Las andanzas de un lobo estepario extremeño.

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"Viajar en bici es hacer más grande el Mundo. Es aprender lo esencial de la vida. Es vivir el presente sobre todas las cosas. El placer del cicloturismo está mucho más en el camino que en el destino, son los medios los que justifican el fin. Durante días, semanas o meses, no necesitas más que lo que llevas a cuestas
" (del artículo: "Con la casa a cuestas", revista: Bike Rutas, Nº 4, 1999)

16 abr 2016

Senderismo: El Calar de Güejar-Sierra (Granada)


Dentro del fin de semana en Granada (15-17 de abril), y después de la ruta por los Cahorros de Monachil de ayer, donde al final acabamos haciendo algo más de lo previsto, entorno a los 26 km, para hoy domingo teníamos prevista una ruta más corta, y además, sin pérdida de tiempo en desplazamientos, puesto que podríamos salir desde el mismo camping "Las Lomas", aunque la ruta realmente comenzará junto a la Fuente de los 16 Caños, en el pueblo de Güejar Sierra, algo que nos venía muy bien porque después teníamos pensado comer en el propio restaurante del camping antes de emprender el regreso a casa, algo que no queríamos demorar mucho para llegar a una hora prudencial.

La ruta prevista era la del Calar de Güejar-Sierra, siendo este cerro del Calar, un cerro calizo como bien deriva de su nombre, comenzando la ruta con una dura subida durante casi cuatro kilómetros, donde nos encontraremos con más de 700 m. de desnivel, para pasar de los 1.150m donde se encuentra la fuente a los 1.865m. del Alto del Calar, y el resto, todo prácticamente en descenso, en unas ocasiones con tramos más pronunciados que harán poner a prueba de nuevo las rodillas y en otras con tramos más suaves. 

A diferencia del día de ayer, en el que disfrutamos de sol y buena temperatura, hoy amaneció totalmente nublado, con mucha niebla cubriendo las partes más altas de la sierra, y una fina y tenue lluvia, un chiribiri o engañabobos que hizo que nos tomáramos el desayuno con calma, a la espera de si abría o no el día, lo que hizo retrasar la salida, y a la postre, hizo también que retrasáramos algo la hora de regreso a casa, aunque por lo menos, en el camping nos dijeron que no hacía falta que recogiéramos todo al salir, sino que podríamos hacerlo al regreso, con lo que podríamos ducharnos, recoger todo en los coches, y después comer tranquilamente...

No era cuestión de esperar indefinidamente, había que ponerse en marcha y así lo hicimos, al principio con los chubasqueros, aunque realmente no volvió a llover en toda la ruta, si bien es cierto que el cielo estuvo cubierto prácticamente durante casi toda la ruta, y las nubes en las partes altas iban y venían, ocultado las cimas de Sierra Nevada. Solo en el último tramo de bajada aparecieron algunos claros y la temperatura subió, sobre todo a diferencia de la parte alta del Calar.

Siguiendo el camino más corto, por el cauce de una acequia, llegamos a la Fuente de los 16 Caños, donde estaba previsto el inicio de la ruta, aunque hasta aquí, desde el propio camping, cerca de kilómetro y medio, y otro tanto a la vuelta, que sumado a los casi 12 km de la ruta, al final acabaron saliendo unos 15, de los cuales, como he dicho, sólo los cuatro primeros pueden considerarse de dificultad media-alta, porque el resto es en descenso.

Nada más coger un callejón, dejando atrás la fuente, entre las últimas casas del pueblo, y comienzan unas duras rampas, sin anestesia, sin tiempo siquiera a que las bisagras se fueran engrasando.


 Inicio de la ruta, al dejar atrás la fuente de los 16 caños, con cerezos y las últimas casas de Güejar-Sierra.

Dejamos a la izquierda una balsa o pequeña laguna, y seguimos subiendo, dejando atrás ya el pueblo, llegando a una bifurcación que cogemos a la izquierda, para comenzar realmente la subida, primero hacia el collado de Castillejo (1.600m.), en dirección Norte, en continuos zig-zag, por terreno calizo, de mucho pedregal, totalmente desarbolado, insulso, no muy agradable precisamente, y ahora sin nieve, algo que en otra época puede dar algo más de realce... sin embargo, al hacer alguna parada para tomar aire y mirar la vista atrás, tenemos unas vistas admirables, portentosas, maravillosas, con el pueblo de Güejar-Sierra y su barrio alto que cada vez van quedando más abajo, rodeado por detrás por el embalse de Canales y la sierra.




Diferentes panorámicas de Güejar-Sierra y de su entorno, durante la subida al Calar.

Este tramo inicial, desde prácticamente el inicio en la Fuente de los 16 Caños, hasta el collado de Castillejo, es sin duda el más duro físicamente, con un kilómetro con un desnivel máximo del 27% según leí en algún sitio, pero después, en el collado, giramos hacia la derecha, hacia el este, y la pendiente es mucho más suave, pudiendo disfrutar ahora desde aquí y hasta la zona donde se encuentran las cruces (la Cruz del Calar) de unas panorámicas espectaculares a nuestra derecha, mucho más vastas que antes, con todo el pueblo de Güejar-Sierra, el embalse de Canales, las sierras, y del valle del Genil, aderezado todo con jirones de niebla en las partes bajas que van y vienen al capricho de la ligera brisa que sopla, ocultando o haciendo aparecer detalles de estas panorámicas que podemos contemplar, de ese lienzo de tonos verdes que ofrece la vega del Genil, salpicado con los blancos inmaculados de las casas del pueblo, de los marrones-oscuros de la sierras y el verde-esmeralda de las aguas del embalse, imagen que en ocasiones se torna borrosa, por culpa del velo de niebla que viene y va...


El grupo en la Cruz del Calar, con Güejar-Sierra, el embalse de Canales y la vega del Genil de fondo.

En este tramo de sendero, con pronunciado desnivel a nuestra derecha, vamos haciendo paradas intermitentes para contemplar las vistas, porque con cada metro que andamos, subimos, la panorámica parece que es mejor, convirtiéndolo en una especie de pasarela-mirador, donde no paramos de tomar fotos, porque realmente es lo más interesante de la ruta.

Llegamos a la Cruz del Calar, donde se encuentran las dos cruces de hierro, otra zona convertida en un auténtico balcón natural, un mirador aéreo excepcional hacia toda la zona del río Genil, de Güejar-Sierra y el embalse de Canales. Un poco antes, habíamos dejado atrás, a nuestra izquierda, lo que creíamos que era una pequeña cueva que pudiera haber servido de refugio en la Guerra Civil, pero que en realidad se trataba de una pequeña mina, llamada de la Hornera, de la que se extraía Celestina.

Seguimos con nuestra pausada, lenta, pero constante subida, para afrontar el tramo de un kilómetro, más o menos, entre la Cruz del Calar y el Alto de los Parapetos (los 'parapetos' eran plazas defensivas utilizadas durante la Guerra Civil), a 1.760m., por una senda con una pendiente más suave. Arriba, nos encontramos vestigios y diversas construcciones, en muy buen estado, utilizadas durante la Guerra Civil: Casamatas, trincheras, pozos o puestos de tiro, puestos de observación, depósitos para el agua, refugios para la guarnición y refugios subterráneos anti-artillería, etc., y es que éste fue, por su posición elevada y por sus amplias vistas en 360º, uno de los mayores enclaves defensivos, sino el mayor, de Granada. En internet, a cerca de esta zona,he encontrado lo siguiente:

Como es habitual, la posición tiene de un control visual excelente. Hacia el norte se dominan todas las formaciones montañosas hasta el Peñón de la Mata y Sierra Arana, además de los núcleos urbanos de Quéntar y Huétor Santillán. En dirección oeste aparece la ciudad de Granada y su vega. Por el sur el valle del río Genil, al pie del monte Ahí de Cara. Finalmente hacia el sureste y este quedan todos los picos más elevados de Sierra Nevada, como el Veleta, Mulhacén, Alcazaba, Vacares o El Cuervo, y más cerca la Loma del Tío Papeles o el propio Cerro del Calar. 


Según los grabados que aparecen en el cemento de algunas superficies, el sitio fue fortificado por la 20ª Compañía de Zapadores, la misma que participó en la construcción de las instalaciones del Cerro del Maúllo. Levantaron dos nidos de ametralladora en los extremos de la zona de vanguardia, mirando al noreste. Entre ambos implantaron una línea de parapetos con pozos de tiro o puestos de observación y escucha insertados a intervalos regulares. Otras obras similares cubren el área de retaguardia de la ladera sur. 


La zona posterior del cerro se destinó a la protección y descanso de la guarnición. Se aprecian dos grupos de estructuras de habitación en ambos flancos. En el izquierdo se localiza el puesto de mando, un refugio contra artillería subterráneo blindado, dos habitaciones rectangulares y un albergue de montaña circular para pelotón similar a los de la posición del Parque Natural de la Sierra de Huétor de El Cuartel de Jose Antonio. En el derecho contaban con otros dos albergues idénticos y un refugio contra artillería. La comunicación entre todos estos elementos se realizaba circulando por más de treinta trincheras. 


La protección estaba a cargo de una sección independiente (cincuenta y cuatro personas). Subían el agua a lomo de caballerías desde una de las fuentes de Güéjar Sierra y la almacenaban en dos depósitos subterráneos fabricados con ladrillo y cemento, así como en dos cubas”.



Desde aquí, desde la parte alta del Calar, y durante parate de la bajada, se tienen también unas muy buenas vistas de los colosos de Sierra Nevada, desde el este hacia el oeste, desde el Caballo, pasando por el Veleta y hasta el Mulhacén y la Alcazaba, aunque apenas pudimos ver nada de sus cimas, ahora aún cubiertas con nieve en sus partes más altas, como bien pudimos ver ayer. Hoy la niebla hace imposible disfrutar de estas panorámicas, una lástima, porque lo mejor de la ruta no está precisamente en ella, sino en las vistas que se pueden contemplar, tanto las de la subida, con el entorno del valle del Genil, como desde la cima o en la bajada, con muchos de los colosos de Sierra Nevada, además de la zona donde se encuentra también la estación de Maitena, aún de reciente recuerdo entre nosotros, porque no hace ni un año que fue nuestro punto de partida para subir al Mulhacén por la Vereda de la Estrella.

Tras merodear y hacer las correspondientes fotos por la zona de los parapetos, entre trincheras y casamatas, nos ponemos de nuevo en marcha para afrontar el último tramo de subida, ésta más corta, hacia el alto del Calar (1.865 m.), y pasado éste, en un altiplano insulso pero con buenas vistas sino fuera por la niebla que invade las cimas más altas de Sierra Nevada, hacemos una parada para el reagrupamiento de la tropa, antes de iniciar el descenso definitivo, porque ya habíamos terminado la parte dura de la ruta, ahora sólo descender y confiar en que no fuera éste muy pronunciado para que las rodillas no bailaran más de la cuenta...

Una vez todos juntos, y tras tomar unos frutos secos y beber algo, iniciamos el descenso, totalmente lineal, sin cambiar de dirección, hasta llegar al Collado de la Gitana (1.710m), donde realizamos un brusco giro hacia la derecha, para comenzar a bordear el cerro del Calar, con un descenso ahora más suave, yen donde en otras circunstancias podríamos gozar de las vistas de las cimas a nuestra izquierda, pero hoy no es el día, así que al menos, podemos ver claramente el valle y la zona donde se encuentra la estación de Maitena y lo que es el inicio de la Vereda de la Estrella.

Siguiendo con el descenso nos encontramos con paredes calizas verticales y formaciones rocosas, caprichos de la naturaleza, “Relieves Ruiniformes”, donde destaca la que llaman “Aguja de la Encarna” o lo que es lo mismo, una aislada columna de roca de unos 50 metros de altura, con un diámetro de cerca de 15 metros. En este punto hago una breve parada para tomar unos fotos, mientras el resto de mis compañeros siguen hacia delante, continuando el descenso buscando de nuevo Güejar-Sierra.




 La columna vertical caliza, aislada, de la derecha, en la "Aguja de la Encarna".

El último tramo de descenso me quedo atrás con Javier y con Fernando, que venía algo tocado con su gemelo, mientras el resto de la tropa sigue hacia delante. 

Ya en las inmediaciones del pueblo, un pastor nos recomienda una alternativa, un pequeño atajo, donde podemos llegar a la balsa o laguna que dejamos a la izquierda en el inicio de la ruta, en un recorrido más llano, sin sube-y-baja...

En la Fuente de los 16 Caños, nos esperaban el resto de compañeros, y todos juntos de nuevo, volvemos hacia el camping por el mismo sitio por el que habíamos venido. 

La temperatura ha subido bastante a esta hora del día, hace calor e incluso a salido el sol, así que aprovechamos para sacar unas mesas fuera de los bungalows, y tomar unas cervezas que habíamos dejado en la nevera, mientras nos vamos duchando y recogiendo todo, antes de comer en el restaurante del propio camping, para terminar este buen fin de semana, y antes de emprender el regreso a casa sobre las cinco de la tarde.

Una ruta que en sí no es especialmente vistosa, o bonita, pero desde la que se disfruta de muy buenas panorámicas, además de la parte histórica de la zona de los Parapetos, como complemento a la actividad física que requiere sobre todo la primera parte, los casi cuatros km de subida. Una ruta que puede ser recomendable como complemento a otras que se hagan por la zona, pero no para convertirla en la atracción principal de un fin de semana, sobre todo para los que venimos desde tan lejos; también puede resultar más vistosa con algo de nieve, pero desde luego que lo que creo que no es recomendable es hacerla en verano, con el 'Lorenzo' pegando de lleno, sin ninguna sombre y sin puntos donde coger agua durante el recorrido.

Como siempre, os dejo en este enlace algunas de las fotos de esta ruta, en más resolución y comentadas.

Distancia Recorrida: Unos 15 km (12 de la ruta y otros 3 km entre la ida y la vuelta al camping "Las Lomas").
Cota inferior: 1.150 m.
Cota superior: 1.865 m.
Desnivel: 715 m.




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