A buen seguro que todos aquellos que hayan pasado por la autovía Badajoz-Madrid, y más concretamente en el tramo entre Miajadas y Trujillo, se habrán fijado en mayor o menor medida, en una montaña aislada que se yergue solitaria en mitad de la penillanura trujillano-cacereña, a los pies del pequeño pueblo de Puerto de Santa Cruz, del que solo la separa la autovía.
Se trata de una montaña aislada, un monte isla que es como suelen llamar a estas formaciones geológicas, que atrae la mirada como un imán desde muchos kilómetros antes de llegar a ella, y aunque desde lejos da la impresión de ser una montaña cónica, al verla más de cerca podemos observar que en su cresta tiene varios picos, a los que llaman riscos, entre los que destacan el Risco Chico y el Risco Grande, siendo éste último donde se encuentra la parte más alta, el pico San Gregorio, con el vértice geodésico, a 844 m. de altitud; algo más hacia el sur, un último risco, de menos altura, donde se encuentra el santuario rupestre.
Se trata de una montaña aislada, un monte isla que es como suelen llamar a estas formaciones geológicas, que atrae la mirada como un imán desde muchos kilómetros antes de llegar a ella, y aunque desde lejos da la impresión de ser una montaña cónica, al verla más de cerca podemos observar que en su cresta tiene varios picos, a los que llaman riscos, entre los que destacan el Risco Chico y el Risco Grande, siendo éste último donde se encuentra la parte más alta, el pico San Gregorio, con el vértice geodésico, a 844 m. de altitud; algo más hacia el sur, un último risco, de menos altura, donde se encuentra el santuario rupestre.
Por otro lado, esta montaña es conocida como “La Montaña Sagrada” por la gran cantidad de espacios sagrados que atesora, como los que se encuentran dentro del yacimiento arqueológico de San Juan el Alto, situado en una ladera de esta montaña, si bien es cierto, que en el recorrido que tenía previsto realizar no pasaría por él, pero aún así, durante la ruta podemos detenernos a observar otros altares y santuarios rupestres, menhires, crómlech, así como asentamientos de poblados prerromanos, necrópolis árabe, poblados árabe a los pies de una alcazaba de la que apenas quedan restos de algunas de las bases de sus torres y de un aljibe, etc. en definitiva una montaña en la que a lo largo de la historia se asentaron poblados prerromanos, romanos, visigodos y árabes… no en vano está declarada como Monumento Arqueológico Nacional, desde 1931, por la riqueza arqueológica y patrimonial que posee… aunque por desgracia, de poco sirve que cataloguen un enclave con esta figura si después no hay un mínimo control o mantenimiento, y digo esto porque lamentablemente, los restos de poblados árabes, así como el poblado prerromano o la propia necrópolis están completamente invadidos por la vegetación, además de muy deteriorados, dejados/abnadonados y más aún la necrópolis, supongo que expoliada en busca de “tesoros”… en fin…
Además del aspecto cultural, histórico, arqueológico y místico que engloba esta montaña y este recorrido, también podemos gozar de fabulosas vistas en 360 grados, hacia todos los puntos cardenales, como las que se contemplan desde lo alto del Pico San Gregorio, por no hablar de otros muchos alicientes y puntos de interés que encontraremos en este recorrido.
Mi idea era comenzar el recorrido en el pueblo de Santa Cruz de la Sierra, en lugar de en el Puerto de Santa Cruz que es desde donde se iniciaba la ruta según el track que llevaba, porque es mucho más interesante a nivel histórico-artístico, con casonas históricas, con su enorme plaza donde por un lado, se encuentra la iglesia de la Veracruz (cataloga con BIC) y por otro, los soportales donde se encuentra el centro de interpretación así como una serie de paneles informativos con códigos QR que dan fe de la riqueza que atesora este pequeño pueblo (322 habitantes, en 2024) en le que también podemos encontrarnos con bastantes casas rurales en su interior.
Además del aspecto cultural, histórico, arqueológico y místico que engloba esta montaña y este recorrido, también podemos gozar de fabulosas vistas en 360 grados, hacia todos los puntos cardenales, como las que se contemplan desde lo alto del Pico San Gregorio, por no hablar de otros muchos alicientes y puntos de interés que encontraremos en este recorrido.
Mi idea era comenzar el recorrido en el pueblo de Santa Cruz de la Sierra, en lugar de en el Puerto de Santa Cruz que es desde donde se iniciaba la ruta según el track que llevaba, porque es mucho más interesante a nivel histórico-artístico, con casonas históricas, con su enorme plaza donde por un lado, se encuentra la iglesia de la Veracruz (cataloga con BIC) y por otro, los soportales donde se encuentra el centro de interpretación así como una serie de paneles informativos con códigos QR que dan fe de la riqueza que atesora este pequeño pueblo (322 habitantes, en 2024) en le que también podemos encontrarnos con bastantes casas rurales en su interior.
Plaza, iglesia de la Vera Cruz y soportales... en Santa Cruz de la Sierra
Antes de iniciar la ruta, un buen desayuno en la churrería que se encuentra en esta misma plaza para acto seguido comenzar con el recorrido, dejando para el final, para evitar tener que estar caminando en las horas con más calor, la visita al pueblo, tras unas cervezas y la comida pertinente.
El inicio de la ruta parte desde la misma plaza del pueblo, podemos situarnos junto a la fuente y de espaldas a la iglesia, para ver desde allí mismo casi la totalidad del recorrido de la primera parte, lo que es el tramo de subida, hasta llegar al punto más alto en el pico San Gregorio.
El inicio de la ruta parte desde la misma plaza del pueblo, podemos situarnos junto a la fuente y de espaldas a la iglesia, para ver desde allí mismo casi la totalidad del recorrido de la primera parte, lo que es el tramo de subida, hasta llegar al punto más alto en el pico San Gregorio.
Mirando al frente veremos que se abre una calle, a la izquierda de los soportales de la plaza, y mirando en línea recta y hacia arriba, por encima de los tejados de las casas, veremos sobresalir la fachada del ruinoso convento de los Agustinos y es justo a la derecha de éste, donde parte el camino de ascenso a la cima de esta montaña, al Risco Grande o pico San Gregorio, en un recorrido que inicialmente irá en ligera subida por la falda de la sierra hasta llegar a un punto en el que se gira a la izquierda para subir, ya de forma más directa y encajonada, al collado que se encuentra entre el Risco Chico y el Risco Grande.
Desde el collado, girando a la derecha y dejando el Risco Chico a nuestra espalda, se emprende la segunda parte de la subida, un poquito más exigente que la primera parte pero factible para todos aquellos que caminen con cierta regularidad, en un recorrido señalizado y con senda fácil de seguir, para llegar al punto más alto, el Risco Grande, donde se encuentra el vértice geodésico y un pequeño aljibe que formaba parte de la alcazaba árabe de la que apenas quedan los restos de algunas de sus torres.
Me pongo en marcha algo más tarde de lo que inicialmente tenía previsto, dejando la iglesia y la plaza a mi espalda y callejeando por poco tiempo hasta llegar a la salida del pueblo, donde en la parte alta de éste se encuentran las ruinas de lo que fue el Convento de los Agustinos recoletos, de principios del s.XVII, fundado por Joaquín de Chaves y Mendoza (3er conde de Santa Cruz), aunque a mediados de este mismo siglo, se reedifica construyéndose el gran templo de cruz latina que prácticamente es lo único que se conserva, que queda en pie, junto a restos de pinturas murales en su interior; aunque la puerta de esta iglesia está cerrada, podemos abrir el cerrojo para poder visitar su interior, muy oscuro, en completo estado de abandono pero donde podemos darnos cuenta de lo que debió ser este convento, porque si ya desde fuera se ve que su recinto es bastante extenso, su iglesia tiene un gran porte, con mucha altura y una gran cúpula, con los restos de pinturas murales en la zona de coro, y con la curiosidad de que en el suelo se encuentra un pozo en la parte central, previo a la zona de altar, un pozo que decían era milagroso, que sus aguas curaban enfermedades y del que cuentan que incluso en épocas de sequía daba suficiente agua para abastecer milagrosamente a todo el pueblo… y ésto precisamente, el tema del agua, es el motivo por el cual este convento se encuentra en este estado actual de ruina, ya que a raíz de que los agustinos abandonaran el convento tras la desamortización de Mendizábal, coincidiendo con la primera Guerra Carlista, dicen que los vecinos del pueblo se dieron prisa en acudir al convento con sus bueyes, arados y todo lo que tuvieran en sus manos con el fin de derribar y destruirlo, con el fin de que los agustinos no pudieran regresar, tal era el estado de enfrentamiento, crispación, resentimiento y mal estar entre los lugareños y los agustinos (quienes parece ser que abandonaron su espíritu recoleto mostrando mayor predilección por los más poderosos del lugar), todo motivado tras años de pleitos por las aguas que bajaban encauzadas desde la montaña, pero que antes que llegaran al pueblo pasaban por el convento y aquí parece ser que hacían los que le daba la gana.
Tras la visita de rigor al interior, cierro la puerta de nuevo y me fijo en los dos escudos que flanquean la fachada, donde se ve la mano de los Chaves, así como la hornacina donde se encontraba la escultura en granito de San Joaquín, la cual se encuentra actualmente junto a la iglesia de la Vera Cruz.
Como he comentado antes, justo a la derecha de convento, parte el camino señalizado que sube a los Riscos, donde lo primero que veremos será la silueta en hierro de cuatro caballeros identificados cada uno con su orden militar por la cruz/emblema que tienen asociados y que a riesgo de equivocarme, creo que son las de las órdenes de: Santiago, Temple, Malta y la de Alcántara.
Como he comentado antes, justo a la derecha de convento, parte el camino señalizado que sube a los Riscos, donde lo primero que veremos será la silueta en hierro de cuatro caballeros identificados cada uno con su orden militar por la cruz/emblema que tienen asociados y que a riesgo de equivocarme, creo que son las de las órdenes de: Santiago, Temple, Malta y la de Alcántara.
El inicio es un camino empedrado, flanqueado por paredes de piedra, dejando a la izquierda las ruinas del convento y la estructura de la iglesia, con el pueblo que queda a nuestra espalda y más abajo.
Al inciar el camino se va dejando a la izquierda las ruinas del convento y la estructura de la iglesia
El camino pronto se convierte en senda y con el año de lluvias que por suerte hemos tenido, la vegetación es muy abundante y en ocasiones llega a tapar la senda o hay que apartarla con las manos, pero a pesar de esto, es bien visible y aparece de vez en cuando la señalización típica de un PR.
Me paro un momento para ver en detalle una pequeña construcción vernácula que aparece justo a la derecha del camino, una cochinera con su recinto de piedra y la estructura circular con cúpula, a modo de chozo, construido con la técnica de la “piedra seca” y que casi paso por alto porque la vegetación está casi tan alta como el recinto semicircular y por otro lado, el techo/bóveda también está cubierto de vegetación, con lo cual parece estar mimetizado con el entorno y llega casi a pasar desapercibido.
Me paro un momento para ver en detalle una pequeña construcción vernácula que aparece justo a la derecha del camino, una cochinera con su recinto de piedra y la estructura circular con cúpula, a modo de chozo, construido con la técnica de la “piedra seca” y que casi paso por alto porque la vegetación está casi tan alta como el recinto semicircular y por otro lado, el techo/bóveda también está cubierto de vegetación, con lo cual parece estar mimetizado con el entorno y llega casi a pasar desapercibido.
A escasos 800 m. desde que se inicia el camino junto al convento, me encuentro con una pared de piedra, la “pared de la Sierra” y una puerta de hierro.
Hasta aquí, recorrido suave, vistoso y muy frondoso, con camino empedrado los primeros metros para continuar por una senda que ya no abandonaré hasta llegar a la cima, siempre con la vista puesto en los “riscos”, allá en lo alto de la montaña.
Tras cruzar la pared, aunque la senda sigue hacia delante, perpendicular a la pared de piedra, yo hago un pequeño desvío hacia la izquierda, de apenas 150 m. para acercarme a ver una fuente labrada en granito, de la que se desconoce su antiguedad y en la que me habían comentado que había tritones y quería ver si estaban visibles para fotografiarlos, pero solo logré ver un tritón ibérico y dentro del agua.
Hasta aquí, recorrido suave, vistoso y muy frondoso, con camino empedrado los primeros metros para continuar por una senda que ya no abandonaré hasta llegar a la cima, siempre con la vista puesto en los “riscos”, allá en lo alto de la montaña.
Tras cruzar la pared, aunque la senda sigue hacia delante, perpendicular a la pared de piedra, yo hago un pequeño desvío hacia la izquierda, de apenas 150 m. para acercarme a ver una fuente labrada en granito, de la que se desconoce su antiguedad y en la que me habían comentado que había tritones y quería ver si estaban visibles para fotografiarlos, pero solo logré ver un tritón ibérico y dentro del agua.
Lo que si llama la atención es que desde la propia fuente parte el sistema de canalización, realizado en piedra de grano labrada y al descubierto, que conducía el agua hasta el pueblo, pasando previamente por el convento; son varios metros en los que aparecen bien visible, si bien es cierto que durante este corto tramo recorrido desde que dejé el convento, he podido ver restos de estas canalizaciones, pero solo tramos de un metro o menos, y en la mayoría de los casos cubiertos por la vegetación o casi colmatados por la tierra.
Deshago el camino andado para volver al recorrido y continuar por la senda que continua serpenteando, en una zona muy frondosa, donde las encinas de la parte baja de la montaña se mezclan y dan paso a otro tipo de árboles como majuelos, acebuches, moreras, zarzas, retamas… que se entremezclan con helechos, en una zona más húmeda y sombreada, bonita para caminar a primera hora de la mañana, con la ladera de la montaña a la izquierda y la penillanura trujillana a la derecha.
Deshago el camino andado para volver al recorrido y continuar por la senda que continua serpenteando, en una zona muy frondosa, donde las encinas de la parte baja de la montaña se mezclan y dan paso a otro tipo de árboles como majuelos, acebuches, moreras, zarzas, retamas… que se entremezclan con helechos, en una zona más húmeda y sombreada, bonita para caminar a primera hora de la mañana, con la ladera de la montaña a la izquierda y la penillanura trujillana a la derecha.
No tardo en llegar a otro de los hitos en la subida, una nueva fuente, o “nacedero”, como lo llaman aquí, en este caso el “nacedero de abajo”, una fuente con las típicas pilas de granito y una pequeña charca a su alrededor donde las ranas y sapos que se encuentran a su alrededor me reciben zambulléndose rápidamente en sus aguas nada más detectar mi presencia.
La senda continua inmersa en una zona boscosa, arbolada y frondosa, donde una vez superado un ligero zig-zag para ganar algo de altura, se continua prácticamente en línea recta, a media ladera de la sierra, pasando por una zona donde está muy bien conservado un tramo de las canalizaciones que antes he comentado, por las que se encauzaba el agua de todos los nacederos (fuentes) de la montaña, hacia el pueblo, ilustrado con un pequeño panel informativo en donde se cuenta que posiblemente sean de origen romano.
Unos metros más adelante, continuando el trazado de la cómoda senda, llego al “nacedero de arriba”, también con su característica charquita junto a él.
A partir de aquí, no tardo en salir a una zona más aclarada, dejó atrás en parte la arboleda, aunque la vegetación baja, sigue siendo muy abundante y en ocasiones hay que ir apartando con las manos las retamas o escobas para seguir el trazado de la senda.
Llega el momento en que hay que girar a la izquierda, o sea, dejar el trazado a media ladera para subir ahora, más en vertical, directos al collado claramente visible entre los dos riscos, en perpendicular a él, en un recorrido algo más exigente, más encajonado, pero sin ninguna complicación, con buenas vistas y agradable de recorrer, en el que tras un momento de indecisión en el que parece perderse la senda entre tanta vegetación, salgo a un tramo más abierto, de senda empedrada unas veces, sobre roca otras, en un tramo quizás que formara parte de una antigua calzada.
Llega el momento en que hay que girar a la izquierda, o sea, dejar el trazado a media ladera para subir ahora, más en vertical, directos al collado claramente visible entre los dos riscos, en perpendicular a él, en un recorrido algo más exigente, más encajonado, pero sin ninguna complicación, con buenas vistas y agradable de recorrer, en el que tras un momento de indecisión en el que parece perderse la senda entre tanta vegetación, salgo a un tramo más abierto, de senda empedrada unas veces, sobre roca otras, en un tramo quizás que formara parte de una antigua calzada.
Voy haciendo algunas paradas para observar el entorno y hacer algunas fotos. Al fondo, a mi izquierda, la cima del Risco Chico aparece coronada por una estructura circular de piedras, en lo que parece ser que es un crómlech.
Llego a otro de los hitos del recorrido, un mazacote de roca que se yergue solitario junto a la senda, a la izquierda de ésta y al que llaman “el cancho de la misa” en lo que parece ser que es una especie de altar sagrado, y según los restos encontrados en una pequeña cueva situada junto a él, como vasijas o copas, puede datarse entre la edad del bronce y la segunda edad del hierro. Entre el “cancho” y la senda aparece una zona de roca, más bien lisa, con surcos paralelos a modo de pequeños canalillos entre si, que van desde la roca hacia la senda o calzada, en la que por otro lado también aparecen esculpidos en ella dos pequeños cauces/canales en el sentido de la calzada. Según algunos investigadores, los pequeños surcos paralelos bien pudieran tener la función de evacuar la sangre en posibles rituales realizados en este altar sagrado.
En cuanto al nombre del “cancho de la misa”, he leído y escuchado varias teorías: en una de ellas hablan de que el nombre deriva de la época de la Guerra Civil, cuando los moros que venían con el ejército franquista subían hasta aquí a decir “su misa”, aunque más bien sería para rezar sus oraciones; otra de que serían más bien los habitantes del poblado árabe que se encuentra más arriba, en los alrededores de los restos de la antigua alcazaba árabe (supuestamente había dos poblados, el de “saliente” y el de “poniente”, aunque posiblemente se tratara del mismo) los que acudían hasta aquí para realizar su oraciones; y por último, que los propios vecinos del pueblo también subían aquí para realizar una misa en una especie de romería o algo similar… yo ni quito ni pongo… dejo aquí simplemente lo que he leído/escuchado.
Sigo hacia delante, en un trazado claramente visible, con el collado que separa los riscos a poca distancia, teniendo siempre el Risco Chico a mi izquierda, mientras que a la derecha, en una posición más elevada se levanta otro elemento megalítico como es un menhir, y que junto con el altar sagrado posiblemente delimitarían lo que es el poblado prerromano (segunda edad del hierro) situado en la zona del collado.
Sigo hacia delante, en un trazado claramente visible, con el collado que separa los riscos a poca distancia, teniendo siempre el Risco Chico a mi izquierda, mientras que a la derecha, en una posición más elevada se levanta otro elemento megalítico como es un menhir, y que junto con el altar sagrado posiblemente delimitarían lo que es el poblado prerromano (segunda edad del hierro) situado en la zona del collado.
Menhir
Llego al collado, junto a él, a la izquierda y en lo que es toda la falda del Risco Chico que llega hasta este collado, se encuentran los restos de edificaciones de lo que fue este poblado prerromano, básicamente estructuras rectangulares de piedra, de pocas dimensiones y altares sagrados a modo de trilitos.
Restos de muros y edificacones del poblado prerromano en la ladera del Risco Chico.
En las fotos anteriores, trilitos, altares sagrados y posible pequeño lagar.
Ligeramente a la derecha de la zona del collado por donde se sube y hacia la otra ladera de la montaña, la contraria a la que subido, se encuentran los restos de una necrópolis árabe, aunque está toda muy destrozada, muy deteriorada y con mucha vegetación, las piedras revueltas y amontonadas, en lo que sin duda fue producto en su día del expolio a la búsqueda de posibles “tesoros”…
Merodeo un poco por los restos de poblado prerromano, fijándome en algunos de sus altares sagrados, posibles restos de pequeños lagares, pero desisto de subir al Risco Chico para ver más en detalle el crómlech, porque había empezado la ruta tarde y me estaba entreteniendo más de la cuenta, así que continuo con la segunda parte de la subida al Risco Grande o pico San Gregorio.
Es una subida algo más exigente que la de la primera parte, pero que se hace muy llevadera, en dos tramos o escalones, en el primer tramo o escalón, la senda serpentea buscando el mejor trazado para subir y llegar a un tramo de descanso previo al segundo escalón, siempre con la referencia del menhir que lo tendremos a la derecha (cabe la posibilidad de acercarse a él y observar que tiene talladas pequeñas cazoletas, lo que implica la intervención del hombre) y del que tendremos diferentes perspectivas a lo largo del recorrido, apareciendo más alto, más bajo, de perfil, de espaldas, más ancho, más delgado… lo cierto es que llega a medir hasta 3 metros de altura desde la base.
Merodeo un poco por los restos de poblado prerromano, fijándome en algunos de sus altares sagrados, posibles restos de pequeños lagares, pero desisto de subir al Risco Chico para ver más en detalle el crómlech, porque había empezado la ruta tarde y me estaba entreteniendo más de la cuenta, así que continuo con la segunda parte de la subida al Risco Grande o pico San Gregorio.
Es una subida algo más exigente que la de la primera parte, pero que se hace muy llevadera, en dos tramos o escalones, en el primer tramo o escalón, la senda serpentea buscando el mejor trazado para subir y llegar a un tramo de descanso previo al segundo escalón, siempre con la referencia del menhir que lo tendremos a la derecha (cabe la posibilidad de acercarse a él y observar que tiene talladas pequeñas cazoletas, lo que implica la intervención del hombre) y del que tendremos diferentes perspectivas a lo largo del recorrido, apareciendo más alto, más bajo, de perfil, de espaldas, más ancho, más delgado… lo cierto es que llega a medir hasta 3 metros de altura desde la base.
Vista parcial de la segunda parte de la subida, el primer escalón a subir desde el collado. La estructura rectangular de piedra a la izquierda de la palabra "collado" corresponde a una edificación del poblado prerromano.
En las fotos anteriores, diferentes vistas del menhir.
Al llegar al descanso, un falso llano en lo que en algún sitio he leído que llaman el “Valle de los lirios”, me encuentro con un pequeño panel informativo, algo deteriorado, en el que aparece escrito lo siguiente en relación al poblado árabe al que llaman el de "Saliente", que se asentó en esta zona de la montaña:
“Teniendo en cuenta que Santa Cruz estuvo habitada desde tiempos remotos por civilizaciones precélticas, celtíberas, vetonas, lusitanas, romanas, visigodas y árabes, lo primero que aviva la curiosidad al llegar a la Sierra son los sepulcros y poblados.
Dos núcleos de población, en principio, parecen destacar en la Sierra; uno situado al saliente –Santa Cruz– y el otro en la planicie del poniente –Los Casares-, pudiendo haber formado un único poblado bastante numeroso antaño, que se extendía de norte a sur por la parte oriental, como lo acreditan las ruinas existentes.
Hoy en día, todavía se puede entrever el trazado de alguna de sus calles, como la principal, que arranca desde el Recinto Sagrado, sube siguiendo las sinuosidades del terreno hasta la base del Risco Grande, ahí se pierde entre los escombros del Castillo, para volver a encontrarla en el lado opuesto, descendiendo por la cuesta de Los Casares hasta el final del poblado del poniente. Las casas de estos poblados son sencillas, rectangulares, los sillares de los muros están realizados con barro, presenta paredes comunes que sirven de divisoria entre viviendas contiguas y están agrupadas formando manzanas.
Todo aquel poblado, por entonces existente, fue aprovechado por los árabes que lo reedificaron con nuevos materiales de cal y ladrillo, cubriendo sus muros con tejas, y barro de sus hornos. Queda claro que los árabes se refugiaron en el castro ibero por sus características defensivas”.
Dos núcleos de población, en principio, parecen destacar en la Sierra; uno situado al saliente –Santa Cruz– y el otro en la planicie del poniente –Los Casares-, pudiendo haber formado un único poblado bastante numeroso antaño, que se extendía de norte a sur por la parte oriental, como lo acreditan las ruinas existentes.
Hoy en día, todavía se puede entrever el trazado de alguna de sus calles, como la principal, que arranca desde el Recinto Sagrado, sube siguiendo las sinuosidades del terreno hasta la base del Risco Grande, ahí se pierde entre los escombros del Castillo, para volver a encontrarla en el lado opuesto, descendiendo por la cuesta de Los Casares hasta el final del poblado del poniente. Las casas de estos poblados son sencillas, rectangulares, los sillares de los muros están realizados con barro, presenta paredes comunes que sirven de divisoria entre viviendas contiguas y están agrupadas formando manzanas.
Todo aquel poblado, por entonces existente, fue aprovechado por los árabes que lo reedificaron con nuevos materiales de cal y ladrillo, cubriendo sus muros con tejas, y barro de sus hornos. Queda claro que los árabes se refugiaron en el castro ibero por sus características defensivas”.
Restos del poblado árabe de "Saliente".
Desde este tramo de “descanso”, mirando la vista atrás puedo ver claramente el Risco Chico y a la izquierda de éste, mirando hacia bajo, el pueblo de Santa Cruz de la Sierra, tomando conciencia de la altura a la que hemos subido paulatinamente, sin darnos cuenta, con las pequeñas paradas para ir viendo y disfrutando de los diferentes puntos de interés que encontramos durante el recorrido.
A la derecha, en la dirección de la subida que llevo, mirando hacia abajo, el pueblo de Puerto de Santa Cruz, y siempre omnipresente, la penillanura trujillana.
Continuo la senda y pronto comienzo con la subida del segundo tramo o escalón para llegar al Risco Grande. Es un tramo algo más empinado, donde a veces la senda se encuentra envuelta entre la vegetación y puede que haya algún punto en el que parece que desaparezca, pero solo es cuestión de parar y mirar en los alrededores para ver rápidamente alguna que otra marca típica de un PR para seguir con el trazado, dejando a nuestra vera, a la izquierda, los restos de una de las cuatro torres que formaban el recinto de la alcazaba árabe.
A penas cinco minutos después de pasar por los restos de esta torre, llego al Risco Grande, pero aún hace falta una pequeña trepada de dos metros para llegar a su parte más alta, donde se encuentra el vértice geodéisco, un pequeño recinto circular, recorrido por grandes bloques de piedra a modo de muralla o recinto defensivo, y en el centro, el aljibe para proporcionar agua a la alcazaba, aunque la bóveda que recubría este aljibe ha desaparecido y solo se puede ver lo que eran los arranques de ésta.
A la derecha, en la dirección de la subida que llevo, mirando hacia abajo, el pueblo de Puerto de Santa Cruz, y siempre omnipresente, la penillanura trujillana.
Continuo la senda y pronto comienzo con la subida del segundo tramo o escalón para llegar al Risco Grande. Es un tramo algo más empinado, donde a veces la senda se encuentra envuelta entre la vegetación y puede que haya algún punto en el que parece que desaparezca, pero solo es cuestión de parar y mirar en los alrededores para ver rápidamente alguna que otra marca típica de un PR para seguir con el trazado, dejando a nuestra vera, a la izquierda, los restos de una de las cuatro torres que formaban el recinto de la alcazaba árabe.
A penas cinco minutos después de pasar por los restos de esta torre, llego al Risco Grande, pero aún hace falta una pequeña trepada de dos metros para llegar a su parte más alta, donde se encuentra el vértice geodéisco, un pequeño recinto circular, recorrido por grandes bloques de piedra a modo de muralla o recinto defensivo, y en el centro, el aljibe para proporcionar agua a la alcazaba, aunque la bóveda que recubría este aljibe ha desaparecido y solo se puede ver lo que eran los arranques de ésta.
Última trepada, entre la grieta de la roca, para llegar a la cima del Pico San Gregorio (844 m.) sonde se encuenta el aljibe de la desaparecida alcazaba árabe y el vértice geodésico.
Dos fotos del aljibe, o lo que queda de él, tomadas en años diferentes, para ver como la maleza y vegetación lo inundan todo. Arriba, una foto mía de mayo de 2025, abajo una foto de uno de los tracks de subida al pico San Gregorio, tomada en 2020
Entre los bloques de piedra que coronan este recinto más o menos circular, se encuentran dos figuras grabadas en la roca, una puede que represente un árbol de Jesé (de ser así, esta figura se realizaría con posterioridad a que este enclave fuera arrebatado a los árabes en la reconquista, hecho que tuvo lugar en agosto de en agosto de 1234); la otra figura es una especie de rombo alargado con dos líneas en cruz que unen sus vértices (¿algún tipo de juego?).
Grabados en roca.
Desde allá arriba se tienen vistas en 360 grados: hacia el norte, en primer término está el Riso Chico con el pueblo de Santa Cruz de la Sierra abajo, en la llanura, y más al fondo, claramente visible, la localidad de Trujillo; hacia el este el embalse de Alcoyarín y más al fondo el embalse de Sierra Brava; al oeste, en primer término y mirando hacia bajo, el pueblo de Puerto de San Cruz, separado de la “Montaña Sagrada” por la autovía Badajoz-Madrid y al fondo la Sierra de Montánchez; al sur el embalse de Búrdalo (rio que nace precisamente en esta montaña), Miajadas y lo que es la Vega del Guadiana…. En días claros mirando hacia el norte, es posible divisar las montañas de la Sierra de Gredos y más cercanas y más visibles, hacia el noreste, la Sierra de Garciaz y de las Villuercas.
Vistas hacia el Norte: Risco Chico, Santa Cruz de la Sierra, y más al fondo, Trujillo.
Vistas en mas detalle de Santa Cruz de la Sierra desde el Pico San Gregorio, con el zoom de la cámara.
Vistas hacia el Este: en primer término el vértice geodésico, al fondo el embalse de Alcoyarín y tras él, más al fondo aún, el embalse de Sierra Brava.
Vistas hacia el oeste: Puerto de San Cruz y al fondo, la Sierra de Montánchez.
Vistas hacia el Norte: la penillanura trujillana con Trujillo al fondo.
En los alrededores de este promontorio rocoso, si lo vamos bordeando en su base, veremos que en la roca se encuentran tallados tres escalones que no conducen a ninguna parte y que posiblemente sea otro altar sagrado. También es posible que veamos en la base de donde se levanta este promontorio que alberga el aljibe, sino están cubiertos de tierra o por la maleza, esculpidos en la roca, en el suelo, una serie de pequeños agujeros, más concretamente dos filas paralelas de cuatro pequeños agujeros, o lo que es lo mismo, un “mancala” (una especie de juego de mesa con el que se entretendrían aquellos que estuvieran dentro de la alcazaba).
Estas fotos no son mías, están sacadas de la propia web de turismo de Santa Cruz de la Sierra: arriba, altar sagrado, con 3 escalones esculpidos en roca que no conducen a ningún sitio, en la base del promontorio rocoso que se encuentra en el Risco Grande; abajo, en la base de este promontorio, en los alrededores, se encuentra este "mancala".
El aljibe, en la parte más alta del Risco Grande, se encontraba situado dentro del interior de la fortaleza árabe (de finales de la época emiral - principios de la califal) que se mantuvo activa desde el s. XI al XIII, cuando la zona fue reconquistada por los cristianos; ocupaba casi 50 metros de largo por 40 de ancho, contando con 4 torres, una de ellas albarrana y muralla almenada.
Hasta aquí la primera parte del recorrido, de unos 3 km, más o menos señalizada, y sin problemas de orientación y que han cundido mucho, has sido muy interesantes. A partir de aquí el recorrido es totalmente diferente, es decir, no hay ningún tipo de marcas de ruta, no existe senda como tal, el terreno es muy irregular y fuertes desniveles, con algún paso ‘regulero’, en un recorrido que no es apto para todo el mundo, no recomendable para personas no acostumbradas a caminar por cualquier tipo de firme.
En los primeros metros continuando hacia el sur, es cuestión de dejarme llevar porque no está transitado el terreno como hasta ahora y la vegetación lo inunda todo, con una altura que llega hasta mi cintura, así que camino unos 40-50 metros hasta que llego a un “escalón”, con fuerte desnivel, en el que ya tengo vistas de parte del recorrido que me espera. Desde este punto y por lo que había leído, ya me podía orientar, al menos para llegar hasta al “Santuario Rupestre”.
Desde allí arriba, mirando hacia abajo, tenía ligeramente hacia la izquierda, los restos rectangulares de construcciones del poblado árabe y bordeando estas construcciones por la derecha, es claramente visible una especie de callejón estrecho, flanqueado por paredes de piedra y que continua, supuestamente, hasta el último risco donde se encuentra el Santuario Rupestre, continuando por lo que sería la cresta de la montaña, bordeando también por la derecha, un par de elevaciones.
Este callejón, es del que hablaba el panel informativo que aparecía en el poblado de “Saliente”, donde se decía: “Hoy en día, todavía se puede entrever el trazado de alguna de sus calles, como la principal, que arranca desde el Recinto Sagrado, sube siguiendo las sinuosidades del terreno hasta la base del Risco Grande...”.
Lo primero que tuve que hacer es buscar el paso para bajar este corto tramo de fuerte desnivel hasta llegar al callejón desde la base del Risco Grande y lo encuentro girando hacia la derecha y pasando junto a un promontorio rocoso.
Una vez en el callejón, se continua sin desnivel, o en ligero descenso, cresteando, pero el interior del estrecho callejón está cubierto de vegetación, muy alta, síntoma de que este tramo es muy poco transitado y el problema es que hay mucha piedra suelta en el interior y mucha irregularidad, y al no poder verse provoca algún que otro tropezón a la hora de poner el pie.
Hasta aquí la primera parte del recorrido, de unos 3 km, más o menos señalizada, y sin problemas de orientación y que han cundido mucho, has sido muy interesantes. A partir de aquí el recorrido es totalmente diferente, es decir, no hay ningún tipo de marcas de ruta, no existe senda como tal, el terreno es muy irregular y fuertes desniveles, con algún paso ‘regulero’, en un recorrido que no es apto para todo el mundo, no recomendable para personas no acostumbradas a caminar por cualquier tipo de firme.
En los primeros metros continuando hacia el sur, es cuestión de dejarme llevar porque no está transitado el terreno como hasta ahora y la vegetación lo inunda todo, con una altura que llega hasta mi cintura, así que camino unos 40-50 metros hasta que llego a un “escalón”, con fuerte desnivel, en el que ya tengo vistas de parte del recorrido que me espera. Desde este punto y por lo que había leído, ya me podía orientar, al menos para llegar hasta al “Santuario Rupestre”.
Desde allí arriba, mirando hacia abajo, tenía ligeramente hacia la izquierda, los restos rectangulares de construcciones del poblado árabe y bordeando estas construcciones por la derecha, es claramente visible una especie de callejón estrecho, flanqueado por paredes de piedra y que continua, supuestamente, hasta el último risco donde se encuentra el Santuario Rupestre, continuando por lo que sería la cresta de la montaña, bordeando también por la derecha, un par de elevaciones.
Este callejón, es del que hablaba el panel informativo que aparecía en el poblado de “Saliente”, donde se decía: “Hoy en día, todavía se puede entrever el trazado de alguna de sus calles, como la principal, que arranca desde el Recinto Sagrado, sube siguiendo las sinuosidades del terreno hasta la base del Risco Grande...”.
Lo primero que tuve que hacer es buscar el paso para bajar este corto tramo de fuerte desnivel hasta llegar al callejón desde la base del Risco Grande y lo encuentro girando hacia la derecha y pasando junto a un promontorio rocoso.
Una vez en el callejón, se continua sin desnivel, o en ligero descenso, cresteando, pero el interior del estrecho callejón está cubierto de vegetación, muy alta, síntoma de que este tramo es muy poco transitado y el problema es que hay mucha piedra suelta en el interior y mucha irregularidad, y al no poder verse provoca algún que otro tropezón a la hora de poner el pie.
Tramo de bajada desde el Risco Grande hasta llegar a enlazar con el callejón o calle principal que iba hasta el Santuario Rupestre, siguiendo la línea de la sierra. Vistas al mirar atrás tras dejar a un lado el altar rupetre, trilito.
Apenas llevo unos cien metros dentro del callejón, cuando a la derecha aparece la pared de piedra abierta o derruida y es la referencia a tener en cuenta para hacer un pequeño desvío, saliendo de este callejón hacia la derecha y en apenas 20 metros en el promontorio que tengo frente a mi, se encuentra otro altar sagrado, un trilito en el que la piedra horizontal está calzada sobre una de las piedras verticales, o sea, que de nuevo hay una intervención de la mano del hombre, no es algo totalmente natural.
Trilito.
Tras hacer unas fotos, vuelvo sobre mis mismo pasos al callejón y continuo por él, primero bordeando una pequeña elevación, que quedará a la izquierda, pero pasando junto a ella y más tarde, en otra elevación, el callejón parece desaparecer y hay que bordearla también por la derecha, pero a más distancia, sin una senda clara, o mejor, dicho, la senda puede estar pero no es visible por la vegetación existente tras este año de lluvias y lo poco pisoteado que está el terreno, así que aquí si que tengo que tirar de track hasta que de nuevo vuelvo al redil, o sea, al callejón, o mejor dicho hasta una de las paredes que quedan en pie de él a partir de ese momento, para después seguir paralelo a esta pared de piedra hasta llegar a subir la última elevación del recorrido, el último risco, al término del cual, ya en la parte de la bajada, se encuentra el “Santuario Rupestre”.
Callejón o calle principal entre el Risco Grande y el santuario rupestre. Al fondo se puede ver siguiendo la flecha, como el calléjón bordea por la derecha esta primera elevación del terreno.
Hasta aquí el recorrido, cuando no se conoce, resulta un tanto incierto e irregular, pero a la vez muy entretenido, al menos desde mi punto de vista, aunque no creo que todo el mundo opine igual.
Una vez en los alrededores del santuario, son claramente reconocidas dos de las cuatro cabezas pétreas gigantes y también lo que es la puerta de entrada para realizar el recorrido iniciático por el recinto, con el ídolo oculado, con las huellas podomorfas en la roca que no conseguí ver, o con el coloso pétreo, un sitio muy interesante, aunque iba mal de tiempo y no quería entretenerme mucho porque el recorrido de bajada era una incertidumbre, así que lo dejaría para otra ocasión, en una visita más sosegada y ya partiendo de que conocía el recorrido.
Una vez en los alrededores del santuario, son claramente reconocidas dos de las cuatro cabezas pétreas gigantes y también lo que es la puerta de entrada para realizar el recorrido iniciático por el recinto, con el ídolo oculado, con las huellas podomorfas en la roca que no conseguí ver, o con el coloso pétreo, un sitio muy interesante, aunque iba mal de tiempo y no quería entretenerme mucho porque el recorrido de bajada era una incertidumbre, así que lo dejaría para otra ocasión, en una visita más sosegada y ya partiendo de que conocía el recorrido.
Esta foto NO es mía, está extraída de la web de turismo de Santa Cruz de la Sierra. Es una panorámica del entorno del Santuario Rupestre, en el último de los riscos de la "Montaña Sagrada".
Esta foto es de una visita posterior, cuando estuve con el grupo senderista ASTOLL. Accediendo el grupo al recinto del Santuario Rupestre.
Las dos, de las cuatro cabezas petreas de gigante, que mejor han resistido al paso del tiemoo y de la erosión.
Cabeza del "coloso pétreo" vista de perfil...
Esta foto NO es mía, está sacada de la web de turismo de Santa Cruz de la Sierra. Ésta es la figura del "Coloso pétreo", con la cabeza vsita de frente.
Puerta iniciática,por la que se adentraría en el Santuario Rupestre dentro del ritual. En el lado izquierdo aparecen unas 'calzas'.
Ídolo oculado... los "ojos" solo se muestran dependiendo de la posición del sol.
Desde el santuario ya solo resta bajada pura y dura, con bastante desnivel, con un primer hito a pocos metros de donde me encontraba, y que no es otro que una formación rocosa que algunos dicen que tiene forma de fraile (yo no se la veo) y junto a ella, una gran roca redondeada, como un huevo gigantesco bajo la cual se encuentra la cueva del fraile, o lo que queda de ella, porque tiene pinta de estar colmatada parcialmente y que otrora tuviera más altura o profundidad.
Fraile y cueva del fraile
Cueva del fraile.
Interior de la cueva del fraile.
Desde aquí, la senda continua en brusco descenso, irregular, con lanzadas en zig-zag y con vegetación que la oculta en ocasiones, si bien es cierto que hay colocados hitos de piedra por los que me voy intentando guiar cuando no veo el trazado claro, para no ir tirando tanto de teléfono con el track.
Llego a una formación rocosa con forma de cabeza humana y nariz prominente, a la que llaman ‘el narigudo’ pero que yo bautizo como “el pinocho de piedra” y unos metros más adelante las ruinas de una antigua casa (‘la casa de pinocho’) precedida por una pared de piedra.
Llego a una formación rocosa con forma de cabeza humana y nariz prominente, a la que llaman ‘el narigudo’ pero que yo bautizo como “el pinocho de piedra” y unos metros más adelante las ruinas de una antigua casa (‘la casa de pinocho’) precedida por una pared de piedra.
"El Narigudo" o "el pinocho pétreo"...
Esta es otra de las formas curiosas que toman las rocas... en ella algunos ven la cabeza de una tortuga con su caparazón.... ¡imaginación al poder!...
Mirando hacia atrás, se puede ver el fuerte desnivel de bajada salvado en corto espacio, y a la derecha del santuario rupestre, arriba, una buitrera en la que llego a contar, sobrevolándola, más de 40 buitres.
Buitres leonados cerca del Santuario Rupestre.
Este es el punto de inflexión en la bajada, desde aquí caben dos alternativas, una más complicada, la que baja prácticamente en perpendicular hacia la autovía y a Puerto de Santa Cruz, corta, pero con mucho desnivel, zonas muy tapadas por la vegetación y con piedrecitas sueltas que pueden producir algún que otro resbalón y nada recomendable con lluvia o niebla, y donde las bisagras (rodillas) van a tope… todo esto es lo que había leído y lo que me habían comentando en el centro de interpretación, así que como mi idea era hacer más adelante este recorrido con la asociación senderista ASTOLL y al ser un grupo numeroso con mucha variedad en cuanto a la forma física, tenía pensado probar otra variante, que da más rodeo, dos o tres kilómetros extras pero supuestamente más asequible para un grupo numeroso, usando un callejón entre paredes de piedras, por la que en otros tiempos la gente subía a la montaña y al que llaman el “callejón del rubio”, en una variante marcada con hitos, creo que por el ayuntamiento de Puerto de Santa Cruz o vecinos de este pueblo, pero mejor llevar el track para algunos puntos concretos…
Callejón del rubio.
Había visto algunas fotos del recorrido por algunas zonas del callejón y la verdad es que ahora no tiene nada que ver, el callejón y los alrededores están completamente cubiertos de vegetación que impide ver donde apoya uno el pie, con lo que el descenso, a pesar de ser más suave que el tramo entre la “Cueva del Fraile” y “Pinocho”, se ralentiza mucho, porque además es muy irregular, con zonas encharcadas y eso que ya hace unas semanas que no llovía.
Al final solo es cuestión de tener como orientación el callejón o alguna de las dos paredes de piedra que quedan en pie hasta adentrarme en la dehesa, donde ya la sombra y un tramo más suave, hace que me relaje, porque el camino que circunvala la montaña está a tiro de piedra y a partir de ahí no hay problemas para seguir la ruta ni hay ningún tramo de dificultad física, pero antes, tengo que dejar junto a la pared de la izquierda, por fuera del callejón, la “fuente del rubio”, del mismo nombre que el callejón.
Al final solo es cuestión de tener como orientación el callejón o alguna de las dos paredes de piedra que quedan en pie hasta adentrarme en la dehesa, donde ya la sombra y un tramo más suave, hace que me relaje, porque el camino que circunvala la montaña está a tiro de piedra y a partir de ahí no hay problemas para seguir la ruta ni hay ningún tramo de dificultad física, pero antes, tengo que dejar junto a la pared de la izquierda, por fuera del callejón, la “fuente del rubio”, del mismo nombre que el callejón.
"Fuente del rubio".
Ya en el camino, giro a la derecha en perpendicular a la autovía, bordeando la montaña y quedándola ésta siempre a mi derecha.
Bajada y recorrido que rodea la montaña visto sobre mapas satélites en 3D.
El primer tramo de camino es un alivio después del desnivel bajado, en donde las “bisagras” van siempre en continua tensión. Ahora el firme es cómodo y completamente llano, caminando y avanzando sin problemas, rápidamente, nada que ver con los dos últimos kilómetros de bajada.
Al llegar cerca de la autovía, el camino que transitaba entre la dehesa, se convierte en pista y ésta, más adelante, es una especie de vía de servicio entre la autovía y la montaña, y si bien es cierto que en los primeros momentos caminar por firme cómodo y llano parecía una bendición, lo cierto es que este tramo se me hace super insulso y aburrido, y para colmo el sol comienza a pegar, por lo que decido obviar el desvío a Puerto de Santa Cruz y seguir por este tramo insípido para recortar algo el recorrido.
Una vez que llego al punto donde el recorrido original se une al que llevo, a poca distancia es cuando por fin abandono esta aburrida pista/vía de servicio, con algunos repechos incluidos, para girar a la derecha y adentrarme por una senda en una zona más boscosa, de nuevo con todo cubierto de vegetación y en un tramo muy florido en esta época del año, todo ideal si no fuera porque de nuevo la senda está la mayor parte del recorrido tapada y aquí no hay hitos ni marcas, así que toca de nuevo tirar de track para recorrer los dos últimos kilómetros, en un recorrido más interesante, agradable y bonito, desembocando finalmente, de nuevo, en otro callejón, éste ya más cercano al pueblo, ancho y cómodo puesto que conduce a algunas casas de campo o pequeñas fincas, donde las encinas dejan pasan o los olivos, no tardando mucho en ver las primeras casas del pueblo.
A partir de ahí, callejear un poco para llegar a la plaza de donde partí esta mañana y tras cambiarme y asearme un poco, directo al “mesón Ñuflo Chaves”, para comer algo y reponer líquidos con una buena cervecita que bien me tenía merecida.
El mesón lleva el nombre de Ñuflo Chaves, que fue una de las 29 personas de este pueblo que en embarcaron rumbo a la “conquista de nuevo mundo”, llegando a Paraguay en 1542 y fundando en 1561 la ciudad de Santa Cruz de la Sierra en la actual Bolivia, la cual, sin ser la capital de este país, es la ciudad más poblada.
En definitiva, una ruta que me ha gustado mucho, muy interesante y atractiva, tanto desde el punto de vista cultural, como de paisajes que se pueden ver, como el propio recorrido en sí, si bien es cierto que no todo es perfecto, y el tramo de camino que bordea la montaña y el de pista entre la autovía y la montaña, hasta coger de nuevo la senda en los dos últimos kilómetros, para mi es lo peor, lo más aburrido e insulso, y como es al final, si se hace con temperaturas elevadas puede resultar muy pesado.
Como alternativa interesante si se va mal de tiempo y se dispone de dos coches o de bus (en caso de asociaciones), si se va mal de tiempo se puede terminar la ruta en Puerto de Santa Cruz, porque además lo más interesante, atractivo y bonito de la ruta ya estaría hecho. Otra opción para aquellos que estén mejor preparados, es bajar directamente en vertical hacia Puerto de Santa Cruz, en un recorrido más corto pero más vertiginoso, con mayor desnivel.
Al llegar cerca de la autovía, el camino que transitaba entre la dehesa, se convierte en pista y ésta, más adelante, es una especie de vía de servicio entre la autovía y la montaña, y si bien es cierto que en los primeros momentos caminar por firme cómodo y llano parecía una bendición, lo cierto es que este tramo se me hace super insulso y aburrido, y para colmo el sol comienza a pegar, por lo que decido obviar el desvío a Puerto de Santa Cruz y seguir por este tramo insípido para recortar algo el recorrido.
Una vez que llego al punto donde el recorrido original se une al que llevo, a poca distancia es cuando por fin abandono esta aburrida pista/vía de servicio, con algunos repechos incluidos, para girar a la derecha y adentrarme por una senda en una zona más boscosa, de nuevo con todo cubierto de vegetación y en un tramo muy florido en esta época del año, todo ideal si no fuera porque de nuevo la senda está la mayor parte del recorrido tapada y aquí no hay hitos ni marcas, así que toca de nuevo tirar de track para recorrer los dos últimos kilómetros, en un recorrido más interesante, agradable y bonito, desembocando finalmente, de nuevo, en otro callejón, éste ya más cercano al pueblo, ancho y cómodo puesto que conduce a algunas casas de campo o pequeñas fincas, donde las encinas dejan pasan o los olivos, no tardando mucho en ver las primeras casas del pueblo.
A partir de ahí, callejear un poco para llegar a la plaza de donde partí esta mañana y tras cambiarme y asearme un poco, directo al “mesón Ñuflo Chaves”, para comer algo y reponer líquidos con una buena cervecita que bien me tenía merecida.
El mesón lleva el nombre de Ñuflo Chaves, que fue una de las 29 personas de este pueblo que en embarcaron rumbo a la “conquista de nuevo mundo”, llegando a Paraguay en 1542 y fundando en 1561 la ciudad de Santa Cruz de la Sierra en la actual Bolivia, la cual, sin ser la capital de este país, es la ciudad más poblada.
En definitiva, una ruta que me ha gustado mucho, muy interesante y atractiva, tanto desde el punto de vista cultural, como de paisajes que se pueden ver, como el propio recorrido en sí, si bien es cierto que no todo es perfecto, y el tramo de camino que bordea la montaña y el de pista entre la autovía y la montaña, hasta coger de nuevo la senda en los dos últimos kilómetros, para mi es lo peor, lo más aburrido e insulso, y como es al final, si se hace con temperaturas elevadas puede resultar muy pesado.
Como alternativa interesante si se va mal de tiempo y se dispone de dos coches o de bus (en caso de asociaciones), si se va mal de tiempo se puede terminar la ruta en Puerto de Santa Cruz, porque además lo más interesante, atractivo y bonito de la ruta ya estaría hecho. Otra opción para aquellos que estén mejor preparados, es bajar directamente en vertical hacia Puerto de Santa Cruz, en un recorrido más corto pero más vertiginoso, con mayor desnivel.
Los dos tracks utilizados para este recorrido fueron:
Primer track, utilizado para el tramo de Santa Cruz de la Sierra hasta la roca con forma de cabeza humana a la que llaman "el Narigudo" o "pinocho de piedra", y para el último tramo de 2 km hasta llegar de nuevo a Santa Cruz de la Sierra.
Segundo track, utilizado para realizar el descenso alternativo y dejar a un lado el descenso directo a Puerto de Santa Cruz, más vertiginoso y no recomendado para grupos numerosos donde puede haber mucha diferencia en cuanto a la preparación física.
NOTA: Es altamente recomendable visitar la web: "Santa Cruz de la Sierra, el Misterio de lo Sagrado", muy bien estructurada y detallada, donde podréis "ver los lugares visitables en la población; algunos serán exteriores, otros podrás conocer por dentro. Están ordenados por categorías para facilitar tu consulta. Muchos de ellos están dentro de rutas urbanas o senderistas, también puedes verlos individualmente. Están agrupados y ordenados para una mejor consulta".
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