Las andanzas de un lobo estepario extremeño.

Aquí mis batallitas sobre cicloturismo, senderismo, montaña, viajes, naturaleza, música, teatro, ...

"Viajar en bici es hacer más grande el Mundo. Es aprender lo esencial de la vida. Es vivir el presente sobre todas las cosas. El placer del cicloturismo está mucho más en el camino que en el destino, son los medios los que justifican el fin. Durante días, semanas o meses, no necesitas más que lo que llevas a cuestas
" (del artículo: "Con la casa a cuestas", revista: Bike Rutas, Nº 4, 1999)

16 may 2011

Travesía por el Macizo Central de la Sierra de Gredos (III): Domingo 15

  [Para ver las fotos de esta ruta, pincha Aquí]

  De nuevo, entre 7 y 7:30 comienza el personal a lenvantarse, aunque el señor Boceta es el primero y pronto se pone con los preparativos para el desayuno.

  A las 8:30 ya estábamos en la puerta del refugio, calzados con las botas aún húmedas pero con una sensación, por suerte, menos desagradable de la que esperábamos, ¡uff, suerte que casi todos llevábamos calcetines de repuesto!.

  Salimos del refugio bordeando la laguna grande, y este año tenemos que hacer uso del cordel que hay colocado en una pared rocosa para poder salvar sus frías aguas, que como consecuencia del deshielo tienen anegadas toda esta zona, a diferencia del año pasado, donde la nieve y el hielo hacían que pasáramos por este punto, por una vereda muy marcada sobe la nieve, andando tranquilamente, y con el cordel que nos daba por la cintura, con la laguna completamente helada.
  Toca el tramo de subida cómodo hasta el mirador, con alguna que otra parada para hacer alguna foto con la laguna grande y el Circo de Gredos. Realmente no teníamos que haber llegado al mirador, pero como algunos íbamos delante con Manolo, que había salido como una bala con el fin de tener su momento de "relax" entre piornos, y el pensaba que teníamos que coger el camino de desvío más hacia delante, como en otra de las rutas que hicieron, pues los demás tiramos también para delante.

  Una vez reagrupados en el mirador, y aún sabiendo que el camino a coger estaba más abajo, por pura "perritis" decidimos encontrar el camino desde allí, en lugar de bajar un poco, introduciéndonos de lleno en un mar de piornos, que nos hizo perder prácticamente una hora.

  Por fin cogemos el camino y subimos ligeramente por él, hasta llegar a la cima de un collado, teniendo a nuestra derecha una visión clara del Morezón, y a nuestra espalda, todo el Círco de Gredos y sus alrededores, mientras que frente a nosotros, al fondo, está la Mira y sus alrededores, y en medio, todo el trayecto que tenemos que recorrer hasta llegar allí.

  Desde este punto, y hasta las ruinas del refugio del rey, es una tramo muy cómodo, y la nieve en esta zona ya desaparece prácticamente, tan sólo algunos tramos de pocos metros de nieve blanda, que se salvan sin problemas, y que sobre todo estaban al principio.
    Junto a las ruinas del refugio del Rey realizamos una parada de unos 20 minutos para comer, y allí Javier, que había pasado una mala noche y que se encontraba mal, decide dar la vuelta para tomar después el camino hacia la derecha, en busca de la plataforma de Hoyos y le acompañaran Maria Eugenia y Encarni, mientras nosotros siete seguimos hacia delante, aunque tiramos por una zona señalizada de hitos que iban desde el refugio hacia abajo, en lugar de seguir por detrás de éste y seguir por la cresta de estas montañas, con el fin de tener que subir y bajar lo menos posible, así que después de llegar a bajo, siguiendo los hitos, que marcarían otra ruta, tenemos que subir otra vez hasta alcanzar de nuevo la cuerda por la que vemos pasar a algunos, al fondo, y en concreto vimos a dos que iban en dirección al refugio y a otros dos que iban en la dirección a la Mira, y a los cuales siempre tuvimos como referencia, al menos, hasta llegar a la última subida, porque ellos ya tiraron directos hacia La Mira.
  Una vez retomado el camino correcto, ahora toca subir y bajar, aunque tramos cortos, y algo de llanear, hasta la última parte en que hay una subida en escalones, algo más exigente, sobre todo después de llevar ya unas cuantas horas de caminata, que entre grandes bloques redondeados de piedra, dan acceso a la zona de los Pelaos, el último tramo de subida de esta ruta, después sería todo bajada.

  JuanMi y yo nos habíamos adelantado, y como vimos gente subir y bajar por la zona de la derecha del riachuelo, pues tiramos por ahí, en principio daba igual, porque por los dos lados había que subir.

  Como no estábamos seguros, preguntamos a otros que bajaban sobre las ruinas del refugio, y nos indicaron la dirección, porque subiendo por donde íbamos, llegaríamos a la Mira, que no era nuestro objetivo, así que ahora teníamos que girar a la izquierda, sin ganar altura puesto que ya habíamos subido, mientras justo ahora, en la parte baja, comienza el resto del grupo a subir, pero ellos por el lado correcto.

  Llegamos a la altura del refugio y nos vamos despacio hacia la zona de bajada al refugio Victory, haciendo tiempo para que nos alcance el resto del grupo.

  Una vez que damos con la 'puerta' de bajada, la canal de Torino, hacemos una fotos de la zona de los Galayos, y ¡ea! a bajar como las cabras entre canchales, ¡perdiendo la dignidad!, o sea, arrastrando el culo por las piedras y el suelo en más de una ocasión, hasta que llegamos al refugio Victory, donde la idea era parar para tomar una cerveza, pero no había guarda, hasta la semana que viene no hay, así que sólo está abierta una especie de salita, a la entrada, con unas mesas y una sillas.
  No pudimos tomarnos la cerveza, pero hicimos un descanso de un cuarto de hora, mientras veíamos a algunos escaladores trepando por el torreón; apenas parecían unas hormiguitas entre esas enormes agujas, ¡ufff, como para tener vértigos!...

Allí se estaba bien, pero había que seguir hacia delante, si queríamos llegar a tiempo para el chuletón, aunque esto parecía ya complicado, porque cuando nos pusimos en marcha eran ya las 15:45, y aún nos quedaba otra hora y media, por lo menos, de bajada, porque las rodillas y las piernas empezaban a flaquear, faltas de reflejos, después de la ruta que llevábamos y sobre todo por culpa de tener que ir entre pedregales, acompañados de una fuerte pendiente.

  Para seguir había dos opciones, o tirar por la Apretura, quizás más corto, pero el camino estaba cortado y en peor estado, o tirar por detrás del refugio, en un camino en zig-zag, aunque este camino tenía dos partes diferenciadas, una primera mucho más incómoda, y una segunda en que la senda es un auténtico zig-zag, con suelo empedrado pero en el que se puede tener la sensación de caminar, sin tener que estar saltando o esquivando canchos y pedregales. Es precisamente en este tramo de zig-zag, casi cuando estoy llegando a la garganta, cuando miro hacia arriba, para ver donde viene el resto del grupo, que se había quedado atrás porque habían hecho una parada para beber, cuando pego un traspiés entre las piedras y comienza mi calvario particular, aunque al principio sólo tenía molestias en el tobillo izquierdo.

  Al llegar a la garganta, junto con otro chaval con el que habíamos salido del refugio, paro para rellenar el bote de agua y para el reagrupamiento del resto de la tropa, antes de coger la vereda-camino, ya mucho más cómodo, después de dejar atrás la subida-trepada que lleva al refugio, allá en lo alto...

  Desde la plataforma hasta este punto, en subida, se tarda sobre hora y media, así que nosotros ahora en bajada, aunque fuéramos tranquilos porque las rodillas no estaban para muchos trotes, en una hora aproximadamente podríamos estar abajo.

  Comenzamos la bajada, y pronto voy notando que mi pie izquierdo va a peor, cada vez tengo más molestias y cada me cuesta más apoyarlo con normalidad, y a medio camino ya era una tortura, no sabía como apoyarlo, así que el resto del grupo tiró hacia delante y yo me quedé atrás armándome de paciencia... sólo puedo decir que me resultó más trabajoso, penoso y hasta podría decir que sudé más en esta hora de bajada a la plataforma que en todo el recorrido del día de hoy. Hubo un par de veces que me uní al grupo, porque ellos pararon en dos fuentes para tomar un pequeño descanso y beber, pero al poco se distanciaban de nuevo, no estaba yo como para ir forzando... ya llegaría...

A diferencia del viernes por la tarde cuando llegamos a la plataforma, ahora sí estaba abierto el bar que hay allí, así que lo primero fue tomar una cerveza y después coger los coches para raudos y veloces bajar hasta el camping de Guisando, donde nos por suerte, aún nos esperaba un buen chuletón de Ávila, aunque ya eran las 17:30 pasadas, y cuando el camarero nos dejó caer que que el chuletón veía pesando más o menos sobre un kilo y 200 gramos, a mí casi se me atraganta de imaginármelo... pero al final, después de echar horas extras, puede con él, lo apuré, y eso a pesar que no pude acompañarlo con un vinito, por aquello de que había que conducir.

  Lo siguiente fue lo más tedioso del viaje, coger los coches para ir de nuevo a Bohoyo, donde estaban el resto de los coches, previa parada en Hoyos del Espino, para recoger a Javier, Encarni y Mari Eugenia, con Javier un poco más recuperado.

  En Bohoyo nos despedimos hasta la próxima, y Manolo me acompañó hasta Cáceres, en donde él montó en el otro coche que iba para Llerena, con Javier, Fernando y Manuel y yo ya tiré carretera adelante, en solitario, hasta casa, donde llegué a la una y media de la noche, y entre dejar preparadas las cosas, la duchita de rigor y cosas varias, al final me fui a la cama a las dos y media, y a las siete y media tocaría el despertador para ir a trabajar, puesto que yo, a diferencia del resto de la tropa, no tenía festivo el lunes.... pero bueno, se puede dar todo por bueno después de este pedazo fin de semana...

0 comentarios:

Publicar un comentario