Las andanzas de un lobo estepario extremeño.

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"Viajar en bici es hacer más grande el Mundo. Es aprender lo esencial de la vida. Es vivir el presente sobre todas las cosas. El placer del cicloturismo está mucho más en el camino que en el destino, son los medios los que justifican el fin. Durante días, semanas o meses, no necesitas más que lo que llevas a cuestas
" (del artículo: "Con la casa a cuestas", revista: Bike Rutas, Nº 4, 1999)

19 jul 2012

Concierto de Jethro Tull en el 32 Festival de la Guitarra de Córdoba

En la foto, de izquierda a derecha: David Goodier (bajo),  John O'Hara (teclados), Ian Anderson (voz, mandolina y flauta travesera),  Scott Hammond (batería) y Florian Opahle (guitarra). El único que falta del grupo que tocó en este Festival de la Guitarra de Córdoba es Ryan O'Donnell (voz).

   Con puntualidad, a las 23:30, comenzó el concierto de Jethro Tull en el Teatro de la Axerquía de Córdoba, dentro del 32 Festival de la Guitarra de esta localidad, aunque más bien lo que comenzó fue la puesta en escena, que no los primeros compases, y así, bajo una luz pobre, tenue, aparecieron los miembros de la banda, enfundados en gabardinas y gorras marrones, con cepillos y plumeros, dedicándose durante unos minutos a barrer el escenario y limpiar el “supuesto polvo” de los instrumentos.

  Unos minutos antes hubo algunos desacuerdos entre público, fotógrafos y miembros de la organización, puesto que las entradas eran todas de asiento, y al intentar colocarse los reporteros de prensa en primera fila, de pie, junto al escenario, provocaron las protestas del público que estaba sentado detrás y que en ese plan no iban a ver nada. Al final los fotógrafos fueros relegados a un extremo, y durante algún momento se pusieron en el centro para hacer unas fotos y después se fueron a su sitio...

  Tras unos minutos de puesta en escena como he comentado, comienza el espectáculo, con el escenario en penumbra y con un chorro de luz iluminando a Mr. Ian Anderson, con pantalones kakis, botas militares, camisa de manga corta blanca, chaleco, perilla y pañuelo pirata en la cabeza que refleja la pérdida de su melena, del paso del tiempo, una imagen lejana a la de los años 70 y 80 en la que aparecía con esa melena y barba troglodita que gastaba, la pregunta era ¿es lo único que ha perdido, o también ha perdido en voz, en energía a la hora de moverse, de brincar, de tocar o juguetear endiabladamente con la flauta como sólo él sabe hacer?, ¿habría perdido también talento a la hora de componer?... esto último se vería en la segunda parte del concierto, en la presentación del nuevo álbum, la segunda parte del Thick as a Brick (TAAB2).


  Sobre un escenario simple, a más no poder, tan sólo con dos plataformas sobre las que se asentaban los teclados y la batería, comienza el líder de Jethro Tull entonando las primeras estrofas, mandolina en mano, del “Thick as Brick” (pincha aquí si quieres ver la letra en versión original y traducida), y automáticamente, de forma espontánea, ya comienzan los primeros aplausos y ovaciones, porque el público estaba entregado de antemano, un público donde destacaban calvas y canas, con un amplio abanico en cuanto a edad se refiere, pero seguro que más del 95% superaban la treintena, y quizás me quede corto, pero el personal sabía a lo que iba: por un lado a disfrutar, a relamerse de gusto escuchando el disco “Thick as a Brick” tocado íntegramente, en vivo y en directo, por esta legendaria banda; un disco mítico, emblemático, y no solo dentro de la discografía de Jetrho Tull, o de la historia musical de los años 70, sino también de toda la historia del rock. Por otro lado, asistían expectantes ante el directo de la segunda parte de este disco, cuyo lanzamiento creo que se produjo en el mes de Abril de este mismo año, con la incertidumbre de saber si éste, compuesto 40 años después, sería tan bueno como el primero, con las ineludibles comparaciones. Por tanto, esta gira servía por una lado, para homenajear los cuarenta años de vida del “Thick as Brick” y por otro, para presentar su continuación “Thick as Brick-2”.

Vista parcial del Teatro de la Axerquía y del escenario, unos 45 minutos antes de empezar el concierto.

Scott Hammond a la batería.

  La gente viene a ver a Jethro Tull, una banda mítica, legendaria, que hay ver SI o SI, siempre que haya posibilidades, una banda que se mantiene viva desde finales de los 60 - principios de los 70 (sus discos 'buques insignia': Aqualung y Thick as a Brick, son del 1971 y 1972 respectivamente), aunque realmente de la banda el único que pervive es el incombustible Ian Anderson, compositor de casi todas las letras y canciones, y auténtico líder, en todos los sentidos, de este grupo, porque por lo que he leído, David Goodier y John O'Hara (bajista y teclista respectivamente) están en el grupo desde el 2007, nada que ver con lo que aparece en algunas crónicas en los periódicos del día después, donde comentan que “Ian Anderson actuó junto al bajista y el teclista originales de la banda”. Además de estos dos, para esta nueva gira que emprende, está acompañado también de Scott Hammond a la batería y el que dicen, es un joven virtuoso a la guitarra, Florian Opahle, y debe ser así, porque con 29 años, Ian Anderson lo ha reclutado para esta nueva gira, para sustituir al gran guitarrista Martin Barre, que junto a Ian eran los dos más longevos en la banda, puesto que Barre ha estado desde el segundo álbum hasta el 2011, donde creo que se produjo el “divorcio musical” , aunque desconozco cuales fueron los motivos, pero lo que sí es cierto es que durante los chascarrillos que se escuchaban en algunos corrillos en la previa del concierto, se comentaba que quizás tocara Barre en este concierto; yo no tenía ni puñetera idea de esto, pero habiendo ya tocado en Madrid dos días antes, y en otro sitio con anterioridad, donde no se produjo este hecho, ¿por qué aquí si iba a venir él?, ¿porque era el festival de la guitarra y se hiciera algún tipo de presión para que tocara él?, no sé, pero me extrañaban mucho estas cosas, pero en fin, “la imaginación al poder”... lo cierto es que al final quien tocó la guitarra fue Florian Opahle, y sin duda, que lo hizo muy bien, no es de extrañar que Anderson lo halla escogido para la gira.


  La banda en esta gira está formada por seis personas, así que además de los cinco músicos antes descritos, hay que añadir otro personaje, Ryan O'Donnell, que más que talento musical para tocar algún instrumento lo que tiene es talento interpretativo, y su figura está dedicada a actuar, a interpretar los personajes que se narran y sobre todo a cantar, y es que como dice el viejo dicho en español: “Carrera que da el caballo en el cuerpo la lleva”, o aquel otro que dice: “la edad no perdona”, y es que a los 65 años que creo que tiene Anderson, algunos críticos dicen que ya está perdiendo la voz, que no llega a las escalas musicales para las que compuso estos discos, y creen que por eso ha fichado a un nuevo miembro, al tal Ryan O'Donnell, con experiencia como actor en musicales según he leído, para que ponga la voz donde no la pone él, para que narre lo que no narre él, y para que llegue, para que de el 'do' de pecho donde no pueda llegar él, y así, siendo fiel al principio físico que dice que “la energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma”, su voz se transforma en la de Ryan O'Donnell cuando él no canta, y la posible falta de brío, elasticidad o pérdida de energía (aunque a sus 65 años se mantiene en muy buena forma) se transforma en el brío, elasticidad, energía y ganas, que le pone este nuevo teatetro y espigado fichaje.

En el centro, Ian Anderson y Ryan O'Donnell.

  Cómo he comentado al principio, la luminosidad durante casi todo el concierto fue más bien tenue, iluminando fundamentalmente y cual estrella radiante, la figura de Ian Anderson, que como he dicho antes, quizás no tenga el brío de los conciertos de los 70 o los 80 (como se puede ver en cualquiera de los vídeos de esta época gracias a YouTube) pero sigue moviéndose por todo el escenario haciendo gala de su buena forma física, no parando de tocar la mandolina, la flauta travesera, de cantar, de actuar y de liderar a la banda con su flauta, como si se tratara de la batuta de un director de orquesta, al tiempo que el nuevo fichaje, actor de musicales, se movía por todo el escenario, de delante hacia atrás, de atrás hacia delante, hacia los lados, entre el resto de componentes, adoptando poses y cambiándose de vestuario en bastantes ocasiones para interpretar sus distintos papales, con un palo-flauta que manejaba diestramente y con el que más bien parecía un mariscal de campo, un general en plena batalla, dando órdenes con su bastón de mando, y compartiendo la parte lírica, las estrofas, con Ian Anderson, cuando no en solitario. En la segunda parte del concierto, tras un breve descanso en el que se proyectaba un vídeo introductorio, este personaje quedó relegado a un segundo plano, aunque también lo vemos vestido de banquero en "Banker bets, banker wins", con traje y bombín, leyendo un periódico, que ¡cómo no! se trataba del periódico donde habla de "Thick As A Brick 2", de soldado  o incluso de cura con una sotana negra y una gran cruz colgando de su cuello, ya en la parte de los bises.

  Fue un muy buen concierto, donde el público, ya entregado de antemano como he comentado, acabó por ponerse de pie y no parar de aplaudir, y ya en los bises, nadie se sentó, todo el mundo, aunque con algún amago de sentarse, permaneció de pie o se apretujaron hacia el escenario para estar más cerca de este genio, Ian Anderson, y hacer fotos y grabar vídeos.

  Pongo aquí un pequeño vídeo de 7 minutos con unos retazos de la parte inicial del concierto (y es que después de todo el día por Córdoba, las baterías acabaron agotándose a las primeras de cambio):



  Una gozada asistir en vivo a este concierto donde se tocaron íntegramente los dos discos del Thick as a Brick, separados uno del otro por nada más y nada menos que por cuarenta años, donde el histriónico Ian da todo un recital con la flauta y la mandolina, pero sobre todo es la flauta la que cautiva, además de ver como este camaleónico personaje de ojos saltones, reventones, sigue metiéndose de lleno en su papel de juglar-bufón para narrar las estrofas como nadie más sabe hacerlo, quizás no con la misma intensidad de otros tiempos pero aún así es un lujo poder seguir viéndolo y si es en directo mejor. Sin embargo, no ocurre lo mismo con el bajista, enfundado en una chaqueta roja o magenta chillona, con melena de canas al viento, moviéndose menos que un reloj de cera, más bien parecía sacado de un geriátrico, muy quieto o con movimientos telegrafiados; por contra, el nuevo y joven guitarrista, Florian Ohpale (vestido de riguroso negro, con el único toque de color rojo puesto por los tirantes de su pantalón y de una cinta al rededor de su sombro negro, además de por su melena rubia) estuvo portentoso y fueron épicos los “duelos a muerte” entre su guitarra y la flauta de Anderson. Con respecto al batería, con una vestimenta al estilo tradicional irlandés, estuvo bastante bien, al igual que John O'Hara en los teclados, sólo que éste estuvo mucho más expresivo, irradiando energía y perfectamente compenetrado con la flauta del líder en esas ocasiones en las que parece que los teclados de uno y la flauta del otro mantienen un diálogo con réplicas y contraréplicas, con guiños entre uno y otro, donde parecen hablar entre ellos a través de estos instrumentos.

Combate flauta vs guitarra / Ian Anderson vs Florian Ohpale.

  Si la guitarra y la flauta lideran el concierto, los teclados y la batería son los que los sustentan, son los cimientos, los pilares de apoyo para construir esta magna obra de Thick as a Brick, y sobre todo los sintetizadores, que en este álbum toman más fuerza y mucha más importancia que en su predecesor Aqualung, y es que para quien no lo sepa, la primera parte del Thick as a Brick compuesto hace 40 añitos de nada, no se trata de un 'disco tipo', es decir, de un disco con 10 o 12 canciones de mayor o menor duración, sino que se trata de una sola canción, que por las limitaciones técnicas de la época, cuando se publicaba en discos de vinilo, tuvo que dividirse en dos partes, las cuales se corresponden con la cara A y B del disco respectivamente, pero a pesar de ser dos partes es una única canción donde el corte del disco no rompía la armonía de éste, no suponía una ruptura; es por tanto, una obra de más de cuarenta minutos, que más que una canción en sí se podría comparar, o al menos es más similar en cuanto a estructura musical se refiere, a las sinfonías de la música clásica, divididas en distintos movimientos, o a una ópera, una ópera rock en este caso, aunque el estilo musical es una mezcla entre el folk, música medieval inglesa y por supuesto rock, así que de todo este cóctel, lo que salió fue etiquetado como “folk-rock sinfónico” o también como “rock progresivo” (otros grupos catalogados con esta etiqueta de “rock progresivo” son: Pink Floyd, Yes, Genesis, o Emerson, Lake & Palmer, entre otros), y por si fuera poco, a este álbum en concreto, también se le etiquetó como “álbum conceptual”:

  “El álbum surgió como una reacción a lo que la crítica especializada opinaba sobre su anterior trabajo, Aqualung al que habían catalogado de -álbum conceptual-. Ante estas afirmaciones, Ian Anderson respondió en una entrevista: "Si los críticos quieren un álbum conceptual, les daremos un álbum conceptual...". En la misma entrevista, Anderson añadió: "El álbum fue una parodia a los álbumes de Yes y Emerson, Lake & Palmer."

  La fórmula fue exitosa y el disco llegó a alcanzar el primer puesto en la lista de ventas en Estados Unidos, y el quinto lugar en Inglaterra.

  El estilo de la obra podría calificarse de "sinfónico". La estructura musical de varios de los temas que van emergiendo cíclicamente es más propio de una sinfonía que del rock”. [párrafo extraído íntegramente de la wikipedia].

  Como curiosidad sobre este emblemático álbum, comentar que en la portada lo que aparecía era la la primera página de un periódico de un pequeño pueblo, donde salía publicada la noticia de que había sido descalificado, quitándole el premio, a un imaginario niño-poeta, llamado Gerald Bostock, que con ocho años compuso un poema, mientras también se decía que la banda Jethro Tull había decidido usarlo como eje principal de su nuevo álbum. Cuando se publicó este disco de vinilo, venía acompañado también de la versión impresa de este también imaginario periódico, con creo que ocho páginas, donde se comentaban las circunstancias por las que había sido descalificado el pobre Gerald, además de incluir el poema por completo, o lo que es lo mismo, la letra de Thick as a Brick, y otras serie de noticias relacionadas con este precoz poeta y también precoz padre, porque en el interior del diario también se comentaba que había dejado embaraza a una chica de 14 años... en fin, toda una invención de Ian Anderson y sus compinches en este asunto, lanzada para criticar a la puritana, hipócrita y conservadora sociedad británica. Actualmente, el disco de vinilo original, junto con el periódico a tamaño normal que venía con él, se ha convertido en una pieza muy buscada para coleccionistas según he leído en algún sitio.



  Terminó la primera parte del concierto, o sea, la interpretación del primer disco, con un público embriagado viendo en directo a un emblema de varias generaciones, al señor Ian Anderson, que sí, que vale, que tendrá menos pelo, que tendrá menos voz, que tendría menos brío y menos explosividad, pero de lo que no hay duda es que sigue siendo un genio, dominando el escenario por completo y dirigiendo a golpe de flauta o mandolina al resto de sus compañeros, y realizando en bastantes ocasiones la pose que le ha convertido en un icono, apareciendo en logos, camisetas y hasta en la porta del nuevo disco, me refiero a esa pose en la que se muestra tocando la flauta sobre una pierna mientras la otra la mantiene encogida, como una garza, como una cigüeña posada en en su nido, y que según dice, nació de la necesidad de sostener el micrófono con una de sus piernas durante un concierto...


  Terminada la primera parte, se retiran del escenario entre los aplausos enfervorecidos del público, al tiempo que se proyecta un vídeo de youtube que servirá de presentación para el nuevo disco, el Thick as a Brick 2.

  Unos minutos después vuelve la banda para ir desgranando uno a uno el nuevo disco, la continuación, que al contrario que el primero, no está compuesto de una sola canción, sino de 17 creo, aunque la verdad es que no había escuchado ninguna de este disco bastante reciente, así que expectación por ver como sonaría esta continuación, aunque el mismo Anderson en una entrevista que le realizaron, recomendaba cautela ante estas expectativas: “Venir con la mente abierta y prepararse para disfrutarlo. O no. Es como en las relaciones humanas. Las expectativas casi siempre defraudan. Si esperan encontrarse con Ian Anderson a los 25, saltando alrededor del escenario revoleando la flauta como un poseído, pues se van a decepcionar”.

Los tiempos cambian, y así, la portada del nuevo disco, en lugar de ser una página principal de un periódico local, ahora es una página web.

  Creo que es una apuesta muy arriesgada tocar en el mismo concierto un disco que fue emblemático, y que aún se sigue escuchando, y a continuación una segunda parte de éste disco con 40 años de diferencia, sobre todo por aquello del dicho aquel de 'nunca segundas partes fueron buenas' y porque las comparaciones entre uno y otro serian inevitables, pero la verdad es que a mi particularmente me gustó. No supone una ruptura con el anterior, o ganas de hacer algo totalmente distinto, es más bien una continuación musical,y algunos críticos dicen que suena incluso más antiguo, más “barroco” (yo aquí ya ni quito ni pongo, porque con tanta etiqueta y conceptos colocados sobre esta banda y su música uno se acaba perdiendo). Hay algunas cositas que te recuerdan el disco anterior, sobre todo por que uno lo tiene fresco, lo acaba de escuchar, pero resulta que es normal, que con eso juega el señor Anderson, que se ha trabajo el disco él solito, creo, y que ha metido algunos guiños al primer álbum, al menos a nivel musical, porque a nivel de mensaje... ahí ya no llego, me pierdo... y es que cómo él se encarga de decir, en una entrevista que le hicieron periódico “El País”:

  “Tuve claro que no quería ni debía repetir los elementos musicales del disco original, sino más bien sugerir retazos, como si en la multitud hubiera alguien agitando una bandera y diciendo “¿se acuerdan de mí?” Son pequeños fragmentos que elegí con mucho cuidado. Se trata de un mensaje para los fans”.

  “En el disco hay referencias a cosas buenas, desde Starbucks hasta cómo el cambio tecnológico benefició nuestras vidas”, enumera. “Hay cosas que siguen exactamente igual, como la corrupción y la religión”, apunta enseguida. También hay espacio para paralelos escalofriantes. “Estamos a un año del retiro de tropas de Afganistán y 1972 fue el año anterior al retiro de los americanos de Vietnam”, recuerda.

  “En este punto de mi vida es importante poder mirar para atrás. No con nostalgia, sino para ver cómo están las cosas con el beneficio de la experiencia. Es una invitación a examinar nuestras vidas y mirar el futuro, pensar qué queremos hacer en los próximos 20 años”.

  Este disco tiene como nexo de unión con el anterior, con la primera parte, al ficticio niño prodigio, Gerald Bostock, sólo que ahora este niño tendría cuarenta años más y como también se dice en la entrevista anteriormente citada:

  “Allí está Gerald Bostock, el niño prodigio (y de ficción) que dio alma al álbum de 1972 como autor imaginario de las letras. “Me pregunté qué estaría haciendo Gerald si existiera en 2012, con casi 50 años. Me lo imaginé desde político hasta astronauta. Me cautivó la idea de explorar posibles vidas para ese niño y hacerlo a través de una serie de temas musicales que me permitieran ir hacia una obra conceptual mayor que el original”, explica Anderson”.

  Como he dicho antes, a mí me gustó el disco, no es ninguna 'cagada', más bien todo lo contrario, me parece muy bueno, así que en este caso, por lo menos, SI que segundas partes también fueron buenas, aunque también es cierto que para compararlo con el anterior o para hacer más juicio de valor, habrá que escucharlo más veces, pero para ser la primera toma de contacto, en vivo y en directo, ha sido positiva, así que ahora toca conseguirlo y escucharlo tranquilamente.

  Esta segunda parte del concierto comenzó con "From a Pebble Thrown" seguido de "Pebbles Instrumental", muy buen tema, que comienza con unos golpes de guitarra, como si fueran toques rasgados de ésta, o más bien parecen gritos que van subiendo en intensidad, al tiempo en que toma el relevo John O'Hara a los teclados dando toda una lección durante toda la pieza, para continuar Ian Anderson con la narración mandolina en mano, y finalmente, la canción en su parte instrumental por completo, lo mejor, un temazo, muy rítmico, y acompasando la flauta de Anderson (cambiando éste la mandolina por la flauta) por el resto de instrumentos en su totalidad, al unísono, formando un todo conexo. En este tema ya se puede apreciar el primer guiño al disco original.

 Os dejo aquí este tema tocado en el concierto del Festival de la Guitarra de Córdoba.



  Uno de los temas que más me gustaron fue el de "Banker Bets, Banker Wins", con un riff muy pegadizo y con Florian Ophale explotando sus dotes como guitarrista, donde se puede ser por qué fue elegido por Anderson para esta gira.

 Os dejo aquí este tema tocado en el concierto del Festival de la Guitarra de Córdoba.



  Hay otros temas que también me gustaron mucho, como el de "Adrift And Dumfounded", que va ganando en intensidad y sobre todo la segunda parte del tema, la parte sinfónica, es la que más me enganchó; o como la pegadiza "Old School Song", donde existe una conjunción casi perfecta entre bajo, guitarra, batería y teclados,  liderados por la portentosa flauta con su tipo efecto flutter-tonguing, generando una canción rítmica de principio a fin.

  El tema más largo de este nuevo disco fue el de "A Change of Horses", otro buen ejemplo de lo que es rock progresivo, siguiendo los patrones casi al pie de la letra.

 Os dejo aquí este tema tocado en el concierto del Festival de la Guitarra de Córdoba.



"Kismet In Suburbia", es otro de los temas que tocaron casi al final y que también gustó, donde retornan a la melodía rítmica del principio del disco.

  Finalizan el concierto con la proyección de un vídeo donde se presentan los miembros de las banda, para seguidamente despedirse del público entre aplausos que no se apagaban y que hicieron que regresaran de nuevo sobre el escenario para marcarse dos bises, dos temas de su otro gran, mítico y emblemático álbum, Aqualung; los temas elegidos de este disco para los bises fueron: 'My God' y 'Locomotive Breath', donde después de un inicio suave, lírico, comienza la apoteosis final escuchando el 'sólo' de Ian Anderson con su flauta travesera y su inconfundible sonido debido el efecto 'flutter-tonguing' que ejerce sobre ella, demostrando que quizás no sea tan histriónico, no tenga tanto brío ni tanta energía, que quizás esté perdiendo voz, pero que sigue siendo un maestro entre los maestros a la hora de tocar la flauta mientras actúa. Con el final de 'Locomotive Breath' la gente ya totalmente de pie, saltando y aplaudiendo por igual en lo que parecía una buena simbiosis entre público y banda, e incluso tenía el presentimiento de que quizás alargaran el concierto con algún tema más, pero por desgracia para los que estábamos allí, no fue así, y después que se retiraron por segunda vez, ya no volvieron por mucho que se siguió aplaudiendo. Al final casi dos horas de concierto...

 Os dejo aquí los bises del concierto del Festival de la Guitarra de Córdoba.



  Y aunque dicen que las comparaciones son odiosas, pongo aquí otro vídeo de un directo de 1982, concretamente del tema "Locomotive Breath", que fue lo último que tocó en Córdoba... Esto es una joyita...



Si alguien tiene interés en la letra y su traducción de "My God" o de "Locomotive Breath" (ambas canciones pertenecen al disco "Aqualung") que pinche aquí.

  A nivel musical, independientemente de que los años no pasan en balde, este hombre, un tal Ian Anderson debe ser todo un portento, no sólo ya porque sean suyas casi todas las letras y composiciones de Jethro Tull, no ya sólo porque sea innumerable el registro de instrumentos que sabe tocar, sino porque además, tocar íntegramente una obra como 'Thick as a Brick', alternando la mandolina con la flauta (y esto ahora, con los nuevos arreglos que antes tocaba más instrumentos) y dirigiendo a sus propios compañeros, prácticamente sin descanso durante cuarenta minutos y pico, teniendo en mente cada nota a tocar, cada estrofa a entonar y la compenetración con sus compañeros, lo hace un genio, y es que como el mismo dice: “Es una pieza muy compleja, con muchos detalles. Tienes que estar muy concentrado, como en una carrera de Fórmula 1 en la que hay que ir pensando con antelación en cada curva, en cada parada... ”.

  De nuevo otro concierto del que uno sale con una sonrisa tonta de oreja a oreja, gozoso de haber asistido a otro buen espectáculo, y en los corrillos que se hacían en la salida, la gente tenía las mismas sensaciones, aunque otros le reprocharan que no hubiera tocado ningún tema más, o que no hubiera interactuado más con el público; pero de lo que no cabe duda es que fue un pedazo de concierto el que se marcó Ian Anderson y sus acompañantes. ¡¡¡LARGA VIDA AL SEÑOR ANDERSON Y PARA JETHRO TULL!!!

La entrada del concierto.

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