Las andanzas de un lobo estepario extremeño.

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"Viajar en bici es hacer más grande el Mundo. Es aprender lo esencial de la vida. Es vivir el presente sobre todas las cosas. El placer del cicloturismo está mucho más en el camino que en el destino, son los medios los que justifican el fin. Durante días, semanas o meses, no necesitas más que lo que llevas a cuestas
" (del artículo: "Con la casa a cuestas", revista: Bike Rutas, Nº 4, 1999)

15 may 2012

Concierto de Bruce Springsteen en Sevilla, dentro de su gira: Wrecking Ball'2012 [13/05/2012]


  Poderoso, Frenético, Grandioso, Mayestático, Infatigable a pesar de los años, Portentoso, 'Enrollao' con el público, Crítico con la actual situación, Soberbio, Espectacular, Glorioso, Sencillo, Llano, Entregado, Pletórico, Vibrante, y no, no me estoy refiriendo solamente a Bruce, sino a él y a la grandiosa y gloriosa E. Street Band, en conjunto, como un todo; él es el icono mundial y la banda es quien lo mantiene firmemente sujeto para que no caiga, para que siga siendo quien es, “The Boss”. Los fans más acérrimos dirán que Bruce ha estado muchos años sin esta carismática banda, que él por si sólo se sobra y se basta, y que sin ella ha cosechado muchos éxitos, y más en España donde se le sigue a él sin vacilaciones, venga sólo o venga con quien venga, pero lo cierto es que sus conciertos en directo con esta portentosa banda son cosa aparte...

  Mientras escribía esta entrada en el blog, leí la crónica sobre el concierto que Ismael G. Cabral escribió en el  periódico del 'Correo', es su edición digital para Andalucía, y en ella comentaba, en relación a lo que acabo de escribir, y con lo que estoy totalmente de acuerdo, y que transcribo aquí literalmente porque no podría expresarlo con mejores palabras, lo siguiente:

  "Si algo resultó incontestable anoche fue la maestría de una banda que lo dio todo en cada tema y que nunca dejó en cueros a Springsteen. Sin ella, el norteamericano pasaría por un cantautor pegado a una guitarra eléctrica, con ella, el rock quebradizo y melódico que practica se eleva a la categoría de gran música, con pegadizos estribillos que se imantan en la piel al compás de una armónica descarriada y brutal y de las disparadas escalas de un piano (Charles Giordano) que fue capaz de hacerse oír en cada nuevo aporte."

  Después de la movida o mejor dicho del auténtico caos que se montó en la salida del concierto de AC/DC y de U2 unos meses más tardes, y ya que Clemente y Ana que venían desde Zalamea (no podían hacerlo hasta la misma tarde del concierto), pensé que lo mejor sería que fuéramos todos en el mismo coche, dejándolo en la avenida entre el puente del Alamillo y San Jerónimo, para después salir por ésta última zona en dirección a la Algaba y a partir de allí que ellos cogieran la autovía dirección Mérida para regresar a casa, evitando así el posible caos circulatorio que se podría formar en los alrededores del estadio, y pensando que por esa zona habría menos tráfico, pero la realidad fue que cuando dejamos el coche en esta avenida, vimos poco ambiente, y el puente del Alamillo que en conciertos anteriores fue un hervidero de gente que iba hacia el estadio, ahora lo cruzamos prácticamente en familia. Llegamos al estadio y nos ponemos en la cola para la entrada a la zona de pista o de césped, alrededor de las 7 de la tarde; una cola larga que en cuanto comenzó a moverse lo hizo bastante rápido, y en poco más de un cuarto de hora o veinte minutos ya estábamos dentro.

  Al entrar por el túnel, un poco de decepción porque había muy poca gente. Las gradas vacías y nosotros nos pusimos del tirón junto a la valla que separa a los primeros fans (los que han estado esperando para estar más cerca del escenario) del resto del público. Mejor casi imposible, pero aún faltaba cerca de hora y media para que comenzara el espectáculo, y suerte tuvimos que el tiempo en cuanto a climatología nos diera un respiro, porque estaba un poco nublado y porque un par de horas antes habían caído unas gotas de agua, una tormenta que sólo rozó ligeramente la ciudad, pero que fue lo suficiente como para pasar de los 36 o 37 grados que marcaba el coche cuando salimos de casa, sobre las cinco de la tarde, hasta los 30 que marcaba cuando aparcamos para dirigirnos al concierto.

  La verdad es que en el telediario de TVE1 habíamos escuchado que se estimaban unas 30.000 personas y no daba crédito, esperaba muchas más, al menos igual que en los conciertos antes comentados, pero ya me dijo Clemente, que también había estado aquí para ver al “Jefe” en el 2009, que en aquella ocasión tampoco se llenó y que además el público estuvo algo frío. Supongo que también influye que sean seis los conciertos que da por España y que no haya desplazamientos masivos como sería el caso de que sólo fuera un par de conciertos, o que la crisis aprieta y el personal no está para gastar 73 euros que valía la entrada de pista, la más barata (65 la entrada + 8,30 en gastos de distribución), pero en Barcelona la situación es la misma, y seguro que en los dos conciertos que de allí, se acaba llenando el estadio, y eso que en este estadio de La Cartuja, el escenario estaba muy adelantado, más cercano al centro del campo que al fondo, supongo que para dar la sensación de más lleno en función de las entradas que pusieron a la venta y de estimaciones en cuanto al ritmo de venta de entradas...

  El día antes estuve por el centro de Sevilla, por la mañana y por la tarde-noche, e incluso pasé por los alrededores del estadio olímpico de La Cartuja, pero no veía excesivo ambiente de conciertos, ni se veía gente con camisetas ni nada por el estilo, todo lo más que vi por el centro fueron algunos carteles del concierto y el tranvía que atraviesa la Avenida de la Constitución, el cual parecía un muro en el que habían pegado los carteles para el concierto del Bruce Springsteen.

El tranvía a su paso por el centro de Sevilla, decorado para la ocasión...

  Poco a poco la zona de pista o de césped se fue llenando y las gradas que al principio presentaban un aspecto desolador, se fueron también llenando aunque con muchos huecos. En definitiva, que no se vendieron la totalidad de las entradas, no hubo lleno ni por asomo, una lástima, pero lo cierto es que los que estuvimos allí pudimos disfrutar de un buenísimo concierto, de un gran espectáculo musical, sin necesidad de tanta parafernalia en cuanto a montaje de luz y sonido, efectos especiales, escenarios gigantescos, pirotecnia, etc... Un buen escenario, sí, pero mucho más espartano que otros en los que cobra tanta importancia este aspecto como lo que es en sí el espectáculo musical. Aquí el escenario es alto y grande, pero sin pretensiones excesivas, flanqueado en las altura por la bandera española a un lado y la de Estados Unidos a otro, y por debajo de ellas un par de pantallas grandes, al igual que otra pantalla panorámica que sirve de fondo al escenario, donde se irían proyectando las imágenes de la legión de seguidores moviéndose al ritmo de la música y coreando las canciones.


  Dan las 9 y esto parece que va a tener un poco de retraso. Algunos operarios colocan papeles en el suelo del escenario, que no son otra cosa que “chuletas” para que Bruce haga algunos comentarios o introducciones a algunas de sus canciones en español. Minutos después, el personal comienza a animarse mientras ven a los 'hombres araña', o sea, los técnicos de luz, sonido y cámaras, trepar por unas cuatro o cinco escaleras colgantes dispuestas a los lados del escenario, hasta llegar a la parte alta de éste, y proceder finalmente a la recogida de las escaleras.

  A las 9:20 por fin comienza el espectáculo, no hay teloneros, así que casi tres horas de concierto de Springsteen y su E Street Band. Uno a uno van saliendo los integrantes de esta gran banda que lleva camino de convertirse en mítica, si es que no lo es ya, para finalmente aparecer el “Boss”. Todos al compás de la música de Enio Morricone, con la música inconfundible de películas como “El bueno, el feo y el malo” o “La muerte tenía un precio”, una música muy familiar en mi caso puesto que da la casualidad que es la que suena en mi móvil cuando alguien me llama. La verdad es que esto me sorprendió bastante, y para bien, esperaba quizás alguna frase manida, típica, en español y referente a esta tierra, o al calor de estos últimos días, o sea, algo del tipo “Sevilla tiene un color especial” que es como se abrió el concierto del 2009 que tuvo lugar en este mismo sitio, según me comentaba Clemente, con Nils al acordeón.

  Tenía dudas sobre con cuál canción comenzaría, si con una de las de su nuevo álbum, o con una de las de toda la vida, y finalmente comenzó con una de las de siempre, con una enrabietada y enérgica “Badlands”, la misma, creo, con la que abrió el concierto en el 2009, en este mismo estadio.



  Siguieron después los dos temas principales de su nuevo disco: “We take care of our own” y “Wrecking Ball”, quizás los mejores temas del disco, quizás los más conocidos, aunque para mi, y aunque no sea el mejor tema, uno de los que más me gusta es “Shackled and drawn”, porque es pegadiza, tiene un estribillo fácil, y con ese ritmo country-folk hace que uno comience a mover el esqueleto casi inconscientemente (“Encadenados y cautivos”, supongo que de ahí el movimiento o esa coreografía en el escenario de Springsteen, imitando el movimiento al caminar de los presos encadenados por los pies, con grilletes), aunque otras como “Death to My Hometown” o “Rocky Ground”, sobre todo la versión que nos propició en este concierto, cantada casi "a capella” por ¿Mizelle?, una de las integrante del coro, con una voz al más puro estilo soul, ya en la parte de los bises, y que fue simplemente deliciosa...

  De las once canciones de su nuevo álbum y que da nombre a la gira, tocó ocho de ellas, quedándose fuera: “Easy Money”, “This Depresion” y “You've got it”.

  A partir de la tercera canción fue entremezclando las canciones de su nuevo disco con las de sus anteriores trabajos dentro de un generoso derroche de facultades físicas y vocales, no entiendo como puede aguantar este hombre un concierto de tres horas cada dos días sin acabar con las cuerdas vocales rotas... portentoso sobre el escenario, entregado al máximo, dando todo lo que tiene, cambiando de guitarra entre canción y canción con la misma rapidez y naturalidad como con la que se respira o se pestañea, enlazando una canción tras otra sin pausa, manteniendo un ritmo frenético que impedía caer en estado de aburrimiento o simplemente que ni siquiera pensáramos en el calor que hacía, una inyección de adrenalina directa al corazón, una droga que te mantenía enganchado sin tiempo para pensar en cual será la siguiente canción que tocaría.... one, two, tree y ¡ea!, ya estábamos danzando al ritmo de otra.



  Tan sólo algunos momentos, contados, de pausa, como el que utilizó para presentar en Español la canción de “Jake of all trade” y que dedicó a los indignados del 15M en vísperas de su aniversario: “...dedicamos este tema a ustedes que están luchando duramente aquí en España, donde demasiada gente ha perdido sus trabajos y sus casas. Aquí, en Europa, los malos tiempos son incluso peores...”. El título de esta canción se corresponde prácticamente con el célebre dicho que tenemos en España: “Aprendiz de todo y maestro de nada” (para los americanos creo que es: “Jack of all trade and master of none”), y como leí en su día en no me acuerdo qué periódico, hablando de la presentación de su nuevo disco y de esta canción en concreto: “...la canción plasma la desorientación en que se ve sumido el currante en los tiempos que corren, la sensación de ser aprendiz de todo y especialista de nada, de estar teniendo que reciclarse constantemente, de ver cómo -el banquero sigue engordando- y -el trabajador sigue adelgazando-, mientras comenta, que -todo esto ya ha ocurrido antes y volverá a ocurrir- , lo que le permite gritar que, pese a los sufrimientos que estén por venir, -estaremos bien-, dejando entrever un hilo de esperanza u optimismo...”. Es una especie de balada, con Bruce cantando 'a capella', con su guitarra y la compañía de las notas que salen del piano a modo de canto rasgado, una canción lenta, quizás emotiva, quizás crítica, pero que no era de mis favoritas y que tenía dudas de si la tocaría en directo o no, porque podía romper el ritmo del concierto, pero lo cierto es que la tocó, que se metió al público en el bolsillo después de la parrafada que soltó en buen español (con su chuleta en el suelo) y más con sus comentarios sobre al situación actual (también hay quien piensa que siendo millonario, y cobrando 65 euros por entrada, cualquiera puede permitirse el lujo de ser indignado... aunque yo en esta guerra de guerrillas que se produce en los foros no quiero entrar, sólo me limitaré a lo que es el espectáculo musical en sí), y que aunque sea una canción lenta, o que suene prácticamente con una guitarra y un piano y con su portentosa voz entre profunda, ronca y rasgada, lo cierto es que la energía que trasmite este tío en directo es brutal...

  Pero antes de “Jack of all trade”, tocó otra de mis favoritas de su nuevo disco, como fue la de “Death to my hometown”, otro tema con aires folk, con muchos y buenos coros, sobre todo en los estribillos; violines y sobre todo con una batería portentosa, prodigiosa, tocada al ritmo que le imprimía a la canción el quizás más inexpresivo Max Weinberg, sobre todo comparado con el resto del núcleo duro de la banda, y que estuvo sencillamente IMPRESIONANTE durante todo el recital al que tuvimos la suerte de asistir.

  Llegaron otras canciones que dejaron de manifiesto el perfecto engranaje de la banda, música en estado puro, con una sección de viento portentosa (tres trompetas y dos saxos), y transmitiendo todos una energía abrumadora, cual chiquillos encandilados tocando su primer concierto, con un Bruce que no paraba de moverse en todo el escenario, con su chorro de voz que aguantó durante todo el concierto, completamente entregado al público y éste rendido ante él y ante la banda, en una simbiosis propia de los conciertos más genuinos; y cuando el “Boss” callaba, tomaban el relevo los solos de guitarra como los de Steve van Zandt ('Lettle Steve'), mostrando galones, con un pañuelo pirata sobre la cabeza y tocando a la altura de cualquier maestro del rock, pero también hubo otros solos subliminales como los que ofrecieron al saxo Jack Clemons o el guitarra Nils Lofgren.

  Llega el turno para “Waitin on a sunny day”, otra de las canciones conocidas donde el maestro, con muchos tiros pegados, con muchas tablas, recurre al recurso de subir a una niña al escenario, al igual que hizo, creo, en el 2009, sólo que en este caso la chiquilla no se amilanó para nada y allí comenzó a cantar el estribillo haciéndole la competencia al mismísimo “Boss”, que le había cedido el micrófono, mostrando su faceta más cercana al público. Esta chiquilla, cuando pase el tiempo y ya sea abuela, podrá contarle algunas batallitas a sus nietos, como ésta: ¡yo estuve en el concierto de Bruce Springsteen en Sevilla y canté con él!...¡ahí es ná!... Un poco más adelante volvería a sacar a otra niña al escenario con la que se marcó unos pasos de baile.

  Volviendo al tema de la entrega y de la cercanía al público, hubo un momento en que se adelantó del escenario y se metió prácticamente entre el público, entre el corredor de metro y medio o dos metros que hay para la separación de los 'elegidos', los primeros en entrar al estadio, y el resto del público, lo que constituyó una avalancha de gente de atrás hacia delante con el objeto de tocar o estar lo más próximo a él. Estuvo a poco más de un metro de donde estábamos nosotros, pero no valoro tanto esto como el haber podido disfrutar de una noche con un concierto espectacular.

  Antes de terminar la primera parte del concierto, antes del simulacro de retirada, suelta tres petardazos, tres canciones como tres soles; por un lado la conocida “Lonesome Day”, a la que siguieron dos canciones de su nuevo disco: “We are alive”, que creo que es la canción en la que mejor canta de entre las once que componen su último trabajo, y la emblemática “Land of hope and dreams”, que a pesar de aparecer en este último álbum, ya ha tocado en otros conciertos, y que en la grabación de este trabajo contó por última vez con la colaboración del “Big Man”, de mister Clarence Clemons al saxo, y bien que se nota, y al que durante el concierto el “Boss” se encargó de hacerle varios guiños allá donde quiera que esté, como aquel en el que dijo en buen español: “¿Echáis a alguien de menos?, ¿echáis a alguien de menos?... Pues si nosotros estamos aquí y vosotros estáis aquí, entonces ellos también están aquí...”, (con 'ellos' se refería a las dos pérdidas que ha sufrido la banda: Clarence Clemons y el organista Danny Federici)... y tanto que deberían estar, porque el sobrino del “Big Man”, Jack Clemons, sin duda es su claro sucesor, un tío que parece simpático, que se mueve bien por el escenario y que tocando el saxo hizo recordar la presencia de su tío entre todo el público, sin duda un buen fichaje, un buen acierto, para la banda.

  En esta última canción antes de la primera retirada, la E Street Band se mostró en estado puro, con una grandiosa, impresionante y espectacular sección de vientos, cuyos cinco integrantes creo que hubieran sido capaces de hacer surcar cualquier velero por el Guadalquivir al ritmo de los vibrantes sonidos que salían de sus instrumentos, acompañando a Bruce Springesteen, junto con una batería portentosa, al igual que el acompañamiento de las guitarras, el banjo, el piano, violín, y por supuesto el saxo de Jack Clemons que en esta canción toma relevancia.

  Descomunal fue también el final de "I'm going Down", ya en los los bises, cuando llegaron a juntarse simultaneando una pequeña coreografía, el bajista, algo retrasado, y las guitarras de Bruce, Steve van Zandt y Nils Lofgren, a los que después se les unió con otra guitarra, la misma persona que toca los violines, Soozie Tyrell, constituyendo un auténtico placer, una “orgía sonora”.

  Llevábamos dos horas y medias de concierto y ni me había enterado. No tenía reloj, no tenía móvil, y ni puñetera falta que hacía. El tiempo se había pasado sin darme cuenta, apenas había tiempo de respirar entre canción y canción, desgranadas, pasando de una en una cual cuentas de un rosario, dentro de un ritmo frenético, épico; rock, folk, música en general en estado puro es lo que llegaron a tocar el “Jefe” y sus 15 acompañantes que son los que forman la banda.

  Pero aun quedaba media hora de concierto, porque SÍ, nos fuimos casi a las tres horas ininterrumpidas de música, simplemente ¡brutal!.

  Los 16 sobre el escenario hacen el amago de retirarse, pero el público, ¡como no!, los jalea y aplaude sin parar, y no tardaron mucho en comenzar a tocar de nuevo...

  Ya en los bises, otras seis canciones para otra media hora de puro concierto, y entre ellas otra del nuevo disco, otra que también me gusta, pero sobre todo la versión que se hizo en el concierto que me gustó mucho más que la del disco, entre otras cosas porque se invirtieron los papeles, quien cantó fue Cindy Mizelle (que es como creo que se llama) que estaba en los coros, mientras Bruce y la banda hicieron de acompañantes, e incluso al principio comenzó cantando 'a capella', con un chorro de voz claro, cristalino, negro, al más puro estilo soul, estremecedor, tremenda, incluso fue ella quien también se lanzó con el pequeño rap que hay incluido en esta canción, y que en la versión de estudio es Bruce Springsteen quien se encarga de cantar. Esta versión fue espectacular para mi gusto, aunque como siempre digo, paga gustos los colores.

  Entre el público de los “elegidos”, o sea, los más cercanos al escenario, había muchos que levantaban carteles con peticiones de canciones, como se podían ver claramente cuando los enfocaban con las cámaras, trasladando éstas las imágenes a las pantallas laterales o a la del fondo. Entre estas peticiones se veían algunas como: “Ther River”, “The Promised", “This Life”,... En la primera parte del concierto, recogió de un chico del público una de esas peticiones escrita sobre un trozo de cartón, se trataba de “Trapped”, una de las canciones no asiduas en sus conciertos, por lo que he leído, y que francamente no me sonaba de nada, al igual que alguna que otra que también tocó, porque entre otras cosas, yo no soy un fan o un fanático de Bruce Springsteen, no tengo tampoco toda su discografía y no me conozco todas sus canciones de memoria, pero me gusta su forma de cantar y de contar las cosas, de su compromiso, y de sus letras con sentido, diciendo cosas para nada banales o superficiales, sino con un mensaje que transciende, contando las cosas al más puro estilo Bob Dylan, aunque con letras más llanas, más entendibles y accesibles para cualquiera, no con tanta carga poética, no tan cultas, y por su puesto, me gusta su rock, y si es en directo y acompañado por la “Banda” entonces mucho mejor.

  Tras esta canción, le llegó al turno para “Out in the Street”, otro clásico, otro ejemplo donde podemos ver la banda en pleno apogeo, en pleno rendimiento.


  Otra canción que eligió entre los carteles del público fue la de “I'm going down”. El “Jefe” recogió el cartel para enseñárselo a la banda y empezar a tocar esta canción, con un rock puro, sencillo, potente, sonoro, irradiando pura energía hacia al público, el cual a estas alturas ya se encontraba en un estado de felicidad suprema, porque después de las dos horas y media iniciales de concierto, cuando parecía que ya había dado de sí el concierto todo lo que podía dar, es cuando tanto Sprignsteen como la E Street Band explotan definitivamente y dan todo lo que tienen, sin guardarse nada, siguiendo con otras canciones como “Born to run” y “Dancing in the dark”, pero sobre todo con la magnánime, explosiva, irradiante, y tremenda “Because de night”, que si bien me gusta más cómo la canta Patti Smith (no sé bien si esta canción la escribió para ella, o la escribieron entre los dos) lo cierto es que la fuerza que tiene la canción en directo, con esta colosal banda, es como para quedarse hipnotizado; pero es que además, fue en esta canción donde el otro guitarra, Nils Lofgren, curtido también en mil batallas, dedicó un apoteósico y electrizante 'solo' que parecía inacabable, moviéndose de atrás hacia delante, de derecha a izquierda, o terminando girando sobre él mismo, que hasta alturas de concierto yo no sé como no acabó mareándose y dándose un trompazo contra el suelo; mientras seguía con su 'solo' de guitarra, pensaba que éste podía ser un claro ejemplo para un anuncio de las “pilas duracell”: “y sigue, y sigue, y dura y dura, y no para, no para”.

"I'm going down"... los dos últimos minutos de directo de esta canción son prodigiosos, con las guitarras de Bruce, Little Steve, Nils y Sozzie, con el bajo por detrás... incluso Bruce tuvo que ir a por agua para apagar el fuego que echaba la ardiente y humeante guitara de Little Steve, en lo que fue la pequeña broma de la noche... apoteósico, lástima que el sonido del vídeo no sea bueno...


Because the night... Sencillamente impresionante, apoteósico, arrebatador, el sólo que se marca Nils  a la guitarra, incombustible, acompasado por un monstruo a la batería, el señor Max Weimberg... ¡sin comentarios!...

  Pero eso no fue todo, aún quedaba otra espectacular y emotiva canción en directo con la que se cerró el concierto, “Tenth Avenue Freeze-out”. Si hasta ese momento hubo gestos de recuerdo para el fallecido Clarence Clemons, es ahora cuando se hace más evidente y se le rinde un claro homenaje, parando la música y la voz, con un Bruce adelantado con respecto al escenario, puño en alto, y con la banda al fondo, en segundo plano, y detrás del escenario, sobre la pantalla panorámica como fondo, comenzaron a aparecer imágenes de Clarence Clemons, en medio de una especie de “minuto de silencio” dentro de una canción rítmica que se paró en seco para rendir este homenaje al “Big Man”, para acto seguido retomar de nuevo el impulso de la canción, desfondándose por completo tanto Sprignsteen como la banda, dando el “do de pecho”, vaciándose por completo, sabían que era la última canción y quemaron los últimos cartuchos, la traca final y hasta le costó trabajo al “Jefe” subirse encima de un piano, para allí de pié, reclamar aún más si cabe, la complicidad del público...


Tenth Avenue Freeze-out”... el homenaje al "Big Man",  Clarence Clemons...

  Lo que se puede ver desde fuera, es que los 16 que están sobre el escenario se lo pasan de escándalo, disfrutando a tope de su pasión por la música, a pesar de los años que muchos de ellos llevan ya en este mundillo, pero aún así siguen con la vitalidad de los que empiezan a dar su primeros pasos, sus primeros conciertos; se les ve con energía, disfrutando, así que no es extraño que contagien ese entusiasmo y esas ganas, al público, al que le hace falta poco para entregarse completamente al “Jefe” y a la banda, dentro de una comunión perfecta.

  Y así terminó un vibrante, espectacular, genuino y poderoso concierto de rock, con claros tintes folk, country y ¡cómo no!, con una pizca de ese soul-gospel de los coros, con el que se impregnan algunas de sus canciones, sobre todo de su último trabajo, al que para mi gusto no le hubiera venido nada mal meter algo más de armónica, esa que también suena en otras de sus canciones...

  No es que externamente lo manifieste mucho, pero puedo decir que uno sale del estadio con una satisfacción interior, de saber que acaba de asistir a un espectáculo musical de los que se quedan grabados en la memoria, de los que con el paso del tiempo uno siempre dirá ¡yo estuve allí!. Creo que cualquier chaval que estudie música o esté en un conservatorio podría asistir a un concierto de estos, y tres horas de este espectáculo en vivo y en directo, le podrían servir para convalidar un año entero, porque al margen de Springsteen, la MÚSICA con mayúsculas que nos ofrece la E Street Band (con quince personas sobre el escenario, y eso que faltaba Patti Scialfa, la mujer del “Boss”, que creo que comentó que estaba ausente por algo relacionado con su hijo, pero no me enteré bien de esto) con ese pedazo de espectáculo que ofrece en directo, y liderada por Bruce Springsteen, es impresionante, de aupa, de quitarse el sombrero...

  Durante estas tres gloriosas horas nos hemos olvidado del puñetero calor, de los tórridos días que llevamos, de la p*t* crisis y de la madre que parió a la prima de riesgo, de si supera o no los 500 puntos, de los axfisiantes recortes, de los puñeteros banqueros especuladores, de si la bolsa se desploma y de... aunque claro, esta terapia tampoco ha sido gratis precisamente, porque para los tiempos que corren me parecen subiditos los precios de las entradas.

Como bien dice David Gallardo para la revista "Rolling Stone" y para la web "Mercadeo Pop": "Han sido en total tres horas de épica callejera, rock & roll majestuoso, soul liberador, y folk politizado, de combate, para afrontar tiempos oscuros e inciertos"... ¡uf, ahí es ná, todo el concierto resumido en estas dos escasas e imponentes líneas!.

  Mañana todo será más de lo mismo, nos levantaremos para ir a trabajar, desayunaremos viendo las noticias y veremos que todo sigue igual, o peor aún, que la crisis avanza como un cáncer imparable, que el paro aumenta, que la “prima de riesgo”, que ya parece de la familia, ha subido, (¡coño!, ¡pero si es que hasta mi padre cuando llego de trabajar me dice: -mal vamos-, hoy han dicho en el telediario que la <<prima>> ha vuelto a repuntar!, mientras yo irónicamente pienso: ¡pues para tener este tipo de familiares, mejor es no tenerlos... porque con lo que nos cuesta!...), que ha aparecido un nuevo agujero en la banca, que tenemos que apretarnos más el cinturón, que nos exigen más recortes, que si esto y que si lo otro, y entonces uno pensará ¿fue un sueño lo del concierto de anoche o realmente yo estuve allí?...

  En la prensa digital, en el día después, toda la crítica coincide que éste ha sido uno de los mejores arranques de gira, y no sólo por lo que se vio en Sevilla, sino también por los conciertos que ya había dado en EEUU. Muchas de estos comentarios o críticas también hacen referencia a que el concierto de anoche superó al celebrado en el 2009 en esta misma ciudad.

  Para terminar este artículo, coloco aquí el Setlist, o sea, las canciones que es escucharon en el concierto, extraído de no me acuerdo ahora qué página web:

1.- Badlands
2.- We Take Care of Our Own
3.- Wrecking Ball
4.- The Ties that Bind
5.- Death to my Hometown
6.- My City of Ruins
7.- Trapped
8.- Out in the Street
9.- Jack of All Trades
10- Candy's Room
11- She´s the One
12- Darlington County
13- Shackled and Drawn
14- Waitin' on a Sunny Day
15- Promised Land
16- Appolo Medley
17- Because The Night
18- The Rising
19- Lonesome Day
20- We Are Alive
21- Land of Hope and Dreams

--------- Bises --------------------
22- Rocky Ground
23- Im Going Down
24- Born to Run
25- Dancing in the Dark
26- Bobby Jean
27- Tenth Avenue Freeze-Out


  Músicos: Bruce Springsteen (voz, guitarras y armónica), Garry Tallent (bajista), Max Weimberg (batería), Roy Bittan (piano y sintetizador), Steve van Zandt (guitarras, mandolina y coros), Nils Lofgren (guitarras y coros), Soozie Tyrell (violín y coros), Charles Giordano (teclados y órgano), Jake Clemons (saxo)... etc, etc, etc...

Para finalizar esta entrada, dejo aquí un reportaje de 15 minutos que se emitió el día antes del concierto, en el longevo programa de televisión española, "Informe Semanal":

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