas producidas por el Taller de Erill, a destacar el "Descendimiento de la Cruz" de Santa Eulàlia de Erill la Vall.
El románico de la Vall de Boí es excepcional por la concentración en un espacio reducido de un número tan elevado de iglesias de un mismo estilo arquitectónico, conservado a lo largo del tiempo con pocas modificaciones que hayan alterado significativamente su concepción inicial.
Técnicas y materiales:
La construcción: Las iglesias se construyen con materiales locales: piedra, cal, madera y pizarra. Las piedras se trabajan en forma de sillar y se unen con mortero de cal para hacer los muros y las bóvedas. Las vigas de madera y las losas de pizarra se utilizan para hacer las cubiertas.
La pintura al fresco: En el muro, se aplica el mortero de cal preparado con arena, cal y agua. Sobre este se realiza el dibujo preparatorio o sinopia; y, con el mortero todavía fresco, se aplican los pigmentos de color diluidos con agua.
La pintura al temple: Se utiliza para pintar sobre de la madera o aplicar los retoques finales de la pintura mural. En este caso, los pigmentos se mezclan con yema de huevo.
En cuanto a la protección y reconocimiento del románico de la Vall de Boí, el primer reconocimiento institucional del valor histórico y artístico lo recibieron las iglesias de Sant Climent y Santa Maria de Taüll en 1931 con la declaración de Monumento Histórico Artístico. En 1962 la declaración se hace extensiva a Sant Joan de Boí y Santa Eulàlia de Erill la Vall.
En 1992 la Generalitat de Catalunya declara Bien de Interés Cultural todo el conjunto de iglesias románicas de la Vall de Boí y el año 2000 la UNESCO las inscribe en la Lista del Patrimonio Mundial en base a DOS criterios universales excepcionales:
- El importante desarrollo del arte y de la arquitectura románica de las iglesias de la Vall de Boí es el testimonio de los profundos intercambios interculturales en la Europa medieval y en particular a través de la barrera montañosa de los Pirineos.
- Las iglesias de la Vall de Boí son un ejemplo particularmente puro y homogéneo del arte románico en un paisaje rural mantenido prácticamente intacto.
SAN CLEMENTE DE TAÜLL (Sant Climent de Taüll)... una joya de la arquitectura románica.
Al contemplarla, lo que uno rápidamente percibe es la elegancia y seguridad de la fábrica del edificio, fruto de más de un siglo de experiencia en la arquitectura lombarda.
La belleza de esta obra hay que buscarla en la armoniosa compensación de sus volúmenes y en la integración con un paisaje pirenaico grandioso.
Es el prototipo de iglesia románica de planta basilical, con tres naves separadas por tres pares de columnas sin apenas capiteles, que finalizan en sus correspondientes ábsides semicirculares, el central más ancho y más alto. Tiene cubierta de madera a dos aguas y campanario de torre.
En la cabecera se encontraban las célebres pinturas del siglo XII que representaban a Cristo en Majestad en la mandorla mística (emblemática imagen, la más utilizada para representar el románico catalán) y que se conserva actualmente en el Museo Nacional de Arte de Cataluña desde el año 1920, pero desde el 2013 los visitantes pueden disfrutar de una proyección, un video-mapping digital sobre el ábside central que recrea con perfección audiovisual la belleza de su contenido original y que es altamente recomendable verla para hacernos una idea de cómo eran realmente estas iglesias por dentro con estas máginificas pinturas iluminadas por la luz de las velas.
La ausencia de bóvedas explica que no sean necesarios los contrafuertes exteriores, pues el empuje es mucho menor... y es que las cubiertas de madera son otra de las características del románico del Boí.
El edificio se orienta hacia el Este y en el lado sur, junto al ábside, se encuentra la torre campanario, que aunque es una construcción exenta está muy pegada al muro de la iglesia (con la que se comunicaba por medio de una puerta, que en la actualidad está cegada).
Como todas las iglesias del valle del Boí, la de San Clemente presenta una ausencia de escultura arquitectónica, lo que confiere a sus muros una gran sobriedad decorativa. Esto se suple con creces con el magnífico repertorio pictórico del interior. En el exterior, toda la decoración se concentra en la torre campanario y en los ábsides de la cabecera que presentan características decorativas propias del románico lombardo.
En el ábside central se ve la característica franja de arquillos ciegos pareados, que cubre todo el perímetro superior en grupos de cuatro, separados por medio de lesenas y justo por encima de estos arquillos un friso que recorre todo el ábside. En la parte central hay una ventana con arco de medio punto y forma de aspillera, y en los lados del ábside dos pequeños óculos.
En los ábsides laterales la decoración se repite, pero en ellos los arquillos ciegos van de tres en tres y también tienen en la parte central una pequeña ventana abocinada.
La torre campanario es maravillosa, muy estilizada, efecto que se consigue al tener una planta muy estrecha en relación a su altura. En ella también se manifiesta la influencia del románco lombardo. Tiene planta cuadrada y siete cuerpos de altura, que tenía la doble función de acoger las campanas de la iglesia, y servir de torre de vigilancia y de comunicación con otros pueblos del valle.
De los siete cuerpos que tiene, los seis cuerpos superiores están horadados con ventanas en sus cuatro lados (el cuerpo inferior no tiene ninguna ventana, tan sólo la puerta de acceso). Exceptuando el segundo cuerpo que tiene una ventana y el cuarto que tiene tres, el resto de cuerpos tienen dos ventanas, rehundidas y con pequeños arcos de medio punto que se apoyan en una pequeña columna, con un capitel en forma de ménsula. Los diferentes cuerpos se separan por franjas de arquillos lombardos, y, en los tres cuerpos superiores, también hay frisos con dientes de sierra.
Tres tallas románicas completan el conjunto de bienes muebles conservados en el interior del templo.
[Fuentes consultadas: www.arteguias.com y Centro del Románico de la Vall de Boí]
SANTA MARÍA DE TAÜLL.
La iglesia de Santa María de Taüll se sitúa en el centro del casco histórico de la localidad leridana de Taüll y fue consagrada el 11 de diciembre de 1123 por el obispo de Roda y Barbastro, Ramón Guillem, o sea, por el mismo que un día antes consagró la iglesia vecina de San Clemente de Taüll, siuada prácticamente "a tiro de piedra".
Tanto Santa María como San Clemente de Taüll, destacan sus hermosos y altivos campanarios de tipo lombardo y su conjunto de pinturas murales, cuyos originales se encuentran, como tantos otros, en el MNAC (Museo Nacional de Arte de Cataluña).
Durante el siglo XVIII, Santa María fue la única parroquia del pueblo, mientras que el templo de San Clemente fue utilizado como capilla del cementerio moderno. Sin embargo, después, ambas iglesias compartieron la parroquialidad.
La construcción de Santa María de Taüll se fecha a principios del siglo XII, siendo un edificio de planta basilical realizado en sillería, con tres naves separadas por pilares circulares que sostienen los arcos formeros de medio punto de dichas naves. En la parte oriental de las naves está la cabecera del templo, formada por tres ábsides semicirculares, el central de mayor tamaño, de estilo lombardo y realizados en sillarejo de buena calidad.
En cuanto a las cubiertas, las tres naves presentan techumbres de madera.
En el tercer tramo de la nave sur, integrada en la planta del edificio, se encuentra la base de la torre campanario, de planta cuadrada y dividida en cuatro pisos o niveles. Su construcción parece que data de la segunda mitad del siglo XI, por lo que sería anterior a la construcción del templo, cuya consagración se realiza en el siglo XII. Esta realizada en aparejo algo menos refinado que el del resto del edificio lo que puede indicar que perteneciera a un edificio anterior que fue sustituido por el actual, pero conservando la torre.
Los cuatro pisos tienes ventanas, aunque el de nivel inferior tiene una sola ventana sencilla en cada uno de los cuatro lados, mientras que los otros tres niveles tienen en cada lado ventanas geminadas. La separación entres pisos o niveles se realiza por medio de arquillos ciegos, y en el último piso también se incluyen frisos de dientes de sierra como elementos de separación.
En el EXTERIOR, el templo presenta la típica decoración del primer románico catalán, de influencia lombarda, a base de bandas y arquitos ciegos.
El ábside central está decorado con cuatro lesenas que dividen el muro en cinco paños rematados en arquerías ciegas de dos arquillos lombardos que enmarcan cada uno de ellos a un vano circular ciego abocinado (óculo). En la parte superior la decoración se realiza por medio de un friso a base de dientes de sierra, ornamentación típica de las iglesias románica del Valle del Boí. Además, en tres de los cinco paños se abre una ventana aspillera rematada en arco de medio punto, aunque solamente la del paño central deja pasar la luz al interior del templo, quedando cegados los otros dos.
Los dos ábsides laterales, si bien siguen el mismo tipo de decoración que el central, prsentan algunas diferencias, como que el número de arquillos entre lesenas es de tres en lugar de dos o que solo tienen una ventana que además está descentrada en relación al paño en el que se encuentra.
Tanto los arquillos ciegos, como los arcos de las ventanas están realizados en piedra volcánica toba, que es distinto al manterila con que está fabricado el resto del templo.
En el INTERIOR, el templo ha sufrido grandes reformas, sobre todo en el s.XVIII, no conservando su aspecto original. Los tres ábsides están cubiertos mediante bóvedas de cuarto de esfera, aunque el central está precedido por un tramo recto, dividido en dos pequeños cuerpos que se delimitan por dos arcos de medio punto, cubierto por una bóveda de medio cañón. El resto del templo se cubre con techumbres de madera a doble vertiente con tejado de pizarra, ya que estamos ante una iglesia pirenaica que sufre de un clima duro.
Actualmente en la iglesia se pueden ver las reproducciones del ábside central y del muro sur. El ábside central está presidido por la escena de la Epifania, con el Niño Jesús sentado en la falda de la Virgen Maria y los Reyes Magos en actitud de ofrenda.
En el muro sur destaca la escena de los Reyes Magos adorando al Niño Jesús y visitando a Herodes.
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