Las andanzas de un lobo estepario extremeño.

Aquí mis batallitas sobre cicloturismo, senderismo, montaña, viajes, naturaleza, música, teatro, ...

"Viajar en bici es hacer más grande el Mundo. Es aprender lo esencial de la vida. Es vivir el presente sobre todas las cosas. El placer del cicloturismo está mucho más en el camino que en el destino, son los medios los que justifican el fin. Durante días, semanas o meses, no necesitas más que lo que llevas a cuestas
" (del artículo: "Con la casa a cuestas", revista: Bike Rutas, Nº 4, 1999)

3 nov 2017

Senderismo: Arroyomolinos de León - Picos de los Bonales - Pico la Buitrera - Arroyomolinos de León


En principio la ruta a realizar era una ruta circular, pero como al término de la misma teníamos previsto ir a la Feria de la Castaña en Cabeza la Vaca, los que quisieran, podrían elegir la opción de hacer una ruta lineal entre Arroyomolinos y Cabeza la Vaca, cogiendo el desvío a la izquierda en el camino de subida hacia “La Buitrera”.

El bus salía a las 7:30 de Llerena, dirección a Arroyomolinos de León, punto de inicio de la ruta, y para la realización de la misma nos llegamos a juntar  un grupo de 26 personas.

Un café rápido y a las 9:05 ya empezamos a callejear por el pueblo, pasando por su iglesia parroquial, para al poco coger un camino hormigonado donde se inicia la subida hacia los Bonales, aunque no es una subida constante, porque la parte primera es la más dura, aunque con desniveles que se sobrellevan bastante bien, para después enlazar tramos donde se alternan falsos llanos y pequeñas subidas.

El inicio, como he dicho antes, es por un camino hormigonado, en perfecto estado, flanqueado por paredes de piedra, que conduce hacia el cementerio del pueblo, en lo que creo que se llama el “Camino de los olivos”, y es que hasta el cementerio el cultivo del olivo es el predominante, para después ver zonas en las que se mezclan olivos y encinas, y por último, justo cuando termina bruscamente el camino hormigonado y comienza otro empedrado de forma irregular, pero más bonito y agradable, aunque también más exigente, es cuando nos adentramos en zonas de encinas y alconorques, por este bonito camino que sigue flanqueado por paredes de piedras a la antigua usanza, pasando por zonas de umbría, en las que al hacer una pequeña parada para reagruparnos todos, y mirar atrás, tenemos unas bonitas vistas de Arroyomolinos al fondo, comprobando lo que hemos subido en tan poco tiempo...

 

 Tramo de subida empedrado de firme irregular...

Llegamos a un alto, en completa umbría a esta hora de la mañana, donde termina la primera parte de la subida, que hasta este punto siempre ha sido constante, sin respiro. A partir de aquí ya se van alternando tramos suaves, llanos o en ligera bajada, con tramos de subida, y también desaparece el camino empedrado para continuar por caminos y sendas de tierra, siempre flanqueados por paredes de piedra, entre encinas y alcornoques.

 Una breve parada para reagruparnos, a partir de este punto el recorrido se torna más suave.

Al llegar a lo que se conoce como el Puerto de la Gila, hay una bifurcación y tomamos el camino de la derecha que sigue en ligera bajada, en una zona bonita para caminar, aunque por desgracia todo está muy seco después de estos años escasos en precipitaciones, y en especial éste en el que nos encontramos.

La ligera bajada por la que transitábamos termina cuando cruzamos un pequeño túnel de vegetación por el que se cruza el arroyo de las Vegas, que al igual que la fuente de Agua Alta se encuentra, por desgracia, totalmente seco, a diferencia de en otras ocasiones en que ASTOLL ha venido por aquí, donde según me cuenta José Ángel, se vieron en dificultades para pasar dicho arroyo por lo crecido que iba.

Justo cruzar el arroyo giramos bruscamente a la izquierda, y comienza un tramo de subida en lo que sin duda es el tramo más bonito de la ruta, las encinas y alcornoques dejan paso a los castaños que nos rodean por completo y es que afrontamos la subida del castañar del Cerro de la Encina

 Subida en umbría al Cerro de la Encina, entre castaños, hojarasca y paredes de piedra.

El camino, ahora con firme de piedras de forma irregular y en ligera subida, continua flanqueado por las paredes de piedra, con el arroyo a nuestra izquierda en los inicios, y con suelo en ocasiones cubierto de hojarasca ocre, muy seca, a modo de alfombra, se nota la falta de agua, de humedad, del colorido otoñal de los castaños, una pena porque el recorrido por este tramo es muy bonito a pesar de los pesares, con el aliciente extra de que a esa hora la luz se filtra entre el bosque de castaños creando bonitos efectos y juegos de luces y sombras.

Llegamos a un collado, un alto, donde hay una clara bifurcación, a la izquierda el camino que deberíamos tomar más tarde, una vez que regresemos de la subida a los picos de los Bonales (el de Huelva con 1.055 metros es el techo de esta provincia, y a unos 400 o 500 metros se encuentra el otro pico, pero éste ya en tierras extremeñas, con 1.062 m.). Hacemos una para para unirnos de nuevo todo el grupo porque la subida cada uno la hace a su ritmo, y después  continuamos rectos, en ligera bajada, pero tan solo unos pocos metros, porque pronto aparece otra bifurcación, donde cogemos ahora a la izquierda, con un camino-senda más estrecho, con zonas de túneles de vegetación, pero tenemos que parar en seco porque el camino aparece cortado con cintas y un cartel pegado a un árbol que avisa que hoy precisamente, sábado 28 de octubre, se prohíbe el paso por el tema de las monterías, y eso que días antes, previendo que podía darse esta situación y puesto que ya nos ha pasado en alguna que otra ocasión en otros sitios, José Ángel se puso en contacto con el Ayuntamiento de Arroyomolinos de León para asegurarse de que no íbamos a tener este problema en el recorrido que teníamos previsto hacer y para más inri, le contestaron que no habría monterías ese día, así que ¡la cara de gilipollas que se nos quedó fue de aupa!; desconocemos si a partir de ese punto es término de Arroyomolinos o de otra localidad vecina, pero en todo caso sería una zona colindante y es raro que un ayuntamiento de un pueblo de apenas mil habitantes desconozcan este hecho, así que más que informarnos lo que hicieron fue desinformarnos...

En el desvío a los Bonales, justo cuando tuvimos que darnos la vuelta por el tema de las monterías, el camino se hace senda entre túneles de vegetación.

Bueno, no podemos hacer otra cosa, no podemos arriesgarnos a seguir y que se escape algún tiro por ahí, así que a falta de unos 3 km para llegar a las cimas de los Bonales, nos tenemos que dar la vuelta y seguir por el desvío que antes había comentado y que ahora nos coge a la derecha.

A partir de aquí andamos por un tramo llano, por la falda de un cerro, con buenas panorámicas a nuestra izquiereda, hacia el sur, divisando algunos pueblos de la Sierra de Aracena dentro del manto verde de la dehesa.

Después de una corta bajada por pista y en umbría, giramos a la derecha por un pequeño puente, para desde aquí continuar en ligera subida hacia el merendero que se encuentra junto a la carretera entre Cabeza la Vaca y el Monasterio de Tentudía.

 Tramo de ligera bajada por camino cómodo, antes de llegar al merendero.

Una pequeña parada para tomar un tentempié y unos frutos secos y continuamos con el tramo de subida al pico Buitrera, aunque lo más exigente de esta subida está solo en la parte final. 

 
A mitad de este tramo de subida a la Buitrera, llegamos a un cruce, donde a la izquierda sale un camino en perfecto estado por el que se llega a Cabeza la Vaca, así que algunos que no quieren subir a la Buitrera, eligen este camino y así tener más tiempo de disfrutar de la Feria de la Castaña.

La otra parte del grupo seguimos rectos por una especie de callejón, y pronto afrontaremos la parte más exigente de esta subida, sin ser tampoco nada del otro mundo, aunque esto dependerá del estado físico con el que se encuentre cada uno.

El camino siempre bien marcado, hasta que cruzamos una vaya que debemos abrir y cerrar por si hay ganado suelto, y unos metros después, cuando acaba una pared de piedra que hay a nuestra derecha, dejar el camino bien marcado y girar a la derecha para subir rectos los últimos 500 metros aproximadamente, hacia la cima de la Buitrera, a veces por sendas difuminadas entre el pasto, a veces por un pequeño tramo de callejón, y finalmente entre encinas diseminadas aquí y allá y entre flores de azafrán silvestre (Crocus nudiflorus) llegar a la cima de la Buitrera (1.021 metros), con un vértice geodésico que se encuentra tras las ruinas de una pequeña casa, mientras sobre nuestras cabezas sobrevuelan un grupo de unos veinte buitres... ¡no es de extrañar el nombre que tiene este pico!...


Últimos metros de subida a la Buitrera.

Tras las ruinas de esta pequeña casa, se encuentra el vértice geodésico de La Buitrera, 1.021 m.



Azafrán silveste (Crocus nudiflorus) con un estilo y tres estambres, con su estilo ramificado y con un tallo, a diferencia de la Quiameriendas (Merendera montana) que está a ras de suelo, sin tallo visible, además de tener tres estilos y seis estambres y seis tépalos libres mientras que en el azafrán están soldados en la base. Mentras la Quitameriendas nace en terrenos pobres y secos, el Azafrán silveste lo hace en bosques de caducifolios y sus lindes,  sobre todo en hayedos, robledales y quejigales y en las etapas de sustitución de estos bosques (matorrales y prados). Tienen en común que florecen en otoño, tras las primeras lluvias del fin del verano, cuando los dás van achicando y las tardes son más cortas.

Tras las típicas fotos de rigor, toca ahora bajar por el mismo camino por el que habíamos subido, hasta llegar de nuevo al merendero. En este punto, giramos a la derecha para continuar por carretera durante poco más de 500 metros, hasta que cogemos un desvío a la izquierda, por el que seguiremos en bajada pronunciada por una pista que se antoja insulsa, algo aburrida, y monótona, hasta llegar a las cercanías de Arroyomolinos, donde podemos ver a nuestra izquierda en el cauce del arroyo, ahora completamente seco, las ruinas de algunos molinos que sin duda darían nombre al pueblo. Antes en la bajada, también divisamos a nuestra derecha, la torre del Castillo del Cuerno, uno de los puntos intermedios de una de las rutas que ASTOLL hizo el año pasado por el sur de Extremadura.

De esta ruta, para mi gusto, me quedo sin lugar a dudas con la primera parte, la subida en general hasta los Bonales, pero sobre todo el tramo de la subida de castañar del Cerro de la Encina; y con lo que menos me quedo, lo que menos me gustó, el tramo de bajada desde la carretera hasta llegar a la zona de los molinos de Arroyomolinos.

Terminada la ruta, montamos en bus y directos a la feria de la castaña de Cabeza de la Vaca, donde nos esperaban el resto de compañeros, y donde disfrutamos del “tercer tiempo” que dirían los aficionados al rugby.

0 comentarios:

Publicar un comentario