Las andanzas de un lobo estepario extremeño.

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"Viajar en bici es hacer más grande el Mundo. Es aprender lo esencial de la vida. Es vivir el presente sobre todas las cosas. El placer del cicloturismo está mucho más en el camino que en el destino, son los medios los que justifican el fin. Durante días, semanas o meses, no necesitas más que lo que llevas a cuestas
" (del artículo: "Con la casa a cuestas", revista: Bike Rutas, Nº 4, 1999)

25 abr 2011

Travesía LEPYNEY-TOUBKAL (III) - DIA 20: REFUGIO LEPYNEY - TIZI'N TADAT - REFUGIO DEL TOUBKAL

DATOS: REFUGIO LEPINEY (3.000 m.) – COLLADO TIZI'N TADAT (3.800 m.) – REFUGIO LES MOUFLONS (3.200 m.)

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  Muy poquitos, creo, que fueron los afortunados que pudieron tener un sueño profundo y reparador, porque el fuerte y frío viento, que ya a última ahora de la tarde empezó a soplar, se intensificó muchísimo más, rugía por los alrededores de las dos ventanas en círculo que teníamos a los lados y escuchábamos como azotaba, como chocaba, con las paredes de piedra del refugio, como si estuviera empeñado en derribarlo; no cesó en toda la noche, y en mi cabeza comenzaban las dudas sobre la jornada siguiente, la que en principio iba a ser la más dura de las cuatro, porque con estas ráfagas de viento apenas íbamos a poder mantener el equilibrio...

  Siete de la mañana, toca ponerse en pie, cambiarnos, recoger las mochilas, los sacos y bajar por las escaleras. Fuera sigue haciendo viento, gélido, aunque sopla menos fuerte que unas horas antes. Sin duda, esta noche las temperaturas habrán caído por debajo de cero grados, pero la sensación térmica habrá sido y es a esta hora, mucho más baja, aunque la verdad es que dentro del refugio se estaba bien.

  Hora de desayunar, de recoger todo y que nada se olvide, de abrigarse y de comenzar la dura jornada, donde si bien es cierto que sigue haciendo viento, que dificultará nuestra marcha, al menos se puede “tirar pa'lante”, con la esperanza de que cuando alcancemos un primer collado, y accedamos a un segundo valle, las montañas nos protejan del viento, o que conforme fuera pasando el tiempo, el viento disminuyera.

  Sobre las nueve de la mañana comenzamos la etapa. En principio salimos sin ponernos los crampones, por detrás del refugio, pero después de un cuarto de hora, al bajar una pequeña loma donde ya perdemos de vista el refugio, y acceder a un valle o larga explanada, ya no hay más remedio que hacer una parada y colocárnoslo, y no nos lo quitaríamos hasta prácticamente terminar la etapa de hoy.

  Avanzamos por el valle hasta situarnos justo debajo de una canal por la que tendremos que subir, y donde comienza verdaderamente lo exigente a nivel de dificultad física. Allí hacemos reagrupamiento de la tropa, mientras vemos que los tres holandeses vienen por detrás y se acoplan a nuestro grupo, el resto del personal que había en el refugio, o bien no siguen o bien tienen otros planes, así que vuelve hacia atrás, valle abajo.


  Comienza la trepada por la canal, dura físicamente, haciendo pequeños zig-zag, obligando a tomar cada poco tiempo un respiro. Este primer y duro tramo de subida, termina al desviarnos el guía marroquí hacia la izquierda, buscando seguir la subida entre canchales a la sombra de una pared rocosa, quizás para evitar seguir subiendo por donde íbamos, como tramos de hielo, más técnicos.



  Terminamos el corto tramo de subida por la roca, y de nuevo tenemos que ponernos los crampones, porque toca ahora otro tramo de fuerte pendiente sobre nieve, en las que algunas veces, más que una pendiente parece una pared, sobre todo en las ocasiones en las que uno hace una parada y mira atrás, y ve a parte del grupo como hormiguitas allá abajo, bueno realmente no están tan lejos en distancia, pero si quedan más abajo y es donde se aprecia realmente el desnivel, mientras más al fondo, se divisa un mar de nubes que envuelven el valle por el subimos ayer, y un cielo azul por encima de ellas.


  Por fin llegamos al collado, primer objetivo, mientras hacemos una parada de reagrupamiento y descanso, mientras nos deleitamos con las vistas que tenemos frente a nosotros.


  Hay que seguir, la subida todavía no ha terminado, ahora cambiamos, dejamos la canal por la que habíamos estado subiendo y nos pasamos al otro lado, al valle que estaba a nuestra izquierda, aunque en lugar de seguir por él en dirección al collado de Aguelzim (3.600m) tal y como estaba previsto, seguimos por la ladera de la montaña, con el valle a nuestra izquierda, y donde el grupo se acaba dividiendo en dos, a pesar de que ahora la ascensión es menos dura, pero el esfuerzo ya realizado, la altura (ya más de 3000 metros), el frío y el subir por la nieve, van haciendo algo de mella, y eso que en esta zona, tal y como esperábamos, estábamos mas protegidos del viento, que por otro lado, fue perdiendo fuerza conforme avanzaba la mañana.


  En el último tramo de subida, antes de llegar al segundo objetivo en el día de hoy, el último collado al que había que llegar, hay un reagrupamiento del grupo para intentar pasar un pequeño paso con algo más de cuidado para no caer rondando por la nievevalle abajo. Así alcanzamos por fin el collado, pero no el de Aguelzim, inicialmente previsto, sino el de Tizi-n-Tadat, a 3.800 metros. La alegría nos desborda, lo hemos conseguido, lo que resta ahora es bajar, pero ¡qué bajada!... desde aquí las vistas en 360° son abrumadoras, a nuestra izquierda (noreste), el pico de Tadat, de 3.837 m. y a nuestra derecha (suroeste), el Biguinoussenne de 4.002 metros, frente a nosotros, el impresionante macizo del Toubkal, donde se divisa claramente la subida y la bajada que tendremos que realizar al día siguiente y en donde en poco espacio se recogen varios picos de más de 4000 metros (Toubkal, Ras, Timesguida, Ouanokrim); más abajo, el alto valle de Mizzanne, hasta donde tendremos que descender después. A nuestra espalda, queda la subida que hemos estado realizando, con las nubes al fondo, por debajo de nosotros, cubriendo el valle de Assamt , por el que estuvimos ayer, y más cerca de nosotros, el último tramo de subida que hemos realizado.



  Aquí en el collado, como es normal, sopla más el viento, que parecía que había desaparecido, y a esta altura, la sensación térmica baja mucho, y a pesar de disfrutar de un sol radiante la temperatura baja mucho, y tenemos que procurar refugiarnos detrás de unas rocas, mientras hacemos una parada para comer un poco, junto con los tres chicos holandeses que se acoplaron a nuestro grupo, porque lo que resta a partir de ahora es bajar, pero todavía queda...

  El rato de descanso en el collado, me quedé bastante frío, y estaba deseando ponerme en marcha de nuevo para entrar en calor. El inicio de la bajada, sobre todo el primer tramo, es realmente vertiginoso, aunque creo que con nieve se baja mejor que si sólo fuera un camino de tierra o piedras, en zig-zag.

  Bajamos cada uno a su aire, algunos, incluso “pierden la dignidad”, bajan rodando con el culo en el suelo, cual si tuvieran un trineo, eso sí, disfrutando como niños. La segunda parte de la bajada tiene menos desnivel, siempre con el Toubkal frente a nosotros e inmersos dentro de esta canal, con paredes rocosas a ambos lados que nos impiden ver otra cosa.

  Llega el final de la bajada, llegamos al alto valle, giramos a la derecha y ya tenemos frente a nosotros los 3 refugios: les Mouflons, Neltner , y el Toubkal.

  En un rellano donde no hay nieve, hacemos una parada para reagruparnos todos, y de paso, quitarnos los crampones, porque aunque aún queda un tramo de nieve, ésta es ya blanda y se puede caminar por ellas sin problemas.

  Por fin, sobre las 14:30, si mal no recuerdo, llegamos a la terraza del refugio de Les Mouflons, el primero de los tres refugios, donde hay mucho ambiente montañero. Nos abrazamos, nos felicitamos, prueba conseguida. La alegría nos embarga, mientras soltamos en la terraza las mochilas, nos quitamos las botas y saboreamos un buen té que nos tenían ya preparado, allí mismo, en la terraza de este refugio, todo un lujo.

  A esta hora, con el sol todavía arriba, y aunque la temperatura es fresquita, se está muy bien en la terraza, aunque hay que recordar que estamos a 3000 metros y rodeados de nieve.

  Las mulas no habían podido llegar hasta el refugio, pero se quedaron cerca, así que los muleros trasportaron el equipaje que llevaban en las mulas, hasta el refugio.

  Mientras nos preparaban la comida (hoy estaba concertada con el propio refugio), nosotros entramos nuestras mochilas y el resto del equipaje que venía en las mulas, en el refugio, a una de las habitaciones de la primera planta donde nos había tocado alojarnos, y que prácticamente estaba ya casi toda llena, apenas unas cuantas literas en la parte de arriba que acabarían siendo ocupadas a lo largo de la tarde.

  El refugio es de gestión privada, nuevo, espacioso, luminoso, bonito y está bastante limpio. Tomamos posesión de nuestras literas, dejamos las mochilas, y bajamos a comer, que ya iba siendo hora...

  Después, ya sin prisas, toca la hora del aseo. Hay varias duchas, pero sólo una con agua caliente, así que hay que guardar cola.

  Una vez duchados y cambiados, íbamos saliendo a la terraza, a disfrutar de los últimos rayos de sol, antes de que la tarde se pusiera mucho más fría, momento en el que de nuevo entraríamos en el refugio, donde se estaba mucho mejor, para tomar un café, ya que en el propio refugio también lo servían, en el salón donde se daban las comidas, aunque poco después sobre las 6 de la tarde, nos dijeron que teníamos que salir de allí puesto que iban a preparar aquello para empezar pronto con las cenas, porque no cabe todo el mundo, así que la cena sería por turnos.

  Salimos a otro salón central o hall grande, con una especie de patio central donde hay mesas y sillas y donde creo que es donde cenan la gente por su propia cuenta. En una esquina de un extremo, una chimenea con un lumbre tentadora, en el otro extremo, nosotros sentados alrededor de unas mesas, conversando, mientras disfrutábamos de otro té que nos habían preparado, con algunas pastas, mientras poco a poco íbamos quedando en penumbras, puesto que hasta algo más tarde no encendían la luz.

  Cuando encendieron la luz, o poco después, decidimos trasladarnos al confortable calor que desprendía el fuego que habían encendido, mientras poco más tarde, algunos grupos comienzan con la cena por su cuenta, allí mismo, mientras nosotros esperábamos a que nos llamaran para la otra sala, donde habíamos estado comiendo hoy también.

  Por fin llega la hora de la cena, algo más de tarde de lo habitual, y somo prácticamente los últimos, porque al final acabamos quedándonos nosotros sólo allí. Por desgracia, esta noche que es cuando más hambre arrastramos, porque hoy es cuando más esfuerzo hemos hecho, la comida no la preparan nuestros cocineros, sino que es la concertada con el refugio, y no sé si es porque éramos los últimos o porque es la que sirven, pero lo cierto es que estaba más racionada, vamos, que nos quedamos con algo de hambre, aunque después del té, estuvimos otro buen rato allí dándole al vino que algunos fueron cargando en sus mochilas y del que ayer ya, desde que prácticamente llegamos al refugio, fuimos dando buena cuenta.

  Unas cartas, y unos vasitos de vinos, para terminar de llenar el vacío que nos había quedado la cena, y de paso, matar el tiempo hasta irnos a dormir, aunque antes nos llamaron la atención los del propio refugio, ya que teníamos la botella de vino a la vista, y allí está prohibido, así que nos recomendaron que si queríamos seguir, que al menos la ocultásemos para no ofender a nadie, aunque como ya he dicho, prácticamente éramos los únicos que quedábamos por allí.

  Nos vamos a nuestros aposentos, hoy también temprano, sobre las 10 o 10:30 de la noche, pero es que mañana toca madrugar, la idea es levantarnos a las 5 de la mañana y salir a las 6, porque aunque quizás la etapa sea menos exigente físicamente, exceptuando la primera parte de subida al Toubkal, la jornada es muy larga, de 9 a 10 horas previstas, aunque normalmente estábamos haciendo siempre sobre una hora menos.

  Al igual que anoche, me cuesta trabajo dormir, conciliar el sueño, a pesar del cansancio de todo el día y de no dormir nada de siesta, pero no sé si será por tomar tanto té, o por la altura, o porque es muy temprano, o vete tu a saber qué, pero lo cierto es que tengo los ojos abiertos como platos, ya veremos si conforme vaya avanzando la noche puedo dormir un poco, pero se antoja complicado el tema, porque muy pronto comienza el concierto de viento, porque para cuando nosotros nos metimos en los sacos, ya había gente que llevaba tiempo durmiendo a pierna suelta...

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