Las andanzas de un lobo estepario extremeño.

Aquí mis batallitas sobre cicloturismo, senderismo, montaña, viajes, naturaleza, música, teatro, ...

"Viajar en bici es hacer más grande el Mundo. Es aprender lo esencial de la vida. Es vivir el presente sobre todas las cosas. El placer del cicloturismo está mucho más en el camino que en el destino, son los medios los que justifican el fin. Durante días, semanas o meses, no necesitas más que lo que llevas a cuestas
" (del artículo: "Con la casa a cuestas", revista: Bike Rutas, Nº 4, 1999)

10 oct 2021

Senderismo por los Arribes del Duero: El Camino de Hierro o Vía férrea de La Fregeneda.

Para nuestro segundo día en los Arribes teníamos previsto realizar el “Camino de Hierro” o “Vía férrea de la Fregenada”, un recorrido abierto para el senderismo por la Diputación de Salamanca y al  que tanto “bombo” (en el buen sentido) se le ha estado dando durante este 2021 en todos los medios de comunicación, sobre todo a raíz que se acabaron los cierres perimetrales y los cierres de las CCAA motivados por la pandemia y que por tanto se volviera a una “relativa normalidad”.

Se trata de un camino en el que hasta que ha sido recientemente abierto al público, se desaconsejaba o prohibía recorrelo, con carteles al inicio para disuadir al personal, sobre todo por el peligro que entrañaba pasar por los puentes, donde el paso del tiempo y la falta de mantenimiento hiceron que no fueran aptos para recorrelos, sobre todo porque los maderos y traviesas que quedaban estaban muy maltrechas, deterioradas o podridas en el peor de los casos, lo que obligaba en ocasiones a utilizar las vigas de hierro de apenas 30-40 cm de ancho, viendo el vacío que quedaba hacia bajo, así que el recorrido solo era apto para los que no padecideran de vértigo y quisieran arriesgarse. Afortunadamente, después de mucho tiempo y de varios proyectos por medio, las administraciones públicas se implicaron para ponerlo de nuevo en valor y por fin ha podido ser abierto al público, como recurso turístico, para que con la práctica del senderismo  se tenga conciencia del paisaje natural y cultural de este P.N de los Arribes y Reserva de la Biosfera desde el 2015, por no hablar del valor histórico de esta vía férrea, una auténtica obra faraónica de finales del s.XIX, todo un prodigio de ingeniería ferroviaria.
 
Este recorrido no es algo que se pueda hacer cómo y cuando uno quiera, sino que tiene ciertas restricciones, como que hay que sacar una entrada previa (son cinco euros y se puede sacar en la propia web del “Camino de Hierro”) destinada a: seguro de accidentes, linternas, mantenimiento del camino y el bus o lanzadera que nos llevará desde el punto final al punto de inicio, ya que se trata de una ruta lineal (algo parecido al Caminito del Rey en Málaga) o como que solo se dispone de una hora concreta para poder acceder al camino y que cambia según sea el período del año (otoño-invierno o primavera-verano), o como que hay un tope máximo de horas para realizar el camino, así como de personas diarias que pueden realizarlo (el tope son 300).

Las entradas de nuestro grupo ya me había encargado  de sacarlas semanas antes (para realizar esta ruta hay que presentar la entrada y el DNI, ya que las entradas son nominativas: Nombre y Apellidos + DNI), pero como el horario de acceso lo cambian después del puente de la  Hispanidad, significaba que estábamos todavía dentro del horario de primavera-verano o lo que es lo mismo, teníamos que estar en la antigua estación de La Fregeneda, inicio de la ruta, entre as 7:30 y 8:30 de la mañana, si a eso le sumamos que estábamos a unos 40 minutos en coche y que había que desayunar previamente y preparar la mochila para llevar algo de comida para la ruta, puesto que para tomar algo lo único que hay es el bar-cafetería al final del recorrido, donde se coge el bus-lanzadera... pues todo esto implicaba que había que madrugar, así que a las 6 de la mañana sonaba la alarma del móvil.

Salimos completamente de noche y cuando llegamos aún no había amanecido y en  los viejos y ruinosos edificios de la antigua estación de La Fegeneda, aún en penumbras, había ya un trasiego de gente en medio de las luces de los coches que llegaban o de los que intentaban aparcar.

Nos dirigimos al punto de inicio, un antiguo y solitario vagón de tren, restaurado, en plena vía, donde se va arremolinando el personal mientras esperan chequear sus entradas y recibir las detalladas y prácticas instrucciones por parte del personal autorizado para realizar el recorrido y donde además, para quien no vaya provisto de linterna o frontal, se le hace entrega de una, debiéndola entregar al término de la ruta... unas linternas que son más que necesarias para pasar algunos de los túneles.

Antes de comentar nada sobre la ruta es bueno primero ponerla en su contexto, saber por qué y cómo se hizo esta titánica obra de ingeniería ferroviaria en este tramo de los Arribes, en este paisaje tan bravío, tan agreste, tan escarpado; cómo y por qué comenzó a caer en desuso esta vía férrea hasta ser cerrada y caer en el olvido, relegando al ostracismo a muchos de los pueblos de esta comarca y de tantos otros por los que pasaba este tren y por qué la apertura de este nuevo “Camino de Hierro”, orientado ahora al turismo deportivo y de naturaleza, donde el chirriar de las ruedas del tren sobre las vías a dado paso al sonido más silencioso de las pisadas de los senderistas, constituye un halo de esperanza para estos pueblos, en un intento por sobrevivir y no desaparecer, de no verse inmersos en eso que llaman la “España vaciada”... no se trata de que este “Camino de Hierro” sea la panacea, pero sin duda que será una gran guida al pastel que conforma todo el atractivo turístico que tienen los Arribes del Duero, Parque Natural y Reserva de la Biosfera.

Los orígenes de esta antigua vía férrea se remontan a finales del siglo XIX, cuando se intentaba buscar la conexión por ferrocarril entre Oporto y Salamanca, lo que a su vez supondría en esas fechas, la única salida de Portugal por tren hacia el resto de Europa. Para lograr esto, habría que construir en la parte portuguesa un tramo de línea férrea que sería la prolongación de la llama “Línea del Duero”, entre Pocinho (que es hasta donde llegaba proveniente de Oporto y que actualmente sigue activa) y Barca D'Alva (en la frotera con España), mientras que en la parte española había que construir otro tramo  prolongación de la línea que venía de Salamanca, o sea, desde La Fuente de San Esteban hasta la aldea portuguesa de Barca D'Alva, un tramo que sería conocido como el “ferrocarril de la frontera”.

La dificultad en la construcción de esta vía estaba en su último tramo, en los últimos 17 km que unirían la estación de La Fregeneda con la vecina aldea de Portugal (que es el tramo que se ha abierto recientemente para la práctica del senderismo, conocido como el “Camino de Hierro”), ya que aquí, el suave recorrido por la penillanura salmantina se veía interrumpido por una orografía salvaje, brutal, escarpada, de cortados, barrancos y montes, paralela al cañón del río Águeda que quedaría a la izquierda, salvando tramos de fuertes barrancos que nacen desde la parte derecha con gran desnivel y van a morir al Águeda, por lo que habría que construir una verdadera línea alpina en estos últimos kilómetros del trazado donde se pasa de los 527 metros de altitud de la estación de La Fregeneda a los 133 de Barca D’Alva, por no hablar de  los largos obstáculos de pura roca que habría que atravesar... todo un reto de ingeniería para aquella época que se solventó con la construcción de 20 túneles (algunos de más de un kilómetro de longitud) y 10 puentes metálicos, algunos de ellos atribuidos a la la escuela de Eiffel, así que no es de extrañar  que todo este conjunto de puentes y túneles, unido a otros valores patrimoniales tanto naturales como culturales, merecieran la declaración de esta gran obra de la ingeniería como Bien de Interés Cultural en el año 2000... pero esto resultaba contradictorio, en el sentido de que  teníamos un Bien de  Interés Cultural pero no se podía visitar, o al menos no era recomendable su visita  por  los riesgos que conllevaba su recorrido, como he comentado antes... y esto ha sido así hasta este año.

La espectacularidad y valor de esta joya industrial radica principalmente en las soluciones técnicas que fue necesario implementar para adaptar el trazado ferroviario a la agreste geografía de las Arribes del Duero. A esta infraestructura también se le ha denominado el -Camino de Hierro Imposible- por un doble motivo: la dificultad técnica del trazado, que tenía que hacer compatible las restricciones geométricas de la vía con los grandes obstáculos orográficos y la necesidad de grandes recursos económicos que hicieran frente a las cuantiosas inversiones. Lo complejo y arriesgado se hizo realidad en una época de penuria económica y con tecnología poco desarrollada. Las tremendas dificultades del terreno abrupto y quebrado se solventaron con una sucesión de puentes y túneles, auténticas obras de arte. Estas construcciones constituyen un legado único de la ingeniería industrial de finales del siglo XIX” [Fuente: Web del Camino de Hierro].

Para hacernos una idea de la longitud de estos puentes y túneles, si se pusieran todos los túneles seguidos, uno detrás de otro, llegarían a sobrepasar los 4 km de longitud, mientras que si se unieran todos los puentes, llegarían al kilómetro y medio.

Haz clic sobre el mapa para verlo ampliado y en más detalle.

Su construcción no fue fácil: “los trabajos en las Arribes fueron muy duros, abriéndose los pasos entre la dura roca, en forma de túneles, a golpe de martillo y pica o mediante explosiones de dinamita, mientras que los escarpados cauces de los ríos y arroyos se salvaron con grandes puentes de hierro. En algunos momentos de la construcción del trazado se emplearon más de 2.000 trabajadores, pero este peligroso trabajo, junto con la inexistencia de infraestructura sanitaria y numerosas epidemias, produjo muchísimas muertes entre los trabajadores, lo que obligó a construir un nuevo cementerio en La Fregeneda”.

La construcción de este tramo final fue toda un proeza realizada en cuatro años, comenzando de forma oficial el 31 de agosto de 1883 y finalizando el 8 de diciembre de 1887, cuando quedó inaugurada la línea en un acto solemne en el que dos trenes, uno portugués y otro español, se unían en el centro del Puente Internacional de Vega Terrón, en La Fregeneda (frontera entre los dos países).

Con esta inauguración “se daba una alternativa al transporte fluvial que surcaba el Duero, uniendo por tierra Salamanca y Oporto, PERO aunque las expectativas eran altas, la línea en realidad nunca alcanzó la relevancia comercial esperada y la falta de rentabilidad, unido a la mejora de las conexiones por carretera, hizo que la línea terminase cerrando en 1985. El ramal español que iba de La Fuente de San Esteban hasta la localidad fronteriza de Barca d'Alva, de 78 km de longitud, quedó en desuso y a la espera de un nuevo futuro” [Fuente: elDiario.es]. 

Del mismo modo, en el lado portugués y puesto que ya no tenía salida hacia España y dejaba de ser rentable, se cerró también el tramo entre Pocinho y Barca d'Alva, aunque el tramo de la "Línea del Duero" entre Oporto y Pocinho siguió y sigue aún activo.

Todo esto aquí mencionado y mucho más, está perfectamente recogido en el magnífico documental emitido en junio de 2020 en TVE-2 y titulado:Cielo, agua, tierra y metal. La vía férrea de La Fregeneda”.



Centrándonos en lo que es el recorrido en sí, decir que prácticamente comenzar a caminar y en cuestión de unos minutos ya estamos inmersos en el primer túnel del recorrido, que además es el más largo de todos, con 1,5 km de longitud, en línea recta, así que las linternas se antojan imprescindibles aquí. Este túnel es el que pasa por debajo de la carretera que va hacia La Fregeneda, la misma que traíamos esta mañana hasta que la dejamos para coger el desvío a la derecha, por camino de tierra, en dirección a la antigua estación de esta localidad.

Mientras recorremos el túnel da la impresión de ser aún más largo de lo que es, supongo que por el hecho de andar durante un buen rato en completa oscuridad, tan solo con la luz de las linternas, lo que hace que se pierda en cierto modo la sensación de distancia-tiempo y la verdad es que después de los primeros metros andando por él, el efecto “novedad” se acaba desvaneciendo y en mi caso al menos me limito a andar sin más, esperando la salida; tan solo  a mitad de recorrido o poco más, cuando alguien apunta con su frontal hacia el techo del túnel, se ve algún que otro murciélago revolotear, aunque lo suyo es no iluminarlos y dejarlos en paz y es que este primer túnel, junto con el tercero, es donde podemos encontrarnos con ellos.

Por fin llegamos al final de este largo primer túnel y al igual que me pasará con el resto de túneles, lo que más me gusta es justo cuando se llega al final de ellos, donde se ve el fuerte contraste de oscuridad y luz, con el paisaje recortado por la boca de salida del túnel, porque la verdad es que por el interior nos limitamos meramente a caminar e ir mirando hacia bajo para no pegar un traspiés, independiente de que sea más o menos oscuro o de si se camina por las traviesas de la vía o las losas de piedra de los laterales, lo que no significa que uno no vaya pensando en el esfuerzo, penas, muertes y sufrimiento que costó horadar estos montes pétreos, con la tecnología y escasos recursos económicos de finales del s.XIX, o en el ajetreo y vorágine que debió vivir toda esta zona en pleno proceso de construcción de esta línea férrea donde llegaron a trabajar en algunos momentos  más de 2.000 personas.

Tras la salida de este primer túnel vemos que ya ha amanecido por completo y ahora es cuestión de seguir por la vía o por algunas de las estrechas sendas que hay a los lados, para no caminar por la grava o las traviesas que hacen que los pasos sean mas cortos. A nuestra derecha tenemos una zona escarpada mientras a la izquierda tenemos un pequeño valle, encajonado, formado por el río Morgáez, afluente del río Águeda, el cual nos acompañará más adelante hasta el final del recorrido.

A la izquierea el valle del río Morgáez.

El tramo por el que caminamos de la vía comienza a ser bañado por los primeros rayos de un sol que calienta tibiamente mientras a nuestra izquierda, el cauce del río Morgáez que queda por debajo, aún está en completa umbría, al igual que toda la zona boscosa  que lo envuelve.

Pasamos por el primer puente y poco después por el segundo túnel, muy cortito éste (33 metros). Dejamos  a la izquierda de la vía y junto a ésta, un viejo chozo de piedra, testigo mudo del paso del tiempo, de lo que otrora fue otro modo de vida, contemplando en la actualidad el paso diario de senderistas, reliquia de arquitectura vernácula, un patrimonio que también debería conservarse en al medida de lo posible...

Al cabo de unos tres kilómetros recorridos, contemplando una amplia panorámica desde que salimos de la oscuridad del primer túnel, llegamos al tercero, al que le precede un panel informativo que comenta las gran colonia de murciélagos que alberga su interior y donde se encuentra una persona de la organización para informarnos precisamente de esto y sobre todo, para disuadir a la gente de pasar por el interior de este tercer túnel (aunque en estas fechas está abierto, por si alguien voluntariamente quiere cruzarlo) que además del valor natural que atesora, es arquitectónicamente diferente al resto, ya que es en forma de U, con  curva a la derecha, lo que implica que en la parte central del túnel no haya luz y sea refugio de estos seres alados.

Este tercer túnel de 443 metros de longitud es el más emblemático en el sentido de que en él descansan y se reproducen unos 12.000 murciélagos, formando una de las colonias más importantes de la península ibérica, así que durante el período de amamantado y como el paso de senderistas puede originar una gran mortalidad de crías, el túnel se cierra unas semanas al principio del verano, por lo que para continuar con el recorrido existe un sendero alternativo, a la izquierda del túnel,  que supone apenas dos kilómetros extras y que enlaza de nuevo con el Camino de Hierro a la salida de este tercer túnel. El resto del año aunque está abierto, se recomienda también utilizar el sendero y no pasar por el túnel, para no molestar a esta gran colonia de murciélagos, al fin y al cabo, como nos dice la persona de la organización que se encuentra en este punto, si se cruza las recomendaciones son: realizarlo en completo silencio y no alumbrar con las linternas la parte superior del túnel, con lo que al final sería como cruzar cualquiera de los otros túneles, así que preferimos dejarlos tranquilos y seguir por el sendero exterior.

La colonia está formada mayoritariamente por dos especies: murciélago de cueva (Miniopterus schreibenrsii), con unos 6000 individuos y murciélgo ratonero grande (Myotis myotis), con 5000. También se ha comprobado la presencia de murciélagos de herradura (Rhinolophus p.), murciélago orejudo gris (Plecotus austriacus), barbastela (Barbastella barbastellus) o murciélago enano (Pipistrellus pipistrellus), ente otros... Ocupan este espacio generalmente de marzo a noviembre, durante la gestación, nacimiento y cría de la siguiente generación; parece ser que la longitud y disposición en curva del túnel, que mantiene la zona central en oscuridad total y con temperatura y humedad estables, explican en parte su elección para pasar aquí el momento de su ciclo vital donde son más sensibles a las molestias, inclemencias meteorológicas y depredadores.

En el Parque Natural de los Arribes del Duero hay 21 especies de murciélagos, del total de 29 de la península ibérica. Esta riqueza se explica por el clima suave en invierno de sus valles encajados, por una actividad agraria diversificada y que no abusa de los agroquímicos y por la abundancia de árboles viejos, roquedos y  construcciones de piedra donde encuentran refugio. Los murciélagos son unos magníficos indicadores de salud ambiental de un lugar.


En mi opinión el sendero alternativo es totalmente recomendable, saliendo de la 'dictadura' de la vía del tren, y adentrándonos en el paisaje, en el valle del Morgáez, por senda tortuosa, con cortas subidas y bajadas, en vuelto en vegetación (encinas, alcornoques, quejigos, madroños, cornicabras, etc..) y con paneles informativos que nos ayudan a interpretar tanto la flora como la avifauna que podemos contemplar en este corto recorrido alternativo pero que resulta bonito y muy entretenido, disfrutando también de algún que otro mirador natural improvisado al desviarnos tan solo unos metros de la senda, para así poder contemplar el valle que sigue la línea del del río Águeda, e incluso ver el puente espectacular que se encuentra a la salida del tercer túnel (el de los murciélagos), al fondo. El inicio de este puente será donde irá a morir la senda que traemos, con buenas vistas al final, tanto de la parte lateral del puente desde donde se puede apreciar su altura y sus pilares, como de los arribes del Águeda y es que desde aquí y hasta el final, éste punto será donde más desnivel hay entre el cauce del río y la vía y en donde la orografía se hace más escarpada.


Arriba el sendero alternativo, abajo el valle del Morgáez antes de desemboca en el del Águeda.

Si hasta ahora habíamos caminado junto al río Morgáez, en perpendicular hacia el río Águeda, a partir de ahora, desde la salida del tercer túnel y hasta el final de la ruta, el recorrido seguirá paralelo a los arribes del Águeda, que queda a nuestra izquierda.

El valle encajonado del río Águeda desde la zona del sendero alternativo al túnel de los murciélagos.

En el mirador natural improvisado. A la izquierda y al fondo los arribes del Águeda y al fondo a la izquierda estaría el segundo puente al que se accede o bien atravesando el túnel de los murciélagos o bien por el sendero alternativa, como hicimos nosotros. Este puente es el que se ve en las siguientes fotos:

El puente de Morgado visto desde el mirador natural junto al sendero alternativo...

El segundo puente a cruzar, el de Morgado, es un bonito puente, no solo por la construcción en sí misma, de hierro sobre pilares de piedra, de más de 100 metros de longitud y 21 de alto, sino también por la zona donde está construido, por las magnificas vistas de todo el entorno del Águeda, cuyas ahora mansas aguas discurren por el fondo del valle, allá abajo, camino de Portugal, en una zona donde sus paredes son más abruptas, escarpadas y rocosas.





Puente de Morgado y vistas del entorno encajonado del Águeda.

A partir de aquí y hasta el final de recorrido nos encontraremos con una sucesión de puentes y túneles, siempre en un recorrido en ligero descenso, aferrándose la vía con uñas y dientes a las curvas de nivel.

Puentes vertiginosos, largos, en los que al caminar por ellos uno tiene la sensación de estar suspendido en el vacío, como un funambulista sobre una cuerda sobre la que puede permitirse el lujo de parar y contemplar las vastas vistas del entorno del Águeda, hacia uno y otro lado, o de los enormes peñascos que  rodean el entorno más cercano, territorio de aves rapaces, aunque no sea ésta la mejor época para verlas... y todo ello con la seguridad de no caer en picado al fondo del abismo.

Túneles que le ponen el contrapunto al monótono caminar por la vía del tren o por las sendas aledañas, sucesión de contrates de luz y oscuridad, túneles en los que al salir de ellos unas veces desembocamos en una explosión de luz, color y vistas sublimes y en otras en estrechos callejones de paredes de pizarras que se yerguen hacia arriba para inundar de umbría el pasillo en el que apenas hay espacio para la vía  y paras las sendas que la acompañan a ambos lados, sendas cuyo espacio en ocasiones es ocupado por chumberas que nacen desde lo imposible y que hay que esquivarlas.

De entre los puentes, sin duda, hay algunos que destacan por encima del resto, ya sea por la longitud o por su construcción o por sus vistas o por todo en conjunto. Son los verdaderos puntos fuertes de la ruta puesto que desde ellos tenemos una nueva visión de esta zona, de los otros arribes, no de los del Duero sino de los del Águeda, mucho menos conocidos, sobre todo hasta que se abrió este Camino de Hierro.

Sin duda, uno de estos puentes es el del Poyo Valiente (138 m. de longitud), por su trazado y por la dificultad que entraña, ya que es un puente de hierro en curva, formado por tres tramos, con los que se va bordeando la mole rocosa que queda a la derecha, mientras a la izquierda de nuevo y como en la mayor parte del recorrido, tenemos  amplias vistas del valle del Águeda.




Otros de los puentes constituidos en verdaderos hitos del recorrido son: el puente del Lugar, que salva el arroyo del mismo nombre y que con sus 140 metros de longitud es el más largo de todos (a excepción del último, el puente internacional que hace de frontera entre España y Portugal), con el inicio y final en piedra, sobre pilares de piedra también, pero donde el cuerpo principal y más largo es completamente de hierro, sustentado por dos pilares de hierro sobre bases de piedra entre los cuales se encuentra la zona más alta del puente y en donde al transitar por él tenemos la sensación de caminar de nuevo sobre el vacío; otro de estos majestuosos puente es el de los Poyos, éste unos metros más corto que el anterior, con 135 m., pero es el que tiene más altura, con casi 40 metros, los extremos del puente son también de piedra, pero sin pilares, y el resto en hierro,  atribuido a la escuela Eiffel. Puentes de bella factura, sobre todo si se observan lateralmente, como se puede ver en muchas de las imágenes obtenidas con dron y que pueden verse por internet.

Ya en el tramo final, al paso por los dos últimos puentes, se aprecia cómo hemos ido perdiendo altura, situándonos más cerca del río Águeda, sobre el que hemos ido viendo su transformación, desde su encajonamiento inicial, en nuestra primera toma de contacto con él al bordear el túnel de los murciélagos, hasta ir abriéndose poco a poco en la parte final, donde las paredes más inclinadas y abruptas se transforman en espacios más abiertos, con suaves colinas sobre todo en el lado portugués, que se derraman hasta el río, recubiertas de un verde claro producto del cultivo de viñedos principalmente, en contraste con el verde oscuro del monte bajo y las zonas boscosas del principio del recorrido.


El río Águeda en su tramo final.

Y por fin llegamos al final del recorrido y así, unos metros después de cruzar el último túnel llegamos al puente internacional sobre el Águeda, en la zona donde éste pone punto y final a su recorrido mezclándose sus aguas con las del Duero.

A la entrada del puente, una pequeña edificación blanca a la derecha supongo sería la que hacía en otros tiempos las funciones de aduana en la parte española. En este punto el personal de la organización recoge las linternas y nos indica donde se coge el bus-lanzadera para regresar al punto de inicio, por un camino que sale a la derecha, entre la pequeña edificación y el puente, en una bajada de pocos metros que desemboca en el muelle fluvial del Vega del Terrón, donde hay una gran explanada, con la cafetería y la zona donde se coge el bus.

Final de la ruta visto desde el puente internacional sobre el río Águeda. Al fondo, el último túnel de la ruta y a la izquierda la pequeña edificación que supongo en otros tiempos podría hacer las funciones de aduana, junto a la cual sale el desvío hacia el muelle fluvial del Vega del Terrón donde cogeremos el bus de regreso al punto de inicio de la ruta.

Puente internacional sobre el río Águeda visto desde el muelle fluvial del Vega del Terrón

Pero antes de terminar, cruzamos el puente internacional, al menos hay que avanzar hasta la mitad de él, donde un cartel indica que estamos ya en Portugal, así que tocó foto de grupo junto al cartel de entrada en Portugal y a la vuelta, la de entrada en España. Este puente es el más largo de todo el recorrido y como he comentado, justo en el medio está la ficticia frontera entre los dos países.


Un recorrido este del Camino de Hierro que ha sido abierto al público con gran acierto, después de una fuerte inversión económica para que pueda realizarse de forma totalmente segura, sobre todo en el tramo de los puentes. Es precisamente desde estos puentes, suspendidos en el vacío y convertidos en  excelentes miradores, desde donde se puede disfrutar de unas magníficas panorámicas sobre los arribes del Águeda. Una sucesión de túneles y puentes que me fascinan, no tanto por su diseño o belleza, sino a nivel de ingienería, por cómo se construyeron en esta zona tan agreste, tan escarpada, tan poco accesible y con los medios y tecnología de finales del siglo XIX... una vía que en su día debió tener un gran impacto, tanto a nivel visual como ambiental, sin embargo, en la actualidad parece integrada totalmente en el paisaje y mucho más lo habría estado durante todos estos años atrás, de total abandono, donde la naturaleza volvió a ocupar en parte, ese espacio que le fue arrebatado. PERO también tengo que decir, que desde mi opinión particular y para mi gusto, a este recorrido de 17 km le sobran los cuatro o cinco últimos, independientemente que haya que realiarlos porque no queda otro remedio, pero es que en este último tramo ya las vistas son menos espectaculares, el paisaje está más humanizado, con cultivos de viñas o árboles frutales, se pierde altura y el efecto de vistas vertiginosas se desvanece y entonces, es cuando uno pone el piloto automático, caminado con la mirada puesta en el suelo para no pegar tropezones con las piedrecitas del balasto de la vía o para caminar sobre las traviesas de ésta o por las losas irregulares de los laterales de los túneles... en definitiva, que a mi al menos los últimos kilómetros se me hicieron un poco monótonos, algo aburridos... pero es solo mi opinión.

Mientras esperábamos el bus aprovechamos para comer en la cafetería con las provisiones que llevábamos, acompañadas de cervezas, marca portuguesa en este caso, la “super bock”, que sabían a gloria después de este recorrido.

Cuando terminamos de comer cogimos el bus, incluido en el precio de la entrada, dejándonos en la misma estación de La Fregeneda en el punto de inicio de la ruta.

Teníamos aún toda la tarde libre, así que decimos hacer una pequeña ruta senderista con visita cultural incorporada, y así en Lumbrales, de regreso a La Zarza De Pumareda, hicimos un desvío y tras dejar los coches en un aparcamiento en medio del campo, nos dispusimos a realizar un pequeño recorrido circular de tres kilometros con la idea de visitar el castro vetón de "Las Merchanas", declarado Bien de Interés Cultural y Patrimonio Histórico de España.

El recorrido es muy sencillo pero a la vez bonito y agradable de realizar. Se trata de un sendero musealizado, con paneles informativos y miradores, como el de "Malpica", en los que además de las excelentes vistas del entorno y de las murallas del castro vetón, podemos interactuar con diferentes elementos allí dispuestos para conocer más sobre la época y cultura vetona. La senda pasa entre estrechos y vetustos callejones de piedra, rodeados de un buen encinar dentro del cual también podemos observar algunos chozos de piedra.

Para llegar al recinto amurallado del castro, desde el mirador de "Malpica", hay que cruzar el río Camaces donde se encentra el restaurado Molino del tío Justo, testigo del aprovechamiento que hasta no hace mucho tiempo se hacía de las aguas de este río, si bien es cierto que en las fechas que estuvimso nosotros apenas había agua.

"El Castro de Las Merchanas consta de un recinto amurallado con sus defensas extramuros, campo de piedras hincadas (situado en el exterior para dificultar el ataque enemigo, tanto a caballo como a pie), originario de la Segunda Edad de Hierro (s. V-II a. C.) y construido por pobladores vetones. Estuvo habitado desde el siglo II a. C. hasta el siglo V de nuestra era. Con la conquista romana del territorio el castro se transformó, con nuevas construcciones como la modificación de la entrada sur y nuevos edificios de los que se conserva un muro de algo más de 3 metros de altura, de época bajoimperial."
 
Más información en sobe el castro de "Las Merchanas" en:

 - https://es.wikipedia.org/wiki/Castro_de_Las_Merchanas
 - http://www.salamancaemocion.es/es/que-hacer/arqueologia/circuito-de-lumbrales-el-castro-de-las-merchanas
 - http://intervenciones.santamarialareal.org/intervenciones/ver/castro-de-las-merchanas-lumbrales/97

El track del "Camino de Hierro" lo podéis ver en ESTE ENLACE,  aunque no tiene ninguna pérdida pues es seguir la vía de tren, además encontraremos paneles informtivos y descripción de cada uno de los puentes y túneles por los que pasaremos.

0 comentarios:

Publicar un comentario