Las andanzas de un lobo estepario extremeño.

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"Viajar en bici es hacer más grande el Mundo. Es aprender lo esencial de la vida. Es vivir el presente sobre todas las cosas. El placer del cicloturismo está mucho más en el camino que en el destino, son los medios los que justifican el fin. Durante días, semanas o meses, no necesitas más que lo que llevas a cuestas
" (del artículo: "Con la casa a cuestas", revista: Bike Rutas, Nº 4, 1999)

25 abr 2011

Travesía LEPYNEY-TOUBKAL (II) - DIA 19: TIZI OUSSENT - REFUGIO LEPYNEY

DATOS: TIZI OUSSENT: 1.850 MTS. - REFUGIO LEPINEY: 3.000 MTS.

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  A las siete comenzamos a levantarnos. Estábamos todos juntos, así que cuando empieza a removerse uno, el resto va en cadena, y además, deberíamos quedar esta especie de salón donde estábamos, despejado, porque allí tomaríamos también el desayuno que nos estaban preparando.

  Salimos a la terraza, antes de desayunar, para disfrutar de nuevo de las vistas y de este día radiante que ha salido, al menos de momento; no hay nubes y a esta hora la temperatura es fresca, y se está muy, pero que muy a gusto....

  Un buen desayuno, y de nuevo a preparar el bolso o mochila que llevarán las mulas, y la mochila pequeña que llevaremos nosotros, sólo con lo poquito que vayamos a necesitar para la ruta.

  Salimos a la calle, y en la misma puerta están ya las mulas preparadas, tan sólo hace falta que los muleros las carguen con nuestras mochilas. Aquí, quien tiene una mula tiene un tesoro, y en estas fechas y en adelante (cuando la nieve comienza a desaparecer), empiezan a hacer su “agosto” particular...

  Esperamos unos minutos, mientras saludamos a otro grupo de cuatro españoles que comenzaban la ruta de hoy, aunque no se cual era su objetivo, y la verdad es que en la tarde de ayer, mientras dábamos un paseo por este poblado, vimos que nosotros no éramos los únicos que estaban por allí, había varios grupos.


  A las 9:10 de la mañana por fin nos ponemos en marcha, deshaciendo la última parte del recorrido de ayer, teniendo las vistas de las casas bajas de adobe, en la falda de un pequeño cerro, y con el fondo nevado de las montañas de Tazarhart. El camino sale justo por encima de las últimas casas de este poblado, y continuamos por una senda que asciende ligeramente.

  Subimos poco a poco, y cada vez que giramos la cabeza para ver el recorrido que llevamos, mientras tomamos un respiro, disfrutamos de las vistas, del valle encajonado en las montañas, con las fértiles y verdes huertas en las proximidades del río, y los pueblecitos que quedan al fondo, anclados en las laderas de las montañas.


  Seguimos subiendo y llegamos a un punto donde hay una especie de chiringuito entre plásticos, donde venden agua, refrescos y también sirven, ¡cómo no!, el típico té, parece que siempre tienen una tetera dispuesta. Curiosamente hay mucha gente concentrada allí, son gente que bajan, que se quedarían la noche anterior en el refugio 'gite de Tamasoult', que es nuestro siguiente objetivo, y al que ya prácticamente tenemos a tiro, pero algo más al fondo, ya se aprecia una de las cascadas por las que tendremos que pasar, aunque éstas quedan todavía lejos.

  En este punto, donde hacemos una parada, quizás sea la zona en donde se concentran más sabinas, por entre las que hemos estado ascendiendo, mientras poco a poco nos hemos ido acercando más al río, que queda en todo este tramo a nuestra derecha, y cuyas aguas, procedentes de las cascadas de Irhoulidene, bajan raudas y frías por este valle de Assamt.

  Seguimos adelante, subiendo poco a poco pero sin mucho desnivel, de momento es bastante llevadero...

  Llegamos al refugio 'gite de Tamasoult', allí estaba planificada una parada para descansar un rato, unos 20 minutos, mientras tomamos un té, antes de afrontar la segunda parte de la ruta, más dura, pero que promete ser muy interesante. Hasta aquí creo que emplearíamos sobre hora y media.

  Dejamos atrás este refugio-gite, pasamos en medio de unas cabañas con un corral para las cabras y al poco un riachuelo cuyas aguas desembocan en el río que va valle abajo, y poco a poco, nos vamos introduciendo en una garganta que se va estrechando entre dos paredes rocosas, siendo en la parte derecha, donde se encuentras algunas cascadas rebosantes de agua, y donde en las pozas de la parte baja, donde cae el agua, se llega a reproducir una especie de arcoiris. Las vistas de estas cascadas son a tope, y perdemos algo de tiempo en ellas, mientras nos regodeamos con sus vistas, y con las de la garganta y despeñaderos donde estamos, y donde por supuesto, nos hacemos las fotos correspondientes...



  La segunda cascada en mucho más alta, y más espectacular, y es a partir de este punto, donde el sendero se hace más pronunciado, mucho mayor desnivel, subiendo o trepando entre pedregales que quedan en la pared opuesta a la de las cascadas, hasta que finalmente se sale de esta garganta por la parte alta.



  La ascensión da un respiro ahora, siguiendo por un sendero menos pronunciado y dejando atrás la garganta y los canchales, pero no mucho después, nos encontramos con el mulero, el cocinero, y con las mulas que llevan nuestro equipaje, la comida, el agua, etc. La razón de esta parada es porque las mulas no siguen hacia delante, hay tramos de nieve y se niegan a seguir a partir de este punto, y como consecuencia de ello, hay un cambio en la logística, o lo que es lo mismo, ahora tendremos que cargar nosotros con parte del peso.

  Las mulas intentarán llegar al refugio de 'les Mouflons' por otro lado, así que nosotros tendremos que cargar con todo lo necesario para el día de hoy y para el día de mañana, donde si todo va bien, llegaríamos al refugio de 'les Mouflons'. Lo que no fuéramos a utilizar se lo llevarían las mulas. Además, cada uno llevaría también una botella de litro y medio de agua y parte de la comida, para ahorrar viajes y tiempo a los guías...

  Desde esta parada, apenas quedan unos 20 minutos para llegar al refugio Tazarhart o Lepiney (en honor a un alpinista francés), con un tramo corto más exigente en lo que a desnivel se refiere, que es salvado por un sendero con fuertes zig-zag. A partir de este tramo, el sendero es más llevadero, aunque empiezan a alternarse tramos de nieve y tramos de tierra, hasta que finalmente, después de un último tramo de nieve, llegamos al refugio alrededor de las 13:30 horas, unas cuatro horas y media en total, después de que iniciáramos esta etapa.

  El refugio está situado en un marco con unas vistas envidiables: hacia bajo, las vistas de todo el valle de Assamt que hemos ido remontando, y hacia arriba, el macizo de Tazarhart, cubierto de nieve, y con alguna cascada cuyas aguas se abren paso entre la nieve y el hielo.



    Hace sol, el día esta radiante, al menos hasta ahora, pero la temperatura aquí a 2.500 metros es fresca, y el sudor se enfría rápidamente.

El refugio es pequeñito, coqueto, con una primera planta donde está la cocina y las mesas, precedido por una especie de hall para dejar botas, bastones, y resto de material; después, subiendo por una escalera vertical, hay un tramo como para que puedan dormir unas 6 personas y por último, la última planta, lo que podría ser la buardilla, con suelo de madera, donde puede haber espacio para unas 14 o 15 personas.

  Dejamos las cosas en el refugio, y salimos fuera mientras nos preparan un té. Hacemos unas fotos de grupo con las montañas al fondo, y hablamos sobre la ruta de hoy y lo que nos espera mañana. El lugar es idílico, tal y como dicen las referencias o notas que nos habían pasado sobre este viaje: “El refugio se encuentra en un marco privilegiado, construido en la misma época que el Refugio Neltner, éste refugio sigue igual de “romántico”, una construcción de mediados de siglo pasado que no ha conocido la fama de su hermano ''gemelo'. Los servicios son muy básicos pero merece la pena alojarse aquí, dada la grandeza y soledad del paraje y a la vez sentirnos partícipes de la historia del montañismo en el Atlas”.

  Entramos dentro para tomar un té caliente, que la verdad me apetecía bastante y entraba de escándalo, e incluso repetí un par de veces más.... ¡ummm!, creo que me estoy haciendo adicto....

  Dejamos los sacos y las mochilas en la parte de arriba, para reservar hueco para esta noche, y salimos otro rato a los alrededores del refugio, mientras nos preparaban la comida, tiempo en el que vamos viendo llegar a otros grupos (de 2 ó 3 personas) que también harán noche en este refugio.

  Comida ligerita, pero que sabía a gloria, seguida cómo no, de otro té, para a continuación, bajar a una especie de hondonada tras el refugio, cerca de la cascada, a tumbarnos en una lancha, al sol, como los lagartos, todo el equipo, excepto Juana que se quedó arriba. Fueron apenas un par de horas de relax, en un enclave único, disfrutando a tope de todo esto y por supuesto de la compañía del grupo, de un grupo que me daba la impresión que con cada hora que pasaba se sentía más unido, con un muy buen rollo...


  A las 17:30 o las 18 horas, subimos de nuevo al refugio. Es la hora del té... ¿he dicho té?, pues sí, otra vez té, y es que esto parece el deporte nacinal, parece que estos marroquíes siempre tienen una tetera dispuesta, y a mi me gusta, me estoy acostumbrado a este deporte...

  El resto de la tarde, unos la dedicaron a jugar a las cartas, y otros como yo, a dar una vuelta por los alrededores, por donde iba el camino al día siguiente, aunque no puede alejarme mucho, porque cuando gire la cabeza en un momento dado, vi como de buenas a primeras, el valle que habíamos remontado, estaba completamente cubierto de niebla, que subía rápida y veloz, amenazante, mientras en las cimas de las montañas se libraba una batalla, unas veces la niebla lograba cubrirlas por completo y desparecían en un visto y no visto, y otras veces aparecían sobresaliendo entre las nubes y las niebla tocadas por algún rayo de sol.

  Ante esto, y viendo lo rápido que está subiendo la niebla y lo fea que se estaba poniendo la tarde, bajo cuanto antes, y cuando tengo el refugio claramente a la vista, a unos docientos o trescientos metros, cuando creo que ya no hay posibilidad de perderme aunque se eche la niebla en esta zona, me siento en una piedra a contemplar este espectáculo, ver como sube, como trepa la niebla por el valle hasta llegar al refugio, en el que por algunos instantes llega casi a cubrirlo.


  Veo salir a algunos del refugio, para contemplar el espectáculo, supongo que no daban crédito. No hacía mucho el sol radiante brillaba en lo alto, sin apenas atisbos de nubes, y ahora, la niebla invade prácticamente todo el valle y las nubes cubren las cimas de la montaña, y la tarde se convierte en una tarde gris, de invierno, donde la niebla trae consigo, además, un viento gélido.

  Me estaba quedando frío, así que a pesar de estar muy a gusto allí, en aquella soledad, contemplando aquel espectáculo que nos brindaba las montañas, decido bajar al refugio y abrigarme algo más.

  Sobre las 20:30, empezamos con la cena, en una tarde-noche de perros, con el fuerte viento soplando y silbeando por los resquicios de puertas y ventanas.

  La cena comienza como la de la noche anterior, con esa especie de sopa espesa de legumbres con especias que a mi me gusta bastante y que al igual que anoche, acabé repitiendo, le sigue el segundo plato y de postre macedonia de frutas, y por supuesto, té para terminar la cena y comenzar una breve tertulia, porque no serían más de las 10 de la noche cuando prácticamente todo el mundo, comienza a subir escaleras arriba y tomar posesión de su 'parcelita' para dormir.

  En la parte alta, estábamos los 8 de nuestro grupo, 3 holandeses, y una pareja madrileña creo. En el tablero de la entreplanta, estaban dos ingleses: padre e hija, y los guías y cocineros marroquíes, aunque quizás alguno durmiera también en el suelo.

  A las 10:30 creo que estábamos ya todos metidos en los sacos... algunos aprovechan para leer un poco con el frontal puesto, y es lo que hubiera hecho yo, pero decidí que el libro que traía en la mochila, se lo llevaran las mulas, y ahora estaba allí, con lo ojos abiertos de par en par, y a pesar del cansancio del día, no tenía nada de sueño, supongo que por que aún era muy temprano para mí, o porque tanto tomar té está haciendo efecto. Anoche dormí muy bien, pero esta noche ya veremos...

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