Las andanzas de un lobo estepario extremeño.

Aquí mis batallitas sobre cicloturismo, senderismo, montaña, viajes, naturaleza, música, teatro, ...

"Viajar en bici es hacer más grande el Mundo. Es aprender lo esencial de la vida. Es vivir el presente sobre todas las cosas. El placer del cicloturismo está mucho más en el camino que en el destino, son los medios los que justifican el fin. Durante días, semanas o meses, no necesitas más que lo que llevas a cuestas
" (del artículo: "Con la casa a cuestas", revista: Bike Rutas, Nº 4, 1999)

10 ago 2012

La Ruta del Danubio en Bici. Hoy hemos llegado a Belgrado, la capital de Serbia.

Ya estamos en Serbia, concretamente en la capital, en Belgrado, donde hemos llegado sobre las doce y media, aunque hemos tenido que dar una vueltecita para dar con la oficina de información y turismo, donde nos han recomendado un  sitio económico para dormir, por menos de 11 euros, se trata de una residencia de estudiantes que en esta fecha se convierte en albergue, y allí hemos coincidido con cuatro sevillanos que se están macando un pedazo de viaje como fin de carrera de ingeniería y tienen 50 días de vacaciones para hacerlo, pero no podemos coincidir mucho tiempo con ellos porque justamente cuando nosotros llegábamos ellos partían hacia Estambul, vía Macedonia y Grecia, para después regresar a Belgrado de nuevo por Sofía, en Bulgaria, porque su idea era ir desde aquí haciendo autoestop, y al regreso, coger de nuevo el coche y regresar a Sevilla.



 Accediendo a Belgrado por el puente sobre el río Sava, con Iñaqui revisando su bici.

Vistas de la confluencia de los ríos Sava y Danubio, con Belgrado, al fondo. Foto tomada desde la fortaleza de esta ciudad, la Kalemegdan.

Nuestra idea es estar, además de hoy, otro día entero para visitar tranquilamente lo más relevante de la ciudad, y después seguir por Serbia durante 3 o 4 días, hasta la parte quizás más bonita de este viaje, la zona de las gargantas del Danubio, donde éste es más estrecho y se abre paso entre las montañas de los Cárpatos, hasta llegar a las Iron Gate, en la frontera entre Serbia y Rumania.

  
Diferentes vistas desde el interior de la Kalemegdan , la fortaleza de Belgrado.


De momento todo bien. No tenemos planificado nada, vamos día a día. Nos levantamos temprano, sobre las  seis y media; ya se que parece temprano para estar de vacaciones pero es que aquí amanece muy temprano y después pega el sol de lo lindo. Mientras desayunamos vemos la etapa  del día (si es que ya Iñaqui no la ha estado viendo por la noche antes de irse a dormir), vemos donde podemos terminar, donde podemos parar a comer, si hay alguna zona de baño, etc. Normalmente intentamos pararnos en todas las zonas del Danubio donde podamos darnos un chapuzón y paliar las altas temperaturas, y después, como ayer, sino es una ciudad grande, o no hay camping, buscamos un lugar que nos parezca mejor para plantar las tiendas, darnos el bañito de rigor, buscar alguna fuente con agua para cocinar, lavar los cubiertos, y comprar unas cervezas que aquí están bien baratas, no como en Francia donde es casi un lujo tomar una cerveza...

Bajando a la localidad Serbia de Stari Slankomen.

Una zona cualquiera de baños en el Danubio, donde aprovechamos también para plantar nuestras tiendas, en la localidad Serbia de Stari Slankomen, que además cuenta con spa y con centros de aguas termales que hacen que exista un cierto tipo de turismo que va buscando esto precisamente.

Los cisnes del Danubio, en Stari Slankomen.

Otra cosa que nos está gustando mucho es que hay muchos puestos de frutas en las salidas y entradas de pueblos o ciudades, incluso en los cruces de carretera, así que cuando estamos caldeados pillamos una sandía, nos plantamos a la sombra de un árbol, y nos la merendamos de una sentada, y por supuesto, después toca la siesta... y es que un lujo poder pillar sandía, o melocotones por un precio ridículo... ayer sin ir mas lejos, por medio euro pillamos casi un kilo de melocotones y una sandía de 2,5 kilos, y eso por no hablar de cuando pasamos por zona de árboles frutales donde recojo lo que puedo... algo verdecita la fruta, eso sí, pero ya ira madurando en las alforjas...

Puesto de frutas unos kilómetros después de salir de Novi Sad.

En fin, que un lujo ir en plan nómadas, colocando las tiendas al anochecer y levantándolas a primera hora del día, antes del  desayuno, disfrutando de los agua del Danubio, de la cerveza y de los puestos de fruta, y por supuesto de las vistas cuando se puede, porque ahora no tenemos carriles bicis o pistas ciclables como en Hungria, y lo mejor que puede pasar es que pedaleemos por carreteras locales o pistas asfaltadas, porque en cuanto salimos de éstas el tráfico se convierte en un terrible enemigo.

Es el tráfico lo más negativo tanto en Croacia como en Serbia, ya que hay que coger mucha carretera, y algunas veces es carretera local, sin trafico, pero en otras ocasiones el trafico es brutal, y éste no es el único problema, porque además está el tema de que los Serbios conducen bastante mal, son camicaces, van a toda ostia sin prever el peligro y encima carreteras sin arcén, !qué gran diferencia con la exquisitez y correccion con que conducen los húngaros!.

Ayer la primera parte de la etapa estuvo muy bien, pero después, la entrada y salida de una ciudad grande como Novi Sad, o la entrada hoy en Belgrado, exceptuando los últimos 8 km por carril bici, por una especie de paseo marítimo, pero junto al río en lugar del mar, ha sido de locura, y el problema es que los siguientes 50 o 60 km desde Belgrado en adelante pueden ser un infierno, así que deseando estar ya por tierras fronterizas entre Serbia y Rumania donde esperemos que al bonito recorrido, según la guía que llevamos, se le sume la tranquilidad de carreteras locales.

 Vista parcial de  Petrovaradin Fortress, fortaleza en la orilla opuesta de Novi Sad.

Calle del barrio antiguo  a los pies de la fortaleza de Petrovaradin.

En Belgrado nos hemos encontrado con un problema, y es que los nombres de las calles e incluso algunos carteles que indican las localidades de paso en las carreteras, aunque no en todos los carteles, están en caracteres cirílicos, y no hay Dios que entienda esto sino eres de aquí, así que simplemente orientarse en un mapa con el nombre de las calles, puede ser en ocasiones bastante complicado, y hay que recurrir al viejo recurso de llamar la atención de alguien e indicarle con el dedito el nombre de la calle al que quieres ir, y que te la indiquen, porque aquí no sirve de mucho el inglés, salvo en la oficina de turismo, centros de atención al público (estación de tren o bus, restaurantes, hoteles, etc.) o universitarios. También hay gente muy enrollada, y que simplemente te ven con la bici, consultado el mapa, y con gesto en la cara de no tener ni idea de donde puñetas estás y sin decirles nada se vienen hacia ti y te empiezan a hablar en inglés... lo malo es que te sueltan una parrafada a toda ostia que no me entero de nada, menos mal que mi compi capta algo y nos vamos apañando...

A unos 8 km de Belgrado, antes de coger el carril bici, hemos parado a tomar una cerveza en un bar, y al poco, ha entrado un tío intentando buscar a dos ciclistas, porque había visto las dos bicis en la puerta, y con la banderita de España y nos andaba buscando para hablar con nosotros. Se trata de un chaval joven, de padres españoles, pero el ha nacido en Belgrado, aunque los dos últimos años ha estado en Madrid, pero ahora ha vuelto. Nos presenta después a su mujer, que también habla muy bien español, y a su hermano, y nos da su número de telúfono móvil por si necesitamos alguna cosa, y por supuesto que no dudemos en llamarle... ¡joder con gente asi es un gustazo viajar!...

Una chica canadiense, que va con otra parejita haciendo también la ruta del Daubio, pero no en bici, cuando nos ha visto en bici con la bandera de España, se ha dado la vuelta para preguntarnos que si veníamos de España, que hasta dónde teníamos pensado llegar, en cuantos días , etc... una chica llena de curiosidad, que no paraba de preguntar El problema... el de siempre... que cuando cogen carrerilla con el inglés no soy capaz de pillarles nada.

En un tramo que hemos realizado fuera del itinerario principal, por caminos de tierra no en buen estado, sufriendo el efecto batidora, con el fin de evitarnos 10 km de mucho trafico, hemos coincidido con un matrimonio francés, de cerca de los 60 tacos, que vienen desde Viena en bici, aunque su idea no es llegar al Black See, o sea, el Mar Negro, sino a la zona de las Iron Gate y despues bajar hasta Sofia en Bulgaria. La verdad es que nos estamos encontrando con bastantes cicloturistas para lo que teniamos pensado, y más de la mitad de ellos haciendo el recorrido en sentido contrario....

Cruzándonos con otros cicloturistas que realizan el recorrido en sentido contrario, justo después de cruzar la frontera entre Croacia y Serbia

 Nos  paramos junto a este cartel para ver la dirección a seguir  y los kms que quedaban para Belgrado, pero 100 metros más tarde ninguno de los dos recordaba los kms que quedaban para llegar, ni tampoco de lo qué anunciaba el cartel de detrás ¿por qué será?, y digo yo, si no miramos los kms que quedaban, entonces ¿qué estuvimos mirando?... porque tampoco nos acordamos de lo que anunciaba el cartel de detrás... las jugadas que juega el subconsciente...o el inconsciente....

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